domingo, 28 de octubre de 2012

Hasta Luego. A manera de despedida de El Diario Cultura. Darío Falconi

HASTA LUEGO
A manera de despedida de
EL DIARIO CULTURA



Muchas veces cuesta despedirse. Dejar una palabra en la que uno pueda sentirse cómodo, sentir que ha dicho todo lo que tiene que decir y que ha podido condensar en unas páginas, todas las sensaciones experimentadas durante varios años de trabajo. Esta vez no será diferente y seguramente, no habré podido enunciar acabadamente estos sentimientos. Quien suscribe estas líneas deja, a partir de hoy, la coordinación de este espacio dominical que se ha llamado EL DIARIO Cultura.

Motivaciones personales son las que han convergido para tomar esta decisión… y cuesta. Cuesta porque desde que comenzamos allá en 2004, ha pasado mucha agua bajo el puente; muchas personas, muchas vivencias, muchos testimonios recogidos y muchos amigos nuevos. El primer domingo de mayo de 2004 Carlos Gazzera tomaba el timón de un espacio que durante los ’80 y ’90 Bernardino S. Calvo creó y desarrolló de manera magnífica. Con su sapiencia y agudeza el profesor Calvo marcó una época con el recordado El Diario Cultural. “Dino” nos acostumbró a leer un producto cultural de alta calidad con notas e investigaciones sobre la ciudad y sus personajes. Con una rigurosidad y seriedad desplegó en ocho páginas los distintos temas que atañen a la cultura teniendo como centro insoslayable la ciudad en la que vivimos. Lamentablemente, su muerte dejó trunco un espacio que durante un tiempo dejó a este medio sin ese material importantísimo.

Como dije, en 2004 Gazzera reinauguraba este importante espacio, continuando, de alguna manera, el espíritu de Calvo. Sin embargo eran otros tiempos, otras realidades las que nos tocaba vivir como argentinos y villamarienses. El nuevo coordinador me invitó a participar a manera de colaborador, reseñando algunos libros que fueron apareciendo intercaladamente, entre notas sobre distintas artes; luego fueron notas diversas y varias entrevistas.

Para comienzos de 2006 mis colaboraciones se hicieron permanentes y heredé este lugar que pasé a coordinar hasta el día de la fecha. Durante todo este tiempo ininterrumpido hemos tratado de llevarle a los lectores de Villa María y la región textos culturales que alimenten las almas ávidas de conocimiento, de regocijo literario y de contemplación artística.

Hemos tratado de llevarles diferentes propuestas culturales, priorizando la entrevista, para acercarles de la manera más directa posible a los artistas y personajes. La literatura local y regional ha tenido un destacado lugar en estas páginas, no solo por cuestiones afectivas cercanas a nuestros gustos personales, sino porque en la ciudad existe un desarrollo de estas artes que se manifiesta en grupos literarios, libros editados, editoriales, entre otros. La música ha sido otro de nuestras temáticas recurrentes, es notable el desarrollo de los músicos de la ciudad, ayudado seguramente por las escuelas de música, el Conservatorio Felipe Boero y sobre todo la instalación de la Universidad Nacional de Villa María. Esta Casa de Altos Estudios potenció todas las artes en general y le dio a la ciudad un impulso innegable en diferentes direcciones. El arte audiovisual también tuvo su momento preponderante, pero también hubo notas sobre coleccionistas, pintores, locutores, historiadores, teatro, inventores, bares, libreros, fotógrafos, danzas, performers y algunos personajes que le han dado color a esta villa. Tampoco descuidamos la región, ya que hemos dado lugar a diferentes localidades a las que llega este matutino. Se buscó de alguna manera, contener a todos y a cada una de las voces que desde su trabajo y esfuerzo aportaban a la cultura de esta región de la cuenca láctea en la que estamos enclavados.

Quiero destacar que nuestro espacio desarrolló una política participativa estimulada por la línea editorial de EL DIARIO, y esto es que cada lector tenía y tiene la posibilidad de colaborar con sus opiniones y escritos. De esta manera muchos lectores intervinieron con sus notas, pensamientos, textos literarios, entrevistas y demás propuestas a lo largo de estos años. Esta actitud es digna de destacar y acorta las distancias entre el medio periodístico y la gente. Villa María siente a EL DIARIO como propio, “el diario de la gente” dice por ahí, este sentimiento es fomentado por actitudes como ésta, más aún, si recordamos su crisis y su volver a resurgir en calidad de cooperativa de trabajo. Este hecho sin igual, el de recuperar una empresa en manos de sus trabajadores, hizo que este medio sea tomado como ejemplo en el país y un modelo a seguir, del cual nos sentimos orgullosos.

Volviendo a EL DIARIO Cultura y después de estos ocho años de acompañarlos, llega el momento de inhalar profundo y que este proyecto renueve su aire, que vengan nuevas miradas y que se realicen otras lecturas. Se hace necesario un cambio, con más participación y que se abra aún más el abanico de temáticas y posibilidades culturales que esta ciudad posee. Villa María ha crecido exponencialmente en la última década, y cuando uno dice esto no solo se refiere a la cuestión edilicia, sino a cuestiones académicas, expresiones artísticas, musicales, culturales en suma.

Es por ello que quien escribe estas líneas deja este espacio dominical, para que otros mejoren más lo que uno ha podido sembrar y cosechar en estos años. Creo que con más aciertos que errores hemos comenzado cada semana aportando todo lo que desde nuestro lugar pudimos poner. El tiempo, el gran juez, dirá si nuestro aporte ha sido tan valioso como creemos que fue. De todas maneras, mi despedida no será un hasta siempre, esporádicamente podrán leerse algunas de mis notas, pero ya no será con la periodicidad con la que venían apareciendo.

Quiero agradecer públicamente a todo el personal de EL DIARIO del Centro del País por esta oportunidad que me han brindado durante todos estos años. Especialmente a Raúl Olcelli y Mercedes Dagna con quienes hemos compartido y llevado adelante este espacio cultural y quienes han sabido resolver todos los obstáculos que nos han tocado sortear. Ellos saben todo lo que ha significado llevar cada semana EL DIARIO Cultura a cada casa. En un momento donde muchos medios periodísticos recortan sus páginas de cultura, EL DIARIO, el diario de la gente, nuestro diario, sigue apostando por esta palabrita que abarca todo el quehacer de nuestra sociedad.

Un gran saludo a los lectores y los mejores augurios para que este espacio vuelva a convertirse en un suplemento (en el sentido literal del término). Hay que seguir apostando a la cultura; desde mi lugar lo hice hasta hoy como coordinador de este espacio, a partir de ahora seré un lector más y desde allí apoyaré esta iniciativa. Muchas gracias y hasta luego.



Darío Falconi



(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 28 de Octubre de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.

domingo, 21 de octubre de 2012

Iván Ferreyra. Un tipo RARO



IVÁN FERREYRA
Un tipo RARO
Nuevo poemario del escritor cordobés


Hablar de Iván Ferreyra es hablar de un tipo raro. Es alguien que sale fuera de lo común, alguien que dice y hace lo que piensa, alguien que sale desnudo a la calle a mostrarse como es. Auténtico. A la hora de presentarse Ferreyra deja de lado todas las poses eufemísticas y paquetas, para esgrimir su ecléctico vitae: “Sodero. Mecánico. Carnicero. Portero de edificio. Jugador de Fútbol. Escritor de horóscopos. Periodista. Gerente de whiskería. Vendedor de parcelas de cementerio parque. Vendedor de destornilladores de precisión a ciegos y gitanos. Manager de hinchas de fútbol. Editor. Divulgador de Discurso. Llenador de mariposas en la panza. Enfermero alpinista. Animador de feriados. Activista de internet. Performer. Blogger. Escritor.” En esta enumeración está la esencia que nutren sus escritos, quizás por ello las coloca a todas en el mismo nivel, porque todos han sido importantes y porque allí está la vida, la verdadera vida.
Acaba de publicar RARO, su quinto libro y segundo poemario. En esta oportunidad y a lo largo de 83 poemas Ferreyra habla de todo; al decir del poeta local Marcelo Dughetti este volumen “estalla como una bomba y vuelan miles de fragmentos”. Dentro de una cubierta negra y con letras en mayúscula sostenida, RARO nos genera intriga y curiosidad. Quien se tope con este libro está tentado a tomarlo. Podrá girarlo y leer en la contraportada “¿Dónde está Jorge Julio López?”, que es una de las tantas maneras que Ferreyra ha encontrado para seguir bregando por el paradero del albañil y militante peronista, desde su lugar, para que esta búsqueda no sea devorada por el olvido.
RARO es un libro de poemas, Ferreyra contradice todas las modas, un poemario de casi 100 piezas no es algo común. Quienes han leído sus anteriores novelas, seguramente ingresarán a la lectura con cierto prejuicio de encontrarse un Ferreyra oscuro, embrollado o revulsivo; sin embargo la oscuridad que ofrece las tapas de este libro, no alcanza para opacar la luz que se encuentra en su interior. Nos encontramos con un escritor sensible y hasta tierno que asevera que “publicar un libro es tatuarse una palabra hermosa”.
Dejamos así el espacio para que una poetisa, un fotógrafo y un periodista nos digan qué significa RARO para ellos. Cerramos con un poema del libro.



Por Darío Falconi
Fotos de Gabriel Magnesio, Verónica Meloni
y Secretaría de Cultura Municipalidad de Córdoba
eldiariocultura@gmail.com






LECTORES RAROS
POR: CECILIA DE LUCIO (POETA)

Raro es la abuela que nos duele.
Es el choripanero al que se le fueron las palabras
el día en que la tristeza se vistió de país.
Raro dice No puedo elegir el dolor de los demás
mientras guarda la luna entre sus ruedas.
Tiene el olor de la mujer que te atravesó
bordando
y de las que se quedaron a mirar tus cicatrices.
Es una conversación de día nublado. De perros y vecinas.
Raro está lleno de preguntas que rompen.
¿Dónde está Jorge Julio López?

Raro es el lugar de los que perdieron todo,
menos la ternura.








LECTORES RAROS
POR: RODRIGO DEL CANTO (FOTOGRÁFO)


Hoy estoy RARO o la rebelión de las palabras.

En la ruta del fracaso desmenuce verso a verso la poesía que desgarra.
Uno pronuncia esas palabras y no hay vuelta atrás.
Siente el cosquilleo de la cariñosa.
Destila destellos luminosos focalizados en una dirección.
Provocación.
Un punk rocker a lo Espinosa.
Duro por fuera, blando por dentro.
Nunca tengas un hijo con una persona que no entiende de sueños, ni que repite la palabra plata en su discurso infinitas veces.
Cuando terminé de leer RARO, corrí a comprar un vino tinto para aguantar la melancolía.
Porque todos somos raros.




LECTORES RAROS
Por Santiago Pfleiderer, diario Alfil, martes 25/09/12


Presagios del extrañamiento.

Raro (del latín rarus): (Adj.) Que se comporta de un modo inhabitual. Extraordinario, poco común o frecuente. Escaso en su clase o especie. Así es el nuevo libro de Iván Ferreyra.
Él es un escriba tatuado por la tinta de los muertos, de los desaparecidos, de los desengañados; tatuado por albinos, ciegos y mordido por perros callejeros. Iván Ferreyra recrea mitos desde las bocacalles, desde el Mercado Norte, desde Alberdi, desde Canals y La Carlota. El escritor que junto al dramaturgo Jorge Villegas y al poeta Omar Hefling llegó en un Ford K a La Higuera y a Vallegrande, los lugares donde asesinaron e inmortalizaron al Che Guevara.
Iván Ferreyra es un mensajero de cemento y graffiti. Oriundo de Canals (provincia de Córdoba), Iván –el N2- es el gestor cultural de los que no entran en las agendas. Ex boxeador y gerente de una whiskería, inventor de horóscopos, periodista y autor de los libros El Resentimiento, El hombre Que Ganaba Por Cansancio, Llueve y Bambi. También es el buscador incansable de Jorge Julio López, el editor de la revista Polosecki Magazine, de la editorial Antiplán y el creador de miles de blogs y de eventos para-kulturales como Otoño Sucio/Hermosa Tristeza, La Furia del Libro y los Jueves Malditos. Y acaba de presentar Raro, un nuevo libro de poemas.
Agitador cultural por excelencia, El N2 –como se denomina el escritor- es un activista en diferentes flancos. Desde Facebook provoca incansablemente. Y me refiero al activismo no como algo snob y puramente virtual, sino como una actividad constante de agitación desde la red social que se ve en hechos que se registran día a día en diferentes ámbitos de la ciudad: intervenciones artísticas y políticas, performances estéticas contra el aburrimiento de una ciudad donde comer choripanes de día es un delito.
En su prosa o en sus versos, Ferreyra le hace el aguante a Libros Son, a las editoriales independientes, a los músicos independientes, a los fotógrafos hermosos de esta ciudad como Tomás Barceló Cuesta, a Flay Belzagui y a los Músicos en la Calle. El Under es como un baño de hipermercado: montones de números haciendo cola al final de la noche para ir a mear. La tinta vibra en las noches donde un escritor le confiesa cosas a la mesa de un bar que cierra. Sonará feo para los pulcros oídos de algunos, pero la realidad tiene gusto a tinta y a vino en caja. Sino, váyanse al bar que está enfrente del colegio Monserrat y hablen quince minutos con el Cabezón Sotelo. Tiene boina roja y su compañía es una botella de Brahma.
Raro, el último libro de Iván Ferreyra (El Mensú Ediciones, 2012), contiene ochenta y tres poemas que se dibujan en una laguna oscura, en un terreno pantanoso como el delirio febril o experimentaciones oníricas donde el olor de una almohada, la oscuridad de una habitación cerrada, los besos y el perfume del sexo se mezclan con el olor a aceite quemado de las motitos de la rotisería y con las frutas podridas del Mercado Norte.
Al mejor estilo del poema “Sea (sounds of the Pacific Ocean at Big Sur)”, de Jack Kerouac, o a “Howl”, de Allen Ginsberg, Ferreyra escribe odas a realidades desvencijadas pero con cierto aire de exabrupto, de sorpresa y de una ingenuidad generada por el cansancio.
Los poemas son raros. Raro es que no aparezca Jorge Julio López. Raro es salir de joda un domingo, como los mozos y los peluqueros. Raro es ver un perro con brackets. Raro es que el Teatro Comedia no esté funcionando. Raro es tener sexo con una prima. Raro es el perdón, y raro es el resentimiento.
Uno va en la constante búsqueda de aquello que perdió, un camino hacia la redención. La vida es eso que te ocurre mientras la Mole Moli baila por un sueño. La vida es una sucesión de asados, dicen.




Nº02. MADE IN TAIWAN
Iván Ferreyra
de RARO


En la ciudad sin mar,
el amor es agua.

Mario cerraba el evento,
tiene cáncer en el cerebro me dicen,
hace un año que no toca.
Perdió un ojo y media boca,
pero no el corazón,
y Mario lo menciona mientras pide disculpas
por el fallo que nadie oyó,
nos ofrece Titanic y su Saxo,
el barco de su vuelta a la lucha.
Mario mira el mar,
a nosotros las lágrimas nos congelan la cara.
Ya en mi cabeza no suena otra cosa que un Cello
y una lluvia que no moja.
Una forma de debilidad me crece en la piel,
no se avanza arrodillado ante la tristeza,
el silencio de los que no cuidan
lastima más que un bisturí.
Me acostumbré a no joder,
como si en eso creara un manual
de instrucciones de supervivencia.
La poesía me abandonó,
me dejó en la calle,
hace días que no se banca mi dolor en el pecho,
mi tos histérica,
esa flema que reemplazó la sangre,
no tolera mi debilidad.
Me abandonó como quién lo hace
con lo que percude, resisto,
me rescato construyendo barcos
de papel glacé,
y solo soy un caballo con miedo en un salto ornamental.
La poesía me abandonó en una esquina,
está sentada al lado de la travestí
más linda del Mercado.
Mis dedos no sirven ni para señalar.



(*) Publicado en El Diario del Centro del País
Domingo 21 de octubre de 2012
Villa María, Córdoba, ARGENTINA.




martes, 16 de octubre de 2012

Sobre el cierre de bar Mundo


En este post, publicaré otras repercusiones sobre el cierre de Mundo Bar, pero que no aparecieron en las tres entregas que hicimos en EL DIARIO Cultura.

