Texto: Darío Falconi
Fotos: Hugo Vicente Ferreyra
Su guarida parece ser un rincón. Un espacio de unos pocos centímetros con el que diariamente nos dibuja alguna sonrisa, nos incita a la reflexión y, hasta a veces, se transforma en la noticia del día.
El hábitat en el que el humorista y dibujante mantiene su trabajo por casi veinte años, se encuentra entre tarotistas, estrenos cinematográficos, farmacias de turno y paquetes de promoción de viajes. Es la página que preanuncia la prestación de servicios y los avisos clasificados en EL DIARIO del Centro del País. Ese matutino que emplaza sus instalaciones en avenida Yrigoyen enfrente del Palacio Municipal; ese inmueble que mira los ojos del inmenso Colegio Rivadavia cuya separación está dada por aquellos hilos de acero que delinearon el abanico agro-exportador. Esa empresa cooperativa que día a día mantiene informado a toda nuestra ciudad y región y que por las noches se esconde tras el colorido de las luces de un edificio profundamente alto al que acuden quienes intentan “ganarse” el dinero fácil.
Pero volviendo a las oficinas del diario, me pregunto, ¿quién de nosotros no se acercó alguna vez para publicar un aviso clasificado, algún social, a presentar alguna nota o parte de prensa o quizás a exponer un problema y utilizar este medio para apelar a la solidaridad. Si usted lo hizo recordará haber atravesado la puerta principal y a los pocos pasos toparse con un escritorio en el que dos jóvenes bellezas habrán resuelto su inquietud. Si no tuvo esa suerte, tampoco le fue tan mal, seguramente habrá intercambiado palabras con nuestro entrevistado en cuestión: Daniel Sánchez.
En este diálogo que ya pasamos a compartir, Daniel responde a nuestro cuestionario de una manera breve, concisa, escueta, tal como es su estilo; ¿para qué redundar?, si con una frase se puede ser el doble de efectivo.
—Daniel, ¿cuándo comenzaste con la tarea de realizar el humor gráfico de El Diario?
—Comencé en el año noventa después de que Omar Pérez, el humorista que tenía El Diario se fuera a España, y desde esa fecha continué haciendo el humor, con algún breve intervalo.
—Además del chiste diario, ¿cuál es tu función en ese medio?
—Además del chiste me desempeño en la recepción tomando los avisos clasificados, me encargo de la compra de insumos y fui consejero de la Cooperativa durante tres años, uno de los cuales me eligieron presidente de la misma.
—¿Se te premió alguna vez en este rubro?
—No, nunca participé en ningún concurso de humor.
—¿Tenés alguna anécdota que quisieras compartir con respecto a este trabajo?
—No he tenido anécdotas importantes, pero si grandes satisfacciones como compartir muestras y conocer a grandes dibujantes y humoristas de todo el país.
—¿Alguna vez “metiste la pata” muy feo?
—Apenas comenzado mi trabajo en El Diario hice un chiste de quien era Intendente en ese momento, el Dr. Veglia, con un fuerte contenido crítico y me echaron, pero al poco tiempo fui reincorporado nuevamente.
—¿Qué estudiaste?
—Secundario incompleto, hasta 4º año.
—¿Qué dibujante admirás?
—Chichioni y Milo Manara creo que son los dibujantes más espectaculares, con respecto a lo humorístico el Negro Fontanarrosa fue sin duda uno de los más grandes de toda Latinoamérica. Me gusta mucho el humor y los dibujos del dúo de Página 12, Rudy y Daniel Paz; de hecho cuando comencé copiaba el estilo de Paz.
—¿Hay alguna condición para que realices tu chiste diario?
—El tema del chiste tiene que ser siempre local porque es lo que más llega a la gente y además nuestro diario es enteramente local, con muy poca información provincial o nacional. Si no hubiese un tema local se busca lo provincial o lo nacional tratando de combinarlo con algo local. El tema deportivo no lo toco mucho, sólo si se puede fusionar con algo político o si se trata de Alumni o algún otro evento deportivo local.
—¿De dónde sacás la materia prima para elaborar los chistes?
—La materia prima para los chistes son las noticias, de hecho un chiste es el complemento de una nota.
—¿En qué momentos realizás el chiste, adónde y con qué materiales?
—Hago el chiste por la tarde, generalmente en mi casa, si estoy en la redacción lo hago ahí y si no donde me encuentre y utilizo una fibra y un papel blanco.
—¿Alguna vez te reemplazaron en esta tarea?
