FUERA DE ESTE
Postales de un lugar diferente
Tercera parte
Llegamos a la tercera y última entrega de estas postales sobre Mundo
Bar. Los jóvenes de la ciudad han manifestado, a lo largo de estos tres
domingos, su descontento con el cierre de este lugar de esparcimiento y
recreación. En distintas claves, con quejas, sugerencias, remembranzas, han
intentado defender este espacio que desde hace ya varios años se convirtió en
parada oficial para todos los músicos que vienen y van a Córdoba, Rosario o
Buenos Aires; pero por sobre todo, para el desarrollo del importante potencial
musical que se encuentra en Villa María.
Para cerrar estas páginas cinco textos, cinco posturas sobre el tema en
cuestión; inclusive, reproducimos una opinión de un bellvillense que manifiesta
atravesar una situación similar en su ciudad. El tema no se ha agotado, estas
visiones parciales de esta compleja situación, solo han intentado mostrar las
diversas realidades y sentimientos por parte de quienes asisten a este tipo de lugares.
Quizás estas páginas no hagan que las puertas de este bar se abran; pero al
menos, nos permitirán reflexionar y sacar algunas conclusiones que nos permitan
mejorar como dueños, gobernantes, asistentes, músicos… siempre teniendo como
horizonte el desarrollo cultural de la ciudad que elegimos para vivir.
Por Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
fotos tomadas del Facebook Mundo Bar
NO AL
CIERRE DE MUNDO
Por Rodrigo Piedra
Publicado en Indie Hoy
Resulta que en una ciudad un poco alejada de
los polos culturales del país sucede algo que la mantiene viva hace un par de
años. Una movida que pocos hubiesen creído posible cuando la ciudad de Villa
María, en la provincia de Córdoba, no era lo que es hoy, con todos sus
habitantes, universidades e industrias. Ciudad que con sus casi 100.000
habitantes pareciera totalmente chata con su público regular de “boliches
grandes”. Pero ahí en pleno centro, en plena avenida Irigoyen, se emerge Mundo
Bar, o simplemente “el bar” como lo llamamos los habitués.
Ningún otro lugar le ha dado a esta ciudad
el espacio que ni siquiera ningún gobierno municipal ha sido capaz de darle a
la cultura (ojo que tampoco desacredito a lugares más nuevos que también le dan
lucha). Bandas en vivo viernes y sábados (a veces también los jueves, a veces
también los domingos), muestras de fotos, dj sets, artistas plásticos
exponiendo, festivales ecológicos, casa de la primer fiesta de Indie Hoy, por
decir algunas cosas que se me vienen ahora a la cabeza. Lo importante era que
todos estos eventos no se encasillaban en ningún género: el rock siempre fue el
protagonista principal pero hubo cabida para bandas pop, electro, reggae, ska,
heavy, folk. Cantautores solistas, bandas emergentes, bandas locales, bandas
consagradas. Un lugar que ibas solo y podías terminar hablando de música, de
cine o de libros con cualquiera mientras compartías una cerveza. Y si ameritaba
la ocasión, en el patio.
“El bar” pasó por decenas de clausuras por
parte de una municipalidad “encaprichada” con el lugar. Una vez más, una
Municipalidad del mundo es culpable de poner en vilo a una juventud que cada
vez tiene menos lugares para salir y que encima no tiene nada que ver con su
mundo. No somos culpables de no escuchar lo que pasan en los “boliches
grandes”. El rock y la cultura no suceden en esos lugares grandes.
Desde la Municipalidad de Villa María, que
curiosamente está justo en diagonal al Bar, ayer lunes 3 de septiembre
aconsejaron “cerrar el bar” por la nueva ordenanza para bares vigentes. Atentos
que viene la parte ridícula: exige que la gente no baile, que la música sea
“ambiental”, que los shows sean de sentado, que no haya luces de colores ni
tenues, que no se cobre entrada y prohíbe tener un DJ.
Aparte de darme vergüenza ajena esa
ordenanza, me da miedo. ¿Qué? ¿Qué pretenden?
No voy a entrar en cuestiones históricas, ni
mucho menos de carácter político, pero de cerrar Mundo va a haber un montón de jóvenes
que se van a quedar sin su espacio, el espacio cultural que la Municipalidad
jamás pudo darles y que se esmera en quitar. Si cierra me quedo tranquilo de
haber sido partícipe de algo que no podría explicar en palabras, pero mágico si
se quiere. Y sobre todo por la gente, porque sé que con las pilas que tienen
estos chicos estos lugares se van a multiplicar, acá y en todas partes. Pero
voy a extrañarlo.
