DANIELA DÍAZ
Arte para vestir
Como presagiando los rumbos de nuestra entrevistada
de hoy, el cantautor argentino decía en “Dulce Daniela”, “ella decide cuando es
de día / ella maneja el sol / anda pintando toda la casa / con trozos de
crayón”.
Hace poco, releyendo los versos de esa canción,
Daniela Díaz se sorprendía a sí misma; porque acaso sin buscarlo, el dibujo y
la pintura, se convirtieron en la manera de exteriorizar todos los sentimientos
que deambulaban en su interior. Daniela dibuja, pinta, hace graffitis, escribe,
diseña… y lo combina con la ejecución y el estudio por la composición musical.
Trabajó en relación de dependencia durante poco más
de diez años, detrás del escritorio de una farmacia o renegando en los “cybers”,
cuando éstos eran el furor de la novedad. Es de Córdoba, pero pasaba la semana
en Villa María para poder concurrir a la universidad. Regresaba los fines de
semana para trabajar y así poder cubrir mínimamente sus gastos. El trabajo en
negro, el trajín que no daba respiro, fue calando de a poco hasta que decidió
arriesgarse, dejar el trabajo “seguro”, y emprender su propio
microemprendimiento diseñado personajes que pinta de manera artesanal en
remeras y demás superficies.
Por Darío Falconi
Fotos de:
Valentina Lobo Ponticelli
Lucía Puiggrós
Valentina Lobo Ponticelli
Lucía Puiggrós
“Me
decidí, dejé el trabajo seguro para probar con esto que sé hacer y que me
gusta. Al final, ¿el objetivo es llenarte de plata? No.” Daniela, nos ceba un
mate y nos cuenta que la idea primigenia era ser escritora, por eso cuando
tenía unos 10 años concurrió a un taller literario del reconocido escritor Juan
Coletti. También hizo algo de pintura, “15 minutos” según sus palabras; pero
nunca le dio importancia. De niña no jugaba, veía televisión, leía, dibujaba y
escuchaba cuentos en la voz de su abuelo. Más adelante en el tiempo, en la
soledad de una farmacia, en los agobiantes veranos, cuando no hay clientes,
rayó papeles y así empezaron a salir cosas que hasta ella misma desconocía.
Se compró
un anotador en el que en poco tiempo lo completó vinculando la palabra con la
imagen. Se convenció de que “en el arte, no importa la técnica, no importa lo
que está alrededor; importa que tengas algo qué decir.” Era como una erupción,
un incisión en su interior por la que empezó a brotar sin pausa diversas
creaciones. Daniela recuerda dibujar en su casa, en la universidad, en el
colectivo y hasta caminando… “me agarró un ataque, no podía para de dibujar”.
Se le terminó el anotador, compró hojas más grandes, empezó con las acuarelas y
combinó diferentes técnicas motivadas por esa energía interior.
REMERAS ÚNICAS
En la
actualidad, Daniela “sobrevive” con la venta de sus remeras estampadas,
resultante de las ideas de clientes y la originalidad de sus diseños. Como todo
pequeño microemprendimiento “Tienda Pantufla” comenzó con los amigos, luego
vinieron amigos de amigos, la promoción en redes sociales y su página web
(www.danielaveronica.com).
La tarea
no es fácil, porque es ella quien debe hablar con el cliente, comprar los
materiales, diseñar, pintar, hacer la publicidad, vender y todas esas
actividades y roles que una empresa unipersonal requiere.
Sin
embargo para Daniela, si bien necesita la venta de sus productos, su objetivo
principal no es hacer un comercio de todo esto, es necesario…; pero su centro
principal está en dar a conocer sus diseños, sus propios personajes y darle
lugar a sus creaciones.
Una de
las características de los diseños es que la artista se enfrenta directamente
con la prenda de vestir y plasma con pintura (sin previo dibujo) la idea que en
ese momento se le ocurra. “Lo que es materia prima lo voy comprando, lo pruebo
y lo voy viendo, aún tengo algunas pinturas de mi abuela que usé para empezar. Cuando
hice el primer stock de remeras, diseñé un par de personajes, un pulpo mezcla
con divinidad hindú, el gato gigante que ataca la ciudad y otros. (…) Es muy
extraño que a la gente le guste algo que vos pintás, yo pertenezco al mundo de
la música, por el estudio que estoy haciendo y el contacto con los demás
compañeros… y el músico está muy a la vista porque lo que estás haciendo lo hacés
en ese momento. Yo soy una persona muy tímida y me da un poco vergüenza, es
loco, porque el hecho de que vos pintés, así sea que lo pongas en una remera o
en una museo, podes irte de ahí y ver la reacción desde otro lado, es como que
me relajo mucho más.”
OTRAS INCURSIONES
Además de
las remeras que pueden apreciarse en las imágenes, nuestra protagonista realiza
otras intervenciones con formas y colores. Una de ellas son los graffittis que
“es como acercar el arte de cada uno para cualquier persona y en cualquier
lado, a cualquier hora… y eso está bueno porque hay mucha gente que ni se le ocurriría
ir a un museo a ver una pintura, pero sí lo ve en la calle. Hay gente que un
domingo no sabe qué hacer y un museo, por ejemplo, no está en esas
posibilidades… ni lo piensan.”
El
”street art” o arte callejero hace referencia a toda manifestación artística
que se realiza en espacios públicos, como paredones, postes de luz, plazas,
calles… En nuestra ciudad hemos tenido algunas expresiones de este tipo; pero
se realizan de manera esporádica. En las grandes urbes como San Pablo, París,
Barcelona, Toronto, es cosa de todos los días. Daniela, también ha hecho su
aporte, creando dibujos que luego pega en diferentes superficies… cuando el
arte ataca, lo puede hacer en cualquier momento, hora y lugar.
ARTE Y ARTESANOS
En su
alocución Daniela nos relata su incursión en el arte y se plantea varias cosas.
Dice que “hay una división entre lo que es artesanía y el diseño de autor. En
el paseo de artesanos hay un público diferente, hay macramé, hay de todo… en
cambio en la tienda de diseño va otro público…no sé porqué, pero da la
impresión de que tu producto se enaltece. Lo que está bueno es que estás vos y hay
gente que toca la guitarra, otro hace tela, hay payasos, obras de teatro, hay
una banda tocando y pasan muchas cosas… se da mucho en Córdoba. Acá no veo que
pase eso, veo artesanos y nada más.”
Cuando le
consultamos sobre el panorama artístico en Villa María, nos responde que “hay
mucha movida, pero a su vez me parece que esta todo muy aislado. Hay muchos músicos
que además escriben o pintan y muy bien, y de casualidad te enteraste… Creo que
no hay conexión entre los que pintan, los músicos… se me ocurre hacer como un
café literario en la costanera, en la casa de alguien, donde sea, en donde el
que sepa pintar que pinte, el que escribe que escriba y lea, etc… Me parece que
a partir de allí aparecerían intervenciones artísticas en la calle y en muchos
lugares. La idea es juntarse para hacer proyectos conjuntos, estimularse uno y
retroalimentarse. Este lugar no está, no existe el semillero donde se junten
los artistas de manera informal y a partir de esas juntadas puede que salga
algún evento conjunto.”
ELVALOR DEL ARTE
Daniela
nos cuenta que en la ciudad hay pocas propuesta de diseño y que los productos
que se encuentran, en su mayoría, los traen de Buenos Aires. Esto otorga un
plus a su trabajo, otro valor agregado. “Gracias a Dios, nunca alcanzo a hacer
stock de las remeras, porque las vendo antes; pero sería bueno llevarlas a
galerías de arte y otros lugares.”
Si bien
las remeras que realiza Daniela las vende a un precio accesible, ella es
conciente de que su trabajo vale mucho más; “hay que respetar un arte como el
otro. Yo vendo mis remeras más baratas de lo que deberían costar, por el tipo
de trabajo que tienen.” Cada prenda lleva todo un trabajo, de muchas horas o
varios días, que muchas veces no se refleja en el precio que se vende; “sin
embargo ninguna de las cosas que elegí, las elegí pensando en la plata. Me
gusta hacer lo que hago y cuando pueda apostar más, lo haré. Me gustaría tener
mi propio local de arte, para vender más cosas que las remeras pintadas. Quiero
ser mi propia jefa y que me conozcan por las cosas que hago.”