---------------------


EL DIARIO del Centro del País
Portada  »  Opiniones  »  Sobre el cierre de bar Mundo
16 de Octubre de 2012

Opinión
Sobre el cierre de bar Mundo



An­tes que to­do o que na­da me gus­ta­ría de­cir que pa­ra mí, co­mo ma­má tra­di­cio­nal y con­ser­va­do­ra, fue muy du­ro oír de mi hi­jo Ro­ber­ti­no que só­lo que­ría de­di­car­se a la mú­si­ca y que por na­da del mun­do es­tu­dia­ría al­gu­na ca­rre­ra tra­di­cio­nal que lo res­pal­de en la vi­da. 
Só­lo le in­te­re­sa­ba la mú­si­ca y cuan­do al fin de­ci­dió ir­se pa­ra es­tu­diar eli­gió So­ni­do, de mo­do que de­bí acep­tar que  eso se­ría: mú­si­co o so­ni­dis­ta. Pues bien, otro gol­pe re­ci­bí años des­pués cuan­do nos pi­dió apo­yo eco­nó­mi­co pa­ra ayu­dar a su ama­do bar Mun­do por­que su ami­go Pa­blo se fun­día y el bar se ce­rra­ría y ya no ten­drían dón­de to­car con su ban­da o es­cu­char a otros gru­pos que no se en­cuen­tran en la ra­dio ni en los bo­li­ches. Y así, sin pen­sar, se con­vir­tió en un em­pre­sa­rio de la no­che.
Mun­do nun­ca tu­vo ni ne­ce­si­tó em­plea­dos. To­do ti­po de jóve­nes y no tan jóve­nes ar­tis­tas, plás­ti­cos, he­rre­ros, mú­si­cos y es­tu­dian­tes em­be­lle­cie­ron ese vie­jo y de­te­rio­ra­do es­pa­cio con pin­tu­ras do­na­das por una ge­ne­ro­sa fá­bri­ca lo­cal o com­pra­das por ellos mis­mos, de­jan­do su hue­lla, su im­pronta y dán­do­le un ca­rác­ter tan par­ti­cu­lar y úni­co que re­sul­ta­ba di­fe­ren­te y don­de la cul­tu­ra y el ar­te se ex­pre­sa­ban sin com­ple­jos ni con­di­cio­nes.
Mun­do no tie­ne ca­sas ve­ci­nas ni que­jas por rui­dos mo­les­tos y es­tá en el cen­tro, de mo­do que ar­tis­tas y fans lle­ga­ban ca­mi­nan­do, en bi­ci o en ska­te y pa­ga­ban una mí­ni­ma en­tra­da, que era el úni­co ca­chet de los ar­tis­tas, pa­ra ver un show en vi­vo que no era mul­ti­tu­di­na­rio, de mo­do que no ha­bía va­lla­do de con­ten­ción ni na­da pa­re­ci­do y, por en­de, los ar­tis­tas cir­cu­la­ban en­tre el pú­bli­co.
Hoy Vi­lla Ma­ría se ha que­da­do sin ese lu­gar, que tal vez mi­les de vi­lla­ma­rien­ses des­co­no­cían su exis­ten­cia, pe­ro sí era muy re­co­no­ci­do en to­do el país y aun fue­ra de él, de don­de han lle­ga­do, vía re­des so­cia­les, men­sa­jes de alien­to,  de sor­pre­sa y de es­tu­por, cla­ro es­tá, en­tre un gru­po no mul­ti­tu­di­na­rio, pe­ro que  no se sien­te a gus­to en nin­gún otro es­pa­cio de di­ver­sión por­que ese era el lu­gar que sen­tía co­mo pro­pio o que lo iden­ti­fi­ca­ba. 
El mo­ti­vo de la pre­sen­te es agra­de­cer to­da esa so­li­da­ri­dad y apo­yo que mi hi­jo ha re­ci­bi­do siem­pre y que por es­tos días se han ma­ni­fes­ta­do de for­ma cla­ra y amo­ro­sa no sólo pa­ra apo­yar­lo en su ac­ti­vi­dad, si­no pa­ra ha­cer ver que ya no ten­drán ese lu­gar de ex­pre­sión de ar­te y cul­tu­ra y que lo­grar ar­mar otro no se­rá tan fácil. 
Tal ­vez el pro­ble­ma sea que no con­vo­can mul­ti­tu­des, son es­pa­cios pa­ra pe­que­ños gru­pos de per­so­nas y las au­to­ri­da­des no re­pa­ran en ellos por­que de­ben ocu­par su tiem­po en te­mas más im­por­tan­tes y ma­si­vos.
 
Marilyn Beatriz Sanczuk
DNI 14.511.397

domingo, 14 de octubre de 2012

Fuera de este Mundo. Tercera parte



FUERA DE ESTE


Postales de un lugar diferente
Tercera parte



Llegamos a la tercera y última entrega de estas postales sobre Mundo Bar. Los jóvenes de la ciudad han manifestado, a lo largo de estos tres domingos, su descontento con el cierre de este lugar de esparcimiento y recreación. En distintas claves, con quejas, sugerencias, remembranzas, han intentado defender este espacio que desde hace ya varios años se convirtió en parada oficial para todos los músicos que vienen y van a Córdoba, Rosario o Buenos Aires; pero por sobre todo, para el desarrollo del importante potencial musical que se encuentra en Villa María.
Para cerrar estas páginas cinco textos, cinco posturas sobre el tema en cuestión; inclusive, reproducimos una opinión de un bellvillense que manifiesta atravesar una situación similar en su ciudad. El tema no se ha agotado, estas visiones parciales de esta compleja situación, solo han intentado mostrar las diversas realidades y sentimientos por parte de quienes asisten a este tipo de lugares. Quizás estas páginas no hagan que las puertas de este bar se abran; pero al menos, nos permitirán reflexionar y sacar algunas conclusiones que nos permitan mejorar como dueños, gobernantes, asistentes, músicos… siempre teniendo como horizonte el desarrollo cultural de la ciudad que elegimos para vivir.

Por Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
fotos tomadas del Facebook Mundo Bar





NO AL CIERRE DE MUNDO
Por Rodrigo Piedra
Publicado en Indie Hoy
  
Resulta que en una ciudad un poco alejada de los polos culturales del país sucede algo que la mantiene viva hace un par de años. Una movida que pocos hubiesen creído posible cuando la ciudad de Villa María, en la provincia de Córdoba, no era lo que es hoy, con todos sus habitantes, universidades e industrias. Ciudad que con sus casi 100.000 habitantes pareciera totalmente chata con su público regular de “boliches grandes”. Pero ahí en pleno centro, en plena avenida Irigoyen, se emerge Mundo Bar, o simplemente “el bar” como lo llamamos los habitués.
Ningún otro lugar le ha dado a esta ciudad el espacio que ni siquiera ningún gobierno municipal ha sido capaz de darle a la cultura (ojo que tampoco desacredito a lugares más nuevos que también le dan lucha). Bandas en vivo viernes y sábados (a veces también los jueves, a veces también los domingos), muestras de fotos, dj sets, artistas plásticos exponiendo, festivales ecológicos, casa de la primer fiesta de Indie Hoy, por decir algunas cosas que se me vienen ahora a la cabeza. Lo importante era que todos estos eventos no se encasillaban en ningún género: el rock siempre fue el protagonista principal pero hubo cabida para bandas pop, electro, reggae, ska, heavy, folk. Cantautores solistas, bandas emergentes, bandas locales, bandas consagradas. Un lugar que ibas solo y podías terminar hablando de música, de cine o de libros con cualquiera mientras compartías una cerveza. Y si ameritaba la ocasión, en el patio.
“El bar” pasó por decenas de clausuras por parte de una municipalidad “encaprichada” con el lugar. Una vez más, una Municipalidad del mundo es culpable de poner en vilo a una juventud que cada vez tiene menos lugares para salir y que encima no tiene nada que ver con su mundo. No somos culpables de no escuchar lo que pasan en los “boliches grandes”. El rock y la cultura no suceden en esos lugares grandes.
Desde la Municipalidad de Villa María, que curiosamente está justo en diagonal al Bar, ayer lunes 3 de septiembre aconsejaron “cerrar el bar” por la nueva ordenanza para bares vigentes. Atentos que viene la parte ridícula: exige que la gente no baile, que la música sea “ambiental”, que los shows sean de sentado, que no haya luces de colores ni tenues, que no se cobre entrada y prohíbe tener un DJ.
Aparte de darme vergüenza ajena esa ordenanza, me da miedo. ¿Qué? ¿Qué pretenden?
No voy a entrar en cuestiones históricas, ni mucho menos de carácter político, pero de cerrar Mundo va a haber un montón de jóvenes que se van a quedar sin su espacio, el espacio cultural que la Municipalidad jamás pudo darles y que se esmera en quitar. Si cierra me quedo tranquilo de haber sido partícipe de algo que no podría explicar en palabras, pero mágico si se quiere. Y sobre todo por la gente, porque sé que con las pilas que tienen estos chicos estos lugares se van a multiplicar, acá y en todas partes. Pero voy a extrañarlo.




MUNDO DONDE ES
Por Pablo Costantino Felipe

 "Una casa es mucho más que la construcción material donde vivimos. Por el hecho de habitarla, transmitimos a sus espacios el color de nuestra existencia y de nuestros estados de ánimo. Según la ocasión, sabremos buscar entre sus ambientes una habitación determinada, un rincón especialmente acogedor o un espacio abierto y luminoso que nos sirvan como marco apropiado para participar de nuestras vivencias, para contenerlas o para permitir su expansión.
El arte, que capta los latidos del hombre en todas sus manifestaciones, ah prestado especial atención a la compenetración del hombre con sus espacios vitales íntimos sociales."

¡¡MUNDO DONDE ES, NO EN OTRO LUGAR!!




OTROS MUNDOS
Por Nicolás Rizzo y Emilia Casiva

                                                        Buscar y saber reconocer quién y qué,
                                                        en medio del infierno, no es infierno,
                                                        y hacer que dure, y darle espacio.

                                                                        Ítalo Calvino
  


Nos sentamos a escribir estas líneas porque para nosotros, como para tantos, Villa María sin Mundo Bar ya casi no nos parece Villa María. Nos habíamos acostumbrado, y dábamos por sentado, su existencia. No imaginábamos que habría que “defenderla”, “explicarla” o “sostenerla”. Quizás sea que uno se acostumbra rápido a las buenas cosas y por eso, porque las juzga como justas y felices, como “buenas” cosas, sospecha que los demás también lo harán.
Y en este caso no nos referimos a los muchísimos que se manifestaron, sintiéndose indignados, tristes, insultados ante la inminente desaparición de un espacio al que consideraban propio en muchos sentidos, sino a aquellos cuya función y responsabilidad los compele a escuchar lo que todo un grupo de ciudadanos está demandando de ellos. Por eso nos sorprendió, por ejemplo, el silencio absoluto, la falta de pronunciación al respecto por parte del área de Cultura de la Municipalidad. Algún funcionario nos comentaba no estar al tanto del eje del conflicto, pero reconocer, sí, a Mundo como un espacio de expresión cultural y artística. ¿No debería entonces, Cultura Villa María interiorizarse en el asunto y tomar parte en una situación que les atañe (directamente) en tanto espacio de gestión vinculado a las actividades culturales de la ciudad? Más áspera se pone la cosa, si tenemos en cuenta que el proyecto con el cual se identifica dicha área (a un nivel más macro) esgrime justamente como bandera la participación juvenil activa en la construcción política de ciudadanía.
Porque no es un dato más que quienes expresaron su frustración y bronca ante el cierre de Mundo, y quienes se vienen organizando para ponerle el pecho a la situación, hayan sido, en su gran mayoría, jóvenes. Son ellos los que han entendido que no se trata en este caso de defender un local o un negocio, sino un espacio que fue soporte y motor de un modo de gestión y producción colaborativo y solidario: las lógicas de funcionamiento de Mundo estuvieron siempre sostenidas sobre esas bases. Eso pueden preguntárselo a cualquier artista (más o menos consagrado o emergente; local o visitante; punk o folk) de los miles que han transitado el espacio. Y de eso da cuenta también, el hecho de que las manifestaciones expresando el descontento por la situación no hayan venido -ni exclusiva ni mayoritariamente- de parte de los encargados directos o dueños del bar. Éstas abarcan un abanico mucho más amplio, irreductible a un “yo” o a alguna decisión individual, una respuesta que nos habla de dinámicas colectivas de acción e identificación.
Porque lo que se fue armando en Mundo a lo largo de estos años fue una apuesta a la construcción de lazos sociales, un hábitat afectivo, un entramado social-artístico y vital donde muchos de sus habitués fueron creciendo y tejiendo su identidad como sujetos. Una red de afectos, deseos, y voluntades articuladas en torno al arte y tramadas, inevitablemente, en conjunto. (Con las complejidades, disputas, idas y vueltas que ello implica). ¿Existe una acción más evidentemente política que ésta? ¿Cuál sería el rol de una gestión cultural seria (ahora sí, por parte del estado) sino estimular, proteger y propiciar esta clase de acciones? Es -cuando menos- triste, persistir en el desconocimiento o el desinterés respecto de una de las iniciativas culturales más valiosa, interesante –incluso a nivel nacional- y, lo que no es menor, ferozmente sostenida en el tiempo, que se haya sucedido en esta ciudad. A fin de cuentas, termina prevaleciendo la repetición de las mismas fórmulas (covers u homenajes a algún que otro artista foráneo y famoso) por sobre el incentivo a la producción artística local. Ya perdimos El Estilóbato y cuántos emprendimientos más por los mismos motivos mezquinos y cortos de miras.

Creemos que no es momento de entristecerse o manifestar buenos augurios para “lo que vendrá”, sino empezar por rever un marco legal que estimule y proteja la producción cultural independiente de la ciudad, redefiniendo, por ejemplo y sin entrar en detalles, la noción de “bien público” establecida por la ordenanza de la cual ha derivado la clausura definitiva de Mundo. A menos que se trate de cuestiones burocráticas (referidas a las facultades de otorgamiento/ remisión de habilitaciones) lo que está impidiendo que las distintas áreas de la municipalidad resuelvan en conjunto el tema. Lo cual nos dejaría con la amarga noticia de que, otra vez, la burocracia prima sobre la decisión política. Para ser sintéticos: en Villa María se encuentra perfectamente habilitando el funcionamiento (ejem) de un CASINO a media cuadra del edificio municipal, pero no así un espacio (ya sea que éste intente encuadrarse en el rubro bar, pub, club o asociación) que implique “la reproducción de música con fines de baile para divertimento” (Ordenanza Nº 6.539). Para eso, hay que irse lejos. O quedarse sentado, quieto y sin cobrar un mango.
Mientras grupos de artistas y productores ya se están reuniendo y discutiendo una legislación improductiva que, a fin de cuentas, obstaculiza y persigue el desarrollo de las prácticas artísticas independientes, desplazadas de la soberanía del mercado o de los eventos auspiciados por el estado, continuamos esperando una respuesta pública-por parte de los representantes políticos- que sepa situarse a la altura de las circunstancias. Una respuesta que respete y reconozca, finalmente, otras ideas de comunidad. Otros mundos.



CREO YO
Por Iván Morant

Muchos dicen que el rock murió acá en Villa María, digo Rock abarcando todos los estilos que se desprenden de ese nombre (rotulo)... Muchos dicen que acá en la ciudad retrocedió varios casilleros en el tiempo... pero si te fijás hoy hay varios lugares para ir a ver bandas y escuchar la música que nos gusta y es acá donde saltan los prejuicios... "de quién lo organiza", "quién trajo la banda", "el lugar donde se hace", "es muy lejos", "es grasa", "el que pasa música es puto", "es muy concheto", "es un antro de mierda", "es muy gueto", "es muy pop", "no van minitas", "muchos nenucos", "mucha gorrita", "no pasan los Redondos", "pasan Los Redondos" "es too cool for me"… es esto es aquello y todo así para generalizar, nos vamos poniendo Ga gá Y SI CREO YO esto nos caga a todos...       




BELL VILLE, 26-08-12
Por Lucas Heredia


A los ciudadanos de Bell Ville, jóvenes, adultos, a la Municipalidad, a la Secretaría de Cultura.

La intención de estas líneas es demostrar mi entera disconformidad con una nueva reglamentación que implementa el “gobierno de la ciudad”, para con los espectáculos artísticos y culturales de Bell Ville.
Como músico, como ciudadano que simplemente quiere volver a su ciudad y concurrir a algún tipo de evento así sea como música en vivo, teatro, literatura etc. Es de público conocimiento, que hoy nuevamente nos están cerrando espacios de expresión cultural y artística. La falta de habilitación de espacios para dichos eventos, la falta de colaboración y apoyo de parte de la Municipalidad. Pienso que (con todo respeto) no tienen en cuenta el trabajo y el compromiso que se toman los artistas para preparar sus shows, los ensayos, gastos en equipos, y muchas otras cosas más… como dije en varias ocasiones dialogando con amigos, Bell Ville tiene lugares donde se pueden organizar eventos, la Casa de la Cultura, el parque Fransisco Tau (donde se encuentra el deshabitado escenario Artemio Arán, el bar Manukam, el balneario, Ritual Bar, entre otros lugares) ¿qué hacemos con esos espacios? Claro, me olvidaba del Acuarama... ¡¡festival para la familia!!! ¡¡Del Musicentro!! De la tal Coqui R., ¡que la rompió con su recital de súper lujo al costado del río! ¿Por qué apostamos a esas cosas y no a los artistas locales? ¡¿Por qué para traer una banda “conocida” al centro hay presupuesto y para eventos con artistas locales ni si quiera hay un lugar!? No entiendo ché…


CITO LO SIGUIENTE:

Fuente: dirección de cultura Bell Ville
“Generación de acciones concretas tendentes a permitir el acceso, disfrute y participación en la vida cultural de la ciudad y salvaguardar la libertad creativa y expresiva de las personas”…
Perdón pero clausurando y censurando a los artistas y espacios locales no creo que lleguemos a nada de libertad creativa ni expresiva mucho menos… tal vez nos conformemos con poner al “palo” al equipo de viola en nuestro garaje y cuando venga la Coqui R. bueno… iremos a verla…

Saludos cordiales. 





(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 14 de octubre de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.



lunes, 8 de octubre de 2012

Fuera de este Mundo. Segunda parte


FUERA DE ESTE
Postales de un lugar diferente

Segunda parte


Continuamos exponiendo, en un mosaico multicolor, las distintas opiniones que nos han acercado los lectores sobre el cierre del reconocido bar Mundo. Y decimos multicolor, porque las expresiones son muy diversas, y van desde reclamos hasta palabras más poéticas sobre este lugar que se convirtió en un habitué de la juventud y de quienes gustan de distintas expresiones artísticas.
Seguiremos el domingo hasta agotar todas las opiniones que nos han quedado en el tintero y que por limitaciones de espacio no podemos compartir hoy.




AL MUNDO
Por Daniel “Laucha” Rodriguez
  
Cinco de enero.
La violenta lluvia golpea contra el cordón cuneta mientras yo escribo en las hojas que sobran cuando sacas cinco para un examen y usás solamente una. Las gotas se suicidan en masa, resonando en el pavimento, demostrando su existencia, sin clamar por piedad.
Hace cinco semanas que no salgo durante la noche – ni siquiera para año nuevo, tampoco para navidad-. ¿Qué hay para festejar?
Hace un par de días cerró el viejo bar donde iba yo a hacerme abrazar por la música, dónde caía una fecha sobre otra sin avisar, sin hacerse eterna. (El ayer abrazándose con el hoy).
Sé que los tiempos me fueron alejando de los lugares de los cuales fui habitué, reconozco que dejé mucha gente sin visitar sólo por el egoísmo de saber que siempre iban a estar ahí, que el reloj no funcionaba por allí. La vaga ilusión de pensar que el tiempo nos perpetúa, que se puede estar lejos de casa dentro de la ciudad (o no).
“El bar cerró” dicen y suenan diferentes voces en diversos foros. A otros el prejuicio les llena la boca, incluso buscan excusas para una banal felicidad.
Hace pocas horas la negra persiana se bajó con un golpe seco, dejando adentro viejos acordes que dan vueltas junto a anónimas risas de muchos que pasaron y fueron olvidados. Las paredes todavía manchadas por suelas que se apoyaban luego de largas caminatas, su piso de cuadros marrones y negros, más tolerable que el ajedrez con su vorágine y con su muerte (un testigo silente de emociones alternativas, poco conocidas, poco comprendidas).
Adentro, cruzando el pasillo, atravesando la barra, abriendo la heladera, un último hielo no osa a derretirse en una lucha silenciosa. Como las del bien contra el mal, como una luz que se apaga muriendo de a poco, como una gota de ácido que cae y come una parte de un calendario eterno- una fracción de cada fin de semana.
Un par de cuadras más allá, un niño tose accidentalmente cerca de una flauta, robando una nota, comenzando otra historia con el mismo nivel de afonía.
Y de una rara forma se le da equilibrio al mundo. 





VILLA MARÍA NO TE AMO
Por María Vedelago

Antes de terminar mis estudios secundarios ya me sentía “excluída” de mi ciudad, de este fragmento de la sociedad asentado sobre este hermoso y próspero pueblo con aires de grandeza. Necesitaba “huir” (todavía no sabía que la libertad la llevo uno adentro) y con ayuda de mi familia concreté mis deseos y me fui a estudiar a Córdoba capital, donde viví varios años hasta que el destino me trajo de nuevo a Villa María. Pero yo ya no era la misma y NECESITABA encontrarme con gente que se pareciera un poco a mí.
El viento los amontona…”, esa frase vino directo a mi mente y es porque describe casi a la perfección lo que sucedió desde mi vuelta hasta el día de hoy. Y es que casi por instinto me fui cruzando con gente que andaba buscando lo mismo que yo. Mi primer gran y grata sorpresa fue El Estilóbato y no me refiero al espacio físico solamente, fueron las personas, las ideas, las ganas, las necesidades, el AMOR al arte en todas sus formas y manifestaciones, no dudé en participar en todo lo que me fuera posible en los tiempos que disponía ya que ya tenía mi primer hijo y trabajo. Y ahí viví bien de cerca el esfuerzo, las trabas, la falta de apoyo, en fin el desdén, la desidia por parte de quienes fueron los diferentes encargados de turno de promocionar la cultura en Villa María.
Y la historia se repite, (lo más reciente y no casual, mi querido Mundo Bar) ejemplos sobran la realidad es una. Hay una diferencia entre Ellos y Nosotros, Su cultura y la Nuestra.
Me pregunto si todas las distintas vanguardias pasaron por lo mismo, si aprendimos algo, si seguiremos siendo los marginales, los emergentes, los diferentes, los pocos, LOS QUE NO CONFUNDIMOS CULTURA CON MERCADO, si nos seguirán persiguiendo de diferentes maneras, cerrándonos las puertas, poniéndonos palos en la rueda.
Tengo la bella sensación de que cada vez somos más, que tenemos menos miedos, que tenemos otro poder, que las experiencias y generaciones precedentes no fueron vanas. Que no nos molesta unirnos, compartir. Que nos gustan al igual que nuestros antepasados las cosas y los seres BRILLANTES, que vibramos, que nos movemos, nos amamos, somos el espíritu vivo de aquellos que dieron su vida por el arte pero no queremos SACRIFICARNOS como mártires, ni escondernos en el Under, ni vendernos, ni comprar.

Es otra cultura que existe, que molesta, que no necesariamente se divierte con Tinelli, que no tira la guita en los casinos, que no le molesta pagar por un espectáculo diferente así sean veinte, cien o miles.

Villa María, yo así No te amo, tampoco quiero odiarte, ponete las pilas, actualízate DE VERDAD se te escapan de las manos verdaderos talentos, te estamos avivando, nosotros no te vamos a patotear pero no somos giles. Abrí los ojos, abrí la mente, ¡DESPERTATE porque la cultura NO DUERME!
Te dejo una frase del Señor Eduardo Galeano: “La cultura de consumo, cultura del desvínculo, nos adiestra para creer que las cosas ocurren porque sí”.




LA CULTURA EN LA CIUDAD Y LA “CULTURA EN LA CIUDAD”. NOS ESTÁN MATANDO
Por Ezequiel Fernández Boo
(Vecino de la ciudad)

¿Qué piensa una persona que entra a Villa María?, ve su esplendor con un glamoroso Anfiteatro, una Nueva Peatonal e iluminación en el centro que deleita a todos los visitantes, una costanera reluciente y bonita y entre otras cosas un Festival Nacional de Peñas. Y si, Una hermosa y floreciente Ciudad es lo que vemos, ¿pero qué es eso? Adéntrese realmente a la ciudad y con solo convivir un mes se dará cuenta de que hablamos… Caretaje puro, característica infalible de su gente y políticos mediocres.
No entraré en temas que por lo menos a mi no me conciernen, solo defenderé lo que realmente me preocupa demasiado… ¿Quién hace la Cultura en la ciudad? y ¿quién hace la “Cultura en la ciudad”?.
La Cultura en la ciudad la hacemos nosotros mismos. Una parte de ella es aquella que realiza el arte, llámese Música, Teatro, Danza, Pintura, etc. Pero no existe este último sin la gente que aprecia dicho movimiento. Como parte de este arte voy a destacar que con normalidad esta materia se la asocia continuamente con la destrucción de la persona mediante las drogas, la noche y la vagancia. El arte es sinónimo de “rarito” “drogadicto” e interminables apodos que nos ponen. Señora, no se preocupe, tal vez su hijo, que no se dedica al arte, naturalmente puede estar consumiendo drogas con normalidad, vagueando o “yirundeando” en la noche y usted lo ignora. Como dijo una ciudadana: “Estos temas son una Cuestión social y no están arraigadas al arte solamente”… Día a día tratamos de agigantar nuestra cultura mediante el arte, pero nos están matando de a poco (a menos que quieran una ciudad sin Arte).
Y, “La Cultura en la Ciudad” la hacen las instituciones políticas que se preocupan nada más por llenar sus bolsillos en vez de promocionar la cultura propiamente dicha… Hablando más precisamente de la música. ¡¡¡Sí!!!, gracias Costanera Rock por seguir demostrando el caretaje de la villa pagándoles a bandas conocidas que dejan mucho que desear, teniendo en la ciudad, que no se las respeta como tales y que se las basurean, gente de tremendo calibre. Quedarán al margen los tributos recientemente expuestos en estos días, pero solo hablamos de algún que otro evento una vez cada cuatro meses.
El objetivo del escrito es defender nuestros lugares de exposición del arte. Con la nueva ordenanza que se ha dictado, Villa María retrocedió en vez de ir para adelante. Lograron matar uno de los pocos lugares que protegía parte de la cultura del Under, donde cualquier persona tenía su espacio para demostrar lo que hacía. Mundo era un lugar que se predisponía, sus mismos dueños siempre se mostraron caritativos, afectuosos y dispuestos a todo. ¡¡¡Sí señor!!!, ahí en ese lugar se podía ver show de bandas con experiencia, de poca trayectoria o simplemente solistas que querían mostrarse, bandas conocidas del Under (que al costanera rock no llegaban), exponer muestras, llamar a artistas locales para que “intervengan” el lugar, escuchar música que no se oye en cualquier otro lado, realizar conciertos solidarios y hasta molestar al dueño para que venga varios días a la siesta a abrir el local para filmar o charlar cuestiones. ¡¡¡Sí, sí, ellos estaban predispuestos siempre!!!… Digo yo, ¿el Casino nos dará espacio para realizar alguna que otra actividad mencionada?,  no, no les concierne ¿No molesta a las autoridades estando en la zona céntrica y frente a una Escuela? Deben de ser que pasa por debajo bastantes billetes para estar donde están, pero no me incumbe. Molesta Mundo justamente porque da mal aspecto, ¡¡¡claro!!! ¿Cómo una ciudad careta va a tener en su zona céntrica un local como Mundo? ¿En qué cabeza cabe?


Una ciudad como la nuestra, que posee un Conservatorio, una Universidad Nacional con la carrera de Lic. En Composición Musical con Orientación en Música Popular, con carreras emparentadas al arte como Diseño y Producción de Imágenes audiovisuales, La escuela de Bellas Artes y demás ¿Cómo puede ser que no posea lugares para expresarse?, o que si los tiene ¿resultan ser una escoria para los políticos y las autoridades pertinentes de la ciudad?…
Pedimos encarecidamente que no nos maten, que nos den nuestro lugar para expresarnos libremente, no molestamos a nadie… Si mutilan la iniciativa privada, generen desde el ámbito público un espacio de acuerdo a las necesidades reales de quienes estamos aquí dentro sin banderas políticas que nos hagan dividir, nosotros vamos por un mismo camino.



(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 8 de octubre de 2012
Villa María, Córdoba, ARGENTINA