SERGIO ALONSO
Historia de
la Banda de
Música
de la
ciudad de Villa María
Sergio “el pelado” Alonso es profesor de música, saxofonista
de pura cepa, que ha participado como integrante e invitado en innumerables
grupos y bandas musicales. Dirigió hace varios años la Banda Municipal de
nuestra ciudad. Culminada su tarea, su espíritu inquieto, lo motivó a
sumergirse en el pasado. Se preguntaba a sí mismo ¿cómo era ser director en
otra época? ¿Qué instrumentos se ejecutaban? ¿Cuál era el repertorio que estas
bandas hacían? Interrogantes de este tipo hicieron que escudriñara los rastros
del pasado y naciera una investigación que felizmente verá la luz en junio de
este año por la Editorial Universitaria
Villa María (Eduvim).
El trabajo en cuestión narra el desarrollo de las bandas
musicales de la ciudad, en paralelo con el crecimiento de una población que
desde mediados y fines del 1800 fue potenciado por la llegada de inmigrantes
europeos. Fueron ellos los que mixturaron sus músicas y las incorporaron a los
repertorios de las bandas que tienen un marcado origen militar. Las bandas de
música aún siguen presentes, más aún, en las poblaciones más pequeñas; pero fue
en las primeras décadas del 1900 en las que lograron desarrollarse e instalarse
definitivamente.
En la sala de profesores de la Licenciatura en
Composición Musical, café de por medio, charlamos sobre esta aproximación al
pasado de nuestra música, de nuestra gente, de nuestra ciudad.
Textos: Darío
Falconi
Colaboración:
Cecilia Sperat
Imágenes:
Archivo Histórico Municipal
eldiariocultura@gmail.com
-¿De qué manera
iniciaste con el rastreo de las bandas de música en la ciudad?
-Hace como diez años estaba encargado de la Banda Municipal y cuando comencé
noté que había toda una actividad previa y la curiosidad me motivó a buscar en
el pasado. La crisis de 2001 cerró la banda y no volvió a abrirse más; pero como
hecho musical me quedó esa curiosidad y comencé a contactarme con gente. Jesús
Chirino, que estaba en el Archivo Histórico me brindó mucho material. Por un
lado los historiadores podrían haberse puesto, pero como el tema es un tanto
específico, no sabrían cómo hacerlo. Lo asumí yo, sin ser investigador, ni
escritor… me dije, “si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?”.
En la UNVM ,
la profesora Silvia Aballay había organizado un curso que me dio algunas
herramientas, luego me contacté el profesor Raúl Rodríguez, también docente de
esa casa de estudios, quien me ayudó a organizar la investigación. Más allá de
esta formalidad, era más la curiosidad que me incentivaba.
-Yendo para atrás en los años llegué a 1879, de allí data el
primero de los documentos. Primero llegué al maestro Castro, que fue un director
que estuvo como 15 o 20 años, allá en los ’70. Después sale la banda de los
bomberos que fue en la década de los ’60. Después pasé a la banda de Deiver que
fue entre los ’40 y ’50. Desde el 1907 hasta 1935 aproximadamente fue la época
de mayor actividad, ininterrumpido; pero anteriormente, a fines de 1800 también.
El primer documento que encontré es una carta que un director pide a la Municipalidad para
armar una banda de música. Eso, a su vez, me llevó a un libro del historiador
de Villa Nueva, Pablo Granado, donde también se lo cita a este director que se
llamaba Bonet. Tenía actividad en Villa Nueva. En el libro de Granado aparece
un listado de instrumentos: un bombardino, una tuba, dos clarinetes, dos
redoblantes... De Villa Nueva trajeron los instrumentos para acá, y empiezan a
aparecer coincidencias en cartas y demás.
-¿Cuál es el origen de
estas bandas?
-El origen era militar; sucede que luego comenzó la
migración en la zona. Hasta mediados del 1800 no había población inmigrante,
sino que venía de la vieja época. Cuando se funda Villa María, la población empieza
a cambiar y comienzan a llegar muchos inmigrantes y las bandas comienzan a
cambiar su perfil. Venían con sus costumbres, hacían pasodoble, las marchas
eran marchas italianas. Comencé a ver… hacían retreta los jueves y los
domingos. En la vieja época no hay tanto registro, pero a partir de 1900, todos
los directores hacen contrato donde especifican la cantidad de días que tocan y
donde lo deben hacer. Era una obligación de la banda, la gente iba a escuchar
música, porque además, tampoco había mucho para hacer. Eran entre 12 y 14
músicos, siempre. La banda tenía mucha actividad, tocaban en una procesión, en
las retretas, en un acto político, en casi todos los acontecimientos estaban
presentes.
-En todos lados se hacía lo mismo, porque tenía que ver con
los inmigrantes. Si uno ve las bandas en Colombia o Perú tiene que ver más con
el folklore, acá no, no había una cultura muy masiva. En esta zona era llanura,
había caminos, estaban los malones por eso se dificultaba el establecimiento de
las ciudades. La particularidad es que se mezclaron los españoles y los
italianos.
Hasta el ’31 fue la actividad de la banda, que coincide con
lo que sucedía en el país, estaba el golpe de estado de Uriburu, vino un marino
acá, asumió y lo primero que hizo fue cerrar la banda. En 1932 la volvieron
abrir hasta 1935 aproximadamente.
-Hoy no existe un gran
desarrollo de las bandas…
-En la zona sí, las bandas son características de los
pueblos, cada uno tiene su banda. Fotocopian arreglos, hacen música de
película, música yankee, más actual; no hay una música propia de las bandas. En
esa época hacían marcha, pasodobles; algunas usaban una revista mensual que
venía de Buenos Aaires y allí estaban los arreglos para cada instrumento.
-¿Cómo conseguiste
algunas de las partes originales de esas bandas?
-Una señora, Pierina Molina, acercó partes al Archivo
Histórico y estaban completas. Las tenía en su casa, eran de su abuelo. Se podría
haber accedido a muchas más, pero la gente no le da valor y tira todos esos
papeles viejos. Estas estaban manuscritas con plumín.
-Me encontré con que en 1919 le hicieron un sumario a un
director y lo importante de eso es que allí están las declaraciones de cada
músico y posibilita conocer como era, en concreto, la actividad de la banda. Otra
cosa, es que en Villa María siempre hubo buena comunicación, por el tren y el
teléfono; los insumos provenían siempre de Buenos Aires y Santa Fe, nunca de
Córdoba. De Córdoba llegaban algunos directores para ocasiones especiales.
-Hay además, un
registro fílmico de las bandas tocando.
-Sí, hay dos películas de 1924 y 1927 que han sido
rescatadas. Son pocos segundos, pero es allí donde se ve de que manera
funcionaban esas agrupaciones. Es un importantísimo registro el poseer estas
imágenes.
-¿Cómo creés que toma
el músico actual al hecho de ser parte de una banda? ¿Es un lugar de prestigio
o desprestigio?
-Yo creo que es según la banda, muchos de los músicos que
tocan en una banda lo hacen desde jóvenes y luego deben dejarla porque se van a
estudiar o trabajar; otros continúan y son el orgullo de la banda. Otra cosa es
el hecho de que se reconozca al músico por lo que hace. Cuando hicimos la retreta
en el Centro Cultural, armamos una banda para tocar esas partes viejas, pero a
todos los músicos se les pagó. No se debe hacer gratis.
-¿Cómo creés que
impactará este libro en la gente?
-Mirá, le he pasado los borradores a alguna gente para que
lo lea y me emita su opinión y cada uno le interesa por diversos motivos, los
historiadores encuentran en él aspectos musicales que desconocían y los músicos
se interesan por los inicios de la ciudad en la que viven. Eso es muy bueno,
que se abran caminos para conocer más aún nuestra ciudad.
Fragmento del libro “Historia de
la banda de música de la ciudad de Villa Maria” (título tentativo), de
Sergio Alonso.
Destacando la actividad común de
las dos villas, Bonet propone formar un organismo musical único, para las dos
pequeñas poblaciones distantes a unos 3 kilómetros y
separadas por el río. Por entonces, según nos cuenta el escritor e historiador
José A. Pedernera en su libro “Historia de la ciudad de Villa María”, existen
datos de la población de Villa María registrados en un plano oficial que
revelan que en 1883 vivían en la ciudad 825 habitantes, en tanto sus límites no
alcanzan todavía a los “cuatro boulevares” que dieron la fisonomía particular a
la ciudad. También en este plano se deja constancia de las construcciones más
importantes que ayudan a dar una idea del ambiente y el grado de desarrollo de
la ciudad en esa época:
“Edificios: Capilla de azotea,
casas de azotea 30, casas de material techos de teja francesa 19, idem techos
de zinc 20, idem techo pajizo 27, ranchos 116, Comercio e industrias: bancos 1,
tiendas y almacenes que introducen y venden por mayor 10, almacenes por menor
5, tiendas 2, barracas sin prensa que exportan 8, compradores de frutos con deposito
3, exportadores de astas y huesos 3, introductores de mercaderías sin casa
establecida 1, exportadores de madera, leña y carbón 4, boliches 2, hoteles 2,
confiterías 1, billares 5, imprenta 1, carpinterías 2, zapaterías 2, sastrerías
1, panaderías 2, peluquerías 1, curtiembres 1, grasería y fabrica de jabón y
velas 1, carnicerías 2, puestos de verduras y frutas 1, herrerías 2, escuelas
publicas de varones 1, idem de niñas 1, particular de ambos sexos 1. Oficinas:
telegráficas 3, de correos nacionales 1.
También de este año existen datos
relevados en una votación, en la cual se describen las nacionalidades de los
votantes y nos representan su participación en las actividades públicas de la
ciudad de Villa María. Así, en esta primera votación, de los 825 habitantes,
figuran en el padrón solamente 63 votantes: 32 argentinos, 18 españoles, 13
italianos, 1 suizo, 1 francés y 1 uruguayo.
El crecimiento de la ciudad se ve
favorecido por diferentes aspectos, entre los que podemos citar en primer
lugar, la finalización del conflicto entre el estado argentino y los pueblos
originarios que generó un clima de paz en la zona. El establecimiento del tren,
generador no sólo de fuentes de trabajo sino también de comunicación y
comercio, es otro de los aspectos que propician el crecimiento de las ciudades
del interior del país. Y por último, las corrientes inmigratorias
predominantemente europeas, que se extendían a toda América, reconociendo como
puntos de llegada principales a Argentina, Uruguay, Brasil y EEUU.
La ciudad, las costumbres y en general la vida en la misma fue
adquiriendo características comunes a las de tantas otras ciudades del mundo.
Autor:
Sergio Alonso
En
recolección de datos e información general:
Lic. Jesús Chirino
En
organización de la investigación:
Dr. Raúl Rodríguez
En
redacción y ordenamiento general:
Lic. Susana "Coqui" Dutto
En
transcripción de documentos y partituras:
Grenda Garrido, María Isabel Alonso y
Mauricio Alonso
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
22 de abril de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina