lunes, 29 de noviembre de 2010

Edgar Méndez. Trazos que no se olvidan

ENTREVISTA A
EDGAR MÉNDEZ
TRAZOS QUE NO SE OLVIDAN


Se llama Edgar Méndez.
Hombre que dejó sus huellas en la ciudad.
Su trabajo es una de esas profesiones de las que ya no se ven o han sido relegadas por la llegada y el desarrollo de la tecnología: letrista. Una rama de la pintura que expone su arte las 24 horas del día a cualquier transeúnte que recorra la ciudad. Este trabajo consiste en plasmar la pintura de letras (que conforman palabras) sobre distintas superficies que van desde el vidrio de algún local comercial, el mural de alguna pared que está descubierta, la chapa de los automóviles o la que se muestra en las distintas arterías y caminos de la ciudad, entre tantas otras.
Toda su vida ha sido escrita con esa mano artística que lo llevó a realizar trabajos hasta en Buenos Aires, Córdoba, Jujuy y San Luis. Las letras, esos signos que combinamos de manera estratégica para formar palabras y construir sentidos, han estado siempre en la vida de nuestro entrevistado de hoy. Las palabras lo acompañan y no se quedan inertes en alguna vidriera, tienen vida, porque Edgar sabe pintarlas pero también utilizarlas, es un recitador, un hombre que prologa con esa gran voz la venida de la música. Desde hace un tiempo fue citado por la Orquesta Municipal de Música Ciudadana para recitar poemas y canciones y para presentar a la misma.
Esos son los motivos que nos impulsan a charlar con él en una tarde donde el calor se recuesta en la ciudad y no se levantará hasta que comience a oscurecer.


Nació en Etruria pero terminó sus estudios primarios en Villa María. Luego cursó el primer año en la Escuela de Comercio y finalmente abandonó sus estudios para dedicarse al trabajo.
Recuerda con emoción convertirse en aprendiz del gran pintor local Emilio Beltrando. Comenzó con el lijado de carteles, pasando el antióxido a las superficies y repasando las letras. Luego ya pintaría las letras que su maestro le marcaba. Durante cinco años, y de a poco, este joven de unos 16 años comenzaba a delinear el camino de su vida, una vida de colores que irían trazando su destino.
Muchos de los trabajos que Edgar realizó ya no están a la vista de nuestros ojos, pero seguramente recordará hace dos décadas atrás, cuando se inauguró el Paseo de la Villa, algunas de las vidrieras de los locales comerciales que ofrecían allí sus productos y servicios. Fue él el encargado de pintar todas las vidrieras de ese espacio. Una tarea artesanal, de paciencia y precisión, que le ha dado a nuestro entrevistado muchas satisfacciones.
Hace poco tiempo una legendaria cigarrería de la ciudad hizo algunas refacciones en su local y renovó su vidriera, allí se encontraba otro de los trabajos de Edgar. Nos cuenta con orgullo que ese letrero fue el segundo de los encargos que realizó cuando comenzó a trabajar por su cuenta y que precisa el año: 1958. Cuando uno piensa que son 50 años de permanencia en la vidriera de un local comercial, algo se nos mueve dentro. Pensar todo lo que pasó en medio siglo, cuántos cambios, cuánto desarrollo, cuánta gente y cuánto agua ha corrido bajo el puente. El tiempo pasó y las letras estaban allí, con ese color característico del oro en la que Edgar se especializó.


LOS COMIENZOS
Luego de esos cinco primeros años iniciales Edgar había dejado de trabajar en relación de dependencia y se lanzó solo. Recuerda que Acosta y Zanetti le dieron sus primeros trabajos. A partir de allí comenzaría despaciosamente a trabajar en distintos locales del casco céntrico de la ciudad. Como dijimos, se especializó en letras de oro y fueron muchos locales que mostraron con orgullo sus producciones, algunos de ellos fueron el Hotel República y la Cigarrería Alonso.
Gracias a la calidad de sus trabajos le habían encargado algún trabajo en Buenos Aires.
Nos cuenta la anécdota: “A Buenos Aires fui con Omar Manet que era locutor y Rubén Vanzetti que tocaba el bandoneón. Ellos querían registrar un tango y me invitaron a ir con ellos por dos o tres días. En Helena Rubinstein (cosméticos) me estaban esperando, me dijeron que desde hacia un mes. Conseguí trabajo y me quedé por ocho años. Después se vendió el paquete más grande de acciones, hicieron renunciar algunos, dieron licencia a otros, yo me quedé; pero no tenía ganas de quedarme porque sabía que con unos más me iban a echar. Así que me pagaron todo, me indemnizaron y volví a Villa María. Y había que empezar de nuevo, fue difícil, porque ya no tenía más clientes, entonces fui a visitar a los viejos clientes, Angelone por ejemplo, que enseguida me dio trabajo y otros más. De a poquito.” En esa época, quienes se dedicaban a este trabajo eran muchos.


LA TECNOLOGÍA
Mientras nuestra charla se desarrolla, Edgar despliega ante nosotros algunos álbumes de fotos donde están plasmados parte de sus trabajos. Dice sentir nostalgia, porque ya no se pueden hacer esas cosas. La tecnología reinante en la actualidad ha desplazado el arte de lo manual por las máquinas.
Nos cuenta que algunos pudieron comprarse la computadora y el plotter, pero que tampoco eso asegura nada, porque se puede tener millones de tipografías, pero hay que tener una visión del cartel que se quiere hacer y eso no te lo da la computadora.
Dice el letrista, “el que empieza en esta tarea hace cosas rara, arranca por lo mas difícil; en mi caso, siempre me fui fijando en las marcas lideres como Coca-Cola, Ford, Pepsi… y todas tienen su tipo de letra característico, letras que se pueden comprender rápidamente.”
En la actualidad quedan muy pocos trabajos en la ciudad del tipo manual de su autoría, son los que ha hecho muchos años atrás. Sólo algún nostálgico le ha pedido que pinte en letras de oro. Cuando es así Edgar practica unos días antes, porque todo es un ejercicio, la mano tiene que estar entrenada para poder lograr un buen trabajo.


SADE
Recientemente Edgar Méndez se ha integrado a la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) con los que ha participado en diversas actividades que la filial local ha realizado.
Recuerda cuando Susana Zazzetti lo encontró en el Centro Cultural y lo invitó a un café literario para que hiciera algunos recitados.
Luego conocería al actual presidente de la SADE, Eduardo Belloccio quien lo invitó a un evento magnífico que se llamó “El canto de las uvas” y le dio un poema para que recitara. Edgar, no convencido con dicho texto, sugirió un tango llamado “Entre curdas” que recitó a teatro completo y recibió la ovación del público. Luego participaría en varias reuniones y se asoció a la entidad que nuclea a gran parte de los escritores.


