domingo, 29 de abril de 2012

René Rodríguez. Perspectivas de la historia


Entrevista a
RENÉ RODRIGUEZ
PERSPECTIVAS DE LA HISTORIA



“De palabra fácil y bien dispuesto al diálogo, es un buen hombre que pese a su juventud, sabe lo que quiere y como hacer lo que se propone, lo que sin duda constituye un punto favorable para quien desempeña funciones de tal responsabilidad como las que nuestro entrevistado detenta en estos momentos.”
Con estas palabras, un periodista del diario “Los Principios” introducía a los lectores a una entrevista con el flamante Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Villa María. La nota está fechada el jueves 24 de abril de 1975, para ese entonces René Alberto Rodríguez tenía 36 años y un montón de sueños.
Hoy, 37 años después, René sigue siendo la misma persona, amable y cordial, siempre abierto a un diálogo ameno, enriquecedor; más aún si el motivo del mismo son los temas humanísticos. Puede ser en la universidad, en la calle, en el supermercado, no importa donde, él siempre dispone de algunos minutos para intercambiar algunas palabras.
Un hombre de trabajo que se licenció en Historia en la Universidad Nacional de Córdoba. Es docente de enseñanza media, terciaria y superior e investigador incansable. Miembro de la Junta Municipal de Historia de Villa María. Recientemente la Editorial Académica Española (Alemania) le publicó, en libros, los siguientes títulos: “Geohistoria de las civilizaciones”, “Geopolítica”, “Integración Cultural” y se encuentra en la etapa de edición otro trabajo que aparecerá próximamente.
Estas recientes y continuas publicaciones son el motivo por el cual lo visitamos en su casa.



Textos: Darío Falconi
Foto de  ferrocarril: Archivo Municipal de Historia Villa María
eldiariocultura@gmail.com


René se siente realizado con el hecho de que una editorial valore sus trabajos y los publique para estar disponibles, principalmente, para el mundo de habla hispana. Estos textos, son los que el docente desarrolló a partir de 2000 en adelante y corresponden a materias optativas que dicta para alumnos universitarios. Nos comenta contento que luego del primer trabajo presentado le fueron solicitados otros más, y es así que ya está editándose su cuarto libro.
Interesados por esos materiales le consultamos a nuestro entrevistado sobre el significado de geohistoria, quien nos cuenta que “es un término que usaba el historiador francés Fernand Braudel, quien comenzó a asociar la historia regional (no sólo la de las capitales) a lo económico, lo social, lo cultural y demás aspectos. Cuando hablás de la Argentina, hablás de Buenos Aires; pero el interior se diluye, por eso la geohistoria, tiene que ser una historia integrada, contemplarlo todo… el espacio y el tiempo.”



HISTORIA ARGENTINA
Cuando hablamos de historia, hablamos de la ciencia que se enfoca en los hechos sucedidos durante el tiempo pasado en algún lugar específico. Particularmente la historia argentina esta signada por diversas versiones que, con la nueva corriente del revisionismo, podemos escuchar nuevas voces a las ya instaladas desde siempre por los grupos de poder. René dice que en la historia, “está el hecho en sí mismo y la interpretación (hermenéutica), que varía depende quién la cuente. La historia argentina ha sido distorsionada desde épocas ancestrales, como la Revolución de Mayo, la muerte de Dorrego, etc. Es muy difícil explicárselo a los niños hoy, aunque se lo esté intentando desde el revisionismo”.
Preocupado por quienes han sido sus alumnos en la universidad, René preparó allá por el 2001 una serie de reseñas que puso a disposición de los educandos, con el fin de sintetizarles los momentos más relevantes de nuestra historia nacional desde 1810 a 1999. Dice las primeras palabras de ese trabajo “sólo tienen la modesta finalidad de brindar a los estudiantes de nuestra asignatura, una breve y simple guía para el estudio del pasado histórico argentino desde sus orígenes fundacionales hasta el presente. Conscientes estamos de que los alumnos merecen ser insoslayables esclarecidos sobre la existencia y proyección de las diversas corrientes historiográficas que controvierten sobre la mejor o más adecuada forma de conocer y entender la descripción, crítica y relato del acaecer histórico.”
René no se ha limitado a fotocopiar libros y dejarlos anillados para que el estudiante se enfrente a ellos directamente, quiso “escribirla, de acuerdo a la perspectiva de uno, citando los autores, aclarando cuando se está de acuerdo o no con ese autor. Como docente quise hacer una contribución a nuestro medio; esto no es una cosa que me reditúa en dinero. Todo lo que hemos hecho acá es para dejar apuntes a los alumnos, para no dejar palabrerío suelto. Todo está escrito. En la historia nunca está todo dicho. Hago críticas y me hago cargo de las posturas que tomo.”


LO QUE VIENE
René Rodríguez está próximo a jubilarse pero eso no significará el descanso, hace muchos años viene trabajando con varios proyectos que aguardan mayor tiempo y dedicación. Uno de los más ambiciosos es una “Guía Conceptual”, una guía semántica de términos políticos, religiosos, geográficos, culturales, históricos… en fin, de todo lo humanístico. Este monumental trabajo ya tiene más de mil citas a pie de página, el origen de cada término con su traducción del idioma original y ejemplos alusivos. Nuestro entrevistado se justifica citando a uno de sus maestros quien decía “el que no define, confunde”, por ello hace ya varios años sigue engrosando este material que se constituya en una valiosa obra para el estudioso todo.
La charla se extiende por más de una hora y media y son muchos los temas que el profesor pone sobre la mesa, tantos, que nuestro espacio dominical nos sería escaso para poder dar cuenta de ello. Tiene esa particularidad de vincular diversos saberes para aproximarse a una idea totalizadora de los momentos, los sucesos, los personajes... Nos cuenta de experiencias personales, de autores, de las veces que tuvo la posibilidad de verlo al General Perón mientras estudiaba en Buenos Aires, rememora momentos en que los militares requisaron su casa y de cómo realizo una voluminosa tesis sobre la educación técnica en Villa María, hecha casi de manera artesanal. Con ese trabajo completísimo logró recibirse en 1982 de Licenciado en Historia. De esa tesis, publicaremos en próximas entregas una breve historia de la ciudad, la que se encuentra prácticamente inédita y que se hace necesario rescatar por su alto valor documental.
Nos vamos despidiendo y René Rodríguez agradece, a los alumnos, a los docentes, a las instituciones que lo han tenido como docente, a la Editorial Académica Española que gentilmente le publicó sus libros y todos lo que lo han ayudado a crecer. Sus textos, como él nos dice, seguramente se convertirán en un legado para todos los que vengan.




