domingo, 30 de octubre de 2005

Cristina Loza

EL JUEGO DE LAS LÁGRIMAS
Diálogo con la narradora cordobesa Cristina Loza


Introducción Carlos Gazzera
Entrevista de Darío Falconi
Foto gentileza de La Voz del Interior

El jueves próximo pasado, la escritora Cristina Loza presentó en la Biblioteca Municipal y Popular de Villa María su libro EL REVÉS DE LAS LÁGRIMAS. El evento, que congregó a un nutrido público de nuestra ciudad, contó con el auspicio de EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS. Cristina Loza nació en Córdoba, ciudad en la que reside. Es fisioterapeuta egresada de la UNC y en el año 2002 comenzó a publicar literatura, dando paso así a una de sus pasiones más profundas.
Su primera novela, MALASANGRE que será relanzada en breve en una segunda edición por Ediciones del Boulevard, tiene como protagonista a Pilar, una joven adolescente que en los años ´50 descubre el erotismo y sus pasiones. Claro, esto que parece de lo más normal, puede resultar antitético a las rígidas enseñanzas religiosas y los prejuicios morales de una clase social que se siente iluminada y destinada a mandar.
Destaquemos por último, que Cristina Loza fue finalista el año pasado del Concurso Planeta de Novela con EL REVÉS DE LAS LÁGRIMAS. Lo que sigue es parte del largo e interesante diálogo que EL DIARIO CULTURA mantuvo con la autora momentos antes de su presentación en nuestra ciudad.


- ¿Cómo surge la idea de presentar su libro en Villa María?
- Este libro siempre tiene toques de magia; es decir, había una amiga de mi hija que estaba yendo a la presentación del libro en Córdoba en la Universidad Católica y se encuentra con una señora de acá que le dice “me voy a la presentación de Cristina Loza”, a lo que le respondió “yo también voy”. Esa señora tiene contacto con la Biblioteca Mariano Moreno, vino muy interesada, le había gustado lo original de la presentación porque tenía una parte muy visual. Allí había descendientes de la comunidad ranquel que hicieron una rogativa, que es una especie de pedido de oración para que todo estuviera bien. Realmente fue muy mágico, se vio como una energía en la sala después de invocar al gran padre. De ahí se pone en contacto con la gente de la Biblioteca, ella empieza a interesarlos acá, leen el libro, un librero local también lo había empezado a vender muy bien, entonces allí aparece la invitación para que yo esté presente hoy.

· EL GÉNERO PREDILECTO
- ¿En qué géneros ha incursionado y con cuál se siente más a gusto?

- Cuentos, poesías, pero me siento más cómodo con la novela; es donde uno puede mentir más a gusto (risas).

- Además de esta presentación se está preparando un relanzamiento de su primera novela, MALASANGRE ¿qué nos puede decir al respecto?
- MALASANGRE es una novela muy intimista, está narrada desde la voz de una niña que está por entrar a la adolescencia y que pasa todo un verano en la casa de un abuelo al norte de Córdoba. Está ambientada en 1953, un año después de la muerte de Eva Perón. Allí se rescata el mundo de los adultos y tiene además un trasfondo político; porque el dueño de la estancia es un caudillo conservador y la niña ve todo ese mundo en el que obtenía siempre la misma respuesta a sus interrogantes: “cuando seas grande”. Yo amo mucho esa zona, están rescatados el paisaje, el brillo del molino, las catas; hay una frase particularmente que dice “ella mira hacía el monte, los algarrobos y sus ramas retorcidas caidas por el viento y aún tirando hojas, por el cielo el relámpago verde pasan las catas discutiendo sus cosas y el sol estalla furioso en la aleta del molino”. Me gusta mucho lo visual, yo quiero que el lector vea lo que le estoy contando.

- ¿Qué diferencias hay y que puntos de contactos se pueden establecer entre su primera novela y la que hoy que se presenta aquí?
- MALASANGRE es visceral, se fue formando en cincuenta años de vida, tiene infancia, tiene paisaje... No es autobiográfica, tiene algunos lugares y personas; justamente por creerla autobiográfica me costó el cariño de dos tías.
EL REVÉS DE LAS LÁGRIMAS es muy distinta porque tiene investigación; te doy una frase de mi papá que dice que aún para mentir hay que tener rumbo. El lector cordobés es muy detallista, es muy puntilloso; es decir, está buscando. Había que pasar ese tamiz porque fundamentalmente a este lector le gusta leer mucha novela histórica. Era todo un desafío, ya que yo nunca escribí ese tipo de obra.

- ¿Coincide en que en la actualidad hay una especie de boom de dichas novelas?
- Sí, lo cual no significa que yo me quede en este género, la próxima creo que va a tratar sobre los inmigrantes que vienen a una Argentina con la crisis del año ’30. No me gusta encasillarme, es un desafío, hubo una escritora en Córdoba que me dijo que nadie podía meterse en la piel de los personajes de doscientos años atrás y a mí me picó. Yo creo que una mujer puede entender lo que siente otra mujer cuando es violentada su cuerpo, cuando es sacada de su hábitat, cuando pierde su referente; yo lo comparo con una persona que está desempleada, pierde amigos, pierde un referente, pierde una brújula. O alguien que tiene una enfermedad terminal, toda su vida empieza a cambiar, entonces todo lo que nos provoca un cambio muy grande y radical en esta vida es lo que le pasa a la protagonista de EL REVÉS...

· LA EXPERIENCIA DE LA ALFOMBRA ROJA
- Consideramos que existen ciertas buenas novelas que pasan desapercibidas; por indiferencia o por falta de prensa no terminan de darse a conocer. El ser una de las finalistas de un premio literario muy importante le da un cierto aval a la obra. ¿Qué opina al respecto y cómo vivió esa experiencia personal?

- Es un espaldarazo, yo no puedo negar que hubiera sido distinto si estuviera remando, buscando editorial, que cuando ya viene con eso; eso es innegable. Eran alrededor de 270 novelas de cinco países y estar dentro de las diez finalistas me puso muy contenta. Me pasó algo muy gracioso porque yo creo en mi novela y cuando la iba mandar a Planeta la gente de Córdoba del círculo literario me decía “no... el premio está arreglado”, y yo dije “bueno, estará arreglado el primero, los finalistas no. Que le den el primero a quien quieran, yo quiero ser finalista”. Jorge Londero que me presentó la novela con Sergio Carreras en Córdoba, me decía y lo manifestó en la presentación que yo repetía “voy a ser finalista”, a lo que me contestaban “qué optimista”. Es que yo creo en eso de que cuando uno desea algo con tanta fuerza, el universo conspira para que eso se logre; funciona así, tiene que ver con las ganas, con el entusiasmo, es de mucho trabajo, disciplina. Gracias a Dios tengo una correctora de lujo a la cual le daba el texto así en crudo (mientras dice esto realiza un ademán simulando la entrega de un mamotreto a su interlocutor).
El premio se daba a conocer en noviembre del año pasado, yo le pregunto a Reyna Carranza que había sido finalista y ella me decía “no, a mí me han avisado tres días antes”, yo contestaba “no, es mañana”. Ya estaba en estado catatónico, ese día no me había pintado que eso ya era gravísimo. La llamé a mi amiga Graciela y a mi papá, él me decía que los caminos del señor son misteriosos, luego termino de colgar con ellos dos que me daban ánimo, pero ya no pasaba nada. Eran las seis de la tarde y se me ocurre levantar lo mensajes del teléfono: “hola este es un mensaje para Cristina Loza, usted es finalista del Premio Planeta, por favor comunicarse...” Yo tenía un esplendoroso ataque de hipo, no podía parar. Llamé y lo primero que dije fue, (a ver esa pregunta femenina), ¿qué me pongo para ir? Conseguí pasaje inmediatamente. En el Hotel Alvear pensaba que durante la primera media hora iba a escuchar “¡Seguridad! ¡¿Dónde se metió esa mujer de pelo colorado?!”, no me lo creía y empecé a ver que nadie me corría, me dije que estaba en el patio de mi casa; si estoy acá es porque me han invitado, porque me lo merezco, porque soy cordobesa y de pronto me sentía que estaba representando a mi provincia. En un determinado momento estaba rodeada de gente como Bayer, estaba García Hamilton, Pacho O’ Donell. Cuando me terminan de presentar a todos dije “tengo un empacho de Canal à” porque la única manera de conocer a todos juntos era por el cable. Era la primera vez que presentaba una novela en un concurso.

