REPORTAJE
MERCEDES ESPINOSA
FORJADORA DE PALABRA
Quiere convencer a los chicos que sus héroes o anti-héroes pueden comer pan con manteca. Se pregunta retóricamente el porqué de que no puedan comer fideos, ni les duela la panza. Propone a esos héroes con abrelatas y no con espadas como estamos acostumbrados...
Ella, docente jubilada, realiza una vez por semana encuentros con niños y adultos para seguir trabajando la palabra, esa que nos hace felices, esa que nos hace libres.
Mercedes Espinosa nos invita a su taller, al lugar donde la palabra se forja todas las semanas sin excusas ni feriados. Entre las cuatro paredes los libros se inclinan en la biblioteca, se acuestan arriba del escritorio o se amontonan uno arriba de otros por tratarse de material de uso frecuente. En esa habitación, donde tanta sabiduría se cobija en miles de páginas, dialogamos sobre su oficio, el de generar la palabra escrita y sobre todo bella.
-¿Desde cuándo hace que realiza este tipo de talleres?
-Para chicos siempre, he trabajado cuando daba clases en el secundario, hacía talleres para adolescentes y también para docentes; porque el problema es que la mayoría de la gente piensa que la materia de lengua no se puede dar con las técnicas y las estrategias de un taller literario. Justamente se pueden dar preposiciones, adjetivos, instructivos con esta modalidad, pero hay que trabajar. El chico va creando y va produciendo lo que él escribe, y por esa razón lo valora más. Sucede que generalmente les dicen “hagan un instructivo siguiendo las técnicas de talleres” y le hacen hacer un instructivo de una bruja que hizo un mejunje y que pone cosas disparatadas; ¡no!, háganlo de una bruja pero que cocine milanesas, que haga un puchero; entonces ahí tienen que hacer una receta. Esto es llevar lo cotidiano a la imaginación. Por ejemplo yo les digo a los chicos que tienen un héroe o un anti-héroe, ¿por qué no puede comer pan con manteca? ¿Por qué no puede comer fideos? ¿Por qué no le puede doler la panza? ¿Por qué no tiene un arma que es un abrelatas y no una espada? Entonces yo les llevo el humor, se entusiasman y empiezan a escribir. Siempre trato de acercar el chico al libro, siempre... siempre comienzo con un libro, un cuento breve que sea estéticamente bello, siempre hay que buscar eso. No importa la edad, porque no hay edad para lo bello, el grande va a decir “qué hermoso” y el chico va a decir “¡ay, qué lindo!” Entonces, para elegir un libro tiene que ser lindo de donde yo puedo sacar muchas cosas, como palabras, saco rocío, nube, sueños, y con eso el chico está preparado para armar una poesía, un cuento... Empiezo yo y después siguen ellos. Hay que motivarlos para que construyan, para que a ellos les guste. Puedo empezar los colores, después los personajes...
-¿De qué manera se estructuran los grupos con que trabaja?
-De chicos y de adultos. Pero los adultos escriben bajo consignas. Acá no vienen a escribir, pero aprenden a escribir; porque sin que ellas se den cuenta empiezan a corregir y corregirse. Empezamos con un libro o vamos directamente a la consigna, un ejemplo es darle “todo sucedió tan de pronto que...” y ahí planteamos un conflicto. Otro ejemplo “mi hermano me prestó el auto y acabo de chocarlo” ¿y entonces qué pasó?, “al bajarme sobresalían debajo del mismo dos larguísimas piernas”, entonces alguien observaba como testigo. Yo aprovecho inmediatamente y les doy el texto donde tenemos los narradores, les digo “tenemos el narrador omnisciente, protagonista y vamos a utilizar el narrador testigo”. Los adultos saben quienes son los narradores, cómo actúan, dónde actúan, qué es, qué observa a diferencia de los otros. Como el narrador omnisciente se usa mucho, les propongo el testigo. Y, por ejemplo, para el narrador protagonista usamos a Fontanarrosa, y les digo que se animen a transgredir, se ríen y gozan escribiendo.
-¿Cada cuánto se realizan los encuentros?
-Trabajamos dos horas por semana y lo cumplimos a rajatabla, por más que haya feriado, pero siempre hay que hacer. Es todo el año. Tengo un esquema de trabajo donde se trabaja la descripción, el diálogo, el tiempo, los narradores... les voy acercando fragmentos de distintos autores para ver estos elementos, ya sea de Roberto Arlt, García Márquez, Cortázar, Borges y vamos viendo. Ellos aprenden a ver la estructura, que es lo más importante en todo cuento para escribir, ¿cómo hago para escribir una novela? ¿Cómo hago para escribir una tesina? Hay que tener un esquema, porque sino no se sabe a donde ir. Entonces se van dando cuenta que sí pueden escribir una novela, pero hay que aprovechar todos los momentos que ellas mismas me dan o que el mismo libro me da para seguir trabajando. Y con los chicos lo mismo.
-¿Trabajan distintos géneros o generalmente narrativa?
-Ahora trabajamos narrativa, porque la poesía no les gusta, aunque vemos algo con un grupo; pero prefieren la narrativa porque es más amplia y da para tantas cosas, no terminamos nuca. Este trabajo es infinito, interminable.
-Sin embargo Villa María se caracteriza más por la poesía que por la narrativa.
- Ellas tienen esas preferencias, piensan en la rima, pero hoy se utiliza mucho el verso libre. Yo trabajo lo que ellos pidan, si quieren poesía les doy poesía.
-Ahora con este tema del verso libre, no le parece que los límites están difusos para diferenciar lo que es poesía de lo que no lo es?
-Mientras haya belleza habrá literatura, te llega el sentimiento. Es como dice Bécquer, “poesía eres tú”. Es como un rompecabezas, se hace tanta la síntesis de lo que siente el poeta, que muchas veces no se llega a entenderle, entonces hay que trabajarlo mucho, hay que trabajarlo más para saber que quiere decir, ya habría que incursionar hasta la semiótica, que son los signos para conocer lo que quiso decir, pero hay que trabajarlo mucho.
-¿Qué piensa de la inspiración a la hora de escribir?
-A veces no estamos dispuestos, a veces no nos sale, pero a veces sin pensar empezamos a escribir; eso es inspiración, pero también mucha lectura. Necesitamos leer mucho, mucho, lo que sea, pero leer mucho. Lo que vienen para los chicos hoy (y se levanta de la silla para mostrarme una pila de libros para niños que tiene en su biblioteca) casi todos traen mucha ilustración. Muchos tienen muy poco contenido, pero es lo que los chicos quieren, porque lo leen rápido, el chico pide estos libros con muchos dibujos. De todo esto que estoy trabajando yo tengo en mente hacer uno porque los docentes me piden mucho sobre el cómo hacer para trabajar, un libro de actividades, pero también debe ir ilustrado, para que tenga cierto atractivo.
-¿Ha publicado libros?
-No, libros míos no, tengo ensayos. Tengo cuando fui a Perú para exponer sobre Enrique Anderson Imbert, después de otros congresos en Córdoba, sobre trabajos que hacía con los chicos de fotonovelas. Después hicimos un libro sobre el agua (se refiere a “El agua. Un valor social”, 2000), también publiqué algunos cuentos. Me encanta escribir cuentos pero para chicos. Tengo un montón, pero debo hablar con una editorial para ver como podemos publicarlos.
-En el taller realizan lecturas de cuentos y poesías para motivar la escritura, en esas lecturas ¿leen sólo a los autores consagrados o también a escritores locales y de la zona?
-Sí, todo aquello que me sirva a mí para motivarlos yo lo utilizo. Ellas me acercan textos que han escrito en el PEUAM (Programa de Extensión Universitaria para Adultos Mayores, de la UNVM) y aquí los leemos. También cuentos breves que les gusta todo lo relacionado con el género de la mujer. Escribimos de todo, hasta tarjetas de felicitaciones o de cumpleaños que no saben; hay que motivarlos y que vean que ellas pueden escribirlo, se sueltan, y las cosas que van sacando ni ellas mismas creen lo que hicieron.
-¿Cómo ve la literatura de Villa María y Villa Nueva?
-La de Villa Nueva no la conozco mucho; la de Villa María la veo bien, hay muchos talentos acá, tenemos a Dolly Pagani, Alejandro Schmidt, Griselda Rulfo que también viene acá al taller; y hay otros que conozco pero no recuerdo bien el nombre.
-¿Es posible reconocer alguna influencia en su estilo de escritura?
-Elsa Bonermann y Laura Devetach, me gustan mucho y me han influido en mi manera de escribir y después he leído muchas cosas, mi tesis fue sobre Borges y el budismo. Uno va a aprendiendo a seleccionar los libros yendo a cursos, hay que estar actualizado permanentemente, no te podés quedar, tengo que saber que salió nuevo, porque ahora viene otra camada que la que tengo en biblioteca y debo saber que está saliendo. Hay que actualizarse con los cursos, porque por más malo que sea un curso siempre aprendés algo nuevo, siempre te da la pauta para que vayas buscando lo nuevo. Yo tengo los libros de todos los libros de secundario de todos los años, pero todos los años tengo que estar viendo que hay de nuevo. Leo mucho las columnas de opinión, las cartas de lectores, de política... porque tenés que dar ejemplos de la realidad para escribir literatura, no se puede no dar ejemplos en literatura porque la literatura no es estupidez ni simple imaginación.
MERCEDES ESPINOSA
FORJADORA DE PALABRA
Quiere convencer a los chicos que sus héroes o anti-héroes pueden comer pan con manteca. Se pregunta retóricamente el porqué de que no puedan comer fideos, ni les duela la panza. Propone a esos héroes con abrelatas y no con espadas como estamos acostumbrados...
Ella, docente jubilada, realiza una vez por semana encuentros con niños y adultos para seguir trabajando la palabra, esa que nos hace felices, esa que nos hace libres.
Mercedes Espinosa nos invita a su taller, al lugar donde la palabra se forja todas las semanas sin excusas ni feriados. Entre las cuatro paredes los libros se inclinan en la biblioteca, se acuestan arriba del escritorio o se amontonan uno arriba de otros por tratarse de material de uso frecuente. En esa habitación, donde tanta sabiduría se cobija en miles de páginas, dialogamos sobre su oficio, el de generar la palabra escrita y sobre todo bella.
-¿Desde cuándo hace que realiza este tipo de talleres?
-Para chicos siempre, he trabajado cuando daba clases en el secundario, hacía talleres para adolescentes y también para docentes; porque el problema es que la mayoría de la gente piensa que la materia de lengua no se puede dar con las técnicas y las estrategias de un taller literario. Justamente se pueden dar preposiciones, adjetivos, instructivos con esta modalidad, pero hay que trabajar. El chico va creando y va produciendo lo que él escribe, y por esa razón lo valora más. Sucede que generalmente les dicen “hagan un instructivo siguiendo las técnicas de talleres” y le hacen hacer un instructivo de una bruja que hizo un mejunje y que pone cosas disparatadas; ¡no!, háganlo de una bruja pero que cocine milanesas, que haga un puchero; entonces ahí tienen que hacer una receta. Esto es llevar lo cotidiano a la imaginación. Por ejemplo yo les digo a los chicos que tienen un héroe o un anti-héroe, ¿por qué no puede comer pan con manteca? ¿Por qué no puede comer fideos? ¿Por qué no le puede doler la panza? ¿Por qué no tiene un arma que es un abrelatas y no una espada? Entonces yo les llevo el humor, se entusiasman y empiezan a escribir. Siempre trato de acercar el chico al libro, siempre... siempre comienzo con un libro, un cuento breve que sea estéticamente bello, siempre hay que buscar eso. No importa la edad, porque no hay edad para lo bello, el grande va a decir “qué hermoso” y el chico va a decir “¡ay, qué lindo!” Entonces, para elegir un libro tiene que ser lindo de donde yo puedo sacar muchas cosas, como palabras, saco rocío, nube, sueños, y con eso el chico está preparado para armar una poesía, un cuento... Empiezo yo y después siguen ellos. Hay que motivarlos para que construyan, para que a ellos les guste. Puedo empezar los colores, después los personajes...
-¿De qué manera se estructuran los grupos con que trabaja?
-De chicos y de adultos. Pero los adultos escriben bajo consignas. Acá no vienen a escribir, pero aprenden a escribir; porque sin que ellas se den cuenta empiezan a corregir y corregirse. Empezamos con un libro o vamos directamente a la consigna, un ejemplo es darle “todo sucedió tan de pronto que...” y ahí planteamos un conflicto. Otro ejemplo “mi hermano me prestó el auto y acabo de chocarlo” ¿y entonces qué pasó?, “al bajarme sobresalían debajo del mismo dos larguísimas piernas”, entonces alguien observaba como testigo. Yo aprovecho inmediatamente y les doy el texto donde tenemos los narradores, les digo “tenemos el narrador omnisciente, protagonista y vamos a utilizar el narrador testigo”. Los adultos saben quienes son los narradores, cómo actúan, dónde actúan, qué es, qué observa a diferencia de los otros. Como el narrador omnisciente se usa mucho, les propongo el testigo. Y, por ejemplo, para el narrador protagonista usamos a Fontanarrosa, y les digo que se animen a transgredir, se ríen y gozan escribiendo.
-¿Cada cuánto se realizan los encuentros?
-Trabajamos dos horas por semana y lo cumplimos a rajatabla, por más que haya feriado, pero siempre hay que hacer. Es todo el año. Tengo un esquema de trabajo donde se trabaja la descripción, el diálogo, el tiempo, los narradores... les voy acercando fragmentos de distintos autores para ver estos elementos, ya sea de Roberto Arlt, García Márquez, Cortázar, Borges y vamos viendo. Ellos aprenden a ver la estructura, que es lo más importante en todo cuento para escribir, ¿cómo hago para escribir una novela? ¿Cómo hago para escribir una tesina? Hay que tener un esquema, porque sino no se sabe a donde ir. Entonces se van dando cuenta que sí pueden escribir una novela, pero hay que aprovechar todos los momentos que ellas mismas me dan o que el mismo libro me da para seguir trabajando. Y con los chicos lo mismo.
-¿Trabajan distintos géneros o generalmente narrativa?
-Ahora trabajamos narrativa, porque la poesía no les gusta, aunque vemos algo con un grupo; pero prefieren la narrativa porque es más amplia y da para tantas cosas, no terminamos nuca. Este trabajo es infinito, interminable.
-Sin embargo Villa María se caracteriza más por la poesía que por la narrativa.
- Ellas tienen esas preferencias, piensan en la rima, pero hoy se utiliza mucho el verso libre. Yo trabajo lo que ellos pidan, si quieren poesía les doy poesía.
-Ahora con este tema del verso libre, no le parece que los límites están difusos para diferenciar lo que es poesía de lo que no lo es?
-Mientras haya belleza habrá literatura, te llega el sentimiento. Es como dice Bécquer, “poesía eres tú”. Es como un rompecabezas, se hace tanta la síntesis de lo que siente el poeta, que muchas veces no se llega a entenderle, entonces hay que trabajarlo mucho, hay que trabajarlo más para saber que quiere decir, ya habría que incursionar hasta la semiótica, que son los signos para conocer lo que quiso decir, pero hay que trabajarlo mucho.
-¿Qué piensa de la inspiración a la hora de escribir?
-A veces no estamos dispuestos, a veces no nos sale, pero a veces sin pensar empezamos a escribir; eso es inspiración, pero también mucha lectura. Necesitamos leer mucho, mucho, lo que sea, pero leer mucho. Lo que vienen para los chicos hoy (y se levanta de la silla para mostrarme una pila de libros para niños que tiene en su biblioteca) casi todos traen mucha ilustración. Muchos tienen muy poco contenido, pero es lo que los chicos quieren, porque lo leen rápido, el chico pide estos libros con muchos dibujos. De todo esto que estoy trabajando yo tengo en mente hacer uno porque los docentes me piden mucho sobre el cómo hacer para trabajar, un libro de actividades, pero también debe ir ilustrado, para que tenga cierto atractivo.
-¿Ha publicado libros?
-No, libros míos no, tengo ensayos. Tengo cuando fui a Perú para exponer sobre Enrique Anderson Imbert, después de otros congresos en Córdoba, sobre trabajos que hacía con los chicos de fotonovelas. Después hicimos un libro sobre el agua (se refiere a “El agua. Un valor social”, 2000), también publiqué algunos cuentos. Me encanta escribir cuentos pero para chicos. Tengo un montón, pero debo hablar con una editorial para ver como podemos publicarlos.
-En el taller realizan lecturas de cuentos y poesías para motivar la escritura, en esas lecturas ¿leen sólo a los autores consagrados o también a escritores locales y de la zona?
-Sí, todo aquello que me sirva a mí para motivarlos yo lo utilizo. Ellas me acercan textos que han escrito en el PEUAM (Programa de Extensión Universitaria para Adultos Mayores, de la UNVM) y aquí los leemos. También cuentos breves que les gusta todo lo relacionado con el género de la mujer. Escribimos de todo, hasta tarjetas de felicitaciones o de cumpleaños que no saben; hay que motivarlos y que vean que ellas pueden escribirlo, se sueltan, y las cosas que van sacando ni ellas mismas creen lo que hicieron.
-¿Cómo ve la literatura de Villa María y Villa Nueva?
-La de Villa Nueva no la conozco mucho; la de Villa María la veo bien, hay muchos talentos acá, tenemos a Dolly Pagani, Alejandro Schmidt, Griselda Rulfo que también viene acá al taller; y hay otros que conozco pero no recuerdo bien el nombre.
-¿Es posible reconocer alguna influencia en su estilo de escritura?
-Elsa Bonermann y Laura Devetach, me gustan mucho y me han influido en mi manera de escribir y después he leído muchas cosas, mi tesis fue sobre Borges y el budismo. Uno va a aprendiendo a seleccionar los libros yendo a cursos, hay que estar actualizado permanentemente, no te podés quedar, tengo que saber que salió nuevo, porque ahora viene otra camada que la que tengo en biblioteca y debo saber que está saliendo. Hay que actualizarse con los cursos, porque por más malo que sea un curso siempre aprendés algo nuevo, siempre te da la pauta para que vayas buscando lo nuevo. Yo tengo los libros de todos los libros de secundario de todos los años, pero todos los años tengo que estar viendo que hay de nuevo. Leo mucho las columnas de opinión, las cartas de lectores, de política... porque tenés que dar ejemplos de la realidad para escribir literatura, no se puede no dar ejemplos en literatura porque la literatura no es estupidez ni simple imaginación.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL C ENTRO DEL PAÍS, el domingo 11 de mayo de 2008.-
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