miércoles, 12 de noviembre de 2025

Palabras de presentación "Onda expansiva (poesía en zona roja), poemario de Mario Trecek

 Onda Expansiva. (Poesía en zona roja) - Mario Trecek
Quovadis, colección Glauce (2025)

Ilustración de Sergio Blatto
Prólogo por Hugo Francisco Rivella
Texto de contratapa por Lía Villafañe

 
El Lunes 10 de noviembre de 2025 se presentó en Villa María (Centro Cultural Leonardo Favio) el nuevo libro de poemas de Mario Trecek.

 


 

Hubo un tiempo del que tengo algunos recuerdos muy fragmentados, hechos aislados, desdibujados, inconexos, que estuvieron desparramados sobre la mesa de la memoria.

Retazos de recuerdos que no se borran, que se entrelazan como urdidos con el hilo de la tragedia y del que podemos dar cuenta (en muchos casos) solo cuando nos tomamos el tiempo de observar las costuras del revés y apreciar la irregularidad de las puntadas, los hilos deshechos, los colores y el grosor de las hebras con que pudimos hilvanar la memoria… somos en suma, lo que pudimos (re)armarnos.

Un noviembre como este, pero hace ya 30 años, cuando el calor de la primavera empezaba a hacerse sentir, la vida nos cambió para siempre.

Un hongo de humo negro y fuego se elevó rápidamente como un genio malvado (como un Ifrit, esos genios de la cultura árabe, poderosos, malignos y oscuros, cuyo elemento principal que los caracteriza es, justamente, el fuego). Éste apareció luego de que alguien frotase la lámpara del horror y comenzara la estampida por las calles de Río Tercero, esquivando hierros candentes que se incrustaban en el cemento y que aún muestran sus siluetas como cicatrices que no curan, como los pedazos de madera encendida que firuleteaban el aire en su caída, como esa lluvia de arena que nos desorientaba en tiempos analógicos; o como el olor a azufre que respirabamos esa mañana o la fragancia potente de los eucaliptos calcinados al regresar, meses después, a casa.

Nadie sabía que hacer, solo una certeza instintiva, precaria, animal, de alejarse del foco donde ese genio malvado vomitaba su fuego.

Mario Trecek vuelve a presentar un libro, toma otra vez la argamasa y mezcla en ella la poesía y la violencia, la denuncia y la memoria, el duelo y la militancia de la vida, la resiliencia y la verdad… lo hace ahora, y lo hizo siempre. Como cuando publicó sus primeros poemas post atentado allá en 1995, como cuando integró aquel grupo cultural llamado “Un Cauce Común” con el que visibilizaron a través de la cultura, toda esta herida que aún sigue cicatrizando.

El poeta revisita la ciudad en la que vive, lo hace como en otro tiempo, como peregrinando en dos dimensiones, la actual y cotidiana; y la de aquellos días. Como dice Hugo Rivella en el prólogo, “lleva en sus manos una brasa para recordar que la luz ilumina en nosotros la verdad que buscamos develar a cada instante.” Mario ilumina en los poemas, aquellas historias personales que le impactaron, nos llevan de la mano, en este viaje hacia nuestros adentros, como un Virgilio que nos guía en el Infierno, como aquel que nos pide recordar, para no repetir errores y horrores.

“Onda Expansiva” viene a recordarnos que estamos vivos a pesar de las bombas, de la injusticia, de la impunidad, del silencio que como una hierba salvaje espera para cubrir los escombros de los que fuimos. Libros como éste, hacen que ejercitemos la memoria, que no olvidemos lo que fue, quizás, la tragedia más importante de la provincia (al menos, en las que participó la mano del hombre). En noviembre del ´95 estallaron los polvorines de la Fábrica Militar de Río Tercero, un 3 de noviembre, y se llevó la vida de 7 personas, alrededor de 300 heridos, 5000 hogares afectados, pérdida de trabajo, daños ambientales y la lista podría seguir… Pero no fue la única, si las explosiones del día 3 nos aterrorizaron y desestabilizaron, la que ocurrió el 24, terminó por demolernos en lo más profundo; la famosa implosión, término que Mario viene pregonando desde hace tres décadas. La explosión en nuestro interior, diseminó de esquirlas que se clavaron en nuestra moral, en nuestra fe, en el ánimo, en la bronca y desazón. Esta explosión para adentro, retumba aún en nuestros huesos y órganos, y hace vibrar nuestros cuerpos al acordamos de un amigo que no está, nos exalta un trueno que ilumina la noche y raja la quietud con un estallido seco, o cuando una puerta se cierra violentamente por la acción del viento y se nos acelera el corazón del susto, cuando pensamos que nuestros familiares y amigos ya no están cerca porque se exiliaron, se mudaron a miles de kilómetros pensando que la distancia disminuirá más rápido el dolor: una diáspora casi sin retorno.

Tiempo antes de que Menem fuera presidente por primera vez, visitó la ciudad de Río Tercero en plena campaña y en su paso recogió una niña en brazos que bendijo con un beso; años después ese beso se volvería fuego, acero, esquirla, en la cabeza de Romina Torres, la víctima más joven, que contaba con sus recientes 15 años de edad.

Hay un palíndromo que dice “sometamos o matemos” y por esas cuestiones de la vida, mi cabeza la emparenta con el palíndromo que lleva el apellido de ese máximo responsable de esta tragedia. Más allá de esta simetría de espejos, y aunque no tengan científicamente una vinculación directa y sea un delirio personal, para mí son la misma cosa (aunque creo que muchos vecinos de esa ciudad Ctalamochita arriba, coincidirían). Lo que pasó en la ciudad de la Media Luna es una muestra de algunos de los alcances que puede tener el neoliberalismo, en manos (limpias) de ciertas personas, cuyo nombre ya mencionamos y que hemos agregado a nuestro diccionario de malas palabras. Aclaré “limpias”, porque no tuvimos la oportunidad de verlas sucias, porque la justicia demoró más de dos décadas y el principal acusado del hecho falleció antes de recibir una condena.

Mario nos pide que nos armemos, pero con el arma de la poesía; con ese  fuego que nos sana y nos hace más humanos, con la palabra y la cultura que pueden acallar los estruendos del silencio y el olvido, las implosiones personales que están siempre, casi a diario, que nadie las ve, pero que siguen ahí.

Poemarios como éste, se erigen, no como monumentos al dolor, sino como actos de reconstrucción. Trecek no nos entrega un lamento, sino una herramienta: la palabra precisa, afilada como una esquirla, pero destinada a suturar. Leer “Onda Expansiva (Poesía en Zona Roja)” es, en sí mismo, un acto de resistencia: es negarse a que la última palabra la tengan el fuego, el olvido y la injusticia y aprender, en cambio, a (cito):

Nombrar lo pájaro, y el vuelo,

y también amar la intemperie,

lugar de lluvias y germinaciones

donde florecen los lapachos.

 

Darío Falconi

Villa María, lunes 10 de noviembre de 2025

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