lunes, 13 de febrero de 2012

Lecturas de Verano 2012 - Sexta entrega




LECTURAS DE VERANO 2012
Sexta entrega


Penúltima entrega de las Lecturas de Verano de 2012.
En esta oportunidad Carlos Manuel Villasuso, nos presenta su segundo libro, que ha dado en llamar: LA HERENCIA. En él se narran vivencias, relatos que se concatenan uno a otro para mostrarnos diversas situaciones en que la vida nos pone a prueba. Un libro en el que se marca un camino, el camino de un padre, de un hombre, que ha transitado la vida lo mejor que ha podido, pero siempre echando mano a la fe, la voluntad, los valores, el esfuerzo, la responsabilidad… todo ello bajo la luz de un Ser Superior.
En muchas ocasiones, Carlos nos habla de vivencias personales, pero gracias a esa magia de la literatura, estas experiencias pueden ser trasladables a cualquiera de nosotros. A pesar de que su autor argumente “no tener ninguna pretensión literaria” con el libro, el texto esta trabajado con la sutileza de un orfebre, cuidando la obra en general y embelleciendo el escrito con el empleo de distintas figuras literarias, que hacen del texto más ameno y más bello.
 Un libro profundo, de esos a los que se deben volver a recurrir, porque nos dan consejos y nos dejan enseñanzas, nos hacen reflexionar de lo bello de la vida y de cómo afrontar algunas situaciones que tarde o temprano debemos sortear.
Les dejamos a continuación con diversos textos que ofrece este libro. Que lo disfruten.


Darío Falconi





Palabras del autor
Carlos Manuel Villasuso

Ser padre para mí es parir una esperanza y lanzarla al infinito. Es querer desdoblarse en el tiempo y el espacio dejando burlón una broma a la muerte, porque ella tendrá que correr tras de mí, de mis hijos, y los hijos de mis hijos que irán dejando con el paso de los siglos su semilla fecundada.
Ser padre significa creer en la aurora, aún en medio de la noche, del dolor y la fatiga; sabiendo por la fe que siempre la luz desplaza las tinieblas, que la alegría reinará sobre el llanto, y el mal perderá su postrera batalla.
Ser padre significa conocer la cruz, vivida y ofrecida cada día por aquellos que son carne de nuestra carne, sintiendo en nuestro interior la impotencia de otorgarles en su juventud, la libertad; para que la vida a su tiempo les enseñe con su realidad sobre los mismos errores que nosotros cometimos.
Ser padre significa corregir a veces rezongando y dentro de nuestras propias limitaciones, las pautas de conducta de aquellos que amamos, para enseñarles que el orden y la moral son parte esencial de la vida; que la libertad no es libertinaje y que en todo la responsabilidad es necesaria.
Ser padre significa aprender cada día a cambiar de rumbo en nuestra barca familiar, que por torpeza o negligencia puede haberse inclinado peligrosamente y escorar.
Por último ser padre significa atreverse a correr el riesgo y la aventura hermosa de poder vivir el amor todos juntos en familia.
“Como hijo” devuelvo estas páginas reconociendo en ellas “la herencia” que me dejaron mis padres en agradecimiento a ellos.
Este libro no tiene ninguna pretensión literaria, su contenido son narraciones en forma de cuentos muy simples hasta casi infantiles. Diría Francisco de Asís, la Santa Simplicidad. Creo que no es para leerlo solamente, sino también para pensarlo, porque su orientación nos lleva a descubrir el sentido de la vida que trascendiendo lo natural, quiere mostrar “el valor de lo eterno, lo inmutable” y el único que posee estos valores es Dios.
Por eso la primera parte toma dos relatos bíblicos, “el nacimiento del niño” y “el reino”. Estos relatos son las bases de “la simplicidad” y “la roca” referidas en la herencia que recibí de mis padres.
Es el camino que la misma vida nos invita a recorrer, meditando los acontecimientos que se muestran en él.
Los mismos no suceden de acuerdo a un orden preestablecido sino que simplemente se presentan y nos sirven para encontrar las virtudes y verdades que nos ayudarán a discernir sobre la paz y la felicidad en nuestro andar tan lleno de dificultades y obstáculos.


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A modo de prólogo
Susana Zazzetti

Este no es un libro de contenido superficial.
Desfilan por él, situaciones de la vida real, encuentros y desencuentros interiores sostenidos por una fuerte columna de fe. Confesionalismo e intimismo lírico visten y desvisten con emotividad cada circunstancia vivida, que el autor trasmite con un sentir profundamente sincero.
Hay una intencionalidad clara, transparente en cada texto, no escritos “con el sumo del amor y de la sangre” sino, con la convicción y el deseo que esta herencia que de pronto se despertó en sus venas, siga el recorrido por las arterias de los cuerpos no solamente de sus propios hijos y nietos sino de cada ser humano: que el eco se repita y se prolongue más allá de los tiempos.
Textos expresivos, en donde la mixtura de anécdotas, situaciones personales y extraídas de otros, hacen del autor y de “los otros” un canto a la fe y a la esperanza.


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Para no olvidar
Carlos Manuel Villasuso

Murió un poeta en el barrio sur, un vecino miró el cortejo fúnebre y dijo: “pobre diablo, nunca supo vivir, no dejó a nadie un centavo por herencia”.
La anciana del frente se enjugó una lágrima y pensó: ha muerto un hombre rico, cuántas alegrías y esperanzas habrá desparramado por el mundo con sus enseñanzas, con sus libros. “cuánto tenía para dar”.


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Al corazón
Carlos Manuel Villasuso

Que me dices corazón
al escuchar lo que pido,
en mi lenguaje no mido
tus fuerzas, sino el coraje
que has demostrado en el viaje
por las sendas de la vida.
Has amado sin medida
y siempre fuiste sincero,
por eso al hablarte quiero
no dar palabra perdida.


Debieras sentirte hoy
en tu latir, todo nuevo,
por dentro lleno de fuego
que queme las amarguras,
quedar con las cosas puras
echar el resentimiento
y darle lugar al viento
que lleva hoy la esperanza;
hacer crecer la confianza,
tu rezo… es el instrumento.


Los hombres fallan mil veces
mas no debes olvidar,
hay que saber perdonar
aunque las lágrimas duelan;
tal vez aquellos que vuelan
con el batir de sus alas
alejan corrientes malas,
van buscando las alturas,
soplan corrientes más puras
si sonrisa tu regalas.


Al lastre del egoísmo
se suma la vanidad,
allá en tu otra mitad
el mordisco del instinto
quiere que actúes distinto,
mas dando… sé generoso,
valiente, no temeroso.
Llevar la paz es lo mismo
que taponar el abismo
y el odio del rencoroso.


Quisiera seas amable
aunque estés muy agobiado,
descansarás en el prado
que tienen los corazones.
al dar y pedir perdones
obrarás como Jesús
al ser clavado en la cruz,
le dijo al padre no saben
que mientras más ellos claven
“más grande será la luz”.


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Según como lo mires
Carlos Manuel Villasuso

La vida me iba mostrando en cada paso sus secretos para poder transitarla y pensé: deberé seguir caminando y aprendiendo, pero ¿cuál será la actitud a asumir?
Por el sendero llegue a un río que bordeaba un pequeño pueblito; junto su ribera caminaban el contador de la cooperativa agrícola del pueblo y su hijito.
Vieron un pedazo de pan que flotaba en el agua a la deriva. El padre sabio en números dijo: ¡mira que derroche hijo! El niño bajando la cabeza le contestó: ¡papá, que alegría tendrán los peces que se alimentaran hoy con él!
Había escuchado dos conceptos distintos de un mismo hecho, ¿con cuál posición me hacía solidario, con la del padre o la del niño?
Era una serena mañana que invitaba a descansar en el pasto verde y fresco miré el agua que se llevaba el pan dibujando turbulentas ondas en su superficie y corrían tumultuosas entre las toscas que obstaculizaban el cauce.
La febril danza semejaba el interior de una olla en ebullición por sus burbujas y su espuma. Le pregunté: ¿por qué te inquietas tanto hermano río? Tu vida debe ser muy agitada.
El río me contestó con su corriente cantarina y rumorosa: tú eres subjetivo y “miras las cosas solamente desde tu óptica” como equivocadamente lo estás haciendo ahora con tu vida.
Si levantas un poco la vista verás que no solamente hay piedras en mi cauce sino tranquilas playas donde encuentro reposo y mi fina arena invita al viajero a descalzarse para refrescar su planta.
No seas necio hermano hombre “la vida no es un momento, es la suma de ellos”.




(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 12 de febrero de 2012,
Villa María, Córdoba, Argentina.