domingo, 22 de abril de 2012

Sergio Alonso. Historia de la Banda de Música de la ciudad de Villa María



SERGIO ALONSO
Historia de la Banda de Música
de la ciudad de Villa María


Sergio “el pelado” Alonso es profesor de música, saxofonista de pura cepa, que ha participado como integrante e invitado en innumerables grupos y bandas musicales. Dirigió hace varios años la Banda Municipal de nuestra ciudad. Culminada su tarea, su espíritu inquieto, lo motivó a sumergirse en el pasado. Se preguntaba a sí mismo ¿cómo era ser director en otra época? ¿Qué instrumentos se ejecutaban? ¿Cuál era el repertorio que estas bandas hacían? Interrogantes de este tipo hicieron que escudriñara los rastros del pasado y naciera una investigación que felizmente verá la luz en junio de este año por la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim).
El trabajo en cuestión narra el desarrollo de las bandas musicales de la ciudad, en paralelo con el crecimiento de una población que desde mediados y fines del 1800 fue potenciado por la llegada de inmigrantes europeos. Fueron ellos los que mixturaron sus músicas y las incorporaron a los repertorios de las bandas que tienen un marcado origen militar. Las bandas de música aún siguen presentes, más aún, en las poblaciones más pequeñas; pero fue en las primeras décadas del 1900 en las que lograron desarrollarse e instalarse definitivamente.
En la sala de profesores de la Licenciatura en Composición Musical, café de por medio, charlamos sobre esta aproximación al pasado de nuestra música, de nuestra gente, de nuestra ciudad.


Textos: Darío Falconi
Colaboración: Cecilia Sperat
Imágenes: Archivo Histórico Municipal
eldiariocultura@gmail.com



                    
-¿De qué manera iniciaste con el rastreo de las bandas de música en la ciudad?
-Hace como diez años estaba encargado de la Banda Municipal y cuando comencé noté que había toda una actividad previa y la curiosidad me motivó a buscar en el pasado. La crisis de 2001 cerró la banda y no volvió a abrirse más; pero como hecho musical me quedó esa curiosidad y comencé a contactarme con gente. Jesús Chirino, que estaba en el Archivo Histórico me brindó mucho material. Por un lado los historiadores podrían haberse puesto, pero como el tema es un tanto específico, no sabrían cómo hacerlo. Lo asumí yo, sin ser investigador, ni escritor… me dije, “si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?”.
En la UNVM, la profesora Silvia Aballay había organizado un curso que me dio algunas herramientas, luego me contacté el profesor Raúl Rodríguez, también docente de esa casa de estudios, quien me ayudó a organizar la investigación. Más allá de esta formalidad, era más la curiosidad que me incentivaba.

-¿Y hasta dónde llegaste?
-Yendo para atrás en los años llegué a 1879, de allí data el primero de los documentos. Primero llegué al maestro Castro, que fue un director que estuvo como 15 o 20 años, allá en los ’70. Después sale la banda de los bomberos que fue en la década de los ’60. Después pasé a la banda de Deiver que fue entre los ’40 y ’50. Desde el 1907 hasta 1935 aproximadamente fue la época de mayor actividad, ininterrumpido; pero anteriormente, a fines de 1800 también. El primer documento que encontré es una carta que un director pide a la Municipalidad para armar una banda de música. Eso, a su vez, me llevó a un libro del historiador de Villa Nueva, Pablo Granado, donde también se lo cita a este director que se llamaba Bonet. Tenía actividad en Villa Nueva. En el libro de Granado aparece un listado de instrumentos: un bombardino, una tuba, dos clarinetes, dos redoblantes... De Villa Nueva trajeron los instrumentos para acá, y empiezan a aparecer coincidencias en cartas y demás.

-¿Cuál es el origen de estas bandas?
-El origen era militar; sucede que luego comenzó la migración en la zona. Hasta mediados del 1800 no había población inmigrante, sino que venía de la vieja época. Cuando se funda Villa María, la población empieza a cambiar y comienzan a llegar muchos inmigrantes y las bandas comienzan a cambiar su perfil. Venían con sus costumbres, hacían pasodoble, las marchas eran marchas italianas. Comencé a ver… hacían retreta los jueves y los domingos. En la vieja época no hay tanto registro, pero a partir de 1900, todos los directores hacen contrato donde especifican la cantidad de días que tocan y donde lo deben hacer. Era una obligación de la banda, la gente iba a escuchar música, porque además, tampoco había mucho para hacer. Eran entre 12 y 14 músicos, siempre. La banda tenía mucha actividad, tocaban en una procesión, en las retretas, en un acto político, en casi todos los acontecimientos estaban presentes.

-Villa María era un reflejo de lo que sucedía a nivel país, ¿verdad?
-En todos lados se hacía lo mismo, porque tenía que ver con los inmigrantes. Si uno ve las bandas en Colombia o Perú tiene que ver más con el folklore, acá no, no había una cultura muy masiva. En esta zona era llanura, había caminos, estaban los malones por eso se dificultaba el establecimiento de las ciudades. La particularidad es que se mezclaron los españoles y los italianos.
Hasta el ’31 fue la actividad de la banda, que coincide con lo que sucedía en el país, estaba el golpe de estado de Uriburu, vino un marino acá, asumió y lo primero que hizo fue cerrar la banda. En 1932 la volvieron abrir hasta 1935 aproximadamente.

-Hoy no existe un gran desarrollo de las bandas…
-En la zona sí, las bandas son características de los pueblos, cada uno tiene su banda. Fotocopian arreglos, hacen música de película, música yankee, más actual; no hay una música propia de las bandas. En esa época hacían marcha, pasodobles; algunas usaban una revista mensual que venía de Buenos Aaires y allí estaban los arreglos para cada instrumento.

-¿Cómo conseguiste algunas de las partes originales de esas bandas?
-Una señora, Pierina Molina, acercó partes al Archivo Histórico y estaban completas. Las tenía en su casa, eran de su abuelo. Se podría haber accedido a muchas más, pero la gente no le da valor y tira todos esos papeles viejos. Estas estaban manuscritas con plumín.

-¿Qué otras cosas interesantes pudiste encontrar?
-Me encontré con que en 1919 le hicieron un sumario a un director y lo importante de eso es que allí están las declaraciones de cada músico y posibilita conocer como era, en concreto, la actividad de la banda. Otra cosa, es que en Villa María siempre hubo buena comunicación, por el tren y el teléfono; los insumos provenían siempre de Buenos Aires y Santa Fe, nunca de Córdoba. De Córdoba llegaban algunos directores para ocasiones especiales.

-Hay además, un registro fílmico de las bandas tocando.
-Sí, hay dos películas de 1924 y 1927 que han sido rescatadas. Son pocos segundos, pero es allí donde se ve de que manera funcionaban esas agrupaciones. Es un importantísimo registro el poseer estas imágenes.

-¿Cómo creés que toma el músico actual al hecho de ser parte de una banda? ¿Es un lugar de prestigio o desprestigio?
-Yo creo que es según la banda, muchos de los músicos que tocan en una banda lo hacen desde jóvenes y luego deben dejarla porque se van a estudiar o trabajar; otros continúan y son el orgullo de la banda. Otra cosa es el hecho de que se reconozca al músico por lo que hace. Cuando hicimos la retreta en el Centro Cultural, armamos una banda para tocar esas partes viejas, pero a todos los músicos se les pagó. No se debe hacer gratis.

-¿Cómo creés que impactará este libro en la gente?
-Mirá, le he pasado los borradores a alguna gente para que lo lea y me emita su opinión y cada uno le interesa por diversos motivos, los historiadores encuentran en él aspectos musicales que desconocían y los músicos se interesan por los inicios de la ciudad en la que viven. Eso es muy bueno, que se abran caminos para conocer más aún nuestra ciudad.






Fragmento del libro “Historia de la banda de música de la ciudad de Villa Maria” (título tentativo), de Sergio Alonso.

 El fin del siglo XIX nos presenta a la ciudad de Villa María –fundada en 1867- plena de nuevos emprendimientos, en una etapa de construcción en todos los aspectos de la vida en sociedad. Sus habitantes comienzan a asentarse, a proyectar sus vidas arraigadas en un nuevo contexto urbano y cimentando los diferentes organismos e instituciones que –conforme a sus valores- eran necesarios en la nueva ciudad. En este contexto encontramos una carta escrita por el Señor Manuel Bonet Boffil, dirigida al Honorable Concejo Deliberante, donde se expresa la voluntad de formar una banda de música.
Destacando la actividad común de las dos villas, Bonet propone formar un organismo musical único, para las dos pequeñas poblaciones distantes a unos 3 kilómetros y separadas por el río. Por entonces, según nos cuenta el escritor e historiador José A. Pedernera en su libro “Historia de la ciudad de Villa María”, existen datos de la población de Villa María registrados en un plano oficial que revelan que en 1883 vivían en la ciudad 825 habitantes, en tanto sus límites no alcanzan todavía a los “cuatro boulevares” que dieron la fisonomía particular a la ciudad. También en este plano se deja constancia de las construcciones más importantes que ayudan a dar una idea del ambiente y el grado de desarrollo de la ciudad en esa época:
“Edificios: Capilla de azotea, casas de azotea 30, casas de material techos de teja francesa 19, idem techos de zinc 20, idem techo pajizo 27, ranchos 116, Comercio e industrias: bancos 1, tiendas y almacenes que introducen y venden por mayor 10, almacenes por menor 5, tiendas 2, barracas sin prensa que exportan 8, compradores de frutos con deposito 3, exportadores de astas y huesos 3, introductores de mercaderías sin casa establecida 1, exportadores de madera, leña y carbón 4, boliches 2, hoteles 2, confiterías 1, billares 5, imprenta 1, carpinterías 2, zapaterías 2, sastrerías 1, panaderías 2, peluquerías 1, curtiembres 1, grasería y fabrica de jabón y velas 1, carnicerías 2, puestos de verduras y frutas 1, herrerías 2, escuelas publicas de varones 1, idem de niñas 1, particular de ambos sexos 1. Oficinas: telegráficas 3, de correos nacionales 1.

También de este año existen datos relevados en una votación, en la cual se describen las nacionalidades de los votantes y nos representan su participación en las actividades públicas de la ciudad de Villa María. Así, en esta primera votación, de los 825 habitantes, figuran en el padrón solamente 63 votantes: 32 argentinos, 18 españoles, 13 italianos, 1 suizo, 1 francés y 1 uruguayo.

El crecimiento de la ciudad se ve favorecido por diferentes aspectos, entre los que podemos citar en primer lugar, la finalización del conflicto entre el estado argentino y los pueblos originarios que generó un clima de paz en la zona. El establecimiento del tren, generador no sólo de fuentes de trabajo sino también de comunicación y comercio, es otro de los aspectos que propician el crecimiento de las ciudades del interior del país. Y por último, las corrientes inmigratorias predominantemente europeas, que se extendían a toda América, reconociendo como puntos de llegada principales a Argentina, Uruguay, Brasil y EEUU.
La ciudad, las costumbres y en general la vida en la misma fue adquiriendo características comunes a las de tantas otras ciudades del mundo.







Autor:
Sergio Alonso
En recolección de datos e información general:
Lic. Jesús Chirino
En organización de la investigación:
Dr. Raúl Rodríguez
En redacción y ordenamiento general:
Lic. Susana "Coqui" Dutto
En transcripción de documentos y partituras:
Grenda Garrido, María Isabel Alonso y Mauricio Alonso




(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
22 de abril de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina


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