TANGUERO DE LEY
Como hemos anticipado más arriba, Edgar Méndez está en la Orquesta Municipal de Música Ciudadana. Tanguero de ley, de esos que se juntan los viernes a comer el asado con los muchachos y luego recita y, a veces, canta alguna canción. “Oscar Bravín toca el bandoneón, me llamó y me preguntó si me animaba a recitar ‘La Cumparsita’ en el (Teatro) Verdi. Le dije que me probara. A la semana lo hice y salió bien, desde ese momento quedé en la Orquesta y Alberto Bacci me dijo que debía presentar la Orquesta. Estaba (Héctor) Cavagliato le decía. Insistió muchas veces y una vez fuimos a un pueblo vecino y me hizo presentar la Orquesta. Atrás del escenario practiqué un poco y lo dije y después.”
Edgar nos comenta que dice glosas antes de cada tema, recitados… y que la experiencia la ha ido adquiriendo en base a las distintas presentaciones que ha hecho, “estoy un poco más fogueado”, dice.
En ese aprendizaje Edgar se encontró con Javier González a quién le consulto quien podría enseñarle a perfeccionar los recitados y fue el mismo director de teatro que trabajó junto a él para mejorar sus presentaciones.
En cuanto al género del dos por cuatro nuestro interlocutor, manifiesta su gusto por Roberto Goyeneche, Julio Sosa, Edmundo Rivero… “me gusta más bien de la década del ’40 y ’50. Época de las grandes orquestas”. Reconoce que le gusta ciertas cosas de Piazzolla.
“Entre mis temas tengo ‘Chiquilín de Bachín’, ‘Balada para mí muerte’, ‘Fábula para Gardel’ que son de Ferrer y Piazzolla. A todos ellos los estudio en voz alta, en el taller practico casi todos los días, voy diciendo los versos de siete u ocho temas. Los estudio de memoria.”


Y resaltando esa meticulosidad que lo caracteriza, se nos va diluyendo la charla, como esta tarde que ya comienza a despedirse. Edgar agradece a la pintura lo que es, una actividad que lo llevó a conocer mucha gente. En su casa de calle Recife compartimos este encuentro rodeado de cuadros que ha pintado con su mano de artista, creaciones originales o reproducciones como el puerto de Quinquela Martín que cuelga detrás de él.
Decíamos que Edgar dejó sus huellas en la ciudad, y a pesar de que el progreso quiera devorarlo todo con sus enormes fauces, su trazo seguirá intacto en la memoria de muchos. La memoria de todos aquellos que vivieron una época que no se va a olvidar, porque forman parte de sus propias vidas.

(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 28 de noviembre.-

domingo, 21 de noviembre de 2010

Libros locales para el crecimiento

Educación
LIBROS LOCALES PARA EL CRECIMIENTO
Emprendimientos


Es incesante la producción bibliográfica de la ciudad y nosotros desde acá, venimos dando cuenta de ello mostrando algunas de las tantas producciones que ven la luz.
Siguiendo esa tesitura, nuestras páginas dominicales se ocuparán hoy de presentar dos trabajos. Se trata de “Animarse a emprender” del contador Darío Poncio y “¿Confórmate! La asignatura Educación Tecnológica y su cuerpo de profesores” de cuatro docentes del INESCER.
Estos libros llegaron a nuestra redacción y los destacamos porque son investigaciones que aportan y contribuyen con el mejoramiento de los ámbitos educativos y económicos de la ciudad y región.


EDUCACIÓN TECNOLÓGICA
Desde el INESCER un grupo de cuatro docentes publicaron, recientemente, en formato libro, los resultados de una minuciosa investigación desarrollada dentro del marco del programa “Conocer para incidir sobre los Aprendizajes Escolares” del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD), dependiente del Ministerio de Educación de la Nación.
Ricardo Carballo, Silvia Paredes, Sonia Piangenti y Carlos Carballo se propusieron investigar sobre “Educación Tecnológica”, mostrando de qué manera se conforman los cuerpos docentes y como la implementación de esta asignatura impactó en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Para ello, el cuerpo de docentes investigadores tomaron muestras de diferentes establecimientos de cuatro localidades del Departamento San Martín, estas localidades son Villa María, Tío Pujio,
La Playosa y Pasco, durante un período que abarcó desde marzo de 1997 hasta diciembre de 2007.
El texto en cuestión se intituló “¡Confórmate! La asignatura Educación Tecnológica y su cuerpo de profesores” y con esa primera palabra quieren dar cuenta de dos circunstancias. Dicen ellos en una de las solapas, “por un lado el “¡Confórmate! que hemos volcado en el título remite a dos diferentes lecturas.
La primera tiene su origen en un mandato emanado de las máximas autoridades educativas quienes crearon un espacio curricular sin precedentes en el tiempo al que denominaron Educación Tecnológica. Al no existir docentes para dictarla un ensordecedor ¿Confórmate! Pareció acompañar la innovación, por lo que conformar su cuerpo de profesores se convirtió en un asunto de alta prioridad.
Una segunda lectura remite a que en todos los establecimientos del sistema educativo cordobés se extinguían materias de largo arraigo. Junto con ellas desaparecía el cargo de su dictante. A estos profesores -en vías de extinción- se les ofreció –por disposición de la superioridad- dictar Educación Tecnológica. A los oídos de estos docentes la propuesta oficial sonó como un “¡Confórmate!, es lo que hay. O tomás esta materia o, perdés las horas.”
Un interesante trabajo que da cuenta de las múltiples aristas con las que se han topado los docentes y esta asignatura tan particular. De las muchas conclusiones a las que arribaron, los autores confirmaron, entre otras, que “no existió una línea de coherencia entre el perfil de formación de los docentes a cargo de la asignatura Educación Tecnológica y los requerimientos curriculares de ésta”. Como atenuante a esa realidad, los autores hacen una salvedad y es que los docentes en ese “espíritu de supervivencia laboral” ayudaron a amortiguar los golpes que dificultaron los procesos de aprendizaje y se nota un resguardo hacia los alumnos.
De esta manera la publicación de una investigación en formato libro hará que otras instituciones que alberguen en su currícula la asignatura y/o dicten Profesorados en “Educación Tecnológica” contribuya a mostrar una realidad lo más clara posible. Es de descontar que los docentes interesados en la temática tendrán una herramienta importantísima, de corte regional, que podrán emplear para mejorar sus prácticas desde cada uno de sus lugares.


