Hoy, tal como lo prometiéramos el domingo pasado, dedicamos íntegramente e íntimamente esta edición, a una de las trabajadoras de la cultura local más reconocidas: Marta Parodi. Y lo hacemos de una manera que nos llena de alegría, porque luego de realizar la invitación a los lectores de EL DIARIO Cultura la respuesta ha sido excelente; tal es así que por primera vez podemos extender nuestro suplemento dominical a cuatro páginas, para ensayar un humilde homenaje que la recuerde. Lo que sigue a continuación es un viaje de la mano de distintos textos, variedad de formatos y diferentes autores. Un recorrido que quiere dejar plasmado para la posteridad quien fue Marta Parodi para esta ciudad y su cultura. De esta manera escudriñaremos por las páginas de nuestro diario para encontrarnos con anécdotas que no merecen olvidarse y que dieron el puntapié inicial para perder el miedo a narrar; un encuentro más que emotivo cuando la casa de Edith Vera se incendió y se lloraba la pérdida cultural que ello traía aparejado; recuerdos de jóvenes (hoy adultos) que fueron alumnos y que las impronta de Marta les quedó grabada a fuego; también descubrirá usted lector, diferentes manifestaciones literarias como los sonetos y agradecimientos esgrimidos por colegas y compañeros, como así también un acróstico de alguien que no logró conocerla. Las producciones de sus alumnas del PEUAM, las que ella bautizó como “las amazonas del viento” no podrían faltar aquí; ellas se animaron a más y no dejaron pasar su oportunidad para elogiar a su profe de literatura. Se publica además una misiva proveniente de Córdoba donde desde otro taller de narradores prestan su hombro para llorar la pérdida de Marta, pero por sobretodo el hombro para apoyarse y poder continuar con Cuentoazul (el taller que coordinaba). También está impresa una carta redactada por la narradora con motivo de celebrarse el día del estudiante, en la que usted podrá notar la energía, fuerza y el sabor de su prosa que inyectaba a sus alumnas. En definitiva, las múltiples maneras del recuerdo están presentes en este mosaico textual que esperamos mantenga vivo el espíritu de esta gran trabajadora.
Darío Falconi
Respondiendo a la invitación a sumarse a la recordación de Marta Parodi, escribo mientras estoy haciendo mi programa de radio, y como "Cosas Nuestras" rescata la memoria de los villamarienses, es que me parece oportuno enviarles estas líneas. Ésta mujer, que abrazó la literatura y la docencia, con la misma dedicación que le dio a su familia. Madre de tres hijos, fue la maestra de muchos villamarienses, que hoy guardan un gratísimo recuerdo de esta profe fantástica.
Desde hace unos años, comenzó con una actividad maravillosa: la narración de cuentos. Y debo decir que en un momento muy difícil de mi vida, Marta sin proponérselo, me tiró un salvavidas cuando me estaba ahogando. Estaba yo padeciendo una durísima parálisis facial, lo que me imposibilitaba hablar con fluidez, y como mi trabajo pasa por la voz, estaba realmente jodido. Como salida laboral instale un bar, “La Clave”, que es el del Paseo de la Villa. Marta llego un día al bar para pedirme permiso para venir una, dos veces al mes a contar cuentos por la noche. Me dijo que vendrían 15 o 20 personas cada vez, y que cada una de ellas contarían un cuento, una historia. Me pareció muy lindo y a los dos o tres días, se armó la reunión. En la primera y en un momento, Marta dice " El propietario del bar es un gran narrador...un buen contador de historias...te invito -me dijo mirándome-a relatar alguna de esas historias que contas en la radio...". Me sentí muy bien, y también muy asustado, porque no es lo mismo la soledad de la radio, a que las audiencia este ahí, delante tuyo. Conté la historia, se rieron mucho, también se emocionaron, y finalmente me aplaudieron.
Ese fortuito encuentro de narradores que Marta Parodi organizó, me dio la posibilidad de demostrarme a mi mismo, que podía, que estaba vivo. Por esto que les cuento, y por muchas otras; Marta donde estés, seguro desde la estrella del Principito, sabrás que te recuerdo con cariño y gratitud.