MUNDO DONDE ES
Por
Pablo Costantino Felipe
El
arte, que capta los latidos del hombre en todas sus manifestaciones, ah
prestado especial atención a la compenetración del hombre con sus espacios
vitales íntimos sociales."
¡¡MUNDO
DONDE ES, NO EN OTRO LUGAR!!
OTROS MUNDOS
Por Nicolás Rizzo y Emilia Casiva
Buscar y saber
reconocer quién y qué,
en medio del
infierno, no es infierno,
y hacer que dure,
y darle espacio.
Ítalo
Calvino
Nos sentamos a escribir estas líneas porque
para nosotros, como para tantos, Villa María sin Mundo Bar ya casi no nos parece
Villa María. Nos habíamos acostumbrado, y dábamos por sentado, su existencia. No
imaginábamos que habría que “defenderla”, “explicarla” o “sostenerla”. Quizás
sea que uno se acostumbra rápido a las buenas cosas y por eso, porque las juzga
como justas y felices, como “buenas” cosas, sospecha que los demás también lo
harán.
Y en este caso no nos referimos a los
muchísimos que se manifestaron, sintiéndose indignados, tristes, insultados
ante la inminente desaparición de un espacio al que consideraban propio en
muchos sentidos, sino a aquellos cuya función y responsabilidad los compele a
escuchar lo que todo un grupo de ciudadanos está demandando de ellos. Por eso
nos sorprendió, por ejemplo, el silencio absoluto, la falta de pronunciación al
respecto por parte del área de Cultura de la Municipalidad. Algún funcionario
nos comentaba no estar al tanto del eje del conflicto, pero reconocer, sí, a
Mundo como un espacio de expresión cultural y artística. ¿No debería entonces,
Cultura Villa María interiorizarse en el asunto y tomar parte en una situación
que les atañe (directamente) en tanto espacio de gestión vinculado a las
actividades culturales de la ciudad? Más áspera se pone la cosa, si tenemos en
cuenta que el proyecto con el cual se identifica dicha área (a un nivel más
macro) esgrime justamente como bandera la participación juvenil activa en la
construcción política de ciudadanía.
Porque no es un dato más que quienes
expresaron su frustración y bronca ante el cierre de Mundo, y quienes se vienen
organizando para ponerle el pecho a la situación, hayan sido, en su gran
mayoría, jóvenes. Son ellos los que han entendido que no se trata en este caso
de defender un local o un negocio, sino un espacio que fue soporte y motor de
un modo de gestión y producción colaborativo y solidario: las lógicas de
funcionamiento de Mundo estuvieron siempre sostenidas sobre esas bases. Eso
pueden preguntárselo a cualquier artista (más o menos consagrado o emergente;
local o visitante; punk o folk) de los miles que han transitado el espacio. Y
de eso da cuenta también, el hecho de que las manifestaciones expresando el
descontento por la situación no hayan venido -ni exclusiva ni mayoritariamente-
de parte de los encargados directos o dueños del bar. Éstas abarcan un abanico
mucho más amplio, irreductible a un “yo” o a alguna decisión individual, una
respuesta que nos habla de dinámicas colectivas de acción e identificación.
Porque lo que se fue armando en Mundo a lo
largo de estos años fue una apuesta a la construcción de lazos sociales, un
hábitat afectivo, un entramado social-artístico y vital donde muchos de sus
habitués fueron creciendo y tejiendo su identidad como sujetos. Una red de
afectos, deseos, y voluntades articuladas en torno al arte y tramadas,
inevitablemente, en conjunto. (Con las complejidades, disputas, idas y vueltas
que ello implica). ¿Existe una acción más evidentemente política que ésta? ¿Cuál
sería el rol de una gestión cultural seria (ahora sí, por parte del estado) sino
estimular, proteger y propiciar esta clase de acciones? Es -cuando menos-
triste, persistir en el desconocimiento o el desinterés respecto de una de las
iniciativas culturales más valiosa, interesante –incluso a nivel nacional- y,
lo que no es menor, ferozmente sostenida en el tiempo, que se haya sucedido en esta
ciudad. A fin de cuentas, termina prevaleciendo la repetición de las mismas
fórmulas (covers u homenajes a algún que otro artista foráneo y famoso) por
sobre el incentivo a la producción artística local. Ya perdimos El Estilóbato y cuántos emprendimientos más por los
mismos motivos mezquinos y cortos de miras.
Creemos que no es momento de entristecerse o
manifestar buenos augurios para “lo que vendrá”, sino empezar por rever un
marco legal que estimule y proteja la producción cultural independiente de la
ciudad, redefiniendo, por ejemplo y sin entrar en detalles, la noción de “bien
público” establecida por la ordenanza de la cual ha derivado la clausura
definitiva de Mundo. A menos que se trate de cuestiones burocráticas (referidas
a las facultades de otorgamiento/ remisión de habilitaciones) lo que está
impidiendo que las distintas áreas de la municipalidad resuelvan en conjunto el
tema. Lo cual nos dejaría con la amarga noticia de que, otra vez, la burocracia
prima sobre la decisión política. Para ser sintéticos: en Villa María se
encuentra perfectamente habilitando el funcionamiento (ejem) de un CASINO a
media cuadra del edificio municipal, pero no así un espacio (ya sea que éste intente
encuadrarse en el rubro bar, pub, club o asociación) que implique “la
reproducción de música con fines de baile para divertimento” (Ordenanza Nº 6.539). Para eso, hay que irse
lejos. O quedarse sentado, quieto y sin cobrar un mango.
Mientras grupos de artistas y productores ya
se están reuniendo y discutiendo una legislación improductiva que, a fin de cuentas,
obstaculiza y persigue el desarrollo de las prácticas artísticas independientes,
desplazadas de la soberanía del mercado o de los eventos auspiciados por el
estado, continuamos esperando una respuesta pública-por parte de los
representantes políticos- que sepa situarse a la altura de las circunstancias.
Una respuesta que respete y reconozca, finalmente, otras ideas de comunidad. Otros
mundos.
CREO
YO
Por Iván Morant
Muchos dicen que el rock murió acá en Villa
María, digo Rock abarcando todos los estilos que se desprenden de ese nombre
(rotulo)... Muchos dicen que acá en la ciudad retrocedió varios casilleros en
el tiempo... pero si te fijás hoy hay varios lugares para ir a ver bandas y
escuchar la música que nos gusta y es acá donde saltan los prejuicios... "de
quién lo organiza", "quién trajo la banda", "el lugar donde
se hace", "es muy lejos", "es grasa", "el que
pasa música es puto", "es muy concheto", "es un antro de
mierda", "es muy gueto", "es muy pop", "no van
minitas", "muchos nenucos", "mucha gorrita", "no
pasan los Redondos", "pasan Los Redondos" "es too cool for
me"… es esto es aquello y todo así para generalizar, nos vamos poniendo Ga
gá Y SI CREO YO esto nos caga a todos...
BELL
VILLE, 26-08-12
Por Lucas Heredia
La intención
de estas líneas es demostrar mi entera disconformidad con una nueva
reglamentación que implementa el “gobierno de la ciudad”, para con los
espectáculos artísticos y culturales de Bell Ville.
Como músico, como
ciudadano que simplemente quiere volver a su ciudad y concurrir a algún tipo de
evento así sea como música en vivo, teatro, literatura etc. Es de público conocimiento, que hoy nuevamente nos están
cerrando espacios de expresión cultural y artística. La falta de habilitación de espacios para dichos
eventos, la falta de colaboración y apoyo de parte de la Municipalidad. Pienso
que (con todo respeto) no tienen en cuenta el trabajo y el compromiso que se
toman los artistas para preparar sus shows, los ensayos, gastos en equipos, y
muchas otras cosas más… como dije en varias ocasiones dialogando con amigos, Bell
Ville tiene lugares donde se pueden organizar eventos, la Casa de la Cultura,
el parque Fransisco Tau (donde se encuentra el deshabitado escenario Artemio Arán,
el bar Manukam, el balneario, Ritual Bar, entre otros lugares) ¿qué hacemos con
esos espacios? Claro, me olvidaba del Acuarama... ¡¡festival para la familia!!!
¡¡Del Musicentro!! De la tal Coqui R., ¡que la rompió con su recital de súper
lujo al costado del río! ¿Por qué apostamos a esas cosas y no a los artistas
locales? ¡¿Por qué para traer una banda “conocida” al centro hay presupuesto y
para eventos con artistas locales ni si quiera hay un lugar!? No entiendo ché…
CITO LO SIGUIENTE:
Fuente: dirección de cultura Bell Ville
“Generación
de acciones concretas tendentes a permitir el acceso, disfrute y participación
en la vida cultural de la ciudad y salvaguardar la libertad creativa y
expresiva de las personas”…
Perdón pero clausurando y censurando a los artistas y espacios locales
no creo que lleguemos a nada de libertad creativa ni expresiva mucho menos… tal
vez nos conformemos con poner al “palo” al equipo de viola en nuestro garaje y
cuando venga la Coqui R. bueno… iremos a verla…
Saludos cordiales.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 14 de octubre de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.
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