EN EL FÚTBOL COMO EN LA VIDA
Cuando un deporte excede los límites del juego
En unas cuantas horas se define uno de los campeonatos deportivos más importantes del mundo: la 18ª Copa Mundial de Fútbol Alemania 2006. Francia e Italia colisionarán por el título en el inmutable Olympiastadion, aquella mega construcción que encomendara realizar Hitler para los Juegos Olímpicos de 1936 y en el que el azar desplazó a la Argentina hace un par de viernes atrás.
Para algunos el fútbol es “el opio de los pueblos”, para otros “el deporte rey”; de lo que no quedan dudas, es de la importancia que ocupa en la vida de los argentinos, a los que, aunque mal no sea, los une una vez cada cuatro años.
En el cierre de este espectáculo, EL DIARIO CULTURA les acerca amplias y originales miradas que vinculan la pelota con la literatura, el cine, la música, la publicidad, la historia y hasta experiencias personales. Estas aproximaciones configuran un entramado que nos muestra las diversas facetas con que un simple juego se inmiscuye en nuestras vidas.
Cuando un deporte excede los límites del juego
En unas cuantas horas se define uno de los campeonatos deportivos más importantes del mundo: la 18ª Copa Mundial de Fútbol Alemania 2006. Francia e Italia colisionarán por el título en el inmutable Olympiastadion, aquella mega construcción que encomendara realizar Hitler para los Juegos Olímpicos de 1936 y en el que el azar desplazó a la Argentina hace un par de viernes atrás.
Para algunos el fútbol es “el opio de los pueblos”, para otros “el deporte rey”; de lo que no quedan dudas, es de la importancia que ocupa en la vida de los argentinos, a los que, aunque mal no sea, los une una vez cada cuatro años.
En el cierre de este espectáculo, EL DIARIO CULTURA les acerca amplias y originales miradas que vinculan la pelota con la literatura, el cine, la música, la publicidad, la historia y hasta experiencias personales. Estas aproximaciones configuran un entramado que nos muestra las diversas facetas con que un simple juego se inmiscuye en nuestras vidas.
REDONDOS RELATOS
Por Augusto Páez
El fútbol, como parte intrínseca de nuestra historia de argentinos, está presente, bien presente, en nuestra literatura. Cuántos cuentos, novelas, poemas hay especialmente del tema fútbol, como los hay de policiales o gauchescos o tantos otros. No los voy a descubrir ni analizar yo. Quisiera más bien honrar una bocha que se nos pasa y se va por la línea de fondo sin que lleguemos a pararla; una bocha que estamos perdiendo y se perderá inevitablemente y que tiene su buen costado literario: la tradición oral. Los relatos que empezaron con nuestros abuelos y terminan con nosotros debido a la televisión. Quién no recuerda y no sintió emoción cuando de chicos nuestros abuelos, padres, tíos, nos relataban con pasión las características de jugadores que eran más bien súper jugadores, el bambino Veira que tenía una mano en la zurda, un tal Perfumo, que jugaban todos al ataque y él se quedaba solo atrás y el que quería pasar se llevaba ochenta y cuatro patadas juntas, ¡Racing campeón!, la máquina de River, el Toto Lorenzo que embarraba la cancha a propósito, San Filipo que antes de empezar a quedarse solo los veinte de julio era un goleador temible… Quién no se asombra cuando se juntan los tíos y compadres y se recitan como para ver si se acuerdan con el ritmo de una tabla de multiplicar tatá, tatá, tatá, tatá, las formaciones de los equipos ¡de memoria!, con tal otro que entraba por éste a veces. Asombroso. Ni hablar de los raros nombres de las posiciones de los jugadores, el centrofobal, el no sé cuánto fulbac, el win derecho o el izquierdo… A nuestros hijos no hará falta contarles, por ejemplo, cómo atajaba penales el Pato o cómo los erraba siempre Ayala, para eso tenemos y van a tener —su majestad, la imagen— los programas para fanáticos en los canales deportivos… En fin, este domingo antes de la final sin falta le pregunto a mi viejo si se acuerda alguna fechoría de Bilardo, el más grande de todos.
Por Augusto Páez
El fútbol, como parte intrínseca de nuestra historia de argentinos, está presente, bien presente, en nuestra literatura. Cuántos cuentos, novelas, poemas hay especialmente del tema fútbol, como los hay de policiales o gauchescos o tantos otros. No los voy a descubrir ni analizar yo. Quisiera más bien honrar una bocha que se nos pasa y se va por la línea de fondo sin que lleguemos a pararla; una bocha que estamos perdiendo y se perderá inevitablemente y que tiene su buen costado literario: la tradición oral. Los relatos que empezaron con nuestros abuelos y terminan con nosotros debido a la televisión. Quién no recuerda y no sintió emoción cuando de chicos nuestros abuelos, padres, tíos, nos relataban con pasión las características de jugadores que eran más bien súper jugadores, el bambino Veira que tenía una mano en la zurda, un tal Perfumo, que jugaban todos al ataque y él se quedaba solo atrás y el que quería pasar se llevaba ochenta y cuatro patadas juntas, ¡Racing campeón!, la máquina de River, el Toto Lorenzo que embarraba la cancha a propósito, San Filipo que antes de empezar a quedarse solo los veinte de julio era un goleador temible… Quién no se asombra cuando se juntan los tíos y compadres y se recitan como para ver si se acuerdan con el ritmo de una tabla de multiplicar tatá, tatá, tatá, tatá, las formaciones de los equipos ¡de memoria!, con tal otro que entraba por éste a veces. Asombroso. Ni hablar de los raros nombres de las posiciones de los jugadores, el centrofobal, el no sé cuánto fulbac, el win derecho o el izquierdo… A nuestros hijos no hará falta contarles, por ejemplo, cómo atajaba penales el Pato o cómo los erraba siempre Ayala, para eso tenemos y van a tener —su majestad, la imagen— los programas para fanáticos en los canales deportivos… En fin, este domingo antes de la final sin falta le pregunto a mi viejo si se acuerda alguna fechoría de Bilardo, el más grande de todos.
CINE, FÚTBOL, HISTORIA
Por Juan “Camilo” Torres
Paralelamente a este nuevo Mundial que hoy finaliza, el cine no estuvo ausente. Hubo diversas muestras que se ofrecieron en diferentes lugares y países (destaco el gran número de espacios vinculados a instituciones “de culto”).
Es que a lo largo del tiempo del fútbol, PASIÓN DE MULTITUDES se ha constituido el escenario de las más diversas historias: desde aquella en la que competían dos equipos, la selección nacional de las fuerzas armadas alemanas, contra el Dinamo de Kiev, formado por obreros de la fábrica de telas, en donde invasores y ocupados, se enfrentan en un partido de fútbol en el que estos son amenazados a dejarse vencer para seguir con vida. Resultado, los de Kiev vencen a los alemanes por 5 a 3, hasta LA FIESTA DE TODOS en la que podemos ver, a un buen director de cine nacional, recreando bondades del Mundial ’78, aquí, en Argentina, con un elenco de 42 figuras actorales del momento, entrelazada con imágenes documental de los partidos celebrados, en donde están vivo y en directo de los miembro de la junta militar celebrando los triunfos de la selección.
Junto con estas, tenemos que el cine ha llevado a la pantalla títulos como QUIERO SER COMO BECKHAM. El filme muestra a dos chicas que están obsesionadas con el fútbol. “Mamá, sólo porque lleve zapatillas y juegue al fútbol, eso no me convierte en lesbiana.” Con esta frase, la protagonista incorpora a las mujeres a la cultura del fútbol. Otras veces, el cine ha usado al fútbol para mostrar diferencias sociales con características como: arrabaleros, EL PENAL MÁS LARGO DEL MUNDO, de Roberto Santiago; alcohólicos, MI NOMBRE ES JOE, de Ken Loach; homosexuales, BALLS, de Sherry Román; drogadictos, TRAINSPOTTING, de Dany Boyle; GALATASARAY-DÉPOR, de Luis Tosar.
Se puede ver, que en el cine, como importante medio de comunicación de masa, no está (ni ha estado a lo largo de la historia) ausente del fútbol.
Por Juan “Camilo” Torres
Paralelamente a este nuevo Mundial que hoy finaliza, el cine no estuvo ausente. Hubo diversas muestras que se ofrecieron en diferentes lugares y países (destaco el gran número de espacios vinculados a instituciones “de culto”).
Es que a lo largo del tiempo del fútbol, PASIÓN DE MULTITUDES se ha constituido el escenario de las más diversas historias: desde aquella en la que competían dos equipos, la selección nacional de las fuerzas armadas alemanas, contra el Dinamo de Kiev, formado por obreros de la fábrica de telas, en donde invasores y ocupados, se enfrentan en un partido de fútbol en el que estos son amenazados a dejarse vencer para seguir con vida. Resultado, los de Kiev vencen a los alemanes por 5 a 3, hasta LA FIESTA DE TODOS en la que podemos ver, a un buen director de cine nacional, recreando bondades del Mundial ’78, aquí, en Argentina, con un elenco de 42 figuras actorales del momento, entrelazada con imágenes documental de los partidos celebrados, en donde están vivo y en directo de los miembro de la junta militar celebrando los triunfos de la selección.
Junto con estas, tenemos que el cine ha llevado a la pantalla títulos como QUIERO SER COMO BECKHAM. El filme muestra a dos chicas que están obsesionadas con el fútbol. “Mamá, sólo porque lleve zapatillas y juegue al fútbol, eso no me convierte en lesbiana.” Con esta frase, la protagonista incorpora a las mujeres a la cultura del fútbol. Otras veces, el cine ha usado al fútbol para mostrar diferencias sociales con características como: arrabaleros, EL PENAL MÁS LARGO DEL MUNDO, de Roberto Santiago; alcohólicos, MI NOMBRE ES JOE, de Ken Loach; homosexuales, BALLS, de Sherry Román; drogadictos, TRAINSPOTTING, de Dany Boyle; GALATASARAY-DÉPOR, de Luis Tosar.
Se puede ver, que en el cine, como importante medio de comunicación de masa, no está (ni ha estado a lo largo de la historia) ausente del fútbol.
FUTBOL Y ROCK, UN SOLO CORAZÓN
Por César “Titina” Bravín
...¡GOOOL de B. B. King! La tribuna que ruge. El Rey sale a escena y la primera nota que suena de las cuerdas de su guitarra acaba de clavarse en un ángulo"...
O también podría ser: “...Jon Lord maneja el mediocampo como si tuviera un teclado en sus pies. Sabe que detrás suyo tiene la mejor defensa del mundo con la batería de Ian Paice y el bajo de Roger Glover. Una aplanadora que apuntala al equipo. Jon tiene juego con un carrilero veloz que también llega al área rival como la guitarra de Ritchie Blackmore, que tiene en el banco a un sustituto de lujo como Steve Morse. Además cuenta con un nueve goleador e implacable como Ian Gillan que con su voz hace temblar arqueros. Deportivo Deep Purple nuevamente es candidato a ganar la Copa.”
Para mí, estos relatos son absolutamente naturales. No hay ficción.
"Si sí señores, yo soy del Carpo...
... si sí señores, de corazón...
... porque este año,...
... desde la viola...
... desde la viola...
...salió nuevo campeón."
Por César “Titina” Bravín
...¡GOOOL de B. B. King! La tribuna que ruge. El Rey sale a escena y la primera nota que suena de las cuerdas de su guitarra acaba de clavarse en un ángulo"...
O también podría ser: “...Jon Lord maneja el mediocampo como si tuviera un teclado en sus pies. Sabe que detrás suyo tiene la mejor defensa del mundo con la batería de Ian Paice y el bajo de Roger Glover. Una aplanadora que apuntala al equipo. Jon tiene juego con un carrilero veloz que también llega al área rival como la guitarra de Ritchie Blackmore, que tiene en el banco a un sustituto de lujo como Steve Morse. Además cuenta con un nueve goleador e implacable como Ian Gillan que con su voz hace temblar arqueros. Deportivo Deep Purple nuevamente es candidato a ganar la Copa.”
Para mí, estos relatos son absolutamente naturales. No hay ficción.
"Si sí señores, yo soy del Carpo...
... si sí señores, de corazón...
... porque este año,...
... desde la viola...
... desde la viola...
...salió nuevo campeón."
BIENVENIDOS A LA DESILUSIÓN
Por Iván Ferreyra
Nunca pensé odiar los colores celeste y blanco. Negocios y empleados de caras pintadas. Sonrisas decorativas ocultando miserias contundentes. Sus cabezas habitadas por gorros ridículos moviéndose hasta ocultar realidades. Saltando a ver quién no es inglés u holandés. Calles cortadas por hordas de jóvenes eufóricos que cantan y saltan ante cada tiro que roza un palo. Armemos una guerra que tenemos el ejercito. No necesitamos armas. Le romperían tanto la paciencia al enemigo que conquistaríamos el mundo. Pero siempre hay algo bueno. El olor a choripán que inunda las calles y las chicas descontroladas de remeras ajustadas. Este clima de fiesta sólo existe en Navidad. Iré a seguir esquivando alegría limitada en esta ciudad tomada. Gritan enloquecidos si pierden Brasil o Inglaterra. Decido escapar de esto. Entro al cine a ver EL CÓDIGO DA VINCI. No tenía otra opción. El que recibe entradas me mira con odio. Había dejado de ver el partido por mí. Un sensible sin salida. Ese soy yo. Antes creía en el fútbol. ¿Por qué no seguir siendo inocente? La película es lenta. Silenciosa. Aburrida. Las oscuridades de iglesias frías con sonidos de palomas sin desodorante. ¿Donde habrá un helicóptero para mí? Ni siquiera puedo disfrutar la película. Se escuchan los gritos de la gente. Salgo a la calle a enfrentarlos. Las cornetas o como se llamen desmiembran pulmones. Los autos con cuerpos asomados gritando a lo que sea. Uno se abraza a un semáforo en rojo. Yo siempre me pregunto lo mismo. ¿Ellos sabrán algo que yo no sé? Quisiera abrazarme con una chica que esta feliz. No creo que lo tome bien. Me abrazo a una anciana que está llorando. Argentina está fuera del mundial y no es culpa de nadie. ¿Quién sabe perder?. ¿El tipo que no le alcanza para llegar a fin de mes? ¿El tipo que se creyó que si ganaba le daban otro plasma? Somos una gran construcción de ilusiones generadas desde los medios. El castillo de cartas engrasadas se cayó. Ahora volveremos a ser nosotros. Nada más que eso. Ya no nos importará cuantos grados hace en Berlín. Seguiremos comiendo asados y buscaremos otros motivos para festejar. Tenis o Polo. Volverá Tinelli y buscará la forma de que se nos pase la tristeza. Él sabe de eso. ¿Será mi nuevo Dios?. Yo el ser sensible que conoce la desilusión. Ahora las calles están habitadas por el celeste y blanco de las marchas de los docentes. Y mis piernas se cansaron de saltar.
Por Iván Ferreyra
Nunca pensé odiar los colores celeste y blanco. Negocios y empleados de caras pintadas. Sonrisas decorativas ocultando miserias contundentes. Sus cabezas habitadas por gorros ridículos moviéndose hasta ocultar realidades. Saltando a ver quién no es inglés u holandés. Calles cortadas por hordas de jóvenes eufóricos que cantan y saltan ante cada tiro que roza un palo. Armemos una guerra que tenemos el ejercito. No necesitamos armas. Le romperían tanto la paciencia al enemigo que conquistaríamos el mundo. Pero siempre hay algo bueno. El olor a choripán que inunda las calles y las chicas descontroladas de remeras ajustadas. Este clima de fiesta sólo existe en Navidad. Iré a seguir esquivando alegría limitada en esta ciudad tomada. Gritan enloquecidos si pierden Brasil o Inglaterra. Decido escapar de esto. Entro al cine a ver EL CÓDIGO DA VINCI. No tenía otra opción. El que recibe entradas me mira con odio. Había dejado de ver el partido por mí. Un sensible sin salida. Ese soy yo. Antes creía en el fútbol. ¿Por qué no seguir siendo inocente? La película es lenta. Silenciosa. Aburrida. Las oscuridades de iglesias frías con sonidos de palomas sin desodorante. ¿Donde habrá un helicóptero para mí? Ni siquiera puedo disfrutar la película. Se escuchan los gritos de la gente. Salgo a la calle a enfrentarlos. Las cornetas o como se llamen desmiembran pulmones. Los autos con cuerpos asomados gritando a lo que sea. Uno se abraza a un semáforo en rojo. Yo siempre me pregunto lo mismo. ¿Ellos sabrán algo que yo no sé? Quisiera abrazarme con una chica que esta feliz. No creo que lo tome bien. Me abrazo a una anciana que está llorando. Argentina está fuera del mundial y no es culpa de nadie. ¿Quién sabe perder?. ¿El tipo que no le alcanza para llegar a fin de mes? ¿El tipo que se creyó que si ganaba le daban otro plasma? Somos una gran construcción de ilusiones generadas desde los medios. El castillo de cartas engrasadas se cayó. Ahora volveremos a ser nosotros. Nada más que eso. Ya no nos importará cuantos grados hace en Berlín. Seguiremos comiendo asados y buscaremos otros motivos para festejar. Tenis o Polo. Volverá Tinelli y buscará la forma de que se nos pase la tristeza. Él sabe de eso. ¿Será mi nuevo Dios?. Yo el ser sensible que conoce la desilusión. Ahora las calles están habitadas por el celeste y blanco de las marchas de los docentes. Y mis piernas se cansaron de saltar.
LO QUE NO SE HABLA EN UN MUNDIAL
Por Facundo Rodríguez
En la culminación del campeonato mundial de fútbol Alemania 2006, sería bueno verle la otra cara a esta Copa del Mundo que concentra una gran magnitud de países.
Alemania es un país súper industrial con un desarrollo social muy fuerte, pero con una marcada historia de conflicto, dictaduras sangrientas y genocidios.
Existe una parte que se trata de ocultar con esas historias, de las cuales nadie habló; todo fue ocultado con las banderas que envolvieron a toda Alemania, de todos los países participantes, banderas que tapan huellas irreparables de miles de personas asesinadas de manera muy cruel.
Quedan las ruinas de los “monumentos históricos” de esa época, como el famoso muro de Berlín o las antiguas bocas de subte donde había puertas secretas que conducían a los bunkers subterráneos para sobrevivir a los bombardeos. Todo eso en este mes a puro fútbol se ha ocultado. Nadie repudió esos hechos lamentables de esa negra época alemana.
Y ya que hablamos de mundiales como una forma de cortina de humo, usada para tapar algunas cosas que suceden o sucedieron; recordamos aquel mundial de Argentina de 1978, en el cual casi todo el país se vistió de celeste y blanco, mientras que otros con banderas rojas de sangre derramada, por los cientos de desaparecidos y muertos. Muchos se emocionaron hasta las lágrimas por la obtención del título de la Argentina, mientras que en muchas partes a escondidas se secuestraba y se torturaba, madres que buscaban a sus hijos y nietos...
Como aficionado al fútbol disfruto mucho cuando llega un mundial, pero no hay que olvidar ni tapar esos hechos; hay que repudiar para que no vuelva a suceder: “justicia”, a festejar.
Por Facundo Rodríguez
En la culminación del campeonato mundial de fútbol Alemania 2006, sería bueno verle la otra cara a esta Copa del Mundo que concentra una gran magnitud de países.
Alemania es un país súper industrial con un desarrollo social muy fuerte, pero con una marcada historia de conflicto, dictaduras sangrientas y genocidios.
Existe una parte que se trata de ocultar con esas historias, de las cuales nadie habló; todo fue ocultado con las banderas que envolvieron a toda Alemania, de todos los países participantes, banderas que tapan huellas irreparables de miles de personas asesinadas de manera muy cruel.
Quedan las ruinas de los “monumentos históricos” de esa época, como el famoso muro de Berlín o las antiguas bocas de subte donde había puertas secretas que conducían a los bunkers subterráneos para sobrevivir a los bombardeos. Todo eso en este mes a puro fútbol se ha ocultado. Nadie repudió esos hechos lamentables de esa negra época alemana.
Y ya que hablamos de mundiales como una forma de cortina de humo, usada para tapar algunas cosas que suceden o sucedieron; recordamos aquel mundial de Argentina de 1978, en el cual casi todo el país se vistió de celeste y blanco, mientras que otros con banderas rojas de sangre derramada, por los cientos de desaparecidos y muertos. Muchos se emocionaron hasta las lágrimas por la obtención del título de la Argentina, mientras que en muchas partes a escondidas se secuestraba y se torturaba, madres que buscaban a sus hijos y nietos...
Como aficionado al fútbol disfruto mucho cuando llega un mundial, pero no hay que olvidar ni tapar esos hechos; hay que repudiar para que no vuelva a suceder: “justicia”, a festejar.
PREJUICIOS Y PUBLICIDADES
Por Damián Truccone
En el medio de la parafernalia mundialista se palpa en el ambiente la total sobreabundancia de “todo”, y todo no significa aquí sólo fútbol, sino también consumismo, marketing, publicidad hasta el hartazgo, nacionalismo de café, racismo local-regional y el clásico y asentado machismo argentino... entre otras cosas.
Es a partir de esto que nos parece interesante hacer un breve repaso (crítico si ésta posibilidad se encuentra a nuestro alcance) de algunas publicidades que se ven en estos futbolísticos días por la televisión argentina.
La primer publicidad que nos ha llamado la atención es la propaganda televisiva del Diario Deportivo Olé. En esta publicidad (contamos su argumento por si no la hubiesen visto, lo cual sería una rareza, pues la muestran unas cincuenta veces por día por canal) un adolescente le confiesa a su padre que es brasileño, es decir, que es hincha de la selección brasileña de fútbol. A partir de la confesión de “brasileralidad” el padre rememora una serie de detalles que no tomó en cuenta y que le hubiesen indicado esta condición. A partir de esto el progenitor de este adolescente brasilexual comienza un “operativo de rescate” para salvar a su hijo, lo cual finalmente logra y el chico se constituye en un argentino hincha de la selección argentina como Dios manda.
La otra publicidad que nos interesó es la del Suplemento Deportivo del Diario Clarín. En ésta se muestran las conductas de diversas mujeres a partir del inicio del mundial de fútbol, que van desde el salir a la calle vestida solamente con el corpiño, hasta mostrar la panza, etc. La propaganda finaliza con una alusión a que las mujeres pueden hacer lo que se les ocurra en esto días, puesto que los hombres no les prestarán atención a causa de que se encuentran muy ocupados viendo el mundial de fútbol.
Lo que nos llama la atención es la diversidad de prejuicios chauvinistas, de género, de raza que atraviesan estas dos publicidades (creemos que en la amplia mayoría de las demás que se ven en este momento en la TV sucede lo mismo, pero para muestra basta un botón; en este caso dos botones).
En la primera publicidad es muy interesante ver como una equivalencia de la clásica y televisiva confesión’ de la homosexualidad, del “salir del placard” se constituye en una analogía subvertida de la “brasileralidad” de la falta de “argentinidad”, lo que le provoca al padre un profundo malestar. Pero la publicidad va aún más allá, el hincha brasilero se puede convertir en hincha argentino, y por analogía, el homosexual se puede convertir en heterosexual.
Identidades asentadas y constitutivas de la vida (al menos en nuestro país) como lo son la identidad futbolística y la condición sexual no pueden ser subvertidas por el deseo de un padre y por más ‘meritos’ que este haga, sino que son el producto de la elección individual y personal.
La otra publicidad no merece tanto análisis pues es una clara muestra de un largo abanico de prejuicios machistas. Desde que las mujeres no saben de fútbol hasta que son un objeto, un juguete de los hombres al cual no le van a prestar atención mientras dure el mundial todo se cuela en esta propaganda.
El fútbol es una gran distracción y un elemento que no puede ser soslayado a la hora de reconocernos como parte de la misma comunidad nacional, pero el uso publicitario que se le da, al menos en nuestro país, incorpora por lo general una amplia mayoría de prejuicios, errores, desconfianzas que interpelan lo peor de nosotros y nada bueno ha de salir de esta situación.
Por Damián Truccone
En el medio de la parafernalia mundialista se palpa en el ambiente la total sobreabundancia de “todo”, y todo no significa aquí sólo fútbol, sino también consumismo, marketing, publicidad hasta el hartazgo, nacionalismo de café, racismo local-regional y el clásico y asentado machismo argentino... entre otras cosas.
Es a partir de esto que nos parece interesante hacer un breve repaso (crítico si ésta posibilidad se encuentra a nuestro alcance) de algunas publicidades que se ven en estos futbolísticos días por la televisión argentina.
La primer publicidad que nos ha llamado la atención es la propaganda televisiva del Diario Deportivo Olé. En esta publicidad (contamos su argumento por si no la hubiesen visto, lo cual sería una rareza, pues la muestran unas cincuenta veces por día por canal) un adolescente le confiesa a su padre que es brasileño, es decir, que es hincha de la selección brasileña de fútbol. A partir de la confesión de “brasileralidad” el padre rememora una serie de detalles que no tomó en cuenta y que le hubiesen indicado esta condición. A partir de esto el progenitor de este adolescente brasilexual comienza un “operativo de rescate” para salvar a su hijo, lo cual finalmente logra y el chico se constituye en un argentino hincha de la selección argentina como Dios manda.
La otra publicidad que nos interesó es la del Suplemento Deportivo del Diario Clarín. En ésta se muestran las conductas de diversas mujeres a partir del inicio del mundial de fútbol, que van desde el salir a la calle vestida solamente con el corpiño, hasta mostrar la panza, etc. La propaganda finaliza con una alusión a que las mujeres pueden hacer lo que se les ocurra en esto días, puesto que los hombres no les prestarán atención a causa de que se encuentran muy ocupados viendo el mundial de fútbol.
Lo que nos llama la atención es la diversidad de prejuicios chauvinistas, de género, de raza que atraviesan estas dos publicidades (creemos que en la amplia mayoría de las demás que se ven en este momento en la TV sucede lo mismo, pero para muestra basta un botón; en este caso dos botones).
En la primera publicidad es muy interesante ver como una equivalencia de la clásica y televisiva confesión’ de la homosexualidad, del “salir del placard” se constituye en una analogía subvertida de la “brasileralidad” de la falta de “argentinidad”, lo que le provoca al padre un profundo malestar. Pero la publicidad va aún más allá, el hincha brasilero se puede convertir en hincha argentino, y por analogía, el homosexual se puede convertir en heterosexual.
Identidades asentadas y constitutivas de la vida (al menos en nuestro país) como lo son la identidad futbolística y la condición sexual no pueden ser subvertidas por el deseo de un padre y por más ‘meritos’ que este haga, sino que son el producto de la elección individual y personal.
La otra publicidad no merece tanto análisis pues es una clara muestra de un largo abanico de prejuicios machistas. Desde que las mujeres no saben de fútbol hasta que son un objeto, un juguete de los hombres al cual no le van a prestar atención mientras dure el mundial todo se cuela en esta propaganda.
El fútbol es una gran distracción y un elemento que no puede ser soslayado a la hora de reconocernos como parte de la misma comunidad nacional, pero el uso publicitario que se le da, al menos en nuestro país, incorpora por lo general una amplia mayoría de prejuicios, errores, desconfianzas que interpelan lo peor de nosotros y nada bueno ha de salir de esta situación.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 09 de julio de 2006.-