· PUENTES Y LLAVES HACIA LA LIBERTAD
- ¿Qué expectativas posee para la presentación de esta noche?

- A mí estos últimos años me han pasado cosas muy feas y entonces cuando la vida me está dando esto, invitaciones, la venta del libro que está por su quinta edición en cuatro meses, entonces yo tengo abiertas las manos, los ojos, la boca al universo. Esto es esplendoroso, a mí me gusta mucho el contacto con la gente, no le huyo, me gusta mucho ese puente que uno tiende entre uno y el que me lee. No creo que nadie escriba para sí mismo, el que escribe busca que lo lean.

- Para finalizar ¿le gustaría compartir algún mensaje con los lectores de EL DIARIO CULTURA?
- Yo creo en la palabra escrita. El otro día arme un mail que se los mandé a las libreros de las bibliotecas de la Argentina diciendo que el libro te da La posibilidad de la libertad de pensamiento, en tanto tengamos esa llave y mantengamos ese don no todo está perdido.-
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 30 de octubre de 2005.-

"El Resentimiento" de Iván Ferreyra

UNA CÓRDOBA CON POBREZA, HABITADA POR GENTE PERDEDORA
Submundo oscuro y degradante, con percepciones y vivencias que pocos escritores tienen el valor de decir.
(Sobre "El resentimiento" de Iván Ferreyra, Ediciones Recovecos, Córdoba, 2005, 122 páginas)



En uno de los tantos prólogos que le fueron encomendados a Borges se lee: “es grave tarea juzgar un libro, intuir por el examen de su lectura las particularidades méritos o fallas, pero más delicado y más arduo es comprender el alma personal que sus páginas manifiestan”. Vomitados por un tubo que nos transporta desde las primeras páginas a nuestra Córdoba capital actual, nos encontramos con una ciudad donde se respira la pobreza, donde sus habitantes son una serie de personajes que emplean un lenguaje callejero, ácido y hasta muchas veces desopilante. Son perdedores que se conforman con ser lo que son, o, lo que es peor, con asir una botella de vino y creer que “es lo único que tienen para sobrevivir”.

Las relaciones interpersonales están fracturadas, al igual que muchos valores: “realmente, aparte del vino, son pocas cosas las que nos unen”. En El resentimiento el lector deberá hurguetear las cinco vísceras que conforman los capítulos para seguirle los pasos a Iván, personaje central que intenta escribir una novela cuyo personaje es Polo. No es casual aquí que escribir rime con sobrevivir, porque Iván plasma sus ideas en papel como un medio para retrasar la muerte. Sin lugar a dudas es este personaje el alter ego del escritor quien utiliza este recurso, que opera como una especie de caja china o cuadros dentro del cuadro. Este es el submundo oscuro y degradante que no da respiros. Ni siquiera al lector, donde la prosa ligera inyecta el oxígeno necesario para no parar, para digerirla de una sola sentada. La originalidad del texto radica en que Ferreyra talló distintas percepciones y vivencias que no son ajenas a las nuestras, pero pocos escritores tienen valor para decirlas. Será posible reconocer en espacios físicos de Córdoba o reconocernos en las acciones comunes donde la hipocresía social será herida por la pluma de este cordobés de La Carlota: “Prendo la tele, es verano, la gente en los festivales se sienta a evaluar a los artistas con aplauso complaciente (...) Abrigados, con termos y recipientes llenos de comida, y con su boca llena, aplauden hasta las llagas, son un jurado de incompetentes. Sólo pagan para mostrar sus carteles y que los vean en la tele”.

El resentimiento se configura como un espejo y por lo tanto un reflejo (inmundo en este caso) de las relaciones humanas, donde el malestar, la violencia, la pobreza y las drogas son los principales ingredientes de un alimento en constante descomposición; sin embargo es un recorte en mutación, ya que hay esperanzas aunque parezcan utópicas. De todas formas no es en esta novela donde se resolverá la cuestión; para dilucidarla habrá que esperar las próximas apariciones de esta singular trilogía cordobesa. (c) LA GACETA


(*) Publicado en LA GACETA de Tucumán, domingo 30 de octubre de 2005.-