INSTAMATIC 25
Poemario de
Fernando de Zárate
La poesía en Villa María sigue prevaleciendo entre las elecciones de
quienes, diariamente, forjan la palabra literaria. Hay en los últimos tiempos
un intento por revalorizar los demás “géneros”; pero históricamente esta ciudad
ha sido de los creadores de versos.
En este caso, hablaremos de un poeta que nació, vive y morirá en Villa
María. Maestro rural por años, admirador del jazz… del mejor jazz (Django
Reinhardt y Charlie Parker), seguidor de Alumni, Boca Juniors y del box por TV.
Fernando de Zárate es del sur cordobés, autor de los poemarios “Brújula y viento” (2003), “Entre el fuego y la Sed” (2006), “Peón Caballo Rey” (2006), “Escrito en la tempestad” (2007) “Brumario” (2010) y “ArreMolina. Siete poetas” (2010) junto
al Grupo Paco Urondo.
Su último libro se titula “Instamatic
25” y fue publicado por el sello villamariense El Mensú Ediciones. En esta
última producción poética, el autor da un giro estético en relación con lo que
venía escribiendo hasta el momento. De Zárate se humaniza más y se sienta en
las mesas de distintos bares de su ciudad, para tomar instantáneas de personas
y momentos, que se revelan en versos. Lo que sigue son las impresiones de dos
voces, que intentan describirnos este volumen de poemas que reflejan en la simplicidad de la
cotidianeidad, lo complejo del vivir.
Por Darío Falconi
POESÍA DE ESPEJOS
Por Lic. Marta
Nunciato
A diferencia de lo científico, la poesía formula una verdad que bien puede
ser subjetiva, es absoluta, infinita, eterna.
En “Instamatic 25” de Fernando
de Zárate, esta verdad aparece impresa y devela una serie de visiones que son
mucho más que el reflejo de una realidad. En este libro, la poesía es un espejo
en cuyo centro hay calidoscopio que permite trasladar al lector al otro lado
del reflejo, donde habita la psique del que escribe y recrea el universo.
En esta obra, con una palabra o dos, el mundo manifestado se vuelve íntimo
y aparece pintado con el color del alma del poeta que instalado en un bar o en
algún espacio de sí mismo, transfiere datos de una remembranza, una melancolía
unidas a la intensidad de un grito amordazado.
Hay en la obra de Fernando, imágenes impresionistas que captan el vuelo de
una visión instantánea y eternizan un movimiento.
La humanidad desvalida es un tema recurrente en todos los libros de este
autor.
En “Instamatic 25” es figura
estática que la palabra esculpe y anima; es una exposición de
cuadros-imágenes-figuras que pierden su apariencia hierática al son de un
pensamiento-sentimiento, que sin teorizar, ordena el caos, decodifica el mundo
presentado.
ENTRE PENUMBRAS Y EL ALBA
Por Alicia Beatriz Quiroga
La poesía y los poetas, los artistas, nunca son ajenos al acontecer de la
vida entre tiempos y transformaciones donde a ellos les cabe también ser
protagonistas y testigos.
Fernando de Zárate, se ha allanado como poeta a una necesidad y a un estado
creativo de su espíritu, que no es ya
solo abarcativo de lo íntimo-psíquico con motivaciones lúdicas en el lenguaje.
La poesía, se ha valido de su sensibilidad de poeta, capacidad de asombro y de
su atributo innato de descifrar la voz de la palabra expresión.
De ello, surge la poesía de este villamariense, sin ternura, deconstruída,
retacada, pero, estañada en la precisión de cada palabra, cada concepto
logrado… Y así, resulta una poesía tensada, sin embozos ni evasivas, sin grito,
diciendo el transcurrir ineludible de estampas definidas y efímeras, de seres
individuales, no obstante, almas seriales de un colectivo involuntario,
habitantes en la multiplicidad de las cosas, de los hechos y el cemento.
“Instamatic 25”, es un libro de
voz citadina, su eje es el acontecer de gentes de una ciudad, en poemas; el
lugar es el interior de provincia.
En esta poesía, hay una resistencia expresa o solapada, escarceos, juegos
frasescos y forcejeo con la palabra misma para lograrse, sin perder el péndulo
indicador de la actitud de deseo de trascendencia – punto indiscutible de todo
arte.
Y porque es una poesía surgida de síntomas, no de sentires, surgida de
sobrevivencias y subsistencias, de zozobras colectivas y soledad en multitudes,
la poética urbana, es dolorida (y dolorosa), antagónica, rivalizadora de la
romántica, por eso, digo, es tensa, parca, expectante, está en vilo y en
suspenso ante ella misma, porque el dolor es exigencia, resistencia, no entrega
como la ternura, no obstante conlleva la esperanza de la penumbra y la belleza
del alba (que vuelve cada día para preanunciar el sol).
impuestos
a Mirtha
saliste temprano
seguí durmiendo
al despertar recordé
la intimación municipal
por un año
de impuestos atrasados
de esa casa
que te dejó
tu padre
cuando no volvió
de la clínica aquella.
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Alrededor
noche de calor
en el departamento
de enfrente
la viuda
en su radio escucha
a Paul Anka
alrededor
duermen vecinos
en los patios
lejos,
autos policiales
taladran el silencio
con sirenas
yendo
quién sabe dónde.
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está
uno de los hombres
de Senegal
toma sol
apoyada la espalda
en la vidriera
de un negocio que cerró.
a ratos mueve
un poco
la cabeza
toda la luz
se le acomoda en la cara
parece un buda impasible
que con la memoria viaja
hacia la sabana
o
una hebra de té
impresa en
papel sepia
para envolver.
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ex
apoyado
en la bicicleta
lee la Biblia en voz alta
con atención
convencido
de lo escrito
fue jugador de fútbol
fotógrafo
ahora un ser solo
que habla mano a mano
con Dios
o
es su confidente.
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entonces
en las tardes
de no hacer
iba a su departamento
era porteña
vivía con la madre
que nunca estaba
hablábamos mucho
a veces era triste
tomábamos café
escuchábamos “Trafalgar”
de los Bee Gees
una vez fuimos al cine
a ver “Melody”
un viernes
a la noche
a veces nos reuníamos
en “Cristal”, fumábamos,
hablábamos del futuro
de qué íbamos a ser
cómo sería el Tercer Mundo
años delante
después
en los ’90 un amigo contó
que había desaparecido
amaba los Bee Gees
tenía ojos verdes
era linda
militaba en Montoneros.
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habita
sábado
de mesas vacías
oscuros barcos
en
tablero de ajedrez
excepto un viejo
que lee el diario,
la empleada
y yo
nadie en Le Magot
sensanción rara
tanto silencio
imágenes pobres
de un interior
que la voz de Arjona
desde la radio
habita.
(*) Publicado en El Corredor Mediterráneo de diario Puntal
Miércoles 28 de noviembre de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.
3 comentarios:
Es un placer encontrarlo, es un placer volver a releerlo como tantas veces. Fernando Poeta gigante de extrema sensibilidad y sabiduría.Poeta de una particular belleza en la palabra. Una vez más, toda mi admiración y todo mi afecto.
Virtual abrazo gigante también al incansable y dedicado trabajo de Darío.
Mercedes
Excelente!!!...un libro que deja en un flash lo cotidiano de la vida. Buenísimo.
Todos sus libros son excelentes, en donde Fernando de Zárate logra escribir todo lo que observar de la vida cotidiana, de lo súbito de los pensamientos, forma de ver la vida y su filosofía, del ir y venir de los personajes de la calle que van y vienen a un ritmo que impone este mundo globalizado y agujas del reloj totalmentes alocadas como los individuos que los siguen.....(mis preferidos: " Entre el Fuego y la Sed"; " Escrito en la Tempestad" "Peón, Caballo, Rey,"Brújula y Tiempo")
Escrito de perfil muy bajo pero de una sabiduría sublime reflejada en sus poemas. Lelia C. Frías
Una felicidad encontrar a Fernando en este espacio y al genial libro que ha nacido de su única visión de las cosas, las personas y la ciudad. Un festejo de la poesía.
Andrés Velo
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