entrevista a
LILIANA FASSI
viajera del pasado
El proceso inmigratorio en la Argentina es uno de los hechos que ha calado en lo más hondo de nuestra historia como país. Fueron ellos, los inmigrantes, los que llegaron a este territorio cargados de esperanzas y sueños de un futuro mejor. Y fueron ellos los que trabajaron esta tierra, los que dejaron su marca en cada colonia o pueblo, los que le dieron identidad y de los cuales, la mayoría provenimos.
Cada inmigrante tiene una historia que contar, las situaciones particulares que cada uno vivió podrían ser interesantes novelas históricas, por lo ricas en sí mismas. Es apasionante conocer nuestro pasado, “saber de donde venimos, para saber donde vamos” como decía Laura Borga.
En Villa María, una mujer sintió el llamado de la historia y por un hecho fortuito, se le despertó la curiosidad por una de las ciencias que nos ayuda a comprender nuestro pasado. Ella es psicopedagoga y desde hace un puñado de años investiga los orígenes de su familia y todo su contexto.
Liliana Fassi publicó a fines del año pasado el libro “En busca de un tiempo olvidado” en el que da cuenta de sus investigaciones y en la que se anima a narrar ficcionalmente las historias que no ha podido dilucidar por la vía investigativa. Si bien el libro aborda, sobre todo, la historia de su familia, es fiel reflejo de tantas otras que llegaron en similares circunstancias. Además de ello, su página web www.lilianafassi.com.ar aporta más material al respecto.
La genealogía es una ciencia sin fin, en la que se investiga sobre el camino que han hecho nuestros antepasados hasta llegar a la actualidad. No es una tarea fácil, se necesita de mucha paciencia, perseverancia, orden, actitud y agudeza en las búsquedas. A veces suelen ser muy lentos los pasos que se dan y los descubrimientos pueden ser minúsculas partículas que conforman la inmensa cartografía familiar. Sobre esto, iniciamos nuestra charla con Liliana.
─¿Qué sentís cuando vas encontrando las piecitas del gran rompecabezas?
─Es apasionante. Por un lado es un desafío el tratar de armar ese rompecabezas con los pedacitos de información que van apareciendo muy de a poco; y es frustrante cuando no podés hacerlo, pero a la vez te incentiva y sentís más fuerte la necesidad de seguir buscando. No sé si es fácil de entender para alguien que no comparte la atracción por esto; por ahí otra persona que tiene algún hobby, puede tener una idea de lo que se siente.
En alguna charla alguien me dijo que busco parientes, y yo no lo considero así. Lo entiendo como una investigación desde lo histórico, desde lo genealógico también; pero no con la intención de encontrar un pariente como para ir a visitarlo; sino de encontrar una forma y un lugar mío en esa forma. Se ha dado y he conocido gente maravillosa y con quienes hemos establecido un lazo y lo continuamos, porque hemos encontrado afinidades, intereses comunes… hemos simpatizado.
─¿De dónde viene la inquietud?
─Fue casual. Siempre tuve la idea de esto, pero entre otras muchas cosas que quería hacer. La decisión la tomé a partir de una visita con mi hermana a la casa de un primo, que había hecho la ciudadanía italiana. Los hijos de mi hermana jugaban al básquet y había una idea de irse a jugar afuera, y hablamos con este primo para ver que documentación hacía falta, cómo se hacía. Nos ofreció las actas que él tenía. Para hacer la ciudadanía necesitás el acta de nacimiento o bautismo de tu ancestro extranjero, las actas de nacimiento, matrimonio y defunción del hijo del que descendés… hasta llegar a vos. Cuando leí la documentación de mi bisabuelo y encontré esos nombres y esa época fue algo que me atrajo…
─¿Cómo te formaste?
─Me fui formando a partir de lecturas, hay muchas páginas en internet que te explican, te sugieren estrategias y te dan mucha información; después están los grupos que me han ayudado mucho. Al principio tenía dificultades con las traducciones del italiano al castellano y viceversa, o llegaba a un punto muerto y no sabía como continuar… y ellos me ayudaron mucho, tienen muy buena onda.
También leyendo, porque la genealogía tiene ciencias auxiliares que son la historia, la geografía, la heráldica… son para contextualizar esa búsqueda que estás haciendo; para que esa familia en ese contexto, en esa época, en ese país, en ese marco, tome un poco mas de realidad, de vida; que no sean simplemente papeles.
─¿La búsqueda genealógica es una búsqueda que nunca se acaba, no?
─Vos le ponés el fin. Por ahí hay dificultades para trascender por la falta de datos, por los años, por la distancia; porque no es lo mismo buscar acá que buscar en Italia, por ahí las respuestas no llegan. Sucede que muchos datos que son muy viejos se han perdido. Suelen faltarte datos de un lapso de 20 años y no es fácil que gente te lleve el apunte para buscártelos. Hay quienes han tenido muy buena onda y me han mandado cosas porque sí; pero a veces en los registros civiles, la demanda de trabajo que tienen no se lo permiten. El hilo se corta ahí, esa es una limitación.