El contenido del presente volumen da cuenta de los resultados obtenidos mediante la implementación del Proyecto de Investigación denominado: La conformación del cuerpo de profesores de la asignatura educación tecnológica en el nivel medio del Departamento General San Martín, provincia de Córdoba y su impacto en los procesos de enseñanza y de aprendizaje desarrollados en la misma. Éste se desarrolló al interior del Programa Conocer para Incidir sobre los Aprendizajes Escolares (convocatoria 2007) del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD), dependiente del Ministerio de Eduación de la Nación. El Estudio abarcó cuatro localidades cordobesas (Villa María, Pasco, La Playosa y Tío Pujio)- siendo los objetos de indagación establecimientos de enseñanza media de gestión pública y a razón de un establecimiento por localidad.
La línea investigativa se orientó a auscultar cómo la conformación del plantel docente de la asignatura Educación Tecnológica –en la mayoría de los casos integrado por profesores sin formación específica. Incidió sobre los resultados académicos previstos en los diseños curriculares y sobre las metas establecidas por las políticas educativas que les daban sustento.
El recorte temporal de indagación se extendió desde marzo de 1997 hasta diciembre de 2006.


INESCER
El Instituto de Educación Superior del Centro de la República Dr. Ángel Diego Márquez es una institutción oficial creada en 1987 por un grupo de educadores liderados por el Dr. Ángel Diego Márquez, quien hasta 1991 se desempeñó como Rector. Ubicado en la ciudad de Villa María el INESCER depende de la Dirección General de Educación Superior del Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba.
Su oferta educativa está dirigida a la formación docente y de técnicos superiores en distintas áreas del conocimiento. El INESCER es un Instituto Superior de Formación Docente y, a la vez, es un Instituto Superior de Formación Técnico Profesional. En la actualidad dicta un profesorado en Educación Tecnológica y las Tecnicaturas Superiores en Animación Socio-Cultural, Trabajo Social, Comunicación Social, Administración Comercial y de Empresas, Alimentos con Orientación Bromatológica y Producción Agrícola-Ganadera.


Datos del libro:
¡Confórmate! La asignatura Educación Tecnológica y su cuerpo de profesores. La asignatura Educación Tecnológica y su cuerpo de profesores, por Ricardo César Carballo, Silvia María Paredes, Carlos Alberto Gallardo y Sonia Piangenti; Serapis, Rosario, 128 páginas.



EMPRENDEDORES
Otro de los libros que queremos reseñar brevemente hoy, proviene del ámbito universitario. Darío Poncio materializa en el libro “Animarse a emprender” un anhelo, uno de sus tantos emprendimientos que tiene por objeto el emprendimiento mismo. Aquí el contador aporta su conocimiento y experiencia en pos de estimular a los emprendedores y propiciar a nuevos agentes que pudiesen aparecer.
Las motivaciones de Poncio surgieron de la observación de una Argentina que empezaba a levantarse, luego de aquella crisis de 2001 que aún tenemos presente. Notaba que a partir de allí nuestro país se estaba recuperando y comenzaba a escucharse un neologismo llamado “emprendedorismo”; comenzaba así su interés por documentarse sobre esta alternativa de crecimiento. Sus observaciones le mostraban un realidad desaprovechada, alumnos universitarios que desesperaban por recibirse para conseguir trabajos como empleados, vedando de esta manera el potencial para generar nuevos proyectos; veía también que existía mucha gente emprendedora, pero que muy pocas lograban el éxito; había muchos obstáculos que imposibilitaban que un emprendedor sea exitoso, por lo que se hacía necesario que el Estado facilitara ciertos procesos para potenciar a los emprendedores; existía poca bibliografía; en fin, Poncio se vio motivado por esta serie de dificultades, falta de conocimiento y acciones y emprendió la tarea de armar este libro. Claro está que su actividad como contador y docente ayudaron a tal fin; más aún con la experiencia obtenida en una década como consultor de PYMES.
El libro en cuestión está armado con una lógica intuitiva, diseccionado en capítulos y apartados y con un lenguaje ameno, claro, de fácil aprehensión bajando los conceptos técnicos y teóricos al lector medio. Es de destacar la inclusión de comentarios y referencias a situaciones y emprendedores locales; lo que potencia la llegada al lector, logrando de esa manera una identificación y un estímulo para decirse a uno mismo, yo puedo.
Hace un par de días Poncio regresó de presentar este texto en el Primer Congreso Latinoamericano de Microcrédito que se realizó del 16 al 19 de noviembre en Buenos Aires. Allí socializó este libro-manual que no cabe duda, ampliará los horizontes de muchas personas con ganas de hacer.


“‘Animarse a Emprender’ es un gran aporte para los programas de formación de emprendedores, promotores de la economía social, profesionales y técnicos que se comprometan en el acompañamiento y desarrollo de emprendimientos socioproductivos; es una guía fundamental para aquellos que ejercen el autoempleo o el trabajo autogestivo.
Es una gran contribución para que los emprendedores desarrollen sus actividades de producción y comercialización, puedan acceder al financiamiento necesario de acuerdo a sus posibilidades económicas, apropiarse de las tecnologías adecuadas, disponer de condiciones de precio justo y consumo responsable, formalizar su emprendimiento para de esa manera disponer de obra social y seguridad social.
En definitiva, este libro contribuye a que los emprendedores se organicen, mejoren sus productos y aumenten sus ingresos, se vinculen comercialmente y potencien su entramado social con las cooperativas y mutuales y/o se encadenen productivamente con las PYMES y demás actores locales: la fuerza política liberada por la economía social resulta sustancial para profundizar el proceso de distribución de la riqueza.”


Lic. Alberto Gandulfo
Coordinador General de la Comisión Nacional de Microcrédito
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación

Darío Poncio
Nació en el año 1960 en General Ordóñez, Provincia de Córdoba. Es Contador Público graduado de la Universidad Nacional de Río Cuarto y Especialista en Marketing graduado de la Universidad Argentina de la Empresa. Es Docente Adjunto por Concurso en la cátedra Políticas Públicas, Planeamiento y Trabajo Social de la Licenciatura en Trabajo Social y Docente de las cátedras Comercialización y Administración de Recursos Humanos de la Licenciatura en Administración de la Universidad Nacional de Villa María. Desde el año 2002 es Director de Transferencia del Instituto de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María y desde el año 2004 es Coordinador del Programa Ventanilla del Emprendedor de la Universidad Nacional de Villa María. En la actividad privada en el año 1992 fundó en la ciudad de Río Cuarto, Vagnola & Poncio Consultora y en el año 2004 en la ciudad de Villa María creó la consultora Poncio Soluciones en Recursos Humanos y Marketing, mediante la cual asesora a empresas y cooperativas del interior de la Provincia de Córdoba.

Datos del libro:
Animarse a emprender, por Darío Adalberto Poncio; EDUVIM, Villa María, 84 páginas.


