REPORTAJE
CARLOS “PITY” PEREYRA
DOSIS CHAPLIN
Habíamos planeado nuestro encuentro para las 14.15 en un café de los más céntricos que posee la ciudad; sin embargo, desde el primer momento estimaba que por alguna razón no nos encontraríamos. Cuando uno realiza entrevista a ciertos artistas y personajes, sabe que corre con el riesgo de que se olviden de la cita, se equivoquen de lugar o de fecha. Por esa razón cuando entre al café y no vi a mi entrevistado, no me encolericé, busqué un lugar tranquilo y me dispuse a almorzar una buena milanesa a la napolitana con la infaltable gaseosa de cola.
Hojeé los diarios y me puse al día con las noticias del momento. A los pocos minutos, la moza se acercó y la pequeña mesa fue recubierta con un mantel. Sobre él, la panera con grisines y rodajas de pan francés, la gaseosa, los cubiertos abrigados con servilletas de papel y el enorme plato con el caliente trozo de carne recubierto de un blanquísimo queso rodeado de papas fritas y algunas verduras varias.
Corría con el riesgo de que mi entrevistado llegase y me encontrase con semejante despliegue culinario, pero estaba convencido de que no aparecía. De vez en cuando me levantaba para tener un panorama completo del lugar, por si en algún instante de distracción nos encontrábamos desencontrados en el mismo lugar.
El joven de 26 años trabaja en una fábrica de lampazos y es el showman de una de las bandas de rock más jóvenes y originales de nuestra ciudad: “Dosis Chaplin”. El grupo de Carlos Pereyra o “Pity” (supongo que por el parecido fónico y actitudinal con el cantante de Intoxicados), viene ganando seguidores en cada presentación que realiza en la ciudad y me inquietaba conocer algunas cosas, antes de su próximo show previsto para el viernes en un pub de calle Corrientes.
Comí tranquilo, miraba la gente pasar, pensaba, observaba las personas del café, pensaba... me desconectaba del mundo. Cuando mi plato estaba casi totalmente libre y a punto de pagar la cuenta, lo veo pasar. Rodeaba la esquina mirando por las ventanas, hasta que logramos hacer contacto visual y raudamente se sentó en frente mío. Lo saludo y de manera automática le consulto por la génesis de su proyecto...
-El grupo surge de hablarlo con Lucas Gómez, somos muy amigos y él siempre tuvo la idea de que yo hiciera algo. Me pidió que escribiera un par de letras y que él se encargaría de ponerle la música. Así que escribí lo que más o menos quería hacer yo y allí empezó todo. El grupo lo conforma Lucas Gómez y Valentín Pardo en guitarras, Lorenzo Soria en la batería, Ezequiel Fenández Boo (Zeta) en el bajo y yo en la voz. Lo que me gusta de ellos es la onda que le ponen, así como yo, estamos todos contagiados de la misma onda y eso te da más pila para hacer las cosas mejor.
-¿Cómo realizan sus ensayos?
-Nos juntamos cuando tenemos alguna presentación cerca, nunca disponemos bien de los tiempos para ensayar, porque los chicos estudian, yo trabajo, no dan los horarios, de noche no se puede porque molestas a los vecinos y bueno, más o menos se juntan los chicos a ensayar a full Yo confío plenamente en que suenen. Tengo suerte de estar con ellos, porque es un flash. Sabemos ensayar en la casa de Zeta o sino en un campo bien alejado, pero igual fue la policía a molestarnos (risas), es todo una aventura.
-Contame un poco acerca del demo que tenés grabado.
-Ya tengo un demo y quiero seguir grabando, tengo que hablar con Cacho Aiello, él le puso un ondón bárbaro cuando fuimos para grabar “Las sirenas”; él le metió muchas cosas, igual que Lucas Gómez también. La idea de grabar un disco está medio lejos, pero quiero seguir grabando de a poco, dos o tres temas, yo todo esto lo hago a pulmón, no hay sponsors ni publicidad, quiero ir haciendo las cosas de abajo, de a poco, como tiene que ser, ¿no? Como un trabajo/hobby.
-¿Considerás que le dás la importancia que tiene o tendrías que ponerle más pilas a la banda?
-Se le tendría que poner más pilas pero no hay tiempo ni dinero. Ahora todo se mueve por la plata, eso te corta mucho, más que el tiempo; pero hay que ir haciendo lo que se puede.
-¿Hay algún contacto con las demás bandas de la zona?
-Está todo bien con las demás bandas, siempre he zapado con muchos músicos, eso de la envidia entre las bandas yo creo que no existe, sino no seríamos del rock. Bandas locales me gusta mucho Motorblues, todo bien con Titina; Pachamama también.
-¿Cómo ves la práctica de que las bandas de rock toquen en confiterías bailables?
-Creo que deberían llevarlo al ambiente que es, nunca pegaría en un boliche “punchi-punchi” que antes esté una banda de rock, pero se hace, se ve que los organizadores no la tienen clara, simplemente piensan en el negocio para ellos. No pasa con las bandas de Villa María pero con las nacionales, las están volcando toda al comercio, y bueno, todo se mueve por el mercado. Pero bueno, si no existiera eso, tampoco existiría lo que le llaman el éxito.
-¿Y a vos te interesa el éxito?
-Estaría bueno para dejar de laburar, pero no, porque me cambiaría, me conozco; a todos nos cambia. Todos sabemos que dejamos de ser el mismo, yo ya no podría andar con la bicicleta, dar una vuelta o ir a jugar al fútbol, si sería el éxito rotundo... Creo que si uno hace música lo tiene que hacer por el lado de que lo siente, más que por el lado de triunfar, o le voy a tocar al Papa, o le voy a tocar a Mohamed Alí. Uno tiene que ser siempre el mismo, pero te cambia en una etapa Stone, no esos músicos que se fueron para allá a tocar con Valeria Lynch.
-¿Cómo ves al rock de Villa María?
-Veo que ahora hemos salido unos cuantos grupos nuevos... Yo empecé con Pachamama, cantaba dos o tres temas y salió lo que Lucas fue haciendo. No sé si esto es tocar para hacernos famosos y todo eso, lo bueno es que hacemos lo que nos gusta y listo.
-¿Crees que la Municipalidad o alguna otra institución debería apoyar a las bandas?
-Sí, porque con dos meses que toquen nueve bandas y después esperar hasta el otro verano no sirve, debería tener continuidad, aunque sea debería hacerse para que con lo que se recauda se lo den al Hogar de Ancianos, Patronato u otros lugares similares; creo que hay que pensarlo por ese lado. No es tan fácil tocar, porque se abusa con el tema de SADAIC, se exigen cosas que por ahí está bien, pero a veces piden cosas innecesarias que generan sólo más gastos. Uno no quiere hacer esto para sacar provecho de todo esto, pero tampoco uno lo hace para perder plata.
-¿Qué canciones son las que ustedes tocan?
-Ahora hacemos muchos covers, porque tenemos pocos temas propios, pero cada vez que tocamos voy metiendo uno o dos temas nuevos y veo que pega en algunos pibes, y los chicos lo piden. Hay onda y eso es lo bueno.
-¿De qué hablan tus temas?
-“El lucero” habla de que yo quiero viajar al lucero que todos vemos en la vía láctea. Cuando vos ves el cielo bien estrellado, hay una estrella bien grande, bueno, ese es el lucero. Quiero llegar hasta allá arriba y despertar al lado de la luna para mirar lo que está pasando acá abajo; es increíble, como lo del volcán, terremotos en Asia, las peleas por el poder por ejemplo entre la gente del campo y la presidenta. A mi esto me parece muy feo, muy caótico y el tema termina con alguna referencia de que la gente tiene que tratar de aprender a vivir y que no consumamos tanto eso porque nos hace mal a todos. “Las sirenas” (risas) cuenta de que salgo de mi casa con una piba y veo a otros chicos fumando en la esquina y los cargo diciendo “guarda que andan dando vueltas”. Al ratito cae la policía y me llevan a mí y a la piba. Termino con un tanguito del aroma que yo sentía en la celda. “El camaleón” es un consejo para que los chicos se lo pongan (preservativo), yo lo robo de un tema en inglés... Es un tema medio choto pero tiene onda, es un rock-country. Y después tenemos a “H... de p...”, que comienza con una parte de un tema de Chiquititas...
-¿De donde tomás las ideas para hacerlos?
-Más por lo que me pasa. Se me van apareciendo cosas, trato de anotar para no olvidarme y después lo laburo. Pero no escribo siempre, sino cuando me tiene que pasar, cuando se me ocurre algo y veo que me puede ser útil para la música, lo escribo.
-¿Qué tipo de influencias tenés?
-Lucas Gómez hizo mucho por lo que soy ahora, él me llevaba con Pachamama y yo me prendía a todas. De los grandes, están Los Rolling Stones, Sumo, Las Manos de Filippi, Divididos, Miguel Abuelo, Pappo, Jim Morrison... El tango me gusta muchísimo, me atrapa. Me gustaría hacer algo más con el tango, me gusta mucho la música, es como que te sumerge, el folclore también, pero más el tango. Será porque soy rosarino, vine acá a los tres años.
-¿Y qué opinás del cuarteto?
-Todo bien, yo arranqué en el cuarteto tocando los bongó, después toqué en otras dos banditas. Es divertido el cuarteto, estamos en Córdoba, y ¿qué músico de Villa María no bailó cuarteto? Con la cumbia villera está todo mal, no me gusta el mensaje que dan, es un mensaje mal educado, tampoco tanta intelectualidad pero se pasan por ahí.
-¿Te importa que califiquen a tu banda de pop, de rock o de lo que fuere?
-Mirá lo que está pasando con Miranda, que para mí es una banda pop y la mandan al Cosquín Rock, y también lo califican como rock, y yo no le veo rock. Las bandas de rock son cuatro pibes, batería, bajo, viola y la voz... que tocan y suenan como tienen que sonar, eso es rock.
-¿Te interesaría dejar algún mensaje a quienes lean esta nota?
-Sí, dos cosas. Una de ellas, es que no se olviden del mensaje que quiero transmitir en “El lucero”: se tiene que vivir más, no tanto consumir lo malo. Aprender a vivir, a disfrutar, a tener más-bue-na-on-da, es la única forma que se puede tranquilizar las cosas. Los que se están peleando por el poder, nosotros los estamos mirando de abajo y ellos van a ser los que van a terminar ganando o perdiendo; entonces, hay que disfrutar de muchas cosas buenas que hay. Otra de las cosas es que la gente vaya a ver a todas las bandas, que nos apoyen, que es bueno, que de ahí se puede hacer algo bien. Tiene que haber más respuesta para mejorar las propuestas, pero también debería haber más publicidad, en la radio, que pasen los demos, que ayuden. Hay poco y nada de difusión. Pero si hay apoyo se va creciendo. Y si se cobra cinco pesos es para ayudar a la banda a pagar el sonido, y hoy, cinco pesos no es nada... no te alcanza ni para la cerveza.
CARLOS “PITY” PEREYRA
DOSIS CHAPLIN
Habíamos planeado nuestro encuentro para las 14.15 en un café de los más céntricos que posee la ciudad; sin embargo, desde el primer momento estimaba que por alguna razón no nos encontraríamos. Cuando uno realiza entrevista a ciertos artistas y personajes, sabe que corre con el riesgo de que se olviden de la cita, se equivoquen de lugar o de fecha. Por esa razón cuando entre al café y no vi a mi entrevistado, no me encolericé, busqué un lugar tranquilo y me dispuse a almorzar una buena milanesa a la napolitana con la infaltable gaseosa de cola.
Hojeé los diarios y me puse al día con las noticias del momento. A los pocos minutos, la moza se acercó y la pequeña mesa fue recubierta con un mantel. Sobre él, la panera con grisines y rodajas de pan francés, la gaseosa, los cubiertos abrigados con servilletas de papel y el enorme plato con el caliente trozo de carne recubierto de un blanquísimo queso rodeado de papas fritas y algunas verduras varias.
Corría con el riesgo de que mi entrevistado llegase y me encontrase con semejante despliegue culinario, pero estaba convencido de que no aparecía. De vez en cuando me levantaba para tener un panorama completo del lugar, por si en algún instante de distracción nos encontrábamos desencontrados en el mismo lugar.
El joven de 26 años trabaja en una fábrica de lampazos y es el showman de una de las bandas de rock más jóvenes y originales de nuestra ciudad: “Dosis Chaplin”. El grupo de Carlos Pereyra o “Pity” (supongo que por el parecido fónico y actitudinal con el cantante de Intoxicados), viene ganando seguidores en cada presentación que realiza en la ciudad y me inquietaba conocer algunas cosas, antes de su próximo show previsto para el viernes en un pub de calle Corrientes.
Comí tranquilo, miraba la gente pasar, pensaba, observaba las personas del café, pensaba... me desconectaba del mundo. Cuando mi plato estaba casi totalmente libre y a punto de pagar la cuenta, lo veo pasar. Rodeaba la esquina mirando por las ventanas, hasta que logramos hacer contacto visual y raudamente se sentó en frente mío. Lo saludo y de manera automática le consulto por la génesis de su proyecto...
-El grupo surge de hablarlo con Lucas Gómez, somos muy amigos y él siempre tuvo la idea de que yo hiciera algo. Me pidió que escribiera un par de letras y que él se encargaría de ponerle la música. Así que escribí lo que más o menos quería hacer yo y allí empezó todo. El grupo lo conforma Lucas Gómez y Valentín Pardo en guitarras, Lorenzo Soria en la batería, Ezequiel Fenández Boo (Zeta) en el bajo y yo en la voz. Lo que me gusta de ellos es la onda que le ponen, así como yo, estamos todos contagiados de la misma onda y eso te da más pila para hacer las cosas mejor.
-¿Cómo realizan sus ensayos?
-Nos juntamos cuando tenemos alguna presentación cerca, nunca disponemos bien de los tiempos para ensayar, porque los chicos estudian, yo trabajo, no dan los horarios, de noche no se puede porque molestas a los vecinos y bueno, más o menos se juntan los chicos a ensayar a full Yo confío plenamente en que suenen. Tengo suerte de estar con ellos, porque es un flash. Sabemos ensayar en la casa de Zeta o sino en un campo bien alejado, pero igual fue la policía a molestarnos (risas), es todo una aventura.
-Contame un poco acerca del demo que tenés grabado.
-Ya tengo un demo y quiero seguir grabando, tengo que hablar con Cacho Aiello, él le puso un ondón bárbaro cuando fuimos para grabar “Las sirenas”; él le metió muchas cosas, igual que Lucas Gómez también. La idea de grabar un disco está medio lejos, pero quiero seguir grabando de a poco, dos o tres temas, yo todo esto lo hago a pulmón, no hay sponsors ni publicidad, quiero ir haciendo las cosas de abajo, de a poco, como tiene que ser, ¿no? Como un trabajo/hobby.
-¿Considerás que le dás la importancia que tiene o tendrías que ponerle más pilas a la banda?
-Se le tendría que poner más pilas pero no hay tiempo ni dinero. Ahora todo se mueve por la plata, eso te corta mucho, más que el tiempo; pero hay que ir haciendo lo que se puede.
-¿Hay algún contacto con las demás bandas de la zona?
-Está todo bien con las demás bandas, siempre he zapado con muchos músicos, eso de la envidia entre las bandas yo creo que no existe, sino no seríamos del rock. Bandas locales me gusta mucho Motorblues, todo bien con Titina; Pachamama también.
-¿Cómo ves la práctica de que las bandas de rock toquen en confiterías bailables?
-Creo que deberían llevarlo al ambiente que es, nunca pegaría en un boliche “punchi-punchi” que antes esté una banda de rock, pero se hace, se ve que los organizadores no la tienen clara, simplemente piensan en el negocio para ellos. No pasa con las bandas de Villa María pero con las nacionales, las están volcando toda al comercio, y bueno, todo se mueve por el mercado. Pero bueno, si no existiera eso, tampoco existiría lo que le llaman el éxito.
-¿Y a vos te interesa el éxito?
-Estaría bueno para dejar de laburar, pero no, porque me cambiaría, me conozco; a todos nos cambia. Todos sabemos que dejamos de ser el mismo, yo ya no podría andar con la bicicleta, dar una vuelta o ir a jugar al fútbol, si sería el éxito rotundo... Creo que si uno hace música lo tiene que hacer por el lado de que lo siente, más que por el lado de triunfar, o le voy a tocar al Papa, o le voy a tocar a Mohamed Alí. Uno tiene que ser siempre el mismo, pero te cambia en una etapa Stone, no esos músicos que se fueron para allá a tocar con Valeria Lynch.
-¿Cómo ves al rock de Villa María?
-Veo que ahora hemos salido unos cuantos grupos nuevos... Yo empecé con Pachamama, cantaba dos o tres temas y salió lo que Lucas fue haciendo. No sé si esto es tocar para hacernos famosos y todo eso, lo bueno es que hacemos lo que nos gusta y listo.
-¿Crees que la Municipalidad o alguna otra institución debería apoyar a las bandas?
-Sí, porque con dos meses que toquen nueve bandas y después esperar hasta el otro verano no sirve, debería tener continuidad, aunque sea debería hacerse para que con lo que se recauda se lo den al Hogar de Ancianos, Patronato u otros lugares similares; creo que hay que pensarlo por ese lado. No es tan fácil tocar, porque se abusa con el tema de SADAIC, se exigen cosas que por ahí está bien, pero a veces piden cosas innecesarias que generan sólo más gastos. Uno no quiere hacer esto para sacar provecho de todo esto, pero tampoco uno lo hace para perder plata.
-¿Qué canciones son las que ustedes tocan?
-Ahora hacemos muchos covers, porque tenemos pocos temas propios, pero cada vez que tocamos voy metiendo uno o dos temas nuevos y veo que pega en algunos pibes, y los chicos lo piden. Hay onda y eso es lo bueno.
-¿De qué hablan tus temas?
-“El lucero” habla de que yo quiero viajar al lucero que todos vemos en la vía láctea. Cuando vos ves el cielo bien estrellado, hay una estrella bien grande, bueno, ese es el lucero. Quiero llegar hasta allá arriba y despertar al lado de la luna para mirar lo que está pasando acá abajo; es increíble, como lo del volcán, terremotos en Asia, las peleas por el poder por ejemplo entre la gente del campo y la presidenta. A mi esto me parece muy feo, muy caótico y el tema termina con alguna referencia de que la gente tiene que tratar de aprender a vivir y que no consumamos tanto eso porque nos hace mal a todos. “Las sirenas” (risas) cuenta de que salgo de mi casa con una piba y veo a otros chicos fumando en la esquina y los cargo diciendo “guarda que andan dando vueltas”. Al ratito cae la policía y me llevan a mí y a la piba. Termino con un tanguito del aroma que yo sentía en la celda. “El camaleón” es un consejo para que los chicos se lo pongan (preservativo), yo lo robo de un tema en inglés... Es un tema medio choto pero tiene onda, es un rock-country. Y después tenemos a “H... de p...”, que comienza con una parte de un tema de Chiquititas...
-¿De donde tomás las ideas para hacerlos?
-Más por lo que me pasa. Se me van apareciendo cosas, trato de anotar para no olvidarme y después lo laburo. Pero no escribo siempre, sino cuando me tiene que pasar, cuando se me ocurre algo y veo que me puede ser útil para la música, lo escribo.
-¿Qué tipo de influencias tenés?
-Lucas Gómez hizo mucho por lo que soy ahora, él me llevaba con Pachamama y yo me prendía a todas. De los grandes, están Los Rolling Stones, Sumo, Las Manos de Filippi, Divididos, Miguel Abuelo, Pappo, Jim Morrison... El tango me gusta muchísimo, me atrapa. Me gustaría hacer algo más con el tango, me gusta mucho la música, es como que te sumerge, el folclore también, pero más el tango. Será porque soy rosarino, vine acá a los tres años.
-¿Y qué opinás del cuarteto?
-Todo bien, yo arranqué en el cuarteto tocando los bongó, después toqué en otras dos banditas. Es divertido el cuarteto, estamos en Córdoba, y ¿qué músico de Villa María no bailó cuarteto? Con la cumbia villera está todo mal, no me gusta el mensaje que dan, es un mensaje mal educado, tampoco tanta intelectualidad pero se pasan por ahí.
-¿Te importa que califiquen a tu banda de pop, de rock o de lo que fuere?
-Mirá lo que está pasando con Miranda, que para mí es una banda pop y la mandan al Cosquín Rock, y también lo califican como rock, y yo no le veo rock. Las bandas de rock son cuatro pibes, batería, bajo, viola y la voz... que tocan y suenan como tienen que sonar, eso es rock.
-¿Te interesaría dejar algún mensaje a quienes lean esta nota?
-Sí, dos cosas. Una de ellas, es que no se olviden del mensaje que quiero transmitir en “El lucero”: se tiene que vivir más, no tanto consumir lo malo. Aprender a vivir, a disfrutar, a tener más-bue-na-on-da, es la única forma que se puede tranquilizar las cosas. Los que se están peleando por el poder, nosotros los estamos mirando de abajo y ellos van a ser los que van a terminar ganando o perdiendo; entonces, hay que disfrutar de muchas cosas buenas que hay. Otra de las cosas es que la gente vaya a ver a todas las bandas, que nos apoyen, que es bueno, que de ahí se puede hacer algo bien. Tiene que haber más respuesta para mejorar las propuestas, pero también debería haber más publicidad, en la radio, que pasen los demos, que ayuden. Hay poco y nada de difusión. Pero si hay apoyo se va creciendo. Y si se cobra cinco pesos es para ayudar a la banda a pagar el sonido, y hoy, cinco pesos no es nada... no te alcanza ni para la cerveza.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL C ENTRO DEL PAÍS, el domingo 18 de mayo de 2008.-
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