ENTREVISTA CON
ORLANDO ENRIQUE SELLA
PASIÓN, POLÍTICA Y PERONISMO
El general Perón pareciera escucharnos sonriente desde uno de los muchos cuadros que tiene en su oficina. Esa habitación es el espacio propicio donde Orlando, “el gato”, se refugia los domingos para realizar una tarea que el trajín diario no le permite hacer. Allí recopila información, investiga y escribe para futuros trabajos que tiene en mente (el segundo tomo sobre la caída de Aristide, otro libro sobre el peronismo, un texto que versará sobre su experiencia como embajador en Haití, entre otras tantas ideas).
Aunque posee ocho libros de su autoría no se considera un escritor profesional; simplemente (me comenta) lo hace para dejar plasmada una experiencia de vida. Es que Sella, con más de 60 años no parece agotarse, su motor es la política y su pasión el peronismo.
Mientras recorre vertiginosamente su vida, se percata de que son pocas las personas de su generación que siguen militando diariamente como él; y es que mi entrevistado llegó a Villa María a los 16 años, y mientras fue interno de la Escuela del Trabajo, no demoró en incorporarse a la Unidad Básica Nº1 del barrio Güemes (recuerda). Sin dejar de trabajar, se recibió de Procurador, Abogado y Escribano (UNC, 1972). Fue docente de nivel medio por 17 años en Escuelas Técnicas. Accionó como asesor letrado del Intendente Florencio Ferrero en la Municipalidad de Río Tercero (1973). Se desempeñó como Jefe Político del Dto. General San Martín (1974). Fue Diputado Nacional por el Partido Justicialista (Distrito Córdoba) en 1983-1985 y 1985-1989. Actuó como Embajador Argentino en la República de Haití (1989-1992) y Costa Rica (1992-1995). Fue Legislador Provincial por el Partido P.A.I.S. (2003-2007). Hoy ocupa una banca como Legislador Provincial formando parte del Bloque Unión por Córdoba – Frente para la Victoria, aunque se reconoce un incondicional de P.A.I.S.
Mientras me habla se asombra de saber que ha militado con dos generaciones (padres e hijos), pero al pensarlo fríamente y leyendo antecedentes como los expresados más arriba, no resulta difícil comprender que esto es así, porque Sella, desde muy joven, dedicó su vida y su tiempo a esta pasión que lo alimenta. La misma pasión que fluye en la prosa de sus últimos textos (ver aparte) “El Peronismo. Vigencia de su doctrina” (2008) y “Derechos políticos de la mujer.” (2008).
—Doctor, además de reconocer el contenido de sus últimos libros, es loable señalar la emotividad con que usted narra los hechos y las vivencias en los mismos…
—Sí, realmente soy un apasionado del Peronismo y quizá uno no sé da cuenta, pero pone en el papel como uno es. Tengo por Perón y Evita una gran devoción. A mi me llega al corazón por la gran transformación que realizaron para el país y la gente. Reconozco que soy apasionadamente Peronista. He decidido hacer este tipo de aportes porque Perón escribió muchos libros, pero la doctrina en sí no se encuentra en ningún libro. No hay un volumen donde estén todos los principios, el origen de la marcha, que todo el mundo la canta y nadie sabe como surgió. Hay que buscar y sintetizar en un libro; si una dirigente femenina quiere ir a un libro donde estén los derechos políticos de la mujer enfocado políticamente y no académicamente, quiero que lo pueda encontrar en algún lado; si un joven quiere saber cuáles son los grandes principios del Peronismo que no cambian a través del tiempo, que lo encuentre también. Los jóvenes no son los culpables de no querer a la política, de no tener las herramientas; esto pasa por la destrucción de los valores que se produjo en la Argentina, en la clase política y demás ámbitos.
—Su último libro está centrado en los derechos políticos de la mujer, ¿cuál es su posición al respecto?