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 21 de noviembre de 2010.-

domingo, 14 de noviembre de 2010

Osvaldo Bonetto. Ingeniero de sueños

Entrevista a
OSVALDO BONETTO
Ingeniero de sueños



Porfirio Osvaldo Bonetto era un tipo antológico. De esos personajes que hoy podríamos
encontrar en las novelas costumbristas o en alguna película de antaño.
Había nacido en el seno de una familia de campesinos cuyos padres murieron cuando era muy pequeño.
Quizás esa falta de la imagen paterna y materna lo hayan hecho un chico independiente, cargado de ganas de hacer cosas y emprender ideas.
Estudió poco, fue más un autodidacta que se dedicó a trabajar; en sus primeros años se empleó para el Expreso Furlong dependiente del ferrocarril. Después de allí “menos de funebrero, hice de todo”, Osvaldo (nuestro entrevistado) recuerda esas palabras en la voz de su padre.
Porfirio era un tipo emprendedor, pero a veces se encontraba desempleado, fue en uno de esos días cuando un vecino amigo, de apellido Simioni y de profesión transportista, le pidió que lo
acompañara en un viaje a Mendoza a buscar vinos. En dicho periplo, ambos observaron como, en una de las tantas curvas, se había dado vuelta un camión y como la carga, botellas de vino en cajones de madera, quedaron totalmente destruidos. El compañero de Porfirio lo miró y le dijo “vos que siempre andás pensando cosas raras, por qué no tratás de hacer algo para que si se rompe la botella no se rompa el cajón”. Con ese desafío propuesto del azar de ese viaje, Porfirio regresó a Villa María con algo que le hacía ruido en la cabeza.
Así fue como diseñó y construyó el primer cajón de alambre, un invento desarrollado en Villa María que dio que hablar y que iniciaría una serie de “ocurrencias” que fueron heredadas naturalmente de padre a hijo.



PRIMER CAJÓN DE ALAMBRE
Estamos a fines de la década del ’50. Porfirio había hecho su primer cajón de alambre y lo fue a vender a la casa fraccionadora de vinos Tonelli, que se encontraba frente a lo que es el edificio Vartalitis. Recuerda Osvaldo que su padre había vendido su primer cajón, pero cuando le pidieron que los hiciera en cantidad les planteó su problema: no tenía dinero. Le compraron anticipadamente los cajones y de esa manera empezó con la “fábrica de envases metálicos Bonetto hermanos”.
“Puso una fábrica con plata prestada de tres bancos, en Maipú al cien, montó un emporio realmente. El lugar tenía un circuito, donde entraba un alambre que lo trefilaban ahí mismo, daba toda una vuelta y salía un cajón por la otra. Trabajaban las 24 horas, hacían más de 1000 cajones por día. Fue la primera industria que tuvo su propio transformador en la puerta. El hermano y el medio hermano lo acompañaron un poco pero fue él el que llevó adelante todo esto. Tuvo la patente nacional. Vendió cajones para leche, gaseosa, vinos…
Y cada uno que estuvo allí puso algo. Un día en las vacaciones, yo tenía 10 años y me llevó a la fábrica. Allí jugaba con alambritos, con las máquinas, soldaduras de punto… un día me dijo que si quería pintar, lo hacían con soplete y volaba toda la pintura. Entonces yo le digo ¿por qué no metés el cajón adentro del tarro de la pintura para que se pinte solo? Así fue como diseñaron un sistema como el de cataforesis de los autos.”
Porfirio había ganado mucho dinero con la fábrica, pero era un hombre que se cansaba rápido de las cosas, siempre que le gustaba algo y se dedicaba a ello aparecía otra diferente que lo atraía más.


ENTRE VACAS Y MOTORES
La vida de Porfirio también transcurrió en el campo y fue allí que armó un tambo modelo. Nos cuenta Osvaldo que ese tambo era muy parecido a los que hay en la actualidad, “la única diferencia es que tenía una fosa grande y los animales entraban por un extremo, después se
achicaba y salían por el otro. Había dos líneas de animales, el tambero le ponía la pezonera desde abajo. Se las ingenió para enfriar la leche, en el año 50 y pico. Era todo manual y para que no se cortara la leche, ponían un sapo adentro, que al moverse la removía. Mi viejo puso un sistema que enfriaba la leche con agua de pozo; el agua fría en contacto con el aire, produce la evaporación y por lo tanto se enfriaba más todavía. Ponía una gran pileta y una turbina hidráulica tiraba agua alrededor, cuando daba vuelta movía unos caños adentro de la leche. Bajaba así algunos cuantos grados la temperatura del animal.
A mi viejo le gustaban los autos con locura, fue auxilio de Oscar Cavalén, tuvo un Ford ´34. Un buen día me dijo que iba a hacer un sistema antirrobo que actúe sobre el embrague del auto, esto fue cuando recién había salido el Rastrojero. Era un sistema en el que vos apretabas el embrague, tenía una llave en el piso y el pedal quedaba retenido, como era mecánico, el auto podía arrancar, pero al estar embragado no salía.”


LA HERENCIA DE OSVALDO
Osvaldo nació en 1947 y tuvo la suerte de estudiar. Su papá siempre le pedía que estudiara que era lo único que lo iba a ayudar. Rememora todas las veces que viajaban a Córdoba y se daban una vuelta por la Facultad de Ingeniería por el simple hecho de mirar el lugar y repetirse “algún día voy a salir de ahí”.
Así fue, en 1972 se llevó en las manos el título de Ingeniero Mecánico Electricista que sumadas a la herencia paterna que circulaba como la sangre en las venas, potenciaron todas esas “ocurrencias” que vendrían con el correr del tiempo. Muchas de ellas, Osvaldo, reconoce que son resultante de la porfía y la prueba del mecanismo prueba-error, para luego “buscar la tecnología para poder explicar lo que uno está haciendo y mejorarla aplicando la parte de la tecnología pura. Un poco la escuela de mi viejo.”
“Con los años hice el sistema antirrobo que había hecho mi papá y vi que un chico de Hernando también lo había hecho. Yo no lo publiqué ni lo patenté. Lo quería patentar, pero me sugirieron que no, porque te copian una piecita y hacen otra cosa y lo vuelven a patentar. Además yo llegué a una cuenta muy simple, para hacer algo tiene que mejorar lo que está en el mercado, ser mucho más barato y más simple. Si es igual de caro y es más complejo no sirve. No prosperó, porque los autos tienen embrague hidráulico y con distintas características, otros tienen una mezcla de hidráulico y mecánico, otros son a cables… Entonces hay que hacer algo que sea masivo, como el platino de los viejos motores, una cosa que sea simple y que se aplique a todos en general.”


MAGICLICK Y TRANSFORMADORES
Después de recibirse Osvaldo empezó a trabajar y se hacía algún tiempo para “hacer algunas cosas”. Jugaba con sus hijos con un magiclick cuando de repente se le cruzó una idea. Le pidió a Nicolás (uno de sus hijos) que le trajese una bujía y comprobó que al ponerle un cable emanaba una chispa azul que (pensaba él) podría encender un motor. Y funcionó. “El magiclick tiene una serie de ventajas, puede funcionar bajo el agua, es un cristal que se deforma y recupera, es muy elástico, no necesita bobina, condensador, platino, ni nada; pero tiene un problema, sirve para los motores estacionarios, motores que no superen un régimen de revoluciones, porque el cristal no alcanza a recuperarse y por lo tanto no hace el salto de chispa.”
En el desarrollo de su actividad laboral Osvaldo Bonetto ha trabajado con diversas cooperativas
eléctricas, 25 años para Tío Pujio, 30 años para James Craik, en General Deheza con la cooperativa, con la aceitera y con la estación transformadora. Hizo lo propio en Misiones, y también en La Pampa, donde no pudo cumplir con su contrato ya que eran los años de la dictadura (1974 a 1976) y lo amenazaron para que abandonara la provincia en una hora. Si bien él sólo se dedicaba a trabajar, tenía entendido que algunos compañeros podrían estar en la guerrilla. En este último lugar su tarea fue fundamental, realizó todo el plan eléctrico de la provincia y las estaciones transformadoras, todo trabajo donde están en juego 132.000 voltios. Su tarea consistía en realizar los proyectos y supervisar las obras, tarea que en la actualidad realiza con menor asiduidad.
Con ese espíritu de curiosidad que lleva en la sangre, Osvaldo veía en los lugares que trabajaba que los transformadores más chicos eran de 5Kv “¿y por qué no hacer uno de 2kv? Lo hice y vendí un montón y hasta lo presenté en la Secretaría de Energía de la Nación, donde me mandaron una nota muy conceptuosa allá por 1987. Hasta hice uno de 1kv. EPEC lo utilizó como un experimento en una estación transformadora. Conjuntamente con el transformador, hice un sistema con el que reducí mucho los costos de equipos y mantenimiento, hasta me di el lujo de sacarle el pararrayos y hasta el medidor porque yo sabía cuanto es lo máximo que podía gastar el usuario. Fueron ideas que se aplicaron parcialmente en la cooperativa de Tío Pujio y en Misiones.”


EIMAD
En uno de sus viajes a Córdoba, su mirada atenta se clavó en el acoplado de un camión que tenía una calcomanía que decía “vehículo controlado a distancia”.
Enseguida pensó que si eso se podía hacer con los vehículos debería poder controlarse el consumo eléctrico también. Compró un medidor electrónico, adquirió normas en Suiza, se relacionó con
gente conocedora en electrónica y desarrolló y registró el EIMAD (Equipo Inteligente de Medición a Distancia). Nos cuenta Osvaldo “lo ponías en una casa, yo me había hecho hacer un programa que llamaba al medidor y me daba el consumo registrado y si el usuario no pagaba la energía se cortaba el suministro. Tenía un botón que sonaba en la cooperativa si había algún problema. Todo esto estaba relacionado con la telefonía celular que recién asomaba en Argentina, luego se armó el despiole económico, la telefonía se fue a las nubes y fue imposible aplicarlo porque además tenía que usar tarjeta para el celular.”
“Lo resolvimos de otra manera, tome un modelo parecido al que había en Misiones y rediseñé un almanaque que le entregamos a cada usuario. Ahí decía todo los tipos de medidores que teníamos y cómo debían leerse y en cada hoja correspondiente al mes, al dorso, estaban los datos de nombre del usuario y número de medidor. La lectura lo traía el cliente todos los meses cuando venían a pagar. A los seis meses nos dábamos una recorrida para ver si era así o había que hacer ajustes. Significo un ahorro bárbaro y mi equipo quedó relegado” (risas).


ROBO DE ENERGÍA
En otra oportunidad, cuestionándose sobre el robo de energía que ocurría en Córdoba, se le ocurrió hacer un artículo en el que Roberto Babalfi le ayudó a publicarlo en La Voz del Interior.
“El robo de energía ocurre en todos lados” nos dice y nos mira buscando aceptación, “están los de guantes blancos y los que ó roban energía ó se quedan sin energía, gente que no tiene posibilidades. Usan los ganchos y muchas veces hay alguien que muere, además del problema eléctrico que pueda ocasionar. Lo que hice fue proponer que en todas las villas de emergencia con la línea de alta tensión, pusieran pequeños transformadores de baja potencia. Y con un aparato que diseñé que corta cuando el usuario consume un poco más de lo que estaba previsto. Lo propuse a Epec, me recibieron muy bien, pero luego surgió otra alternativa; pero siempre le digo a mis hijos, que he tenido la satisfacción de pensar algo, imaginármelo, hacerlo y que funcione.”


ENERGÍA SOLAR
Osvaldo tiene muchos proyectos, pero el espacio en un medio es tirano. Sin embargo no queremos dejar de mencionar lo último que ha hecho y que nuestro diario lo reflejó en alguna oportunidad.
Hizo un calefón (colector) solar fabricado con botellas de gaseosa, que es muy usado en Brasil. Resumiendo un poco su funcionamiento se trata de que el agua entre con más grados al termotanque, de esta manera se ahorra energía, ya que en invierno puede llegar a funcionar un 30% menos y en verano, podría no utilizarse.
Nos dice el ingeniero, “con insolación solar que hay en Villa María andaría perfecto. Yo saqué las mediciones promedio de esta zona y hay 97 días de cielo cubierto y 137 días de cielo claro y 97 días de lluvia. Entre cielo claro y cielo cubierto son 200 y tantos días; o sea que se puede utilizar perfectamente bien. Los pioneros son los mejicanos y los españoles, estos últimos tienen ordenanzas que exigen el uso de colectores para el agua para uso sanitario. Va a llegar un momento que la energía como la conocemos se nos va a acabar. El petróleo vamos a tener que usarlo para otra cosa, no para quemarlo, porque va a ser demasiado caro. En la casa podemos ahorrar energía y yo no digo defender la ecología, porque son muy pocos lo que entienden lo que es, a la gente le interesa más el bolsillo.
Esto tiene que ser una política oficial para que sea orgánica y no una propuesta privada porque se presta a otra cosa, creo que todo en la vida debe tener una función social. Esto se debería que hacer con los barrios nuevos, e iría más lejos, la iluminación de las calles, también se puede usar en la lancha, en el bolso de una computadora portátil, un teléfono celular. Creo que en esto está el futuro de la energía barata.”


Con esa premisa, la de cuidar la ecología y el bolsillo es que nos vamos despidiendo. Osvaldo es
un soñador, alguien que tomó las enseñanzas de un padre que lo incentivó y que le dejó
enseñanzas como premisas de vida. Porfirio, el inventor del cajón de alambre le dijo, “fracasar es volver a empezar” y ahí reside uno de los secretos, el de ser perseverante, buscar las formas, encontrarlas y si no se adecuan a la realidad, reiniciar la misma.
Osvaldo Bonetto es así, un hombre que está atento a las cosas cotidianas y que con su conocimiento e inventiva, trata de dar soluciones a las pequeñas y grandes cosas de la vida.

(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 14 de noviembre de 2010.-

domingo, 7 de noviembre de 2010

Sobre "Chispazos de fogones" de Américo Tissera

SOBRE “CHISPAZOS DE FOGONES”
LITERATURA, HISTORIA Y REALIDAD
LIBRO DE AMÉRICO TISSERA


La reciente Feria del Libro Local cada vez toma más fuerza y alberga en esos días una multiplicidad de actividades, que abarcan la presentación de libros, charlas informativas, invitados de reconocimiento nacional, la música de nuestras orquestas y artistas, expresiones de teatro, stands con venta de libros, artesanías y afines, proyección de películas, entre otras actividades.
Dentro de la primera opción, hoy sábado queremos rescatar y expresar nuestro parecer sobre la presentación de un libro que junta en 110 páginas la historia, los mitos, las anécdotas y la realidad de un pueblo cercano: Carrilobo. Desde ese lugar un escritor, ex-docente, se hizo lugar en la carpa “Beba Gómez” para mostrar que desde los pueblos chicos también hay cosas para decir.
Hasta el próximo domingo.



“Chispazos de fogones” es el nuevo libro que Américo Pablo Tissera publicó en el corriente año. Y creo que en la elección de ese título radica la esencia de estas historias, porque es el fogón el lugar de reunión, perfecto espacio al servicio de la camaradería, de la amistad y el diálogo. Imaginemos que la noche despliega su techo oscuro, nosotros ya reunimos las ramitas que encontramos alrededor, cortezas de árboles que se han caído con el paso de tiempo o por alguna tempestad. Acomodamos los trozos de madera casi con la precisión que lo haría un ingeniero y sin pensarlo, arrimamos el fuego a la leña más fina, que enciende casi tan rápido como el papel. El fogón empieza a llamar, convoca y alrededor de él estamos todos para abrigarnos con el calor del fuego, para compartir nuestras historias, mientras el ritual de un humeante mate circula entre los presentes. ¡¿Qué lugar más propicio para recordar que a la luz y los chispazos del fogón?!
Estamos ante un libro de relatos, de anécdotas, de situaciones reales que se han mezclado con la tradición oral y la literatura y que el tiempo ha macerado hasta hoy.
Los personajes y los lugares tienen que ver con el Carrilobo de antaño y de hoy, pero esos hechos son trasladables a casi cualquier destino. Como asevera Tissera en el prólogo “los personajes y hechos pertenecen a Carrilobo. Pero podrían haber ocurrido en cualquier parte del mundo. Porque las pasiones que agitan a los hombres son las mismas aquí o en la China.” Ya lo dijo Tolstoi, contar la propia aldea para ser universal.


LA PROPIA ALDEA
De esta manera, si el autor omitiera mencionar el nombre del pueblo, los personajes podrían ser transplantados en muchos otros lugares. Quienes habitan estas páginas le dan el toque de color a estos cuadros y lo transforman en polícromo. Los relatos se pintan en distintos tonos, algunos son graciosos y risueños, como en “La consulta” donde Don pedro aquejado por una molestia recurre al médico y éste le recomienda supositorios, que Pedro tomará en vez de colocarse.
Hay otros en la línea de lo trágico, como en “El conchabo” donde se relata una muerte o en “Pecado”, fiel retrato de una época donde la sociedad y la familia castigaban a la mujer que quedaba embarazada antes de casarse.
También los hay donde la viveza criolla se expone a su potencia más alta, “El mentiroso” es un ejemplo claro de ello.
Están aquellos que se han grabado en la historia de su pueblo como el sello caliente que marca el ganado, tal es el caso de “Trovador” y la historia de Don Árevalo, el regador del pueblo que saciaba la sed de las calles de tierra, y que su tarea no le dejó un buen recuerdo con uno de los vecinos; sin embargo puedo sacar de esa experiencia algo bello. “No pasarán” toma una radiografía de un hombre con ideales (Jeremías Torres), de esos “hombres de palabra” para quien sus actos siguen la luz radiante que dicta sus valores, “machos de una sola pieza” como reza el texto.
Hay otros relatos que son un reflejo más personal y autobiográfico de un momento especial, un intento de dejar marcado un hecho tan importante como lo fue la inauguración de la ruta que hoy atraviesa Carrilobo. En “La noche de la ruta” Meco Tissera plasma de una vez y para siempre el hito de la apertura de la ruta E 52 y descarga en palabras, todo el sentimiento y la significancia que tiene para una comunidad dejar de lidiar con el problema ancestral de los accesos viales.


IDENTIDAD LITERARIA
Es indiscutible el aporte a la identidad de un pueblo que un trabajo como éste puede hacer. Bernardino Calvo en “Villa María del recuerdo (… y algunos secretos de la ciudad oculta)” (2000), dice en sus primeras páginas que “la identidad de un pueblo es el resultado de un proceso histórico, dinámico y complejo, dotado de una coherencia interna que expresa la constante de lo que pertenece vital a través de los tiempos y cuyo conocimiento profundizamos a través de la selección, ordenamiento, valoración, significación y trascendencia de los elementos que la configuran.”
Todas estas operaciones que detalla Calvo, son las que debió realizar nuestro autor para darle forma a su quinta publicación en tapas duras, que no es ni un texto propiamente histórico, ni totalmente literario. Es una mixtura. Una amalgama homogénea propiciada por los límites difusos y la permeabilidad existente entre los géneros la que enriquece a la literatura y la historia.
En cuanto a lo temporal, los textos cubren un arco que arranca en la década del ’30 y se extienden hasta la actualidad; un detalle que ya es característico en Tissera, es que cada uno de los relatos se inicia con un epígrafe de letras de tango, milongas y otras canciones populares.


HOMBRE DE FANTASÍAS
Las palabras que usa nuestro autor para construir su tejido narrativo se asemejan al trazo que marca un pintor, la prosa armoniosa, sabrosa y brillante nos bosqueja situaciones y momentos, nos posiciona en el tiempo, nos hace imaginar a los protagonistas del momento, pero también pinta las sensaciones, los olores y colores de un mundo cercano.
“Chispazos de fogones”, como todos los libros que ha publicado Tissera (y los que publicará, podría agregar) tiene el fin último de rescatar historias que conforman la HISTORIA de un pueblo. Carrilobo tiene el privilegio de contar con un hombre como Tissera, un hombre que fácilmente podría ser un personaje (y de hecho lo es) en alguna parte de este libro. Un hombre inquieto, casi como el niño que necesita descubrir por sus propios medios los misterios de la vida. En una entrevista que le realizara para un diario local allá por setiembre de 2009, Tissera me confesó: “en la vida si no tenés una fantasía, si no tenés una ilusión, si no hay un misterio, se nos termina todo; ¿qué hacemos? Porque no se trata de vivir sólo para hacer dinero; la fantasía y el misterio son lo que da vida al hombre.”
Por eso brindo por Tissera, por su libro, por la fantasía y el misterio que son su motor creativo. Celebro este trabajo que es un aporte más al rescate de nuestra identidad, y que sin iniciativas como ésta, la memoria, por lo tanto la historia, quedaría librada a la suerte del azaroso camino de la oralidad o destinada a ser engullida por las oscuras fauces del olvido.




EL CONCHABO (fragmento)
Por Américo Tissera

“…………………….
Pilchaje e’ pobre
cinto pesau
Baraja y hueso
y un medio rezo
pa algún finau
…………………….”

(De “Galpón de ayer”, milonga)



Carrilobo, boliche de las cuatro esquinas en el camino a Sacanta. Año ¿193…?

El hueso bailoteó unos segundos en el cuenco de la mano derecha del paisano que entrecerrando los párpados, tanteó su peso, al mismo tiempo que adelantaba su pie izquierdo y doblaba la pierna derecha en una suerte de genuflexión. Silencio. Los ojos de los presentes siguieron con la respiración contenida la línea parabólica que dibujo la taba antes de clavarse en el suelo. Primero fue el murmullo de aprobación y luego una exclamación de triunfo se elevó entre los parroquianos que seguían con atención el juego. Pedro Mijo observaba los pormenores del partido, con un vaso de vino en la mano. El Sargento –tal apodo de don Manuel Fonseca, el bolichero- entró a la casa llevando un farol encendido en su derecha. De la ventana de la cocina, la luz de una lámpara a kerosene, se abría paso entre las grietas y rendijas de la madera, junto con los delgados hilos de humo con que se filtraba el olor a fritura. El sol era apenas una media moneda de oro que doraba los campos con pintura anaranjada del crepúsculo. Los comentarios, con la salpicadura de alguna que otra interjección, se elevaban y giraban en el aire con los pormenores del partido. La oscuridad empujaba, borrando lentamente los árboles distantes, y haciendo visible un pequeño rosario de luces que a la distancia denotaban la presencia del pueblo. El partido se dio por terminado y los parroquianos entraron, entonces, al boliche a continuar con los comentarios del partido. Cerca del aljibe, un penacho de humo se retorcía desde un fogón, que lengüeteaba sus primeras llamas bajo el enrejado de una parrilla…



SOBRE EL AUTOR

Américo Pablo Tissera nació en Carrilobo.
Es Profesor en Castellano y Literatura egresado de la Escuela Normal Víctor Mercante. En el Profesorado Gabriela Mistral se recibió de Profesor en Historia y Geografía.
Se desempeñó como docente en la escuela secundaria “José Manuel Estrada” de Carrilobo donde cumplió funciones de Vicerrector ad honorem. En 1990 fue designado como rector de ese establecimiento educativo hasta el 2004, momento en que obtiene su jubilación.
Ha sido fotógrafo, estudió Química, Derecho, Psicografología, Arqueología y otras disciplinas como los idiomas y el lenguaje, que lo motivaron a viajar de mochilero por Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Paraguay y otros países de América.
Dos años después de acogerse al régimen jubilatorio publicó “Retazos de recuerdos de Carrilobo” (2006) conjuntamente con Julio Arnuk, trabajo que posteriormente fue reeditado como obra del Centenario de esa localidad. Participó en las “Historias populares de Carrilobo” (2006) con relatos de su autoría. Al año siguiente, publicó “Calchines, ranchos y gauchos” (2007). En 2008 apareció “Lanzas rabiosas” otra obra literaria que contiene relatos regionales, en este caso de Villa Nueva y Quebracho Herrado. Su último libro es: “Chispazos de fogones” (2010).

(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, sábado 06 noviembre de 2010.-

lunes, 1 de noviembre de 2010

Entrevista a Rubén Rüedi. Historia y literatura

Entrevista a
RUBÉN RÜEDI
Historia y Literatura:
ALIMENTO PARA QUE LOS NIÑOS CREZCAN



Es innegable la explosión editorial que está ocurriendo en Villa María. Desde hace unos años a esta parte se han publicado una abultada cantidad de libros de autores locales. La creación de nuevas editoriales y el mayor acceso a la tecnología, han posibilitado que haya varios polos de producción de libros de quienes siempre mostraron sus escritos, y han abierto la puerta para que otros, que lo hacían en soledad, se estén animando a develar lo suyo. Pero además de esa cantidad y calidad en los libros, el abanico de temas se va desplegando cada vez más para mostrar otros géneros, además de la reinante poesía.
Ahora le toca el turno a los más pequeños, quienes han tenido su época de gloria con Edith Vera y que han disfrutado de textos y propuestas de otros escritores como Lelia Frías, Griselda Rulfo, Mercedes Espinosa de Peretti, Alicia Perrig, entre otros.
Es Rubén Rüedi, el Director del Archivo Histórico de la ciudad, reconocido escritor local, autor de varias novelas, poemarios y textos diversos, quien ha dado un giro al género conjugando dos de sus pasiones: la historia y la literatura infantil. Desde hace unos cuantos años, Rubén viene trabajando incansablemente con los niños y para ellos con el proyecto “Caminitos de la historia”. Este recorrido le ha traído grandes satisfacciones y le ha permitido ver un espacio que estaba descubierto y descuidado.
Es por ello que el próximo viernes 5 de noviembre a las 20:30 en la Escuela Dr. José Bianco (Belgrano y Mendoza) presentará el primero de varios volúmenes, que buscarán rescatar la historia local, pero contada para ellos. “El zoológico de Salomón” es un texto bello en el que se nos narra como llegó a desarrollarse el primer zoológico de la ciudad. En un puñado de relatos que se concatenan, se nos cuenta como, Salomón Deiver vino a Villa María con su cámara de fotos y de qué manera llegó a afincarse en la ciudad y en el corazón de mucha gente. Para ello, el autor de “Antonia” y “Matria” hace uso de los recursos que tiene a mano y plantea desde un principio los interrogantes iniciales sobre qué es la historia, cuándo comienza y cuando se termina. Nos ubica espacio-temporalmente a través de una línea de tiempo adornada por algunas postales de la ciudad y contiene además los dibujos del “Negro” Díaz que amenizan la lectura.
Un proyecto sin igual, que como muchos de los emprendimientos de Rubén, se hacen con el sudor de su frente y con dinero de su bolsillo. Esto merece la pena destacarlo, porque es frecuente en él, trabajar en libros que le son necesarios a la ciudad y que se costean de manera particular. Actitudes como estas deben ser valoradas y fomentadas.
Desde EL DIARIO Cultura nos contactamos con Rubén y le consultamos algunas cosas. Esto nos respondió:


─¿Cómo surge esta idea de combinar literatura con historia al alcance de los niños?
─La iniciativa se fue macerando a través del proyecto “Caminitos de la Historia”, por el cual vienen transitando los niños de las escuelas primarias de la ciudad desde hace cuatro años. Esta experiencia me sorprendió gratamente, dado el interés que despierta en los niños la narración de la microhistoria. Haciéndoles vivenciar la historia local los moviliza, reafirma la autoestima ciudadana y el sentimiento de pertenencia a la tierra donde vivimos.


