Dos poemas escritos mientras esperaba el colectivo
De madrugada
con cuchillo de luz
alguien abre la tierra,
acuesta los sikuris
sobre un tejido de lana,
los abriga de colores
los envuelve con su sed.
Pasado el tiempo
la mano de un niño
trazará una pirca
que tapizarán los líquenes
y florecerán entre los musgos
las melodías de los pájaros.
¿Qué escribir cuando
todo ya se ha dicho?
Cuando lo que queda en mi piel
sólo es el rocío de diluvios anteriores
el tono de un gastado sol
el eco de un canto trasladado por el mar.
Cuando la poesía es recuerdo onírico
como el de Paganini
yo busco el rastro de una melodía,
ensayo combinaciones mágicas,
palabras y notas
que enciendan en la noche
el pentagrama del silencio.