 (*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 29 de abril de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.

domingo, 22 de abril de 2012

Sergio Alonso. Historia de la Banda de Música de la ciudad de Villa María



SERGIO ALONSO
Historia de la Banda de Música
de la ciudad de Villa María


Sergio “el pelado” Alonso es profesor de música, saxofonista de pura cepa, que ha participado como integrante e invitado en innumerables grupos y bandas musicales. Dirigió hace varios años la Banda Municipal de nuestra ciudad. Culminada su tarea, su espíritu inquieto, lo motivó a sumergirse en el pasado. Se preguntaba a sí mismo ¿cómo era ser director en otra época? ¿Qué instrumentos se ejecutaban? ¿Cuál era el repertorio que estas bandas hacían? Interrogantes de este tipo hicieron que escudriñara los rastros del pasado y naciera una investigación que felizmente verá la luz en junio de este año por la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim).
El trabajo en cuestión narra el desarrollo de las bandas musicales de la ciudad, en paralelo con el crecimiento de una población que desde mediados y fines del 1800 fue potenciado por la llegada de inmigrantes europeos. Fueron ellos los que mixturaron sus músicas y las incorporaron a los repertorios de las bandas que tienen un marcado origen militar. Las bandas de música aún siguen presentes, más aún, en las poblaciones más pequeñas; pero fue en las primeras décadas del 1900 en las que lograron desarrollarse e instalarse definitivamente.
En la sala de profesores de la Licenciatura en Composición Musical, café de por medio, charlamos sobre esta aproximación al pasado de nuestra música, de nuestra gente, de nuestra ciudad.


Textos: Darío Falconi
Colaboración: Cecilia Sperat
Imágenes: Archivo Histórico Municipal
eldiariocultura@gmail.com



                    
-¿De qué manera iniciaste con el rastreo de las bandas de música en la ciudad?
-Hace como diez años estaba encargado de la Banda Municipal y cuando comencé noté que había toda una actividad previa y la curiosidad me motivó a buscar en el pasado. La crisis de 2001 cerró la banda y no volvió a abrirse más; pero como hecho musical me quedó esa curiosidad y comencé a contactarme con gente. Jesús Chirino, que estaba en el Archivo Histórico me brindó mucho material. Por un lado los historiadores podrían haberse puesto, pero como el tema es un tanto específico, no sabrían cómo hacerlo. Lo asumí yo, sin ser investigador, ni escritor… me dije, “si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?”.
En la UNVM, la profesora Silvia Aballay había organizado un curso que me dio algunas herramientas, luego me contacté el profesor Raúl Rodríguez, también docente de esa casa de estudios, quien me ayudó a organizar la investigación. Más allá de esta formalidad, era más la curiosidad que me incentivaba.

-¿Y hasta dónde llegaste?
-Yendo para atrás en los años llegué a 1879, de allí data el primero de los documentos. Primero llegué al maestro Castro, que fue un director que estuvo como 15 o 20 años, allá en los ’70. Después sale la banda de los bomberos que fue en la década de los ’60. Después pasé a la banda de Deiver que fue entre los ’40 y ’50. Desde el 1907 hasta 1935 aproximadamente fue la época de mayor actividad, ininterrumpido; pero anteriormente, a fines de 1800 también. El primer documento que encontré es una carta que un director pide a la Municipalidad para armar una banda de música. Eso, a su vez, me llevó a un libro del historiador de Villa Nueva, Pablo Granado, donde también se lo cita a este director que se llamaba Bonet. Tenía actividad en Villa Nueva. En el libro de Granado aparece un listado de instrumentos: un bombardino, una tuba, dos clarinetes, dos redoblantes... De Villa Nueva trajeron los instrumentos para acá, y empiezan a aparecer coincidencias en cartas y demás.

-¿Cuál es el origen de estas bandas?
-El origen era militar; sucede que luego comenzó la migración en la zona. Hasta mediados del 1800 no había población inmigrante, sino que venía de la vieja época. Cuando se funda Villa María, la población empieza a cambiar y comienzan a llegar muchos inmigrantes y las bandas comienzan a cambiar su perfil. Venían con sus costumbres, hacían pasodoble, las marchas eran marchas italianas. Comencé a ver… hacían retreta los jueves y los domingos. En la vieja época no hay tanto registro, pero a partir de 1900, todos los directores hacen contrato donde especifican la cantidad de días que tocan y donde lo deben hacer. Era una obligación de la banda, la gente iba a escuchar música, porque además, tampoco había mucho para hacer. Eran entre 12 y 14 músicos, siempre. La banda tenía mucha actividad, tocaban en una procesión, en las retretas, en un acto político, en casi todos los acontecimientos estaban presentes.

-Villa María era un reflejo de lo que sucedía a nivel país, ¿verdad?
-En todos lados se hacía lo mismo, porque tenía que ver con los inmigrantes. Si uno ve las bandas en Colombia o Perú tiene que ver más con el folklore, acá no, no había una cultura muy masiva. En esta zona era llanura, había caminos, estaban los malones por eso se dificultaba el establecimiento de las ciudades. La particularidad es que se mezclaron los españoles y los italianos.
Hasta el ’31 fue la actividad de la banda, que coincide con lo que sucedía en el país, estaba el golpe de estado de Uriburu, vino un marino acá, asumió y lo primero que hizo fue cerrar la banda. En 1932 la volvieron abrir hasta 1935 aproximadamente.

