La presencia del agua en sus múltiples formas colma este libro de Darío Falconi titulado simple y precisamente Agua. No se trata, sin embargo, de una serie sino de 42 poemas individuales en los que el agua, como elemento vital y como figura simbólica y metafórica, presiona sobre las palabras y termina trazando a través de ellas una especie de río temático, desde la ansiedad de “Sed” hasta la apocalíptica sentencia de “Fin”.
Entre uno y otro polo, la poesía de Falconi adopta diversas maneras de expandir tanto su voz propia como su voz impropia. Hay textos breves, epigramáticos, en los que no falta la dosis justa de ironía, como en “Literalmente”: “No es cualquier dicho./ Esa mosca/ sabe muy bien lo que es/ ahogarse en un vaso de agua”. Y también hay textos más largos, en algunos de los cuales llega a desarrollarse todo un relato, como en “Lluvia de verano”, “Cañaveral”, “Distancias”, “Sueños urbanos” o “Estuve vivo”, entre otros.
Con una dicción precisa y clara, que resulta más convincente cuando evita el sentimentalismo y no trata de poetizar a la fuerza, Falconi avanza por esa borrosa franja que en un mundo donde existiera justicia poética separaría el decir demasiado del decir demasiado poco. De uno y otro lado, como afirma Oscar Conde en el prólogo, los versos “funcionan como un eco sonoro de lo que nos pasa a todos, y a la manera de fieles espejos nos devuelven dolores, instantes, frustraciones y sentimientos”.
Son espejos nítidos, lo cual no los exime de cumplir la ley de todo reflejo: invertir la imagen y generar así la duplicidad necesaria, la tensión entre la realidad y su doble escrito: “No hay forma de mimetizarse.// Hagas lo que hagas,/ tu alma negra/ revoloteará inequívoca,/ como mosca atrapada/ en taza de leche”.
Sin dudas, el poema más fuerte (más ambicioso, para decirlo de otro modo) se titula “Caronte”, y como lo sugiere la legendaria figura del remero, aquí el poeta (el poeta creado por el poema, se entiende) atraviesa el río que separa la vida de la muerte y dice: “…no te aflijas ni me llores,/ celebra el convite,/ arregla nuestra casa,/ trasplanta orquídeas salvajes,/ enciende faros de colores en la oscuridad,/ pues Caronte me traerá de vuelta”.
Agua Darío Falconi
Editorial El Mensú
Villa María
Contiene un CD con lecturas del autor
Publicado en Ciudad Equis, 03 de julio de 2014