—La mujer debe tener su participación y gracias a las leyes pueden hacerlo como lo hacen hoy; creo que la sociedad política no está madura para reconocerle que el 50% de los derechos le corresponde a la mujer. Hay un autoproscripción propia de la mujer, hay muchas mujeres que no quieren saber nada con la política y más aún porque la política de hoy está devaluada. Mientras no haya una que se base en la inteligencia, la capacidad, la participación y donde los géneros tengan lo que su trabajo y su dedicación lo hagan merecedor, seguramente van a hacer falta estas leyes. Una ley de esta naturaleza puede discutirse por antidemocrática, pero nosotros somos hijos del rigor.
Cuando se sanciona en 1991 la Ley 24.012 que se la denominó “Ley de Cupos”, establecía que ningún género podría tener menos del 30% de la candidatura.
Yo fui diputado nacional en 1983 y reelecto en 1985 y nunca hubo más de 10 mujeres sobre 254 diputados, o sea que escasamente llegaba al 4% aproximadamente. Entonces se inicia la lucha de la mujer, que yo rescato en este libro a una cordobesa de la UCR, María Teresa Merciadri de Morini, quien fue la primera diputada nacional de la UCR de Córdoba que luchó porque se reconocieran los derechos reales de la mujer y que la Ley de Cupos se reglamentara adecuadamente. Para lograrlo se presentó en el Juzgado Federal de Córdoba, fue a la Cámara de apelación porque perdió, fue también a la Corte Suprema y perdió y terminó yendo a la Corte Interamericana de Derechos Humamos que convocó a la Argentina a una audiencia de conciliación y ahí logró su cometido. He tenido el alto honor que ella me escribiera el prólogo de este nuevo texto.
El libro tiene otro capítulo dedicado a la Ley provincial 8901, hacemos un reconocimiento a Olga Riutort, porque esa ley le da igualdad a la mujer como al hombre, es una ley que se aplicó, se respetó y da la posibilidad que se una mujer deja su banca, la ocupe otra mujer. Es una ley muy importante.
Otro motivo del libro es para homenajear al doctor Manuel Graña Etcheverry, quien fue el miembro informante en el debate parlamentario sobre los derechos políticos de la mujer (Ley 13010, del 9 de setiembre de 1947). Como pasa muchas veces en la historia argentina, existe esa especie de olvido generalizado, nosotros quisimos homenajearlo, ya que cumple 93 años el 8 de noviembre próximo (cabe aclarar que el homenaje y la presentación del libro se realizó el pasado viernes 17 de octubre en Córdoba Capital).
—¿Por qué cree usted que están tan instaladas las imágenes y los ideales de Perón y Evita en la actualidad?
—Yo diría que Perón está triunfando más allá de su muerte, porque fue un visionario. Perón junto a Evita están presentes porque fueron capaz de concretar la única revolución que hubo en la Argentina, pero una revolución de las ideas, una revolución de paz, una revolución que se sintetizó en obras; entonces culturalmente antes de Perón te decían que “hay que educar al soberano” y el soberano no tenía ni escuela para ello. Nos dejó a todos, una doctrina, una filosofía, una manera de ser que lo ha trascendido más allá de la muerte. En 1952 Perón planteó en el Congreso de la Nación la unión aduanera con Chile, Argentina y Brasil, y el Mercado Común Europeo se constituyó en 1959, por ejemplo. Evita hizo de su vida un verdadero holocausto, porque dio su vida por la causa por el Peronismo. Tenía los días contados y sin embargo se dedicó a los que más necesitaban, a la mujer…
La revolución que hizo Perón en nueve años y medio tiene un carácter único, un país que llega al poder, que no fabricaba ni los alfileres y cuando cae el gobierno, el país está fabricando aviones, tractores, automóviles, construyó 8800 escuelas en Argentina, 70000 obras públicas…; hay que explicarle a los chicos porque todavía se siguen publicando libros perniciosos contra lo que el Peronismo. Hay que generar la discusión y no hay que tener miedo, porque Perón dijo que el Peronismo no es un partido político sino un movimiento revolucionario.
Resumiendo, es como si Perón hubiese gobernado 30 años en Argentina, aunque no estuvo en el país mucho tiempo, mucha gente quería que volviese y sus ideales siempre estuvieron presentes. Si uno mira las cosas que Perón hizo hace tantos años atrás y lo compara con lo que hacen los dirigentes actuales comprendés el porqué trascendieron; porque hizo más cosas de las que se pueden hacer actualmente con todas las limitaciones de la época.
—¿Hace falta una revolución en la Argentina actual?
—Hace falta una mejor distribución de los ingresos en la Argentina y que no le tengamos miedo a avanzar con la aplicación de un auténtico federalismo, para que el país se desarrolle integralmente. Sucede que con esta forma de gobernar centralizada y unitaria, que no sólo es propia de este gobierno, hay lugares que parecen propios de otro país. En la doctrina justicialista la posición del estado debe ser siempre la de colaborar en el desarrollo de políticas sociales, económicas y de la política en sí.
Me parece que una revolución como aquella es impensable porque son otras las circunstancias históricas; sí creo que el país debe aprovechar esta oportunidad que tiene. Al margen de la crisis internacional que se ha desatado hace un tiempo, nosotros tenemos la oportunidad histórica, incluso señalada por Perón, porque el decía que los países más poderosos después del 2000 no iban a ser los que tuvieran mayor cantidad de armas ni dinero, sino los países que estuvieran en condiciones de producir alimento para un mundo que ya se presumía como superpoblado y hambriento, como es el caso de la China, India, Pakistán y tantos países asiáticos. Nosotros somos un país agrícola-ganadero, nos guste o no nos guste, nosotros deberíamos triplicar la producción, no estar atentando contra esa producción, hay que favorecerla. Así el país tendría unos ingresos extraordinarios y con una muy buena redistribución de los mismos, donde los que tengan capital van a ganar muy bien, pero también aquellos que tengan su trabajo digno. El mundo nos ha vuelto a dar una chance, si nosotros no la sabemos aprovechar, es un problema nuestro. La Argentina está preparada para triplicar la producción y utilizar una décima parte para el consumo interno y estar bien alimentados. Aumentaríamos la producción en sí y lo que se denomina la agroindustria, es decir, a darle valor agregado a la producción agropecuaria a los efectos de que vendamos los productos; y no como ocurría en un principio, que le vendíamos la soja a Japón y ellos nos vendían la milanesa de soja. Estas son cosas que no tienen sentido, creo que por ahí hay que mirar a la Argentina. Como decía Perón, “primero la Patria, después el movimiento y por último el hombre”, y acá nuestros gobernantes tienen que entender que primero está el país y después los intereses de ellos, no pasar el gobierno del marido a la mujer o de la mujer al marido… La transición tiene que ser democrática, moderada y respetuosa.
La entrevista llega a su fin, más de una hora y media han sido recogidas en mi grabador personal. Apago el aparato y mientras tomo unas fotografías para ilustrar la nota, el doctor Sella me comenta quienes lo acompañan en las paredes de su oficina. Los tintes grisáceos de la figura de su padre cuando hizo el servicio militar, la familia, sus incursiones en Haití, los infaltables retratos de Perón y Eva, una tarjeta que Perón le enviara desde España y copia de la partida de nacimiento, fachada de la escuela del trabajo y hasta un escudo del Club San Lorenzo…
Mientras las observo me imagino su vida resumida en imágenes; estoy ante las postales de su vida, estoy ante las postales de su pasión.
ORLANDO ENRIQUE SELLA
PASIÓN, POLÍTICA Y PERONISMO
El general Perón pareciera escucharnos sonriente desde uno de los muchos cuadros que tiene en su oficina. Esa habitación es el espacio propicio donde Orlando, “el gato”, se refugia los domingos para realizar una tarea que el trajín diario no le permite hacer. Allí recopila información, investiga y escribe para futuros trabajos que tiene en mente (el segundo tomo sobre la caída de Aristide, otro libro sobre el peronismo, un texto que versará sobre su experiencia como embajador en Haití, entre otras tantas ideas).
Aunque posee ocho libros de su autoría no se considera un escritor profesional; simplemente (me comenta) lo hace para dejar plasmada una experiencia de vida. Es que Sella, con más de 60 años no parece agotarse, su motor es la política y su pasión el peronismo.
Mientras recorre vertiginosamente su vida, se percata de que son pocas las personas de su generación que siguen militando diariamente como él; y es que mi entrevistado llegó a Villa María a los 16 años, y mientras fue interno de la Escuela del Trabajo, no demoró en incorporarse a la Unidad Básica Nº1 del barrio Güemes (recuerda). Sin dejar de trabajar, se recibió de Procurador, Abogado y Escribano (UNC, 1972). Fue docente de nivel medio por 17 años en Escuelas Técnicas. Accionó como asesor letrado del Intendente Florencio Ferrero en la Municipalidad de Río Tercero (1973). Se desempeñó como Jefe Político del Dto. General San Martín (1974). Fue Diputado Nacional por el Partido Justicialista (Distrito Córdoba) en 1983-1985 y 1985-1989. Actuó como Embajador Argentino en la República de Haití (1989-1992) y Costa Rica (1992-1995). Fue Legislador Provincial por el Partido P.A.I.S. (2003-2007). Hoy ocupa una banca como Legislador Provincial formando parte del Bloque Unión por Córdoba – Frente para la Victoria, aunque se reconoce un incondicional de P.A.I.S.
Mientras me habla se asombra de saber que ha militado con dos generaciones (padres e hijos), pero al pensarlo fríamente y leyendo antecedentes como los expresados más arriba, no resulta difícil comprender que esto es así, porque Sella, desde muy joven, dedicó su vida y su tiempo a esta pasión que lo alimenta. La misma pasión que fluye en la prosa de sus últimos textos (ver aparte) “El Peronismo. Vigencia de su doctrina” (2008) y “Derechos políticos de la mujer.” (2008).
—Doctor, además de reconocer el contenido de sus últimos libros, es loable señalar la emotividad con que usted narra los hechos y las vivencias en los mismos…
—Sí, realmente soy un apasionado del Peronismo y quizá uno no sé da cuenta, pero pone en el papel como uno es. Tengo por Perón y Evita una gran devoción. A mi me llega al corazón por la gran transformación que realizaron para el país y la gente. Reconozco que soy apasionadamente Peronista. He decidido hacer este tipo de aportes porque Perón escribió muchos libros, pero la doctrina en sí no se encuentra en ningún libro. No hay un volumen donde estén todos los principios, el origen de la marcha, que todo el mundo la canta y nadie sabe como surgió. Hay que buscar y sintetizar en un libro; si una dirigente femenina quiere ir a un libro donde estén los derechos políticos de la mujer enfocado políticamente y no académicamente, quiero que lo pueda encontrar en algún lado; si un joven quiere saber cuáles son los grandes principios del Peronismo que no cambian a través del tiempo, que lo encuentre también. Los jóvenes no son los culpables de no querer a la política, de no tener las herramientas; esto pasa por la destrucción de los valores que se produjo en la Argentina, en la clase política y demás ámbitos.
—Su último libro está centrado en los derechos políticos de la mujer, ¿cuál es su posición al respecto?
—La mujer debe tener su participación y gracias a las leyes pueden hacerlo como lo hacen hoy; creo que la sociedad política no está madura para reconocerle que el 50% de los derechos le corresponde a la mujer. Hay un autoproscripción propia de la mujer, hay muchas mujeres que no quieren saber nada con la política y más aún porque la política de hoy está devaluada. Mientras no haya una que se base en la inteligencia, la capacidad, la participación y donde los géneros tengan lo que su trabajo y su dedicación lo hagan merecedor, seguramente van a hacer falta estas leyes. Una ley de esta naturaleza puede discutirse por antidemocrática, pero nosotros somos hijos del rigor.
Cuando se sanciona en 1991 la Ley 24.012 que se la denominó “Ley de Cupos”, establecía que ningún género podría tener menos del 30% de la candidatura.
Yo fui diputado nacional en 1983 y reelecto en 1985 y nunca hubo más de 10 mujeres sobre 254 diputados, o sea que escasamente llegaba al 4% aproximadamente. Entonces se inicia la lucha de la mujer, que yo rescato en este libro a una cordobesa de la UCR, María Teresa Merciadri de Morini, quien fue la primera diputada nacional de la UCR de Córdoba que luchó porque se reconocieran los derechos reales de la mujer y que la Ley de Cupos se reglamentara adecuadamente. Para lograrlo se presentó en el Juzgado Federal de Córdoba, fue a la Cámara de apelación porque perdió, fue también a la Corte Suprema y perdió y terminó yendo a la Corte Interamericana de Derechos Humamos que convocó a la Argentina a una audiencia de conciliación y ahí logró su cometido. He tenido el alto honor que ella me escribiera el prólogo de este nuevo texto.
El libro tiene otro capítulo dedicado a la Ley provincial 8901, hacemos un reconocimiento a Olga Riutort, porque esa ley le da igualdad a la mujer como al hombre, es una ley que se aplicó, se respetó y da la posibilidad que se una mujer deja su banca, la ocupe otra mujer. Es una ley muy importante.
Otro motivo del libro es para homenajear al doctor Manuel Graña Etcheverry, quien fue el miembro informante en el debate parlamentario sobre los derechos políticos de la mujer (Ley 13010, del 9 de setiembre de 1947). Como pasa muchas veces en la historia argentina, existe esa especie de olvido generalizado, nosotros quisimos homenajearlo, ya que cumple 93 años el 8 de noviembre próximo (cabe aclarar que el homenaje y la presentación del libro se realizó el pasado viernes 17 de octubre en Córdoba Capital).
—¿Por qué cree usted que están tan instaladas las imágenes y los ideales de Perón y Evita en la actualidad?
—Yo diría que Perón está triunfando más allá de su muerte, porque fue un visionario. Perón junto a Evita están presentes porque fueron capaz de concretar la única revolución que hubo en la Argentina, pero una revolución de las ideas, una revolución de paz, una revolución que se sintetizó en obras; entonces culturalmente antes de Perón te decían que “hay que educar al soberano” y el soberano no tenía ni escuela para ello. Nos dejó a todos, una doctrina, una filosofía, una manera de ser que lo ha trascendido más allá de la muerte. En 1952 Perón planteó en el Congreso de la Nación la unión aduanera con Chile, Argentina y Brasil, y el Mercado Común Europeo se constituyó en 1959, por ejemplo. Evita hizo de su vida un verdadero holocausto, porque dio su vida por la causa por el Peronismo. Tenía los días contados y sin embargo se dedicó a los que más necesitaban, a la mujer…
La revolución que hizo Perón en nueve años y medio tiene un carácter único, un país que llega al poder, que no fabricaba ni los alfileres y cuando cae el gobierno, el país está fabricando aviones, tractores, automóviles, construyó 8800 escuelas en Argentina, 70000 obras públicas…; hay que explicarle a los chicos porque todavía se siguen publicando libros perniciosos contra lo que el Peronismo. Hay que generar la discusión y no hay que tener miedo, porque Perón dijo que el Peronismo no es un partido político sino un movimiento revolucionario.
Resumiendo, es como si Perón hubiese gobernado 30 años en Argentina, aunque no estuvo en el país mucho tiempo, mucha gente quería que volviese y sus ideales siempre estuvieron presentes. Si uno mira las cosas que Perón hizo hace tantos años atrás y lo compara con lo que hacen los dirigentes actuales comprendés el porqué trascendieron; porque hizo más cosas de las que se pueden hacer actualmente con todas las limitaciones de la época.
—¿Hace falta una revolución en la Argentina actual?
—Hace falta una mejor distribución de los ingresos en la Argentina y que no le tengamos miedo a avanzar con la aplicación de un auténtico federalismo, para que el país se desarrolle integralmente. Sucede que con esta forma de gobernar centralizada y unitaria, que no sólo es propia de este gobierno, hay lugares que parecen propios de otro país. En la doctrina justicialista la posición del estado debe ser siempre la de colaborar en el desarrollo de políticas sociales, económicas y de la política en sí.
Me parece que una revolución como aquella es impensable porque son otras las circunstancias históricas; sí creo que el país debe aprovechar esta oportunidad que tiene. Al margen de la crisis internacional que se ha desatado hace un tiempo, nosotros tenemos la oportunidad histórica, incluso señalada por Perón, porque el decía que los países más poderosos después del 2000 no iban a ser los que tuvieran mayor cantidad de armas ni dinero, sino los países que estuvieran en condiciones de producir alimento para un mundo que ya se presumía como superpoblado y hambriento, como es el caso de la China, India, Pakistán y tantos países asiáticos. Nosotros somos un país agrícola-ganadero, nos guste o no nos guste, nosotros deberíamos triplicar la producción, no estar atentando contra esa producción, hay que favorecerla. Así el país tendría unos ingresos extraordinarios y con una muy buena redistribución de los mismos, donde los que tengan capital van a ganar muy bien, pero también aquellos que tengan su trabajo digno. El mundo nos ha vuelto a dar una chance, si nosotros no la sabemos aprovechar, es un problema nuestro. La Argentina está preparada para triplicar la producción y utilizar una décima parte para el consumo interno y estar bien alimentados. Aumentaríamos la producción en sí y lo que se denomina la agroindustria, es decir, a darle valor agregado a la producción agropecuaria a los efectos de que vendamos los productos; y no como ocurría en un principio, que le vendíamos la soja a Japón y ellos nos vendían la milanesa de soja. Estas son cosas que no tienen sentido, creo que por ahí hay que mirar a la Argentina. Como decía Perón, “primero la Patria, después el movimiento y por último el hombre”, y acá nuestros gobernantes tienen que entender que primero está el país y después los intereses de ellos, no pasar el gobierno del marido a la mujer o de la mujer al marido… La transición tiene que ser democrática, moderada y respetuosa.
La entrevista llega a su fin, más de una hora y media han sido recogidas en mi grabador personal. Apago el aparato y mientras tomo unas fotografías para ilustrar la nota, el doctor Sella me comenta quienes lo acompañan en las paredes de su oficina. Los tintes grisáceos de la figura de su padre cuando hizo el servicio militar, la familia, sus incursiones en Haití, los infaltables retratos de Perón y Eva, una tarjeta que Perón le enviara desde España y copia de la partida de nacimiento, fachada de la escuela del trabajo y hasta un escudo del Club San Lorenzo…
Mientras las observo me imagino su vida resumida en imágenes; estoy ante las postales de su vida, estoy ante las postales de su pasión.
- * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * -
Derechos políticos de la mujer. Su protagonista Manuel Graña Etcheverry. Ley de la igualdad o Ley Riutort, por Orlando Enrique Sella, Dunken, Bs. As., octubre de 2008, 444 páginas.
“El Peronismo siempre ha adolecido de un defecto, no reconocer en vida a quienes contribuyeron al logró de los grandes objetivos políticos del Movimiento más grande de América Latina. En esta oportunidad es mi objetivo, no sólo, en primer término rendir un emocionado homenaje a Manuel Graña Etcheverry, principal protagonista en la histórica jornada del 9 de setiembre de 1947, día en que se sanciona y aprueba la Ley Nacional Nº13.010, sino también a todas las mujeres que actuaron en defensa de los Derechos Políticos de la Mujer argentina.
El reconocimiento cabe también para aquella maravillosa mujer a quién tanto le debemos todos los argentinos, ‘Eva Perón’, quién fue el nervio motor que impulsó en el Congreso de la Nación el tratamiento de aquella ley que era un compromiso del gobierno Constitucional del General Perón, surgido de los comicios del 24 de febrero de 1946.
Como cordobés, me siento orgulloso, del protagonismo de ‘Manolo’ nuestro amigo, pero también quiero expresar un enorme reconocimiento a otra mujer, que en Córdoba ha tenido el enorme coraje cívico de contribuir para con la aprobación de dos leyes revolucionarias para todas las mujeres cordobesas, ‘Ley de Igualdad’ o ‘Ley Riutort’ y la Ley de la creación del Consejo Provincial de la Mujer, ubicando a Córdoba en la vanguardia, en materia de legislación que tutela los derechos que Eva Perón legara a las mujeres argentinas.”
“El Peronismo siempre ha adolecido de un defecto, no reconocer en vida a quienes contribuyeron al logró de los grandes objetivos políticos del Movimiento más grande de América Latina. En esta oportunidad es mi objetivo, no sólo, en primer término rendir un emocionado homenaje a Manuel Graña Etcheverry, principal protagonista en la histórica jornada del 9 de setiembre de 1947, día en que se sanciona y aprueba la Ley Nacional Nº13.010, sino también a todas las mujeres que actuaron en defensa de los Derechos Políticos de la Mujer argentina.
El reconocimiento cabe también para aquella maravillosa mujer a quién tanto le debemos todos los argentinos, ‘Eva Perón’, quién fue el nervio motor que impulsó en el Congreso de la Nación el tratamiento de aquella ley que era un compromiso del gobierno Constitucional del General Perón, surgido de los comicios del 24 de febrero de 1946.
Como cordobés, me siento orgulloso, del protagonismo de ‘Manolo’ nuestro amigo, pero también quiero expresar un enorme reconocimiento a otra mujer, que en Córdoba ha tenido el enorme coraje cívico de contribuir para con la aprobación de dos leyes revolucionarias para todas las mujeres cordobesas, ‘Ley de Igualdad’ o ‘Ley Riutort’ y la Ley de la creación del Consejo Provincial de la Mujer, ubicando a Córdoba en la vanguardia, en materia de legislación que tutela los derechos que Eva Perón legara a las mujeres argentinas.”
- * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * - * -
El Peronismo. Vigencia de su doctrina, por Orlando Enrique Sella, Dunken, Bs. As., junio de 2008, 238 páginas.
“El objetivo de este trabajo es contribuir a la difusión y conocimiento de la Doctrina Nacional Peronista, que nos legaran sus fundadores Juan Domingo Perón y su compañera incondicional, María Eva Duarte de Perón.
He tratado de manera sintética esbozar los grandes principios de nuestra doctrina conforme se plasmó en los años que transformaron a la Argentina de la mano del peronismo.
El nacimiento del peronismo, La Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social; la Tercera Posición, la Comunidad Organizada, bases doctrinarias fundamentales para saber porque se es peronista, sumado al conocimiento de una doctrina nacional como así también el pensamiento de Eva Perón y el legado histórico del General Perón, van enseñándonos el contenido de nuestra doctrina.
La revolución en el pensamiento de Perón y la reforma de la Constitución de 1949, dejan claramente establecido que el peronismo es un movimiento político que basa su accionar en el marco del derecho y de la ley y que su resistencia aún en los momentos más difíciles que le tocó vivir a fines de la década del ’50, lo hizo con intransigencia, con lucha política en todos los terrenos, pero siempre con un carácter pasivo (Perón / Cooke, pág. 51), y nunca utilizando la violencia como método político; estableciendo una conciencia plena entre la teoría de su doctrina y la ejecución concreta de su objetivo central que se define en palabras, ‘El Movimiento Peronista plantea como fin último una revolución en paz para todos los argentinos’.”
“El objetivo de este trabajo es contribuir a la difusión y conocimiento de la Doctrina Nacional Peronista, que nos legaran sus fundadores Juan Domingo Perón y su compañera incondicional, María Eva Duarte de Perón.
He tratado de manera sintética esbozar los grandes principios de nuestra doctrina conforme se plasmó en los años que transformaron a la Argentina de la mano del peronismo.
El nacimiento del peronismo, La Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social; la Tercera Posición, la Comunidad Organizada, bases doctrinarias fundamentales para saber porque se es peronista, sumado al conocimiento de una doctrina nacional como así también el pensamiento de Eva Perón y el legado histórico del General Perón, van enseñándonos el contenido de nuestra doctrina.
La revolución en el pensamiento de Perón y la reforma de la Constitución de 1949, dejan claramente establecido que el peronismo es un movimiento político que basa su accionar en el marco del derecho y de la ley y que su resistencia aún en los momentos más difíciles que le tocó vivir a fines de la década del ’50, lo hizo con intransigencia, con lucha política en todos los terrenos, pero siempre con un carácter pasivo (Perón / Cooke, pág. 51), y nunca utilizando la violencia como método político; estableciendo una conciencia plena entre la teoría de su doctrina y la ejecución concreta de su objetivo central que se define en palabras, ‘El Movimiento Peronista plantea como fin último una revolución en paz para todos los argentinos’.”
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, el domingo 19 de octubre de 2008.-