-Hoy no existe un gran desarrollo de las bandas…
-En la zona sí, las bandas son características de los pueblos, cada uno tiene su banda. Fotocopian arreglos, hacen música de película, música yankee, más actual; no hay una música propia de las bandas. En esa época hacían marcha, pasodobles; algunas usaban una revista mensual que venía de Buenos Aaires y allí estaban los arreglos para cada instrumento.

-¿Cómo conseguiste algunas de las partes originales de esas bandas?
-Una señora, Pierina Molina, acercó partes al Archivo Histórico y estaban completas. Las tenía en su casa, eran de su abuelo. Se podría haber accedido a muchas más, pero la gente no le da valor y tira todos esos papeles viejos. Estas estaban manuscritas con plumín.

-¿Qué otras cosas interesantes pudiste encontrar?
-Me encontré con que en 1919 le hicieron un sumario a un director y lo importante de eso es que allí están las declaraciones de cada músico y posibilita conocer como era, en concreto, la actividad de la banda. Otra cosa, es que en Villa María siempre hubo buena comunicación, por el tren y el teléfono; los insumos provenían siempre de Buenos Aires y Santa Fe, nunca de Córdoba. De Córdoba llegaban algunos directores para ocasiones especiales.

-Hay además, un registro fílmico de las bandas tocando.
-Sí, hay dos películas de 1924 y 1927 que han sido rescatadas. Son pocos segundos, pero es allí donde se ve de que manera funcionaban esas agrupaciones. Es un importantísimo registro el poseer estas imágenes.

-¿Cómo creés que toma el músico actual al hecho de ser parte de una banda? ¿Es un lugar de prestigio o desprestigio?
-Yo creo que es según la banda, muchos de los músicos que tocan en una banda lo hacen desde jóvenes y luego deben dejarla porque se van a estudiar o trabajar; otros continúan y son el orgullo de la banda. Otra cosa es el hecho de que se reconozca al músico por lo que hace. Cuando hicimos la retreta en el Centro Cultural, armamos una banda para tocar esas partes viejas, pero a todos los músicos se les pagó. No se debe hacer gratis.

-¿Cómo creés que impactará este libro en la gente?
-Mirá, le he pasado los borradores a alguna gente para que lo lea y me emita su opinión y cada uno le interesa por diversos motivos, los historiadores encuentran en él aspectos musicales que desconocían y los músicos se interesan por los inicios de la ciudad en la que viven. Eso es muy bueno, que se abran caminos para conocer más aún nuestra ciudad.






Fragmento del libro “Historia de la banda de música de la ciudad de Villa Maria” (título tentativo), de Sergio Alonso.

 El fin del siglo XIX nos presenta a la ciudad de Villa María –fundada en 1867- plena de nuevos emprendimientos, en una etapa de construcción en todos los aspectos de la vida en sociedad. Sus habitantes comienzan a asentarse, a proyectar sus vidas arraigadas en un nuevo contexto urbano y cimentando los diferentes organismos e instituciones que –conforme a sus valores- eran necesarios en la nueva ciudad. En este contexto encontramos una carta escrita por el Señor Manuel Bonet Boffil, dirigida al Honorable Concejo Deliberante, donde se expresa la voluntad de formar una banda de música.
Destacando la actividad común de las dos villas, Bonet propone formar un organismo musical único, para las dos pequeñas poblaciones distantes a unos 3 kilómetros y separadas por el río. Por entonces, según nos cuenta el escritor e historiador José A. Pedernera en su libro “Historia de la ciudad de Villa María”, existen datos de la población de Villa María registrados en un plano oficial que revelan que en 1883 vivían en la ciudad 825 habitantes, en tanto sus límites no alcanzan todavía a los “cuatro boulevares” que dieron la fisonomía particular a la ciudad. También en este plano se deja constancia de las construcciones más importantes que ayudan a dar una idea del ambiente y el grado de desarrollo de la ciudad en esa época:
“Edificios: Capilla de azotea, casas de azotea 30, casas de material techos de teja francesa 19, idem techos de zinc 20, idem techo pajizo 27, ranchos 116, Comercio e industrias: bancos 1, tiendas y almacenes que introducen y venden por mayor 10, almacenes por menor 5, tiendas 2, barracas sin prensa que exportan 8, compradores de frutos con deposito 3, exportadores de astas y huesos 3, introductores de mercaderías sin casa establecida 1, exportadores de madera, leña y carbón 4, boliches 2, hoteles 2, confiterías 1, billares 5, imprenta 1, carpinterías 2, zapaterías 2, sastrerías 1, panaderías 2, peluquerías 1, curtiembres 1, grasería y fabrica de jabón y velas 1, carnicerías 2, puestos de verduras y frutas 1, herrerías 2, escuelas publicas de varones 1, idem de niñas 1, particular de ambos sexos 1. Oficinas: telegráficas 3, de correos nacionales 1.

También de este año existen datos relevados en una votación, en la cual se describen las nacionalidades de los votantes y nos representan su participación en las actividades públicas de la ciudad de Villa María. Así, en esta primera votación, de los 825 habitantes, figuran en el padrón solamente 63 votantes: 32 argentinos, 18 españoles, 13 italianos, 1 suizo, 1 francés y 1 uruguayo.

El crecimiento de la ciudad se ve favorecido por diferentes aspectos, entre los que podemos citar en primer lugar, la finalización del conflicto entre el estado argentino y los pueblos originarios que generó un clima de paz en la zona. El establecimiento del tren, generador no sólo de fuentes de trabajo sino también de comunicación y comercio, es otro de los aspectos que propician el crecimiento de las ciudades del interior del país. Y por último, las corrientes inmigratorias predominantemente europeas, que se extendían a toda América, reconociendo como puntos de llegada principales a Argentina, Uruguay, Brasil y EEUU.
La ciudad, las costumbres y en general la vida en la misma fue adquiriendo características comunes a las de tantas otras ciudades del mundo.