—No, nunca fui reemplazado.
—¿Cómo podrías describirnos y definirnos tu tarea?
—La tarea de hacer chistes gráficos requiere estar permanentemente informado por lo que se comparte la tarea con los periodistas, si tienes que pensar demasiado para hacer uno seguramente no será bueno, mientras más le das vueltas a la idea peor sale el chiste y seguramente terminas haciendo algo para zafar presionado por la hora de cierre. Siempre el mejor chiste es el que se te ocurre instantáneamente, te cuentan la noticia y se te ocurrió ahí nomás, ese seguro que es bueno y corto, además si le gusta a uno es un buen indicio. Es una tarea agradable porque el chiste, sobre todo el político tiene bastante trascendencia y comentario por parte de la gente.
—¿Nunca pensaste en recopilar tus trabajos y agruparlos en un libro, por ejemplo?
—No, nunca se me ocurrió recopilar ni publicar nada fuera del espacio diario, es más, no tengo ningún chiste guardado de todos los que he hecho. Siempre le esquivo a las muestras o a las invitaciones a exponer por una razón, no me gusta dibujar, me aburre.
Remata mi última pregunta y deja en el aire un halo de sorpresa. Una respuesta honesta, de alguien que posee el talento pero que no se la cree… como los grandes. Actitudes como ésta, son las que definen a los verdaderos artistas; los grandes estudiosos, las grandes personalidades son aquellas que tienen la capacidad de desarrollar lo que hacen, pero por sobre todo, tienen la fortaleza para poder hacerse inmunes a sus propios egos.
Podría haber titulado esta nota “reportaje a un dibujante aburrido”; pero prefiero llamarlo de la manera en que lo hice, pues Daniel Sánchez impacta con su trabajo cargado de verdad y espontaneidad.
En muchas oportunidades el trajín diario imposibilita poder apreciar una obra en su conjunto, Daniel Sánchez la posee; será necesario bucear en veinte años de papel amarillento y recuperar sus chistes más memorables. Aunque a Daniel no se le ocurra o se muestre reacio a ese tipo de iniciativas, los lectores, viejos y nuevos, lo receptarán con gran entusiasmo. Y esto no es chiste.
Su guarida parece ser un rincón. Un espacio de unos pocos centímetros con el que diariamente nos dibuja alguna sonrisa, nos incita a la reflexión y, hasta a veces, se transforma en la noticia del día.
El hábitat en el que el humorista y dibujante mantiene su trabajo por casi veinte años, se encuentra entre tarotistas, estrenos cinematográficos, farmacias de turno y paquetes de promoción de viajes. Es la página que preanuncia la prestación de servicios y los avisos clasificados en EL DIARIO del Centro del País. Ese matutino que emplaza sus instalaciones en avenida Yrigoyen enfrente del Palacio Municipal; ese inmueble que mira los ojos del inmenso Colegio Rivadavia cuya separación está dada por aquellos hilos de acero que delinearon el abanico agro-exportador. Esa empresa cooperativa que día a día mantiene informado a toda nuestra ciudad y región y que por las noches se esconde tras el colorido de las luces de un edificio profundamente alto al que acuden quienes intentan “ganarse” el dinero fácil.
Pero volviendo a las oficinas del diario, me pregunto, ¿quién de nosotros no se acercó alguna vez para publicar un aviso clasificado, algún social, a presentar alguna nota o parte de prensa o quizás a exponer un problema y utilizar este medio para apelar a la solidaridad. Si usted lo hizo recordará haber atravesado la puerta principal y a los pocos pasos toparse con un escritorio en el que dos jóvenes bellezas habrán resuelto su inquietud. Si no tuvo esa suerte, tampoco le fue tan mal, seguramente habrá intercambiado palabras con nuestro entrevistado en cuestión: Daniel Sánchez.
En este diálogo que ya pasamos a compartir, Daniel responde a nuestro cuestionario de una manera breve, concisa, escueta, tal como es su estilo; ¿para qué redundar?, si con una frase se puede ser el doble de efectivo.
—Daniel, ¿cuándo comenzaste con la tarea de realizar el humor gráfico de El Diario?
—Comencé en el año noventa después de que Omar Pérez, el humorista que tenía El Diario se fuera a España, y desde esa fecha continué haciendo el humor, con algún breve intervalo.
—Además del chiste diario, ¿cuál es tu función en ese medio?