─Qué mejor que hablarle a los niños sobre historia contándoles sobre el zoológico de la ciudad, ¿no?
─Elegí este tema por dos razones: la fascinación que despierta en los chicos saber que en una ciudad como Villa María haya existido un zoológico, con características tan pintorescas y, por otra parte los recuerdos de la infancia, ya que viví intensamente, como un niño más, aquel tiempo tan feliz para la ciudad. Además, es una posibilidad de reivindicar la figura de un hombre que tuvo tantos valores, como Salomón Deiver.

─¿Habrá nuevos libros en esta colección?
─“Caminitos de la historia” tiene que ver con la edición de libros y videos indicados para niños, con el fin de que se cuente con material de difusión sobre la historia de la ciudad. Me parece que es la mejor manera de construir ciudadanía e ir forjando nuevas generaciones de hombres y mujeres comprometidos con su tiempo.
El próximo libro, que ya está casi listo, les cuenta a los chicos la historia de la Plaza Centenario. Después sigue la historia de los puentes.
El producto literario que se edita se ve enaltecido por las magníficas ilustraciones del “Negro” Díaz, un maestro en el género.

─¿Creés que los niños son lectores en la ciudad?
─Interactuando con los chicos pude sacar conclusiones que me alientan en esta tarea: no sólo que los chicos son muy lectores, sino que demandan literatura que los identifique, que les cuente cosas referidas a su entorno, a su cotidianeidad.

─¿Cuál debe ser la función del libro infantil en el siglo XXI?
─La función del libro infantil en este tiempo, es constituirse en antídoto a la epidémica basura que se emite constantemente por los medios de comunicación masiva. El libro, objeto casi íntimo al que se puede acudir según los estados de ánimo que atraviesa la persona, acompaña el crecimiento del niño impidiendo que se les desplumen tempranamente las alitas.

─¿Qué autores locales o regionales te parece que han hecho un buen aporte por la literatura infantil?
─Edith Vera, en el género poético, es la autora local por excelencia de literatura infantil.

─¿Te sentís cómodo con este género? ¿Qué cosas te permite hacer la literatura infantil?
─Es un género difícil, en el que hay que ser muy cuidadoso, trabajar mucho, a pesar de su aparente simpleza. Me desenvuelvo con comodidad porque tengo la experiencia de interactuar con los niños cotidianamente. Hacer teatro infantil, como autor y actor, me sirve mucho.
Para quienes asumimos la literatura como un compromiso social, escribir para niños es algo así como echar ases de luz sobre el camino que lleva al futuro. Tratar de proyectar a ese niño, tan candoroso, inquieto, cristalino, lleno de buenas intenciones, con ampulosa capacidad de amar, hacia el hombre o la mujer del futuro.

─Rubén, ¿"la historia no termina nunca"?
─Mientras siga amaneciendo, un hombre despierte y cante un pájaro, la historia no termina nunca.

Y como la historia no se acaba nunca, les presentamos a continuación uno de los pequeños relatos del libro. En este caso, Salomón ya llegó a la ciudad y se ganaba la vida (o los días) sacando sus fotos características. Compartamos un poco las andanzas de este joven, que se verá envuelto en un gran problema…




EL SUEÑO CUMPLIDO
Por Rubén Rüedi

Pasaban los días y el joven Salomón tenía cada vez más éxito con su oficio de fotógrafo; pero una mañana de aquellas un hombre que había venido del campo en sulky le pidió que le sacara una foto junto al caballo.
El caballo seguía atado al sulky, el hombre se paró junto al animal mientras se alisaba los largos bigotes. Salomón le pidió que sonriera y cuando apretó el botón de la máquina salió un leve fogonazo, como siempre ocurría con las máquinas de antes.
Eso bastó para que el caballo se asustara y entre relinchos y corcoveos se desatara del sulky para salir corriendo, no sin antes pasar por encima de la máquina fotográfica del pobre Salomón, quien no podía creer lo que había ocurrido.
Su elemento de trabajo quedó hecho pedazos en medio de la calle.
Ya no servía ni como juguete.
Con la cabeza baja, Salomón caminó hacia el hotel de los Lombardo, entró a la habitación, se sentó en la cama y se puso a llorar.
Ya no tenía con que ganarse la vida. Pocos días después, sus ahorros se habían agotado y tuvo que dejar el hotel.
De día andaba por las calles pensando que podía hacer para subsistir. Por las noches dormía en algún vagón de tren. Y cuando los vagones estaban cerrados, pasaba la noche recostado en algún banco de la Plaza Independencia.
Así vivió durante varias semanas, pero nunca se dio por vencido.
Alguien le regaló un cajón de “lustrín” y otra vez tuvo con que ganarse la vida.
Los “lustrines” se dedicaban a lustrarle los zapatos a los señores.
Había muchos en Villa María. Cada uno tenía su “parada”, es decir el lugar donde se instalaba: en una esquina o en la puerta de algún bar.
Y también su propia clientela.
Poco a poco, Salomón se convirtió en el que más clientes tenía y eso significó, también, que pudiera juntar unos pesos y dormir otra vez en una cama.
Pero como lo que ganaba como lustrín no le era suficiente, se convirtió en “canillita”. Así les decían a los muchachos que vendían diarios en la calle.
Con sus dos trabajos, lustrín y canillita, Salomón comenzó a progresar ahorrando dinero.
El tiempo pasó y aquel muchachito que una mañana de mayo bajara del tren, ya no lustraba zapatos en las esquinas ni vendía periódicos en las calles. Se había convertido en periodista y tenía su propio medio de comunicación: el diario “Tercero Abajo”.
Ahora, era un respetable ciudadano que también se dedicaba a la política.
Y así fue que ganó las elecciones y llegó ser intendente. Tiempo después, fue elegido para ese cargo por segunda vez.
El día que ganó por primera vez las elecciones y el pueblo lo llevaba en andas por la calles de Villa María, con lágrimas en los ojos Salomón recordó la mañana en que bajó del tren, cuando el caballo le rompió la máquina de fotos, las noches durmiendo en los vagones del ferrocarril o en los bancos de la plaza.
Pero también recordó lo que siendo casi niño se había prometido a sí mismo: ser alguien en la vida. Y lo estaba cumpliendo.


(*) Publicado en El Diario del Centro del País, 31 de octubre de 2010.-