Autor:
Sergio Alonso
En recolección de datos e información general:
Lic. Jesús Chirino
En organización de la investigación:
Dr. Raúl Rodríguez
En redacción y ordenamiento general:
Lic. Susana "Coqui" Dutto
En transcripción de documentos y partituras:
Grenda Garrido, María Isabel Alonso y Mauricio Alonso




(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
22 de abril de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina


miércoles, 18 de abril de 2012

Magdalena Castro. Escrito "con la candidez de una niña"


La escritora Magdalena Castro presentó “Es todo lo que ofrezco”

ESCRITO "CON LA CANDIDEZ DE UNA NIÑA"

El pasado lunes, en el bar “Peor para el sol” se socializó el segundo libro de poesías de la autora local. La presentación contó con las palabras de Susana Zazzetti y Fernando de Zárate




“Caprichosos son los caminos de la poesía. Hace unos años, en su anterior libro ‘Después de mí’, Magdalena Castro, poetisa de la ilusión y la transparencia, escribía con la candidez de una niña, con el decoro de una mujer. Desde entonces, a hoy, su escritura ha sellado una etapa, ha saltado un abismo en fondo y forma de estilo, ha crecido en una madurez sólida, que busca en la palabra decirse, llegar al otro, establecer un puente y dejar que el subjetivismo del lector abra su horizonte interpretativo y atrape la esencia de su mensaje.”
Con estas palabras, Susana Zazzetti, abría una tarde de celebración, un momento íntimo entre amigos, en el que Castro presentó su segundo poemario titulado “Es todo lo que ofrezco” (El Mensú, 2012).



La certeza de la palabra

Zazzetti, coordinadora del taller literario al que asiste la autora, resaltó el crecimiento poético de la misma. “Es todo lo que ofrezco” pone sobre la mesa casi una treintena de composiciones en las que la poetisa se yergue y desde su mirada amplia, nos habla del amor que ya no regresa pero que se ha convertido en esencia intrínseca a su ser; que nos grita el dolor del desgarro que queda atrás y que es preciso superar; que intenta romper el estentóreo silencio y acallar el llanto de los perros que se cuelan en la madrugada… este poemario es, además, la expresión de una mujer que, a pesar de los escollos, sigue adelante “como una hormiga cargando su palabra”.
Por su parte, el escritor Fernando de Zárate, anfitrión junto a Zazzetti de esta celebración, afirmó “categórico es el poema que da título al libro, pero en verdad, a partir de su hondura y belleza, creemos que Magdalena Castro puede seguir ofreciendo más y más, porque su poesía es vida latente, y su libro representa la certeza de que para la poetisa tiene la palabra.” Esa pieza, reza como colofón del libro: “Es todo lo que ofrezco: / palomas en vuelo, / caballos blancos, / ventanas abiertas; / y un pie / bendito / que aplasta / a la serpiente.”



(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País,
18 de abril de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.

domingo, 15 de abril de 2012

Acercamiento al cuarteto. Tunga-Tunga en el ADN cordobés



Acercamiento al
CUARTETO
Tunga-Tunga en el ADN cordobés




Ya no queda duda que hablar de Córdoba, es hablar alfajores, bellas mujeres y cuarteto. Así lo proponen Los Caligaris en “Mis tres amores” y no se equivocan, el cuarteto está en el ADN de los cordobeses, de quienes lo disfrutan y de quienes no.
Este fenómeno musical y cultural de las clases populares sigue en constante crecimiento y desde sus inicios hace ya casi 70 años se esparce por las distintas provincias de nuestro país y por algunos puntos recónditos del planeta.
Cuenta la historia que El Cuarteto Leo tocó en vivo en radio el 4 de junio de 1943 y esa fecha marca el hito que motivó a la Cámara de Diputados a instituirlo como el Día del Cuarteto en su sesión del 7 de junio de 2000; además de aprobar el proyecto para declararlo “género folklórico cordobés”. Aunque algunos estudiosos duden de que ese hecho haya sido cierto, la muerte de “Manolito” Cánovas (fundador de Tru-La-La) ese mismo el 4 de junio, pero de 2000, terminó por fijar esa efeméride.
Los comienzos cuarteteros tienen a Augusto Marzano y su hija Leonor como los nombres ineludibles del género. El nombre “cuarteto” se debe a la utilización de cuatro instrumentos básicos que eran el acordeón, violín, piano y el contrabajo. La mezcla de la tarantela italiana y el pasodoble español, ejecutada por inmigrantes rurales que luego se trasladarían a la ciudad, fundirían naturalmente estos estilos cuyo fin era entretener a la gente, animar las fiestas y disfrutar de eventos sociales diversos.
EL DIARIO Cultura de hoy toca algunos aspectos del fenómeno cordobés.


Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com


A pesar de que se tienen siete décadas de desarrollo del cuarteto, aún no existen gran cantidad de trabajos teóricos sobre este género popular cordobés. Pareciera ser que en los últimos veinte años se empieza a tomar “en serio” a esta manifestación cultural que ha motivado interesantes acercamientos.
Uno de ellos, es el que realizó la profesora de etnomusicología de la Universidad del Estado de Chicago, Jane L. Florine. La investigadora estadounidense viajó en varias oportunidades a Córdoba en la década del ’90 para estudiar el fenómeno del cuarteto, el cual materializó en el libro “Cuarteto Music and Dancing from Argentina: In Search of the Tunga-Tunga in Córdoba”. De su trabajo de investigación estableció seis momentos en la historia del cuarteto, que tienen su correlato con la historia política de nuestro país, resumimos:

Primera (1943-1955): Caracterizada por la música traída por los inmigrantes que llegaron a trabajar la tierra. Cuando el precio de los productos agrícolas bajaron por la situación mundial que produjo la Primera Guerra Mundial, la gente migró a las ciudades en búsqueda de empleo en las fábricas que habían aparecido. El cuarteto empezaba a crecer desde las orillas para adentro.

Segundo (1955-1968): Se inicia con el crecimiento de la industria automotriz y la ola de migraciones internas. El Cuarteto Leo tocaba en los suburbios, era la época de los Beatles, la primera música en inglés, los disc jockeys y el boom del folklore.

Tercero (1969-1973): Marcado por revueltas con guerrilleros y el Cordobazo y se cerró cuando el General Perón retornó al país. La conformación de las bandas empezaba a cambiar debido a la inclusión del piano eléctrico y el bajo eléctrico. El Cuarteto Leo se presentó en un club atlético y desde allí dejó asentado el precedente para que los demás grupos también lo hicieran en esos espacios.

Cuarto (1973-1976): Se cierra indiscutiblemente con la llegada de los militares al poder. En esta época apareció una de las grandes leyendas del cuarteto que fue Chébere imponiendo un régimen estilístico que la mayoría de los grupos siguieron esos pasos. El aire fresco que proponía esta banda consistía en incursionar en los temas melódicos y modernos con el agregado del “tunga-tunga”. Además comenzaron a hacer canciones tropicales para que el cantante principal descansara en los bailes y esta actitud, coronada por el gusto de la gente, instauró otra modalidad, la de tener dos cantantes y hacer dos estilos diferentes.

Quinto (1976-1983): En esta época de plomo, la difusión del cuarteto se prohibió y en ocasiones de realizada la Copa mundial de Fútbol, el gobierno de facto ordenó quitar todas las grabaciones de las disquerías de Córdoba, para que el turista no tomara contacto con ella.

Sexta (1984-?): La finalización de la Guerra de Malvinas y la vuelta a la democracia marcó la vuelta total del cuarteto. Carlos Jiménez continuó desarrollando el “cuarteto característico cordobés” como subtituló Rodrigo a uno de sus exitosísimos discos. “La Mona” intentó modernizar el cuarteto, sin alterar la esencia que se arrastraba desde sus inicios. Siguió manteniendo su acordeón, pero cambió el violín por los teclados porque se dificultaba conseguir violinistas jóvenes que lo siguieran. En esta etapa, que es la de mayor crecimiento, el cuarteto logró llegar a Cosquín, una plaza religiosamente preparada para el folklore argentino; es más, se instituyó el “Cosquín Cuarteto”. La televisión ayudó mucho a la difusión de la música, al igual que las radios e indiscutiblemente la era digital produjo una explosión que hizo llegar estos acordes en todas partes. Buenos Aires, conoció masivamente el cuarteto gracias a Rodrigo Bueno que llenó trece Luna Park, algo impensado para el mundo cuartetero.
Esta fue una etapa de experimentación con la introducción de ritmos latinoamericanos y la inclusión de músicos centroamericanos como dominicano Jean Carlos y compañeros que impusieron el “merenteto”, fusión de cuarteto con merengue. “La Mona” Jiménez, llego hasta tener su propio programa radial en el que sólo se pasaban sus canciones en la LV2; el programa “Ritmo Punta” difundió por años la música en vivo a través de la pantalla de la televisión por aire.
Obviamente, que si continuáramos con las etapas propuestas por Florine, seguramente estaríamos hablando de un nuevo momento. El estudio de Florine abarcó hasta los ’90, pero lo mencionamos ya que fue un importante aporte para su estudio. Como dato anecdótico diremos que la investigadora llegó a grabar, como invitada, la ejecución de su flauta en el tema “Penita” del disco “El marginal” del cordobés más famoso.



