LECTURAS DE VERANO
2012
Tercera entrega
Tercer
domingo de lecturas literarias. Regresamos a la poesía de la mano de tres
escritores y tres poemarios. En primera instancia Fabiana León y su último libro “Comensales”, seguidamente desde La Pampa
Miguel de la Cruz con su “Es lo que
no sé” y como postre Susana Zazzetti
con “No me nombres”.
Tres
experimentados poetas nos dejan sus versos en este domingo para el deleite de
nuestros lectores.
Recuerden
que aún hay tiempo de enviar sus escritos a eldiariocultura@gmail.com
Que
los disfruten.
Darío Falconi
POESÍA SERVIDA
Fabiana León
Fabiana León es licenciada en
comunicación social y se dedica a la docencia de nivel medio y superior. Nació
en la ciudad de Oncativo, pero desde 1989 reside en Villa María.
Publicó poemas en la serie “Los Nuevos de la SADE Villa María”.
También en la revista Compartiendo, El
Diario del Sur de Córdoba y en el Corredor Mediterráneo, suplemento cultural
del diario Puntal Villa María. En 2002 integró “Antología Plural”, editada por SADE y 2003, “Territorio de la Memoria”, antología narrativa. Al año siguiente
presentó su primer poemario, “Bocado Infinito”,
edición de autor y en 2009, “Para
nombrar eso” (integrado por los poemarios Poder, Nena y Tarosías, edición
artesanal). También editó un par de plaquetas en homenaje a Edith Vera: “Humanos” y “De sus versos brotan alas y alas”. Actualmente participa del taller
Paco Urondo, coordinado por la poeta Susana Giraudo, con el cual publicaron la
antología poética “ArreMolina” en
2010. “Comensales” es su cuarto
poemario; el tercero “Diamantes posibles”,
aún no ha sido editado.
La poetisa nos invita a la mesa,
quiere que seamos sus comensales. Ella ha preparado el menú para nosotros y
quiere que lo degustemos. A veces la mesa estará vacía “espumadamente / sola /
ligeramente y sola”, en ocasiones se sentarán a ella gente mísera de la que
heredamos “las ganas de roer / de tanto / saltar cabezas / pisar acuerdos /
licuar verdades”; también la mesa será lugar para las diferencias, para los
lamentos y las imposibilidades; “podría recitar / un poema / saltar la tapia /
del insomnio / dibujar un barco / y escapar / pero sólo tengo / este grano de
arroz / donde escribí tu nombre.”
Fabiana León esgrime su
lenguaje de escasa ornamentación y poderosa contundencia, en el que nos ofrece
en 24 piezas poéticas, escenas de una vida cotidiana que muchas veces sangra,
llora, ríe, encoleriza, ironiza y en el que hay lugar también para otras
sentimientos como el erotismo; reza el poema 15 “Abrís la boca y / como un
grano / de pimienta / brota el fuego // así vas hacia / el bocado / urgente //
no se resiste / entra en contacto / con tu lengua / se hamaca en ella // y me
dejo comer.”
Bon appétit, invités…
DESIERTO, PAMPA, POESÍA
Miguel de la Cruz
Miguel de la Cruz nació en
Santa Rosa, La Pampa. Vivió en el campo y en Anguil; aunque después regresó a
su ciudad natal y permaneció allí hasta la actualidad. En alguna oportunidad ha
manifestado, “he vivido percibiendo más aire que tierra, ya que el cielo, el
viento y el polvo están bastante por encima del suelo en la pampa seca; la
línea de horizonte es muy baja. Publiqué un par de libros, pero por ser de
tiradas reducidas y de poco alcance a nivel de lectores, se puede decir que soy
un escritor inédito.” Esos libros son “Vuelo
plural”, edición colectiva (1980), “Desde
la trampa” (1981), “Poemas
regionales” (1987), “Guía de
ausencia” (1994), “El sendero sin
bordes” (2003) y recientemente el poemario publicado por Ciprés Ediciones
titulado “Es lo que no sé”; texto
que nos hiciera llegar el autor, desde el cual extrajimos los poemas para esta
edición. Además de libros, publicó notas en suplemento cultural “Caldenia” del
diario “La Arena” y en la revista literaria “Museo Salvaje”, de La Pampa.
Sobre “Es lo que no sé”, nos
dice el poeta Marcelo Dughetti en el prólogo, “si como decía Sartre ‘el autor inspirado es en
lo más profundo otro distinto de si’ no sorprenderá que les diga que en este
libro no podrán tocar a un hombre. Miguel de la Cruz no les revelará su
naturaleza porque convive con lo sagrado sin levantar perdices.” Por su parte,
el escritor Nicolás Jozami, advierte, “se requiere cierta entrega para ingresar
a la poesía de Miguel de la Cruz. Pero a cambio de mucho. Sus poemas se leen
como quitando el celofán que recubre y limita nuestras percepciones. Existe una
tendencia unitiva, armónica, una concepción que rige el cuadro, la plástica que
describe el autor. Hay un lenguaje de los objetos, y del propio poeta, donde
late una musicalidad como imperativo de un símbolo y de una reconciliación. Una
necesidad y una crítica. ‘Ser isla es emergencia de un océano’, detalla de La
Cruz, como si exclamara que una fuga en un rincón de nuestra humanidad siempre
es puerta hacia el reclamo de una ubicuidad sagrada en nuestra comunicación con
el mundo.”
El sexto libro de Miguel de la Cruz se define
por la incertidumbre, “Es lo que no sé” no da certezas de lo que le pasa al
hombre, si plantea preguntas, inquietudes, formas lingüísticas que nos dejan en
suspenso, como la niebla que flota sobre la superficie y se mantiene al igual
que los versos del poeta pampeano. Versos, de largo aliento, que brotan sin pausa
hasta mojar cada página de este poemario. El mismo autor dice sobre el título,
“una expresión para lo que no hay respuestas, lo mismo que interrogar un
desierto.” Un desierto que tiene más de lo que aparenta, sólo hay que saber
clavar nuestras manos en esas arenas y tratar de retener entre nuestros dedos la
multiplicidad de sentidos que pueden encontrarse. Del mismo modo, De la Cruz,
dice en el poema “Ser isla”, “con cada ola viene un naufrago. / Con cada
naufrago, una historia / que se repite demasiado / para que sea verdadera.” Esta
es la historia que nos cuenta Miguel de la Cruz, y hoy la comparte con
nosotros.
POESÍA Y REALIDAD
Susana Zazzetti
Es Profesora en Lengua y
Literatura. Dirigió el grupo de Teatro Leído “Candilejas”. Coordinó “Antología plural. 33 poetas”.
Vicepresidente de SADE a cargo de la presidencia en los años 2000-2002.
Conferencista. Intervino en trece antologías poéticas y publicó en diarios
locales, nacionales y uruguayos. Coordina su propio Taller Literario. Ha
merecido diversos premios y menciones. Publicó: “Un vuelo de gaviota” (2006), “Cuando
todo el silencio era mío” (2008), “El
hilo que sostiene” (2010) y “No me
nombres” (2011). En octubre de 2010, con el Grupo Paco Urondo, al que
pertenece, publicó “ArreMolina. Siete
poetas”.
Olga Cabrera Ladú dice sobre
los versos de “ArreMolina”, “la poesía es el único lugar en que
cada uno se concibe a sí mismo”, y yo adicionaría “a sí mismo… y a los demás”.
Es que en “No me nombres”, el nuevo
poemario de Susana, la mirada se amplifica, sale de ese yo poético y personal
para ser un yo empático, solidario si se quiere, en el que la mirada del otro
está presente. Es así como la poeta transmigra en cuerpos y almas de personas
que transcurren su vida con las realidades que les tocó en gracia. A veces, la
poeta es una ama de casa, en otras la sangre de un albañil corre por las venas
de unas manos resquebrajadas por la intemperie, en ocasiones se mete en el
delantal blanco de una docente o en el que usa un médico que no retiene nombres
ni rostros de sus pacientes… en fin, quienes conocemos el historial
bibliográfico de Susana, sabemos que cada libro es un peldaño que sedimenta el
próximo y podemos percibir el crecimiento de una poeta que madura a la par de
la persona.
La poesía conduce la vida de la
poeta, la libera de los miedos, de las angustias, del pasado turbulento de esos
días de sofocación y despeja el sendero que ha de transitar cotidianamente. No
es una poesía terapéutica, pero no me caben dudas que la escritura de estos
versos, son un parámetro a seguir, un pilar que nos ayuda, un hilo que nos
sostiene… Los versos de Susana son puntadas cada vez más certeras en ese
multicolor tejido de la vida.
“No me nombres” es un universo en el que se conjugan las realidades
“de otros” y las “de mí” (las de la poeta), así como el ying y el yang, como el
blanco y el negro, en esas dicotómicas fuerzas que nos equilibran, de esa
manera se compone este libro, quizás, a mi juicio personal, el más orgánico y
mejor logrado de Susana.
La mirada del mundo se construye con la voz de
la poeta, es ella quien nos canta los aciertos y las miserias del hombre
actual, en un lugar en donde la desesperanza se instala cada vez más
cómodamente; la autora nos llama a la reflexión, nos pide unos minutos para
tocarnos las fibras más intimas, para recordarnos que somos seres humanos, que
sentimos, que amamos y que odiamos. Es así que la poesía nos ayuda a seguir
siendo hombres, no permite que se obstruyan los poros de sensibilidad, nos da
ese oxígeno, esa luz, nos tiende esa mano que necesitamos.
La literatura sólo es una y se
reescribe a cada segundo con los pequeños aportes, que en cada época hicieron,
hacen y harán los poetas. No creo solamente en los autores como individuos,
creo en la literatura como un espacio cooperativo, como un gran libro conjunto,
en el que nos describirnos e intentamos entendernos en este mundo.
Si lo prefieres Susana, que no
te nombren, pero que no dejen de leerte.
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2
Fabiana León
El silencio
que espejan
las uvas
se rompe
cuando las mordés
no es sólo
el dulzor
derramándose
en la boca
es la piel
que se quiebra
y los pequeños
corazones
arrojados
lejos
de la carne.
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24
Fabiana León
Todas las veces que viví
escribí poemas con sangre de talones
saliva en la garganta
odio apresado entre las manos
seguí a contrapelo de las ganas
siempre atenta a la necesidad del conjunto
nada que cualquier mujer no entienda
no espero monumentos
rosas ni fantasmas
sólo memoria de lo que olí
perdí y busqué
en este porfiado modo de resistir
sobre las trampas.
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18
Fabiana León
Se miró sobre el filo
del cuchillo
arregló su pelo
revisó el rouge
se supo bella
y a las cinco
de la tarde
hundió el tramontina
sobre el pecho.
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Como noche y día
Miguel de la Cruz
Todas las noches dejo sola a mi cama
como si trabajara de sereno
y volviera al otro día,
a hacerle la siesta.
La encuentro tan fría o tan caliente
bajo el techo amenazador,
que me culpo por las noches
que le hago pasar.
Cama cerca del
techo,
¿dejada a esa altura por un
sueño
que tuve con
ella?
¿Qué espera?
¿Que la ponga en la tierra
como a las tablas de una tumba?
¿Que retome el sueño
que quedó entre los dos?
Preguntas por mirar un techo.
¿A qué hora se
despierta mi cama?
¿Cuando vuelvo o me
voy?
Mi cama es un suspenso
a la altura de un dios.
Día y noche coinciden en ella.
Es mi horizonte, el vapor del buey,
alba y ocaso de la vida es sueño.
Cama soñada por los que trashuman
diásporas a ras del mundo,
opia de pueblos,
camalota,
hay un momento de agua en toda cama;
mi cama toda, qué fe me das cuando me estoy
cansando,
harto de mí, pasado de otros.
Yo te ofrezco mi cuerpo
y me voy a dormir;
cama que me desprende de la carne,
cuida mi ofrenda hasta que vuelva
y despierte tendido
como si siempre hubiera estado allí.
Da cuenta de mi alma,
que me he rendido.
Sé noche para el día.
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El gran can
Miguel de la Cruz
Mucha gente fue perro.
Gato, poca.
Y menos, caballo.
Planta, casi ninguna.
La mayoría, perros.
La más doméstica.
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8 (de otros)
Susana Zazzetti
cura con yodo
y algodón
la herida que supura y sangra.
no pregunta el nombre.
después
se quita el guardapolvo
y extrae del maletín
el recetario
donde anota el remedio
para un rostro que no
miró.
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3 (de mí)
Susana Zazzetti
mañana
no estaré.
seré
puntilla
en una almohada.
mano
que acarició dos hijos.
planta
de ruda
en la ventana.
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10 (de otros)
Susana Zazzetti
puntada tras puntada
hilvana el tapado de paño verde.
en la radio un periodista
anuncia la inflación del mes.
parece que el maíz y la cebolla
siguen jugando
a laberintos
con los niños de las villas.
las manos
siguen ahí
uniendo con sus dedos lastimados
esa tela
que abrigará otro cuerpo.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 22 de enero de 2012, Villa María, Córdoba, Argentina.