—Además del chiste me desempeño en la recepción tomando los avisos clasificados, me encargo de la compra de insumos y fui consejero de la Cooperativa durante tres años, uno de los cuales me eligieron presidente de la misma.
—¿Se te premió alguna vez en este rubro?
—No, nunca participé en ningún concurso de humor.
—¿Tenés alguna anécdota que quisieras compartir con respecto a este trabajo?
—No he tenido anécdotas importantes, pero si grandes satisfacciones como compartir muestras y conocer a grandes dibujantes y humoristas de todo el país.
—¿Alguna vez “metiste la pata” muy feo?
—Apenas comenzado mi trabajo en El Diario hice un chiste de quien era Intendente en ese momento, el Dr. Veglia, con un fuerte contenido crítico y me echaron, pero al poco tiempo fui reincorporado nuevamente.
—¿Qué estudiaste?
—Secundario incompleto, hasta 4º año.
—¿Qué dibujante admirás?
—Chichioni y Milo Manara creo que son los dibujantes más espectaculares, con respecto a lo humorístico el Negro Fontanarrosa fue sin duda uno de los más grandes de toda Latinoamérica. Me gusta mucho el humor y los dibujos del dúo de Página 12, Rudy y Daniel Paz; de hecho cuando comencé copiaba el estilo de Paz.
—¿Hay alguna condición para que realices tu chiste diario?
—El tema del chiste tiene que ser siempre local porque es lo que más llega a la gente y además nuestro diario es enteramente local, con muy poca información provincial o nacional. Si no hubiese un tema local se busca lo provincial o lo nacional tratando de combinarlo con algo local. El tema deportivo no lo toco mucho, sólo si se puede fusionar con algo político o si se trata de Alumni o algún otro evento deportivo local.
—¿De dónde sacás la materia prima para elaborar los chistes?
—La materia prima para los chistes son las noticias, de hecho un chiste es el complemento de una nota.
—¿En qué momentos realizás el chiste, adónde y con qué materiales?
—Hago el chiste por la tarde, generalmente en mi casa, si estoy en la redacción lo hago ahí y si no donde me encuentre y utilizo una fibra y un papel blanco.
—¿Alguna vez te reemplazaron en esta tarea?
—No, nunca fui reemplazado.
—¿Cómo podrías describirnos y definirnos tu tarea?
—La tarea de hacer chistes gráficos requiere estar permanentemente informado por lo que se comparte la tarea con los periodistas, si tienes que pensar demasiado para hacer uno seguramente no será bueno, mientras más le das vueltas a la idea peor sale el chiste y seguramente terminas haciendo algo para zafar presionado por la hora de cierre. Siempre el mejor chiste es el que se te ocurre instantáneamente, te cuentan la noticia y se te ocurrió ahí nomás, ese seguro que es bueno y corto, además si le gusta a uno es un buen indicio. Es una tarea agradable porque el chiste, sobre todo el político tiene bastante trascendencia y comentario por parte de la gente.
—¿Nunca pensaste en recopilar tus trabajos y agruparlos en un libro, por ejemplo?
—No, nunca se me ocurrió recopilar ni publicar nada fuera del espacio diario, es más, no tengo ningún chiste guardado de todos los que he hecho. Siempre le esquivo a las muestras o a las invitaciones a exponer por una razón, no me gusta dibujar, me aburre.
Remata mi última pregunta y deja en el aire un halo de sorpresa. Una respuesta honesta, de alguien que posee el talento pero que no se la cree… como los grandes. Actitudes como ésta, son las que definen a los verdaderos artistas; los grandes estudiosos, las grandes personalidades son aquellas que tienen la capacidad de desarrollar lo que hacen, pero por sobre todo, tienen la fortaleza para poder hacerse inmunes a sus propios egos.
Podría haber titulado esta nota “reportaje a un dibujante aburrido”; pero prefiero llamarlo de la manera en que lo hice, pues Daniel Sánchez impacta con su trabajo cargado de verdad y espontaneidad.
En muchas oportunidades el trajín diario imposibilita poder apreciar una obra en su conjunto, Daniel Sánchez la posee; será necesario bucear en veinte años de papel amarillento y recuperar sus chistes más memorables. Aunque a Daniel no se le ocurra o se muestre reacio a ese tipo de iniciativas, los lectores, viejos y nuevos, lo receptarán con gran entusiasmo. Y esto no es chiste.
(*) Publicado en revista cultural COMPARTIENDO (Villa María) Nº3 Volumen 3, Setiembre de 2008.-