EL CUARTETO ACTUAL
En la actualidad quienes practican el género conforman verdaderas bandas con más de diez integrantes y hasta han llegado a tener treinta músicos en ocasiones especiales. Ha desaparecido el violín y el acordeón sobrevive en algunas bandas como la que posee Carlos “La Mona” Jiménez. Pero el cuerpo musical se ha nutrido de muchos más instrumentos utilizados generalmente en otros géneros como el rock (guitarras eléctricas, baterías) o los que tienen que ver con ritmos latinoamericanos (instrumentos de percusión).
Otra de las características es que hoy en día se propicia la hibridación de los distintos géneros musicales. El cuarteto está permeable a ello, recibiendo y aportando condimentos a la música en general. Un ejemplo, el rock actual se nutre también cuarteto y viceversa. Este intercambio además de escucharse en las canciones se ve en las diferentes participaciones de músicos en distintas presentaciones y discos. Es muy común ver a la “Mona tocando con “Pity” Álvarez, Andrés Calamaro, Los Caligaris, Charly García, Juanse, Bersuit, entre tantos otros.
Luego de la vuelta a la democracia en el país, en 1983, el cuarteto prohibido y censurado en épocas dictatoriales, retomó su fuerza y volvieron los cassettes, los discos y luego los CD’s y DVD’s. En cuanto a los bailes, se percibió un cambio y este es que a partir de allí el público asistente a dichos encuentros cambiaría notablemente. Los bailes eran el lugar en el que se convocaba a la familia toda, los abuelos, los padres, los hijos asistían en las primeras épocas del cuarteto a disfrutar y a bailar la música del tunga-tunga; sin embargo ahora hay un predomino muy marcado por los jóvenes. Son ellos los que todas las semanas se reúnen en los lugares ya consagrados para la música popular, para escuchar los acordes alegres del ritmo característico; pero más aún para divertirse y buscar una pareja (efímera sobre todo) con quien relacionarse.
También el fenómeno de identidad está muy presente en el cuarteto. Julieta Godoy plantea en un ensayo de su autoría, “el cuarteto construye, preserva y reproduce la identidad de la cultura popular de Córdoba”, sobre todo, la de los sectores más postergados, quienes reconocen “en la figura de Carlos ‘La Mona’ Jiménez, una figura construida en torno a una historia biográfica particular, al héroe que los representa y pone en presencia tanto la voz, el discurso de los marginados (las voces anónimas) como su imagen ante otras culturas y/o centros hegemónicos, proceso que deviene de la ‘espectacularización’ de Jiménez en una diversidad contextual.” Sabemos que las letras de Juan Carlos Jiménez Rufino (“La Mona”) abordan en su mayoría los temas característicos de los grupos sociales más postergados (desprotegidos, drogadictos, delincuentes…); pero también narra historias sobre amores incomprendidos, ironías de la vida y demás. Otra serie de canciones son las que se convierten en hits, las que buscan la diversión y la de escaso contenido semántico; justamente son éstas las canciones que más trascienden los límites del territorio cordobés.
Quienes no conozcan cómo es el ambiente del cuarteto en Córdoba, le sugerimos mirar la película “De caravana” del Director Rosendo Ruíz, estrenada a fines del año pasado. Allí se narra varias historias envueltas como por un humo confuso que se respira en los grandes bailes de nuestra Capital. También sugerimos leer la autobiografía sobre “La Mona” (escrita por Jorge Cuadrado) editada por Raíz de Dos y el libro de Gustavo Blázquez “Músicos, mujeres y algo para tomar” publicado hace unos años por Recovecos, para ampliar en el tema.
El género cuarteto es muy amplio y es posible tomarlo por diferentes aristas, nos faltaron muchísimos protagonistas, sucesos y particularidades. Este domingo sólo hemos despuntado algunos de ellos; quizás, más adelante, volvamos a retomar con otras miradas sobre el tema en cuestión.
Cerramos la edición con la publicación de la letra de una de las canciones que se ha levantado como estandarte de los cordobeses y sobre todo de aquellos que aman esta música. Una música que crece día a día; que es independientemente económica de cualquier variable producida en Buenos Aires o el país y que cada vez toma más espacios, más medios y más estratos sociales.
A bailar.




Bibliografía utilizada:







Canción: SOY CORDOBÉS
Autor: Rodrigo
Disco: A 2000
Año: 1999

Oigan señores yo les quiero así contar
con muchísima emoción dónde nació mi canto
chispa, tonada, piano, bajo y acordeón
así tocaba Leonor ritmo de cuartetazo
el Pibe Berna, Carlos "Pueblo" Rolán
y el Cuarteto de Oro
le dieron música, alegría a mi ciudad
soy de la universidad de la alegría y el canto.
le dieron música alegría a mi ciudad,
soy de la universidad, Córdoba te quiero tanto

Soy cordobés, me gusta el vino y la joda
y lo tomo sin soda
porque así pega más, pega más, pega más.
Soy cordobés, y me gustan los bailes
y me siento en el aire
si tengo que cantar.

De la ciudad de las mujeres más lindas,
del fernet, de la birra madrugadas sin par.
Soy cordobés, y ando sin documentos
porque llevo el acento de Córdoba Capital.

Como creyente yo le doy gracias a Dios por esta
bendición que en la sangre llevamos
todo el año "tunga tunga" del mejor es nuestro
rocanrol y a La Mona idolatramos.
Se para el lunes porque hay que descansar
de todo lo que bailamos
y el martes encaravanados otra vez
hay que lustrar los pepés porque a algún lado nos vamos.

Soy de alta córdoba dónde está "La Gloria"
o en Jardín Espinosa a Talleres tu lo ves y si querés
yo te llevo para Alberdi dónde están los celestes
mi Pirata cordobés.
de la ciudad de las mujeres más lindas,
del fernet, de la birra madrugadas sin par.

Soy cordobés, y no me importa si es
gorda como el arco de Córdoba
la quiero para bailar.





* Publicado en EL DIARIO del Centro del País
domingo 15 de abril de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.

domingo, 8 de abril de 2012

Pablo Giordano. La felicidad de los libros


Textos de
PABLO GIORDANO
La felicidad de los libros




Pablo Giordano es de Las Varillas. Allí nació en 1977, allí vive y desde allí se proyecta al mundo. Y no exageramos, Giordano integra ese pequeño grupo de jóvenes escritores de la provincia que ha hecho de su trabajo literario un oficio. La disciplina, la prolijidad, la autoexigencia llevada casi al extremo, lo ha proyectado hacia todas las direcciones; como un sismo que tiene epicentro en el interior de Córdoba, pero con una onda expansiva de límites desconocidos.
Ha publicado en diarios, revistas y sitios de América y Europa: La Voz del Interior, EL DIARIO del Centro del País, Diario Perfil, Punto en línea (de la Universidad Nacional de México), El Especial de Nueva York y Alex Lootz de Madrid. A fines de la década pasada formó parte de las discutidas antologías provinciales sobre la narrativa joven en Córdoba (Es lo que hay y 10 Bajistas) y publicó los libros La Felicidad es un Gordini (poesía, 2009); Los muertos (cuentos, 2012) y Chozas (novela, 2012). En la actualidad mantiene una columna en la revista PoloSecki de Córdoba y escribe casi a diario en su blog “Cosas de mimbre”, un espacio virtual en que difunde sus escritos y un abanico de propuestas para aquellos que gustan de la cultura en toda su extensión.
Recientemente su trabajo se coronó con la publicación de dos libros de muy buena factura en los géneros cuento y poesía. Esos títulos son la “excusa” que hoy le proponemos en este hermoso domingo.


Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com



ARMANDO LA CHOZA
Giordano está feliz, recientemente una editorial cordobesa materializó en tapas duras una novela que comenzó a escribir cuando adolescente, 16 años para ser más exactos. Sobre ese momento, el autor reflexiona ahora, con 18 primaveras más sobre la piel: “aprendí básicamente el ABC de la literatura, y algunos truqillos más. Fue una experiencia reveladora, exhaustiva y agotadora, en su sentido literal.”
En el medio, desde su inicio hasta la edición pasaron correcciones, publicaciones en microcapítulos en web (al mejor estilo novela por entregas) hasta las últimas correcciones momentos antes de imprimirse.
“Chozas”, se ambienta hacia “fines de los 80, comienzo de los 90, un barrio de trabajadores en un pueblo del interior de la provincia de Córdoba. Allí se desarrolla la historia de un niño de clase media baja con sueños de escritor, que en épocas hiperinflacionarias, marcada por la última dictadura y la secuelas de Malvinas, descubrirá la muerte, el sexo y el amor en pleno vaciamiento menemista, entre otros temas fundantes, los cuales se abordan diagonalmente y configuran un paradigma generacional que no escapa a la neurosis y arribar a la adultez con una visión del mundo interrogativa de ciertos valores.”
El amplio proceso de maceración del texto, ha hecho que distinguidos lectores se aproximen a la propuesta del varillense y hayan emitido su juicio revelador. En ese sentido Fabián Casas dijo de “Chozas, “es un libro intenso, lírico, donde desfilan personajes inquietantes que me hizo acordar a la primera vez que me encontré con el lenguaje particular del gran Ricardo Zelarayán. Entre la montonera de libros literarios ‘Chozas’ hace la diferencia por la creación de un lenguaje en mal estado pero sin fecha de vencimiento. Un lenguaje que se muerde la cola y que destila veneno. Un libro que produce intensas ganas de escribir.”
El escritor cordobés Federico Falco, contemporáneo al autor de “La felicidad es un Gordini”, dice: “en ‘Chozas’ Pablo Giordano da cuenta, con una voz atenta a los detalles del habla y una mirada dura e implacable, de las formas de la infancia y la adolescencia en un pueblo del interior de Córdoba a fines de los años ochenta y principio de los noventa. Detrás de la aparente calma de las siestas y los feriados, mientras los adultos tratan de llegar a fin de mes como pueden, los más chicos descubren la violencia, el sexo, las diferencias de clases y los códigos de la amistad. Las películas de Luis Miguel, las novelas de Carolina Papaleo y Raúl Taibo, Nirvana, los bloopers de Canal 8 y las bolsas de chizitos puntean un crecer doloroso y la entrada en una primera juventud que, en el horizonte de la llanura, se vive ya como una vejez infinita, sin esperanzas.”
Por otra parte, desde el otro lado del charco (España), Marcelo Luján escribió: “’Chozas’ describe -con mucho acierto y desde una violenta dulzura- esa instancia maravillosa de la vida que es la adolescencia. Un texto precioso -de altísimo vuelo literario- que no parece ni de lejos ópera prima. Una prosa sin miedos, suelta, que descubre todos los rincones de cualquier pueblo de provincia. Párrafo aparte para los discursos directos: los más auténticos que he leído en años.”


EXHUMANDO MUERTOS
De manera paralela, hacia fines de año pasado Giordano veía concretado otro proyecto, y es que su libro de cuentos “Los muertos” terminaba de editarse luego de ser seleccionado unánimemente y obtener el primer puesto en un concurso literario a nivel nacional.
Este libro alberga una serie de nueve cuentos que se exhumaron como huesos, en los que algunos ya habían aparecido en distintos medios del país y el exterior y que terminaron de armar el esqueleto con la adición de nuevos textos. Un libro orgánico, macizo, donde nada sobra. El autor nos sitúa en contextos particulares y disímiles, con esa prosa limpia, coloquial, y con esas descripciones que nos plantan en algún pueblo de nuestro interior cordobés donde aparecen esos personajes singulares y pintorescos que muchos conocemos.
Juan Terranova escribe al respecto, “Los muertos” es una "cartografía de lo doméstico y la calle, personajes que son al mismo tiempo conocidos y extraños como en el heimlich freudiano. Pablo Giordano trabaja con una lupa, con una pinza y con un grabador-reproductor de voces. Sus relatos son ágiles, livianos, directos pero también microscópicos, duros, astillados como un insecto de vidrio que nos mira." Por su parte Rubén Sacchi manifiesta, “estos cuentos son crueles, pero no al estilo de Abelardo Castillo, poseen una crueldad cotidiana, casi natural pero muy humana, porque son horrores que resultarían evitables más allá de lo cultural y lo social. Sartre decía que para que el suceso más trivial se convirtiera en aventura, era condición necesaria y suficiente contarlo. Yo sumo a esto que, si la manera de referirlo lo vuelve atrapante, podemos estar en presencia de una promesa para el género”.
Un género difícil, donde cada componente debe encajar perfectamente para que la maquinaria funcione de manera aceitada y armónica. La naturalidad con la que han sido construido los diálogos hacen que cada trama sea un universo por sí mismo, y se cree ese ambiente verosímil que, quienes escriben, les cuesta lograr.
Cerramos con dos impresiones realizadas fuera del país. Desde México, Marco Tulio Aguilera Garramuño sentencia, “hay algo indefinible en la prosa de Pablo Giordano que hace pensar en lo argentino esencial: aquello que está lejos de lo aparente porteño, la farsa, el embuste, la presunción. Su escritura es juvenil pero posee una madurez definitiva.” Por su parte, José Ángel Barruecos desde España, "Pablo Giordano destila en sus relatos una prosa feroz y cuajada de jerga mediante la que nos brinda historias ásperas y truculentas, que nos enfrentan con esos abismos donde se mueven la violencia y la miseria".


LAS LECTURAS
Les ofrecemos a continuación una pizca de cada texto, un mínimo acercamiento para enfrentarse a la prosa de la que hemos venido hablando. Cerramos esta edición de EL DIARIO Cultura, pero la puerta está abierta, queda en ustedes continuar la búsqueda de estos textos que hoy hemos hecho referencia.
No diga que no le avisamos.

- - - - - - - - - - - -



Cuento: Feliz Cumpleaños, Mono (fragmento)
Autor: Pablo Giordano                     
Libro: Los muertos
Año: 2012

Mono patea la ropa hasta el rincón del baño y se mete bajo la ducha helada: tiembla, refriega su cuerpo con alegría. Su hermana, que no vuelve del trabajo hasta más tarde, le juró que el padre vendría a verlo. Se pregunta si quedará algo del pegamento que le regalaron en el corralón: fabrica imanes para decorar heladeras desde la muerte de la madre; pide radiografías en el hospital, las recorta con forma de mariposas -rara vez de otros animales-, las pinta, les pega el trozo de imán rescatado de viejos motorcitos de la fundición… ¡y listo! Las pocas ganancias lo salvan de la vergüenza frente a la hermana, que limpiando casas trae la mayor parte del dinero. A veces lo llaman de la Municipalidad y lo llevan a barrer salones, de noche.
A las siete y media ve por la ventana piernas y ruedas de bici en el cordón cuneta. Es el padre. Imaginó que vendría en auto. Limpiando parabrisas lo vio en un Gordini bastante nuevo y le gritó. Fue tres años atrás. Inclusive corrió hasta el auto, sin poder ganarle a la luz verde: el hombre aceleró y se perdió entre una Renoleta y el colectivo.
Ahora Mono lo mira, la cara le resulta extraña: no distingue sus rasgos.
—Vamo’, pendejo, dale.
Mono trepa a la bici. Está recién bañado y se ha puesto la chomba roja, la de salir, secada el día anterior en el alambre del patio, cuidando de que las palomas no la arruinen, y planchada bajo el colchón de su cama mientras duerme. De pie en el portaequipaje, Mono lleva la cabeza en alto y la cara al frente. La brisa lo ensueña.
Las casas de chapa se suceden a los costados. Algunos vecinos los ven pasar. El hombre lleva un traje blanco apretado, que a las luces de la tarde vira a celeste claro como saco de heladero. Abajo dos broches sostienen las botamangas, impiden el engrase con la corona de la bici, o el enredo y la caída. No son tantas cuadras, pero alcanzan para insultar de cansancio varias veces. Desmontan en el bar cerca del río, apoyan la bici en el poste de luz y entran.
El bar mantiene un pedazo de pared revocada, un pool, un foco colgando de un cable manchado con saña por las moscas, una vitrina y poco más. Sin embargo no es un lugar cerrado y lleno de humo: el ambiente es fresco, las ventanas y la puerta de calle están abiertas, los focos apagados. Afuera hay dos mesas, una ocupada por el dueño y la mujer, la otra vacía. Se sientan adentro, junto a la ventana. El padre enciende un cigarro y le ofrece. Mono dice que no fuma.


- - - - - - - - - - - -

Novela: Chozas (fragmento Capítulo 1)
Autor: Pablo Giordano
Libro: Chozas
Editorial: Ciprés Ediciones
Año: 2012

Estoy corriendo con todo. Termino de cruzar los zanjones por la bajada Refalón, y agachándome entre las cañas, tratando de no hacer ruido, me doy cuenta de que estoy solo. El olor a podrido no me deja respirar, el corazón me va a mil. Veo una sombra que viene haciendo ruido por el agua. Es el culiáu del Étor.
—¿Para dónde rajaron los otros? —me pregunta, sudado.
 Lo que hicimos no tiene gollete. Yo sabía que iba a pasar algo con los excombatientes de las Malvinas. Ahora el Étor se ríe como si fuera algo común. Me acuerdo de una noche que fuimos al barrio Centenario a comer a la casa de la tía. Era la primera vez que yo iba a ese barrio, el Laucha se avivó al salto.
—¡Paren, paren! —dijo, y me señaló—. Este pendejo es el putito del 2 de abril.
El Étor les dijo que no me hicieran nada, que era un amigo de él. Pero ellos querían pelear. Yo estaba cagado en las patas y salí corriendo, más vale que me persiguieron. Parecían un malón. Bajé por una vereda y me metí en un patio oscuro. Me quedé agachado contra la tapia escuchando los gritos. El Étor les mandaba que me dejaran. Me di vuelta, y vi la sombra de un pájaro un poco más chico que un ñandú que me empezó a tirar picotazos. Salté la tapia, gritaban “¡Ay tá, ay tá!”.
Caí en un montón de arena, en otro patio, los perros ladraron. Salté la tapia de nuevo y caí en la vereda verde, esa que da contra el matadero. Volví corriendo a los zanjones y me escondí también en este cañaveral hasta que sentí que se venían. Se cortó la luz. Había una luna enorme. Yo creía que me iban a matar. No podía quedarme entre las cañas, así que salí corriendo y llegué hasta las cuevas. Los del barrio Centenario no son civilizados como nosotros, en vez de chozas hacen cuevas en la arcilla.
Me metí ahí y me quedé chito, tratando de no delatarme con la respiración. No aguantaba mucho, y cada vez que abría la boca (porque yo respiro por la boca) me comía una bocanada de olor a bosta.
Adentro no se veía nada. Escuché la voz del Étor que me decía que saliera. Me quedé callado un rato hasta que escuché las pisadas. Después me tiraron del brazo. Era el Pera.
—No seas cagón —me dijo—. Vamo pal barrio.
Sabía que era un truco pero no tenía otra, así que salí con ellos haciéndome el pistola. Pensé que me jodían: eran mucho más grandes que yo. Apenas entramos al barrio se separaron y me dejaron solo con el Étor en la casa de su tía.




“Fumando en el cuarto amarillo sobre la frazada azul”
de José Galliano
(acrílico sobre tela 40 x 35 cm, 1999).





(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 8 de abril de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina