Entrevista
GUSTAVO CALERI
Oficio de Librero
Había nacido en Luca, pero se trasladó con su Familia cuando daba sus primeros pasos en la escolaridad. En esta ciudad en la que creció y estableció, fue el lugar donde hace cuatro años logró cumplir su sueño: el de ser librero.
Tiene 42 años y es el propietario junto a su hermana, de una de las librerías más importantes de la ciudad: “Libre Libro”. Y en esas dos palabras que juegan entre sí, por su semejanza gráfica y completud semántica, está la esencia de este lugar que hoy visitamos. Gustavo es arquitecto y se dedicó al ofició con todo su esfuerzo y tiempo desde que se recibió. De manera paulatina, el ejercicio de la profesión le fue dando grandes satisfacciones, pero a su vez otros aspectos de su vida le restaban de manera inversa. El esfuerzo era cada vez mayor, el estrés que aumentaba y el tiempo para su vida disminuía.
La lectura siempre fue su pasión, le encantan los libros y fue quizás el hecho de darse cuenta que no había leído ni un solo ejemplar en todo un año, le hizo replantearse las cosas. Necesitaba tiempo, para leer, para otras actividades, para vivir. Mientras nos acomodamos en un pequeño living que tiene en su local de Mitre y Mendoza nos dice, “el tiempo una de las cosas que nos pertenece y que muchas veces no le damos importancia; pero es una de las posesiones más importantes que tenemos y hay que saberlo invertir. Entonces… yo lo invertía mal, porque sólo trabajaba y no lo invertía en las cosas que me daban placer. Entonces decidí parar la pelota, y ahí se me metió en la cabeza la idea de tener una librería.”
“Siempre he leído, las librerías eran mi debilidad, siempre que iba a algún lado no dejaba pasar por las librerías. El ejercicio de la profesión no me satisfacía espiritualmente, pero si lo hacía económicamente; de esa manera, me permitió ahorrar un poco de dinero y me decidí”. Gustavo no tenía idea del negocio, sólo un gran deseo de poseer ese lugar en el que se concentra toda la cultura en ese objeto tan preciado que es el libro. Si bien siempre imaginó su librería, fue durante parte de 2006 y 2007 que la idea frecuentaba cotidianamente sus pensamientos. Todo transcurrió igual, hasta que se topó con el elemento que lo impulsaría de lleno a concretar su sueño: el lugar. En un día cualquiera, Gustavo Caleri transitaba las calles de la ciudad y se encontró con que una antigua casona que se alquilaba. Era el lugar que imaginaba, en un lugar tranquilo, en una esquina, una casa en la que se respiraba un aire particular. Así fue como en agosto de 2007 iniciaba su negocio en dos habitaciones de esta casa, que se fue agrandando cada vez más y pronto ofrecerá más espacios para compartir cultura.
-¿Cómo fue ese inicio, recibiste colaboración de alguien?
-Mi hermana andaba con ganas de iniciar algo y se suma al emprendimiento como socia, que fue una suerte, ya que me hacía falta alguien que me ayude en el tema administrativo, y ella junto a mi cuñado que es analista de sistemas, me ayudaron. La librería es eso… es manejar un montón de editoriales y un montón de artículos, que si no tenés claro eso se te genera un desorden. Arrancamos en 2007 sin tener idea del negocio y sin muchas expectativas, porque cada uno de nosotros teníamos nuestro trabajo entonces era como un hobby. Fuimos sumando, como en “Casa Tomada” de Cortázar, y apropiándonos de los lugares del inmueble y en cuatro años hemos crecido bastante.
-¿Cómo conseguiste los libros?
-Fui a la Feria del Libro de Buenos Aires en abril de 2007 como público general. La semana anterior, en la feria, había jornadas para libreros, estaban las editoriales con los vendedores…; pero cuando yo fui estaban las promotoras, me dieron tarjetas, mande mails, pero obviamente, nadie me contestó. Luego con mi cuñado nos fuimos a Buenos Aires a visitar editoriales, pero la gran mayoría no nos atendió.
Empezamos comprando algunos títulos, y fue como una cadena, antes de abrir hablamos con Alberto Mateo, que está en Cadena 3, quien el es vendedor de Planeta, Signar… él nos dio un buen pantallazo de lo que es el mundo del libro, nos consignó algunas editoriales chicas y nos presentó algunos vendedores y esos nos trajeron otros.
Los primeros meses fueron duros por el tema de lidiar con editoriales, hasta que podés conseguir cuenta, es todo un riesgo, si comprás libros y no los vendés te quedan en el stock. A veces había un título que compraste poco y se vende mucho y perdiste de vender o todo lo contrario. Saber qué comprar y cuándo es una de las tareas de este oficio.
-El hecho de montar la librería fuera del centro, ¿Qué cosas implicó?
-Fue una apuesta instalarla de este lado del centro, ésta es la parte más antigua de la ciudad, vos cruzás la vía y es más tranquilo. No está encajonado como el centro, me parecía que este movimiento más calmo ayudaba a la librería. Fundamentalmente la casa me decidió. Los negocios siempre cambiaron mucho en esta cuadra, algunos vecinos me decían que en este lugar no funcionan. La esquina es importante y el hecho de tener colegios cerca como el Bianco o el Rivadavia ayuda. La librería se surte mucho de libros escolares todo el año, hay una fuerte venta escolar.
-¿Cómo ves el presente del libro?
-El negocio nos fue llevando a enfrascarnos cada vez más en esto, me insume mucho tiempo y me gusta mucho más que lo otro. Anda bien, la cuestión escolar, la promoción de la lectura no sólo de primaria sino la secundaria suma a las ventas, pero no es sólo por eso. En la Feria del Libro se dan los datos cuantitativos de los libros impresos en el año y sorprende ver que se viene rompiendo el record, hoy en día son casi 23.000 novedades por año. El tema del libro está teniendo un resurgimiento, el mundo del libro está pasando por un buen momento. Más allá de que con Internet no se lea igual que antes; pero comparado con los ‘90 se lee mucho más.
-Ya que lo mencionás ¿qué opinión te merecen los libros electrónicos?
-El libro electrónico tarde o temprano va a modificar los hábitos de lectura, pero hoy en día no miden la aguja; quizás los nativos digitales opten por esa tecnología más adelante. El tema del libro es que se demora el mismo tiempo para leer hoy, en papel o digital, que hace 500 años atrás. Hoy en día la paciencia para leer se va perdiendo más, con el tema de la velocidad, con Internet y las tecnologías. Ser lector o no serlo, es algo que viene con uno. Te gusta leer o no te gusta. Se nace con esa pasión.
-¿Cómo ves el desarrollo de las editoriales locales, regionales y provinciales?
-La prueba de que el libro goza de buena salud es que hay muchas editoriales nuevas en la provincia. Es un reflejo. Si lo hay es por algo, que haya muchos que intenten emprender una editorial, significa de algún modo que hay un circuito donde se consume. Hay un movimiento y escritores también, no sólo los que estaban, sino que hay nuevos, creo que en las grandes ciudades pasa lo mismo.
La venta de los libros locales son un poco más complicados, en Villa María hay una gran tradición poética, pero la poesía no vende, ni local, ni provincial, ni nacional… es así. La poesía la consumen los poetas y no todos los poetas, es muy selecta. Es una lectura que no a todos les llega. Hay que sentarse a leer poesía, cada frase tiene todo un laburo y tiene un trasfondo que no podés leer de corrido. Exige mucha más paciencia que la narrativa.
-¿Cuáles son los géneros más consumidos?
-Lo que más tenemos, son de narrativa y ficción, tenemos un amplio stock y de buenas cosas, tenemos un mayor público de ese tipo de libro. Es lo que vendemos más. También la autoayuda se vende, ensayos históricos, libro de política, ensayo… además tenemos público de la universidad.
-Hemos venido a visitarte en un momento especial, estás por inaugurar un café ¿qué nos puedes adelantar al respecto?
-La idea es tener un espacio, donde se pueda tomar un café, leer diario y luego del cierre de librería, que sea un lugar de expresión de la literatura local y provincial. Hay muchos tipos talentosos y que no tienen un lugar donde expresarse concretamente. Queremos que ese espacio sirva para ciclos de lectura, o presentar un libro y recibir a los escritores consagrados, como María Teresa Andruetto, que ya nos visitó una vez. Claro está que esto es una librería, tenemos 14.000 libros en exposición, el café es un anexo.
El café y la literatura siempre han ido de la mano, es un lugar de encuentro, de reunión, de inspiración; un espacio tradicional en el que se han escrito parte de lo que solemos llamar literatura argentina. Es por ello que celebramos este crecimiento, de un proyecto privado que apuesta por la lectura. Por que los libros nos ayudan a crecer como sociedad, nos hacen mejores personas, nos hacen, en definitiva, más libres.
(*) Publicado en ninguna parte... 03 de setiembre de 2011.-