Luego de cuatro días cerró el festival de rock más grande del año
QUILMES ROCK 2007
QUILMES ROCK 2007
Texto de Darío Falconi
Collage digital de Robinson Ríos
El domingo finalizó uno de los eventos musicales y artísticos más esperados y memorables del año. La cereza del postre vino de la mano de Aerosmith, Velvet Revolver y Evanescence, quienes fueron los encargados de ponerle el punto final a esta edición del popular festival porteño.
Durante cuatro jornadas consecutivas el estadio de River Plate albergó a miles de hinchas en donde se desarrolló el mejor partido del año: el Quilmes Rock 2007. Allí no había equipos disputándose una copa, y si los había todos bregaban para obtener el mismo resultado, la música tenía que ganar.
Así fue, habían pasado tres años desde que este evento no se realizaba en Capital Federal y la espera fue más que valedera.
¿Cuáles fueron las características principales de este mega-evento? Lo más destacable fue el emplazamiento de un escenario de cinco toneladas por donde desfilaron veinte bandas nacionales e internacionales, un sonido con 450.000 watts de potencia, cinco pantallas de leds donde uno podía apreciar lo que se estaba viviendo en el escenario que ostentaba impresionantes luces en estructura arácnida; pero la carnada más tentadora para el mordisco del público fue la visita de grandes bandas internacionales que pisaron por primera vez el país o hacía décadas que no lo hacían.
Desde las primeras horas del día la cola de fans era más que visible, llegando a ocupar más de 10 cuadras para esperar la apertura del Monumental. Mientras uno aguardaba ese momento, se percataba de que el público que estaba presente era de los más heterogéneo, desde los que venían a ver a Velvet Revolver con sus remeras de Guns N’ Roses; o el estilo dark de los que querían presenciar el show de Amy Lee (en su mayoría jóvenes que promediaban menos de 20 años); hasta las tres generaciones que querían disfrutar nuevamente con el show de Steven Tyler (que se olvidó de traernos a Liv), Joe Perry y toda su tropa.
· PASOS AL COSTADO
La grisácea tarde de domingo dio inicio con la presentación de los representantes locales; por un lado “Turf”, que se incorporaría tardíamente a la grilla de artistas para ese cuarto día; por el otro lado, los “Ratones Paranoicos”. El primero de ellos, intentó romper el hilo destilando sus canciones reversionadas y sus hits de FM, pero con resultado adverso; el público no hizo más que silbarlos, insultarlos y mostrarse completamente intolerante contra la banda liderada por Joaquín Levinton, quien le preguntaba asombrado al público el porqué no gustaba lo que hacían. Su voz estaba rota, arrastrada, quebrada por la mitad y no ayudó la soberbia con la que pretendía ganarse al público.
Absolutamente todo lo contrario sucedió con nuestros Rolling Stones locales, Juanse y los suyos hicieron saltar al público que hasta ese momento estaba inerte. Si bien es cierto que la gran mayoría de los espectadores no fue ese día a ver a nuestras bandas, fue admirable presenciar como el público los siguió, los cantó y los aplaudió. Los “Ratones Paranoicos” dieron un show donde desempolvaron temas de su larga carrera, fue un viaje de recuerdos y de alegría. Uno de los flashes que uno recordará de este Quilmes es el de ver a Juanse trepando por las columnas de sonido y avivando al público no sólo del campo, sino de las tribunas y plateas.
· REVÓLVERES EVANESCENTES
Polleras al estilo escocés, altos borsegos negros y musculosa del mismo color; ese fue básicamente el vestuario de la señorita Amy Lee que muchos seguidores y no tan seguidores recordarán de esa noche. Así salió a escena Evanescence, atravesado por estridentes ruidos de guitarras y poderosos golpes de percusión. Su lista de temas incluyó éxitos de “Fallen”, según ellos su primer disco (aunque hubo uno anterior) que vendió más de 14 millones de copias alrededor del globo. Algunos de los temas que el público ovacionó fueron “Lithium”, “Call Me When You´re Sober”, “Brig Me To Life” o “Going Under”.
Es sabido ya que el público argentino es uno de los más sublimes para recitales de esta característica; Slash lo dijo en varias oportunidades y después de presentarse junto al Scott Weiland y los “ex Guns N’ Roses”, no creo que haya cambiado de parecer. La banda yanqui de hard rock, arremetió con su rock duro demostrando que son excelentes músicos; sin embargo su estilo no termina aún de convencer del todo y muchos fans quieren volver a ver sus “Guns N’ Roses” y sus “Stone Temple Pilots”.
· NO QUIERO PERDERME NADA
Pasado el horario de protección al menor y luego de una espera de ensayos y pruebas que parecían interminables, quizás por el calor sofocante y la falta de aire que sentíamos los que estábamos pegados al escenario, se oscureció el estadio y el quinteto de Boston desplegó sus alas. Aerosmith otra vez entre nosotros regalándonos su experiencia de más de 30 años y la juventud de sus miembros cuyo promedio supera los 50 años. Desde el inicio explosivo con “Love In An Elevator”, los Toxic Twins (gemelos tóxicos, los llamaban por su adicción a las drogas) enloquecieron al público. La voz de Steven Tyler que pos operación de garganta sigue estando intacta y resistente a las locuras y los gritos que el líder de la banda ya nos tiene acostumbrado. Sin descanso alguno y con sus trapos colgando de su micrófono recorrió el escenario de lado a lado y de principio a fin; revolcándose en el suelo y bailando como sólo él sabe hacerlo. Su compañero de fórmula, que estaba vestido de rojo y negro lo acompañó a cada momento y hasta nos regaló “Stop Messin’ Around”, para luego terminar arrojando su guitarra al suelo y apalearla como ya es costumbre en sus shows. Tom Hamilton, Brad Whitford y Joey Kramer siempre estuvieron aunque brillaron en algunos momentos en particular.
Lo de Aerosmith fue una maquinaria de hits, como se dijo por ahí; y es que no faltaron “Crazy”, “Cryin’”, “Dream On” y una “I Don’t Want To Miss A Thing” cantada a dúo por Tyler y el público.
En definitiva, Aerosmith no hizo nada nuevo, su despliegue se basó en sacar éxitos escala-top-tens de todos los tiempos, desde su primer disco de 1973 hasta su producción más reciente; pero está claro que cuando una banda es clásica... es clásica y la fuerza con que arrasaron en esa noche de sofocante calor y humedad no será olvidada por muchos y por mucho tiempo.
Se fue el Quilmes Rock 2007, pero no cabe duda de que el ciento y tanto de miles de espectadores que asistieron durante las cuatro noches van a festejar largamente este tremendo golazo que sacó campeones nuevamente al rock.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS el jueves 19 de abril de 2007.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario