Entrevista
PABLO BARONE
MUÑOZ
TRES AÑOS DE
El
redoblante empieza a sonar progresivamente creando un clima de expectación. La
luz ilumina a los músicos. Sobre la pared blanca y negra de “animal print” se
recorta la figura del anfitrión de la noche. Su boca roja y sus ojos resaltados
con un verde brillante, destacan su cara. De sombrero, corbata y pantalón con
tirantes él nos da la bienvenida. La banda suena al ritmo de “Wilkommen” y
entre versos Pier, presentará con gran entusiasmo a las coperas y coperos que
harán que este viernes sea una noche especial. Los aplausos y los comentarios
en el oído del compañero seguro que no faltarán.
Están todos
bienvenidos a “Marlene Club”, un lugar donde todo puede pasar. En la Alemania
de los años ’30 este reducto abre las puertas para disfrutar de una noche en la
que seremos testigos y partícipes de la vida de todos. Nos enteraremos del
camino que ha tomado cada uno y como la noche esconde entre sus sombras,
algunos aspectos poco revelados.
“Marlene
club” es la obra que “El Ecléctico Teatro” estrenará por última vez este viernes,
antes de salir de gira por la región. Comenzó como un proyecto más y la
repuesta fue tal, que ya llevan tres años en escena, más de 30 funciones y 900
personas que han podido disfrutar del espectáculo. Habrá música, monólogos,
color, interacción, bebidas y la recreación de un ambiente diferente.
Antes de la
última función nos acercamos al ensayo del grupo para conversar con su director
y escritor de la obra, Pablo Barone Muñoz.
Texto de Darío Falconi
Fotos de Pablo Costantino Felipe
y Ecléctico Teatro
eldiariocultutra@gmail.com
Pablo ha pasado parte de su vida yendo
de Buenos Aires a Villa María, como análogamente Charly García lo haría de la
cama al living. Y en cada regreso que ha tenido se ha ido sorprendiendo como ha
crecido la actividad teatral en la ciudad. En una de sus vueltas su intención
fue hacer una obra y tratar de repetirla, alimentarla en cada función y
perfeccionarla cada vez un poco más. No está de acuerdo con la idea de crear
obras para llenar un teatro Verdi y luego seguir con otra cosa; en ese sentido
a la hora de elegir, prefiere continuidad ante masividad.
Dice mientras fuma un cigarro,
que se plantearon hacer ocho funciones “y
terminamos haciendo tres años de función; la obra ha cambiado un montón desde
ese principio a ahora. Este año nos ha tocado una temporada divina porque hemos
llenado a full, hemos hecho 32 en total y 12 con la que cerramos este próximo
viernes y luego nos vamos de gira. Tuvimos ese plan de llevar la obra, pero nos
funcionó en Villa María.”
-Es todo un
tema salir de gira, porque supongo que no están “bancados” por nadie.
-No, es más, vos verás que
tenemos un montón de cosas ahora, pero empezamos sin nada. Con el dinero que
generamos vamos comprando, recién este año tuvimos el apoyo del Instituto
Nacional del Teatro. Nos costó, somos independientes y le ponemos el pecho.
-¿Qué es
Marlene Club?
-Concretamente es un cabaret de
1930. Es interesante porque tuvimos que volver a esa época, encontrar el
movimiento que había, el movimiento físico además, porque los cuerpos se movían
de otra manera, la sexualidad era otra; si bien era una época libre en
Alemania, la llegada del Nazismo estaba ahí presente. Cuando vos entrás a la
función hay a un cabaret, no hay butacas, hay mesas, sillas, la gente toma algo
y vivís una noche diferente. Ahí desfilan una serie de personajes que están
todos trabajando (las coperas, los chicos). Es una obra que dura dos horas,
pero se pasa rápido, cada personaje tiene su momento íntimo donde cuenta su
verdad.
-¿Por qué la
apuesta a un cabaret?
-Revisábamos hace mucho con Valeria
Plovanich la revisar revista porteña. Queríamos ver qué vuelta le podíamos dar
e inevitablemente caímos en el cabaret. Después empezamos a ver cabaret
francés, vino una fotógrafa a hacernos una propuesta de performance
fotográfica. Con los chicos del taller de formación de actores estábamos
investigando el tema y yo le dije “mirá, bueno vemos de proponérselos a los
chicos y vemos qué sale”. Finalmente dijimos que sólo hacer las fotos no nos convencía,
preferíamos crear algo y así se armó y nos gustó la propuesta. Estuvo muy
interesante la investigación porque hubo que meterse en otra historia que no
era Argentina, que no hemos vivido, otra época, otro lugar, si bien en acá
nosotros vivimos cosas tremendas, investigar el judaísmo, la persecución, el
arte de la época… nos enganchamos. Yo había leído hace mucho el libro “Adiós
Berlín” de Christopher Isherwood y después había visto la película de la vida
del autor. Nos motivamos, así que fue sentarse a escribir y hacer y en tres
meses comenzamos. Pensábamos que íbamos a hacer 8 funciones y nos superó.
-Y después
fueron limando algunos detalles…
-El tema de la repetición te da
la posibilidad de pulir, que no te quedes con el nervio del primer estreno sino
que hay que venir todos los días y ponerle el pecho a la obra.
-¿En esto de
repetir la obra, cuánto de improvisación tenés?
-Empezamos improvisando antes,
una vez que pulimos ya no se improvisa, ya la cosa se ha quedado marcada. Con mi
personaje, el maestro de ceremonias, tengo muchos momentos solos donde puedo
improvisar algo, pero no mucho más. Nos conocemos con los chicos, entonces por
ahí sale alguna cosa nueva, hay secretos que nos divierten mucho y que
funcionan mucho con el público.
-Yo charlo con la gente. Es toda
una situación… hay gente que te responde y gente que se quiere morir cuando te
acercás, pero salen chochos. Esta cosa de tener al actor parado a tu lado te
cambia la visión del teatro. Vos entrás a ver un cabaret, pero la acción no
pasará solo en el escenario. La gente se sienta a las mesas, charlan con vos, y
siempre hay alguna interacción con el público. La propuesta del grupo de teatro
“El Ecléctico” es más alternativo, trabajar en otros espacios, poder investigar
que el escenario no sea solamente el de la caja italiana. Se trata de que la
gente pueda ver teatro en otros lugares, que es muy interesante.
-¿Siempre
han trabajando en el Club Sarmiento?
-No, con Vale Plovanich, Marcela
Zárate y yo venimos de armar “El Estilóbato” en la calle Tucumán. En ese
ínterin me vuelvo a Buenos Aires y cuando se mudan acá es cuando yo vengo y
empezamos armar y estrenamos “Marlene Club” en la calle San Juan durante un año
y luego nos trasladamos acá. Acá era otro espacio, lo poquito que teníamos de
producción, lo teníamos armado para un espacio diferente, había que volver a
adaptarse. Acá estamos chochos, nos está yendo muy bien. En este trayecto nos
tocó hacer una función en la Medioteca. El espectáculo es muy íntimo, no es
para mucha gente, pero cuando salimos había 180 personas. Estuvo buenísimo y
fue interesante, pero creo que en ese espacio la “intimidad” se perdió un poco.
-¿Notaste en
los últimos años que el teatro allá crecido en la ciudad?
-Me sorprendió que cuando yo
vuelvo de Buenos Aires, había crecido mucho. Se hablaba de teatro, había muchos
grupos y todos intentamos hacer funciones. Creo que de a poco se va formando
esto de que sea otra alternativa además del cine, muestras de pintura y otros
espectáculos; está bueno que esté la posibilidad de ir al teatro porque está la
propuesta. Lo bueno es que todos los grupos estamos cobrando entradas y la
gente la paga, que eso es interesante, porque venimos de una cultura del teatro
gratis.
Estoy feliz con eso, puede haber
cosas que te gusten o no, pero hay. A todos les va bien, hay gente que va a ver
teatro villamariense y eso es valorable. Creo que la UNVM ayudó en eso, ha
venido mucha gente más joven, que sale, que va, que viene con otras ideas. Ver
mucha gente haciendo cosas me encantó. Se está valorizando la formación
también, venimos de una época de los actores que se animaban, ahora hay muchos
que estudian. Es posible armar algo y llamar a alguien que participe y te
ahorrás un laburazo. Hay un grupo de gente grande muy interesante que trabajan
con Alicia Muxó, que está bueno, porque el actor no es como un deporte que
llegás a cierta edad y fundió. Acá trabajás de cero a 99 años, siempre hay
papeles para todos.
-El teatro
es la representación de la vida misma, ¿qué es para vos, entonces, el teatro?
-El teatro es un juego. Siempre
les digo a la gente con la que trabajo, el teatro es volver a jugar. Recuperar
ese juego de niños, es creerte la gran mentira y hacérsela creer a los demás.
Nosotros les estamos mintiendo, les estamos haciendo creer que somos otros en
otro momento y nosotros estamos jugando a “ser otros”. Cuando éramos chicos nos
era más fácil jugar a las princesas o los piratas, eso lo vas perdiendo con el
tiempo y ahora se trata de recuperarlo. Hay que atreverse.
-Y que
además te ayuda en tu crecimiento personal, en la interrelación con las demás
personas, a expresarte mejor, también.
-Totalmente, y en este juego
nosotros decimos cosas, el teatro es expresión, juego, comunicación.
-Escribiste
Marlene Club, ¿cómo es eso de escribir teatro?
-Es hermoso. Marlene lo hicimos
así, delineamos unos personajes que yo escribí, vimos sus momentos privados y
luego tratamos de cruzarlos con los demás personajes y ahí fueron naciendo las
escenas. Es muy divertido escribir teatro, porque si bien tenés un abanico de
posibilidades, hay que tener en cuenta que eso debe ir a un escenario. Yo todo
me lo imagino así, con luces y escenario.
Cuando las agujas del reloj marquen las diez de la noche, la puerta del cabaret Marlene estará abierta. Al cruzarla un viaje en el tiempo y espacio nos espera. Habrá una propuesta diferente: copas, luces, música, chisme, risas, aplausos y un secreto que quizás, tengamos la suerte, sea revelado.
MARLENE
CLUB
Elenco
Romina Miranda
Mariana Pons
Laura Beccaría
Fernanda Laudicina
Carla Celiz
María José Sarmiento
Matías López
Ramiro Chanquía
Esteban Martínez
Rubén Heredia
Pablo Barone Muñoz
Dirección y
dramaturgia: Pablo Barone Muñoz
Última función:
viernes 31 de agosto 22 horas
Club Sarmiento, Buenos
Aires 1150, Villa María.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 26 de agosto de 2012
Villa María, Córdoba, ARGENTINA.
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