Yo estoy suscripta a dos grupos de genealogía (en Internet) y hay miembros que han llegado hasta el año 1400 con datos. Me parece fascinante poder trascender en el tiempo, hasta el origen de los apellidos.
─¿Hasta que año llegaste?
─En el caso de mi familia materna he llegado hasta 1802 y en el de la paterna 1840; porque me he encontrado con limitaciones de las búsquedas en Italia. Hay gente de los grupos de genealogía que dice “me voy de vacaciones genealógicas a tal parte, ¿alguien quiere que le busque algo?” Son grupos de ayuda mutua. Te sugieren estrategias, a veces un usuario busca información en donde vive alguien que integra el grupo, entonces ayudan a hacer las búsquedas. Yo busqué para alguien de Chile, cuyos bisabuelos temporalmente anduvieron por Villa María.
─¿Cómo es la tarea?
─Siempre he tenido muy buenas respuestas de los municipios. Te buscan ellos la documentación en lapsos que van de 3 a 5 años. Los mormones están microfilmando de registros civiles, iglesias, datos de nacimientos, defunciones, etc. De hecho he encontrado muchas cosas porque están disponibles en internet. Están organizados por países, por pueblos, por iglesias, por periodos; hay algunos índices y están las actas.
─Obviamente que en esta tarea la tecnología juega un papel muy importante.
─Por supuesto, antes era la carta. La mayoría de lo que he recibido de Italia, me he comunicado por correo electrónico, casi todas las parroquias tienen página y dirección de mail; también las comunas, en algunas tengo respuestas, otras no, a veces llega la información después de insistir mucho, en otros al mes lo he recibido. Hay diferencias entre un lugar y otro, depende muchas veces de la buena onda de las personas.
─¿Una de las claves sería la persistencia?
─Totalmente. Por eso te decía que es un desafío y una característica muy personal, yo ante una dificultad lejos de bajar los brazos es como se me despierta una cuestión de rebeldía que me ha permitido lograr una parte de los objetivos que tenía. En algunos casos es insistir e insistir hasta que les ganás por cansancio.
─¿Es más fácil conseguir la documentación aquí en Argentina?
─Me parece que en Argentina es mucho más lo que se ha perdido, hay más dificultades que en Europa; mas allá de que cosas se han perdido por las guerras y vaivenes que han tenido, allá podés llegar mucho más lejos que acá. De hecho, por ejemplo, el acta de bautismo de mi abuelo no la encuentro, tengo suposiciones del lugar, pero no tengo certezas.
─¿Cómo llegaste a la publicación del libro “En busca de un tiempo olvidado”?
─Se fue dando con todo lo que venimos hablando. En la investigación genealógica es una necesidad el ir registrando muy sistemáticamente todo lo que vas haciendo, a la par de los documentos que vas encontrando. Me ha pasado pedir dos veces lo mismo o hablar con alguien otra vez por el mismo tema. También es importante entrevistar a las personas de mayor edad que quedan en la familia, ellos pueden brindar información para encontrar documentación, pero también para armar la novela de la familia. Y a partir de eso se me fue ocurriendo darle la forma de libro, no sabía cómo hacerlo y tenía le prejuicio de a quién le iba a interesar. Fue todo un proceso...
Por otro lado, mi tesis de licenciatura (psicopedagogía), se orientó a investigar los procesos que se ponen en juego en la creación de narraciones, estudiar la creatividad, y específicamente la creatividad en la escritura de narraciones. Me pasó que en las historias de la familia, había contradicciones, o huecos y pensé escribir ficcionalmente esas historias y completar con lo que me pareció a mí que había pasado. En esos cuentos, fui tratando de implementar diferentes técnicas narrativas, cambios de puntos de vista y en el tiempo… me parecía que la historia de cada familia se podía prestar para una técnica narrativa determinada. A eso le sumé las entrevistas y así surgió el libro.
─En esta actividad que hacés, si pudieras pedir un deseo, ¿que pedirías?
─El zumun sería ir Italia… conocer los lugares donde venían mis ancestros y seguir escarbando, tratar de llegar lo más atrás posible en esta investigación. El poder conocer los lugares sería un poco vivenciar, de alguna manera, lo que vivieron ellos; o ver las cosas en parte, más allá de la distancia.
Si desde lo teórico, la información, la lectura de lo que fue el proceso inmigratorio, del momento histórico, de las causas, algunos testimonios… me han permitido acercarme y entender o imaginar lo que pudieron haber vivido; en ese sentido viajar allí contribuiría mucho más a comprender este pasado.
Un pasado que es intrigante, como las fotos que acompañan esta nota, desde la cual sobresalen los bigotes de Bartolomeo, que nunca se imaginó aparecer en diarios de esta época o en páginas de internet. Apreciar esa familia que posa para la cámara como lo haría un equipo de fútbol, con sus vestimentas, los rasgos físicos que delatan la pertenencia a cierta familia, esos gestos, una vida de la que de sólo apreciar esas imágenes nos hace imaginarlas y preguntarnos muchas cosas. La historia está ahí, no sólo la de los grandes, sino la nuestra, de nuestros antepasados. Hay que ser curiosos y dedicarse, como lo hace Liliana Fassi, un viajera del pasado.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 24 de abril de 2011.-