Richard Kamienski
Desde hace unos años, comenzó con una actividad maravillosa: la narración de cuentos. Y debo decir que en un momento muy difícil de mi vida, Marta sin proponérselo, me tiró un salvavidas cuando me estaba ahogando. Estaba yo padeciendo una durísima parálisis facial, lo que me imposibilitaba hablar con fluidez, y como mi trabajo pasa por la voz, estaba realmente jodido. Como salida laboral instale un bar, “La Clave”, que es el del Paseo de la Villa. Marta llego un día al bar para pedirme permiso para venir una, dos veces al mes a contar cuentos por la noche. Me dijo que vendrían 15 o 20 personas cada vez, y que cada una de ellas contarían un cuento, una historia. Me pareció muy lindo y a los dos o tres días, se armó la reunión. En la primera y en un momento, Marta dice " El propietario del bar es un gran narrador...un buen contador de historias...te invito -me dijo mirándome-a relatar alguna de esas historias que contas en la radio...". Me sentí muy bien, y también muy asustado, porque no es lo mismo la soledad de la radio, a que las audiencia este ahí, delante tuyo. Conté la historia, se rieron mucho, también se emocionaron, y finalmente me aplaudieron.
Ese fortuito encuentro de narradores que Marta Parodi organizó, me dio la posibilidad de demostrarme a mi mismo, que podía, que estaba vivo. Por esto que les cuento, y por muchas otras; Marta donde estés, seguro desde la estrella del Principito, sabrás que te recuerdo con cariño y gratitud.
Richard Kamienski
SONETO SIN FIN
A la memoria de Marta Parodi
Di Marta. Dinos las palabras. Canta
el cuento de la vida. El relato
de lo que vive, duele y sueña hasta
el último prodigio en este rato
que duran el juego y la esperanza.
La espera por el asombro y el pacto
de límpida entrega a la enseñanza
de la luz, la semilla y de los astros.
Muéstrame amiga, el puñado de abejas
de Edith y el café tibio de Aracilde
que tu música habite en las orejas
de los duendes de la siesta, y al irte
la puerta deja abierta a estos versos
ya que nos cuentas todo el Universo.
Mario Moral
26-02-2007
A la memoria de Marta Parodi
Di Marta. Dinos las palabras. Canta
el cuento de la vida. El relato
de lo que vive, duele y sueña hasta
el último prodigio en este rato
que duran el juego y la esperanza.
La espera por el asombro y el pacto
de límpida entrega a la enseñanza
de la luz, la semilla y de los astros.
Muéstrame amiga, el puñado de abejas
de Edith y el café tibio de Aracilde
que tu música habite en las orejas
de los duendes de la siesta, y al irte
la puerta deja abierta a estos versos
ya que nos cuentas todo el Universo.
Mario Moral
26-02-2007
Quisiera poder escribir lo que a Marta le gustaría escuchar y para ello recurro a un texto que no habla de ella sino de esta obra suya que nos abrió las puertas a la “Narración oral” y más… El Taller “CUENTOAZUL” perteneciente al P.E.U.A.M. de la Universidad Nacional de Villa María. Ella eligió muy contenta esto que yo escribir, porque reflejaba lo que Marta quería lograr.
“Ingresar al Taller de Narración Oral Cuentoazul es abrir una puerta y sorprenderse por lo que se encuentra. Si bien todos soñamos con narrar, ese no es el límite sino más bien la oportunidad para acceder a experiencias riquísimas, inolvidables”.
“Escuchar cuentos, anécdotas, historias en la voz de grandes y famosos, o de una compañera que ingresó ayer y se anima.”
“Aprender a decir, atreverse a expresar con movimientos, incorporar gestos.”
“Empeñarse en memorizar estructuras, en recordar palabras claves, en respetar la esencia del cuento, a nuestra edad es un desafío enorme.”
“Internarse en la vida de los autores y sus obras, descubrir secretos, valores, sentidos.”
“No puedo dejar de mencionar nuestro contacto permanente con la obra de Edith Vera, gran poeta villamariense siempre presente en la palabra de nuestra profesora, que siempre tiene algo para decir de ella…”
Pienso que el deseo de Marta es que contemos otro cuento…
Magdalena Kolm de Reale
Alumna del Taller de Narración Oral
P.E.U.A.M. – U.N.V.M.
“Ingresar al Taller de Narración Oral Cuentoazul es abrir una puerta y sorprenderse por lo que se encuentra. Si bien todos soñamos con narrar, ese no es el límite sino más bien la oportunidad para acceder a experiencias riquísimas, inolvidables”.
“Escuchar cuentos, anécdotas, historias en la voz de grandes y famosos, o de una compañera que ingresó ayer y se anima.”
“Aprender a decir, atreverse a expresar con movimientos, incorporar gestos.”
“Empeñarse en memorizar estructuras, en recordar palabras claves, en respetar la esencia del cuento, a nuestra edad es un desafío enorme.”
“Internarse en la vida de los autores y sus obras, descubrir secretos, valores, sentidos.”
“No puedo dejar de mencionar nuestro contacto permanente con la obra de Edith Vera, gran poeta villamariense siempre presente en la palabra de nuestra profesora, que siempre tiene algo para decir de ella…”
Pienso que el deseo de Marta es que contemos otro cuento…
Magdalena Kolm de Reale
Alumna del Taller de Narración Oral
P.E.U.A.M. – U.N.V.M.
Quiero en primer lugar agradecer a El Diario Cultura por la oportunidad de participar en este homenaje a la querida Marta. Fue mi profe de Literatura en 2º y 4º año del secundario en el I.S.B.R., hace veinte años, pero parece que fue la semana pasada cuando con muchísimo esfuerzo se cargo a treinta y cinco adolescentes de 14 años y los llevó a presenciar en la ciudad de Córdoba lo que significó mi primer obra de teatro. También parece que fue ayer cuando entre los mismos 35 eligió mi redacción como la mejor del grupo y la leyó públicamente llenándome de orgullo. Parece que fue ayer cuando los mismos adolescentes, asado mediante, nos juntábamos en su casa para conversar de sueños y anhelos. Y también parece que fue ayer que nos cautivaba en sus clases acerca de cuentos, libros, escritores y géneros literarios. Por su profesionalismo, compromiso y calidad una digna heredera de Sobral.
En ocasión de un encuentro de narradores organizado por la U.N.V.M., tuve la oportunidad de conversar con ella por unos minutos y recordarle de estos gratos hechos, en esa oportunidad tuve la dicha de agradecerle expresamente por toda su amor a la docencia y por la influencia que había generado en mis prácticas. Estoy convencido que desde donde ahora está se encuentra reconfortada por el reconocimiento de sus compañeros, amigos y ex alumnos.
En mi nombre y en el de mis compañeros de aquella época, GRACIAS MARTA, UN MILLÓN DE GRACIAS.
Luis Negretti
En ocasión de un encuentro de narradores organizado por la U.N.V.M., tuve la oportunidad de conversar con ella por unos minutos y recordarle de estos gratos hechos, en esa oportunidad tuve la dicha de agradecerle expresamente por toda su amor a la docencia y por la influencia que había generado en mis prácticas. Estoy convencido que desde donde ahora está se encuentra reconfortada por el reconocimiento de sus compañeros, amigos y ex alumnos.
En mi nombre y en el de mis compañeros de aquella época, GRACIAS MARTA, UN MILLÓN DE GRACIAS.
Luis Negretti
RECORDATORIO A
MARTA CASABONA DE PARODI
Comienzo mi homenaje de admiración y respeto a la educadora, a la maestra dueña de su oficio, a la escritora y artesana de la cultura MARTA CASABONA DE PARODI diciéndole gracias. GRACIAS en todos los tonos y con todas las mayúsculas por lo que nos dejó con su tarea pedagógica, educativa, de recreación, simpatía y amor.
Gracias por sus libres, sus múltiples actuaciones como Jurado en diferentes concursos de poesía. También el reconocimiento a esta pregonera del arte, jugadora de imágenes y de hermosas palabras, por su presencia alentando a los que a veces hacíamos cosas aún pequeñas en y bien de nuestra cultura.
Vaya también mi testimonio de gratitud por ayudarme a transitar los senderos del cuento, descubrir los tesoros ocultos que hay en ellos y disfrutar de ese mundo de fantasía que Marta creaba con sus inolvidables relatos.
Y sé que también la ciudad toda en lo que tiene de bueno y sensible le dice gracias, mientras el duelo nos convoca en esta despedida que nos ha dejado una sensación de vacío y angustia, aún, cuando nos queda el mejor recuerdo de esta muchachita que vino desde muy pequeña de Colazo para establecerse en Villa María a vivir su profesión, casarse con su Daniel, tener sus hijos y dejarnos su mensaje que trasciende y dejó huellas.
Puqui Charras
MARTA CASABONA DE PARODI
Comienzo mi homenaje de admiración y respeto a la educadora, a la maestra dueña de su oficio, a la escritora y artesana de la cultura MARTA CASABONA DE PARODI diciéndole gracias. GRACIAS en todos los tonos y con todas las mayúsculas por lo que nos dejó con su tarea pedagógica, educativa, de recreación, simpatía y amor.
Gracias por sus libres, sus múltiples actuaciones como Jurado en diferentes concursos de poesía. También el reconocimiento a esta pregonera del arte, jugadora de imágenes y de hermosas palabras, por su presencia alentando a los que a veces hacíamos cosas aún pequeñas en y bien de nuestra cultura.
Vaya también mi testimonio de gratitud por ayudarme a transitar los senderos del cuento, descubrir los tesoros ocultos que hay en ellos y disfrutar de ese mundo de fantasía que Marta creaba con sus inolvidables relatos.
Y sé que también la ciudad toda en lo que tiene de bueno y sensible le dice gracias, mientras el duelo nos convoca en esta despedida que nos ha dejado una sensación de vacío y angustia, aún, cuando nos queda el mejor recuerdo de esta muchachita que vino desde muy pequeña de Colazo para establecerse en Villa María a vivir su profesión, casarse con su Daniel, tener sus hijos y dejarnos su mensaje que trasciende y dejó huellas.
Puqui Charras
A MARTA, CON AMOR
Y allí estaba Ella sentada en el escenario del teatro Federico García Lorca diciendo las palabras que Edith Vera había puesto en la boca de Sixto Duran, el herbolario; haciendo el recuento de una vida que se iba apagando, una vida llena de todo lo que el aire, la lluvia, la tierra, el sol y las hiervas le habían enseñado. Y ella con su voz suave las iba diciendo. Desde ese día, fue como el hada madrina que con su varita mágica de palabras fue cambiando mi vida. Me permitió compartir lugares a su lado, momentos de risas y lágrimas.
Me enseño a enfrentar los miedo que como diría Graciela Cabral (escritora muy admirada por Marta) *"Pero por ahora -nada más que por ahora- el miedo se aquieta. Y una vez más son las palabras las que me salvan de la muerte." "Con ellas pude tapar los miedos, armar mis fortalezas contra los desconsuelos y las pérdidas". Ella, con su ejemplo, sus miradas y su sonrisa amplia fue iluminando mi alma.
Mariposa de mil colores
despliega tus alas al viento,
recorre los espacios de luz
y llénalos con tu risa.
Allí donde no existe el tiempo
allí donde sólo el calor recorre tu cuerpo.
Vuela, vuela alto.
Vuela siempre.
Clara Orfila
* Extraido del libro "la emoción más antigua". Graciela Beatriz Cabral
Y allí estaba Ella sentada en el escenario del teatro Federico García Lorca diciendo las palabras que Edith Vera había puesto en la boca de Sixto Duran, el herbolario; haciendo el recuento de una vida que se iba apagando, una vida llena de todo lo que el aire, la lluvia, la tierra, el sol y las hiervas le habían enseñado. Y ella con su voz suave las iba diciendo. Desde ese día, fue como el hada madrina que con su varita mágica de palabras fue cambiando mi vida. Me permitió compartir lugares a su lado, momentos de risas y lágrimas.
Me enseño a enfrentar los miedo que como diría Graciela Cabral (escritora muy admirada por Marta) *"Pero por ahora -nada más que por ahora- el miedo se aquieta. Y una vez más son las palabras las que me salvan de la muerte." "Con ellas pude tapar los miedos, armar mis fortalezas contra los desconsuelos y las pérdidas". Ella, con su ejemplo, sus miradas y su sonrisa amplia fue iluminando mi alma.
Mariposa de mil colores
despliega tus alas al viento,
recorre los espacios de luz
y llénalos con tu risa.
Allí donde no existe el tiempo
allí donde sólo el calor recorre tu cuerpo.
Vuela, vuela alto.
Vuela siempre.
Clara Orfila
* Extraido del libro "la emoción más antigua". Graciela Beatriz Cabral
RECORDANDO A LA SEÑORA MARTA PARODI
No éramos amigas, nos encontrábamos en eventos culturales, nos saludábamos. Hablábamos pocas palabras, pero quiero narrar una anécdota. Siendo las diez de la mañana, viniendo de una reunión de Asistencia Pública, caminaba por calle Catamarca y me encuentro de pronto con camiones municipales tratando de sacar escombros y cosas quemadas de la casa de Edith Vera (fallecida ya) que habría sufrido un incendio y que estaba desocupada. En la vereda, con el rostro pálido contraído estaba la señora Marta Parodi, me arrimé a ella y me comentó con gran tristeza, con rabia escondida, están tirando la riqueza intelectual y el patrimonio cultural a la basura (sentíamos lo mismo). Me arrimé al señor Labiñac que estaba al frente de la tarea, y le pedí permiso para que nos dejara entrar a rescatar algo de lo que quedaba de ese tesoro que nos pertenecía a todos, nos autorizó y entramos.
Entre muebles quemados, basuras, escombros, escarbando entre residuos de papel quemado, encontramos un cuadernillo semiquemado escrito con versos inéditos nunca presentados, laminas, bosquejos de sus dibujos en papel arrugado y un lápiz viejo cortito que seguramente había usado Edith para escribir sus cuentos. Temblamos las dos ante la conquista del rescate. Algo nos unió, la admiración que sentíamos por la escritora, con las manos sucias por el negro del hollín salimos de la casa. Mostrábamos lo que llevábamos y nos fuimos caminando en silencio hasta la esquina, ella me dijo que querés vos de todo esto, nos abrazamos y lloramos, nos unió el mismo sentimiento; le dije llevalo vos, está en buenas manos, nada va a desaparecer y quedamos de encontrarnos de nuevo. Hoy al sentir su desaparición creo que se vuelve a perder la sabia del lenguaje, la poesía, la cultura que posee esta ciudad para entrar en los recuerdos.
Nélida E. Venturini
No éramos amigas, nos encontrábamos en eventos culturales, nos saludábamos. Hablábamos pocas palabras, pero quiero narrar una anécdota. Siendo las diez de la mañana, viniendo de una reunión de Asistencia Pública, caminaba por calle Catamarca y me encuentro de pronto con camiones municipales tratando de sacar escombros y cosas quemadas de la casa de Edith Vera (fallecida ya) que habría sufrido un incendio y que estaba desocupada. En la vereda, con el rostro pálido contraído estaba la señora Marta Parodi, me arrimé a ella y me comentó con gran tristeza, con rabia escondida, están tirando la riqueza intelectual y el patrimonio cultural a la basura (sentíamos lo mismo). Me arrimé al señor Labiñac que estaba al frente de la tarea, y le pedí permiso para que nos dejara entrar a rescatar algo de lo que quedaba de ese tesoro que nos pertenecía a todos, nos autorizó y entramos.
Entre muebles quemados, basuras, escombros, escarbando entre residuos de papel quemado, encontramos un cuadernillo semiquemado escrito con versos inéditos nunca presentados, laminas, bosquejos de sus dibujos en papel arrugado y un lápiz viejo cortito que seguramente había usado Edith para escribir sus cuentos. Temblamos las dos ante la conquista del rescate. Algo nos unió, la admiración que sentíamos por la escritora, con las manos sucias por el negro del hollín salimos de la casa. Mostrábamos lo que llevábamos y nos fuimos caminando en silencio hasta la esquina, ella me dijo que querés vos de todo esto, nos abrazamos y lloramos, nos unió el mismo sentimiento; le dije llevalo vos, está en buenas manos, nada va a desaparecer y quedamos de encontrarnos de nuevo. Hoy al sentir su desaparición creo que se vuelve a perder la sabia del lenguaje, la poesía, la cultura que posee esta ciudad para entrar en los recuerdos.
Nélida E. Venturini
ACRÓSTICO PARA MARTA PARODI
Mujer de sueños ya soñados,
Andante de caminos ignorados
Regresabas cual pájaro a su nido,
Trayendo cuentos inventados,
A quien quisiera prestar su oido.
Partistes golondrina presurosa
Aún sin llegar a ser Otoño,
Raid con paisajes muy hermosos,
Opalo multicolores y sin dueño,
Disfrutá de los silencios, …allá en la,
Inmensidad de los sueños.
Miguel Ángel M.
Mujer de sueños ya soñados,
Andante de caminos ignorados
Regresabas cual pájaro a su nido,
Trayendo cuentos inventados,
A quien quisiera prestar su oido.
Partistes golondrina presurosa
Aún sin llegar a ser Otoño,
Raid con paisajes muy hermosos,
Opalo multicolores y sin dueño,
Disfrutá de los silencios, …allá en la,
Inmensidad de los sueños.
Miguel Ángel M.
Córdoba, Febrero 18 de 2007.-
Queridas narradoras de CUENTOAZUL:
En nombre de La Magia el Cuento y en el mío propio, nos unimos a ustedes en este momento de especial congoja.
En verdad, hemos perdido no sólo una gran docente, también una gran persona y mujer.
Brújula entusiasta, dotada de sensibilidad y gran capacidad creadora, líder indiscutible, supo generar, sembrar y difundir la narración de cuentos, dejando una estela palpable y valiosa en todas ustedes.
Sin dudas, el vacío que dejó Marta será difícil de llenar, pero pienso que en su memoria deben continuar las huellas que dejó marcadas.
¿Cómo hacerlo? Será un camino espinoso pero que tendrán que transitar, para que su obra no se diluya, sino que se continúe en cada cuento, en cada narración que hagan; sin dudas como Ella lo habría deseado.
Desde Córdoba, La Magia del Cuento se hermana con Cuentoazul y cómo una continuidad de afectos, estaremos en contacto para que la belleza de la palabra hecha relatos siga vigente.
Nos envolvemos en un fuerte abrazo solidario, compartiendo este difícil momento.
Lida Carnevali de Virga
caperucitacuenta@hotmail.com
Queridas narradoras de CUENTOAZUL:
En nombre de La Magia el Cuento y en el mío propio, nos unimos a ustedes en este momento de especial congoja.
En verdad, hemos perdido no sólo una gran docente, también una gran persona y mujer.
Brújula entusiasta, dotada de sensibilidad y gran capacidad creadora, líder indiscutible, supo generar, sembrar y difundir la narración de cuentos, dejando una estela palpable y valiosa en todas ustedes.
Sin dudas, el vacío que dejó Marta será difícil de llenar, pero pienso que en su memoria deben continuar las huellas que dejó marcadas.
¿Cómo hacerlo? Será un camino espinoso pero que tendrán que transitar, para que su obra no se diluya, sino que se continúe en cada cuento, en cada narración que hagan; sin dudas como Ella lo habría deseado.
Desde Córdoba, La Magia del Cuento se hermana con Cuentoazul y cómo una continuidad de afectos, estaremos en contacto para que la belleza de la palabra hecha relatos siga vigente.
Nos envolvemos en un fuerte abrazo solidario, compartiendo este difícil momento.
Lida Carnevali de Virga
caperucitacuenta@hotmail.com
A MIS COMPAÑERAS DEL PEUAM
11 de setiembre de 2004
Queridas amigas:
Déjenme decirles hoy lo que siento al compartir con todas esta noble tarea que hemos elegido para disfrutar mejor de nuestra madurez.
Déjenme contarles que mi emoción se renueva cada día, cuando pienso en cada una de ustedes; cuando trabajo para mejorar lo que se puede hacer, y de esta manera llegar con lo nuestro a los más lejanos rincones. (¡A cuántos rincones nos falta llegar todavía!). Cuando pienso en la labor callada de las que tratan con vehemencia de que el grupo mejore y lo hacen desde cualquier maderita de su abanico e posibilidades, desde los más diversos ángulos: mejorando sus técnicas narrativas, contando, estudiando, investigando, jugando, acompañando, opinando, divulgando, apoyando, publicitando, alentando, comprendiendo, ayudándose mutuamente… Y tanto más que aquí no se alcanza a decir.
Cuando el primer año (2002) muchas se animaron, fue maravilloso. Yo las llamé “las amazonas del viento”, porque las vi luchar con todas sus fuerzas contra los miedos, la vergüenza, la timidez, la sofocación que nos arrasan como un vendaval cada vez que contamos. No es fácil, pero es necesario ese bendito miedo. Dicen los experimentados que si no fuera así, nadie progresaría en estos asuntos, que no pertenecen al teatro, pero que se parecen a él.
Este año tuvimos nuevas amazonas… ¡Tan valientes!
Cabalgaron, y sus cabriolas de jinetes nos llenaron de alegría. Es la cobija que necesitamos, porque no hay como el calor del grupo entero para hacernos sentir bien.
Mis palabras de hoy apuntan en especial a las que todavía no.
Alguien me dijo hace poco. ¡Pero esa narradora es un monstruo! Lo dijo con cierta angustia, o timidez, vaya a saber… Sí. Tiene razón. Es muy buena. Pero al principio se la veía con tanto miedo como a ustedes, las que ahora son “innarrantes”. No debemos pensar. NO DEBEMOS PENSAR: “buenas” o “malas”; “mejores”, o “peores”. Eso origina la competencia. Y la competencia corroe el alma, como la vida nos lo ha demostrado reiteradas veces. Nunca seremos la “peor”, tampoco “la mejor”. Somos “la que se anima” o “la que no se anima”; “la que disfruta contando” o “la que no puede disfrutar” (¡Ay!).
Queremos que nuestras amazonas (las que cuentan), sean cada vez más. Que nos acompañen a beber el viento, a mover las cortinas para que el aire se llene de perfumes y se apreste a soportar nuestro vuelo hacia el “país de las estrellas. Regalémosle un cuento a esa compañera que tanto nos hizo disfrutar. No pudo negarle lo que hizo por mí. ¿Qué no lo voy a contar tan bien? Pero… ¿Quién m asegura que ella no disfrutará el mío más que yo el suyo? No debo juzgar cantidades ni calidades. Sólo sentir. Sólo ofrecerle mi palabra, mi regalo, mi propio y único “don de amor” Después lo empaquetaré con papel de los sueños y lo ceñiré un moño de maravillas, para regalarlo también a los niños… a los jóvenes… a la humanidad entera, que con él se hará más grande, más justa, más buena cada día.
Todo mi cariño y
¡¡¡Feliz día del estudiante!!!
Marta
11 de setiembre de 2004
Queridas amigas:
Déjenme decirles hoy lo que siento al compartir con todas esta noble tarea que hemos elegido para disfrutar mejor de nuestra madurez.
Déjenme contarles que mi emoción se renueva cada día, cuando pienso en cada una de ustedes; cuando trabajo para mejorar lo que se puede hacer, y de esta manera llegar con lo nuestro a los más lejanos rincones. (¡A cuántos rincones nos falta llegar todavía!). Cuando pienso en la labor callada de las que tratan con vehemencia de que el grupo mejore y lo hacen desde cualquier maderita de su abanico e posibilidades, desde los más diversos ángulos: mejorando sus técnicas narrativas, contando, estudiando, investigando, jugando, acompañando, opinando, divulgando, apoyando, publicitando, alentando, comprendiendo, ayudándose mutuamente… Y tanto más que aquí no se alcanza a decir.
Cuando el primer año (2002) muchas se animaron, fue maravilloso. Yo las llamé “las amazonas del viento”, porque las vi luchar con todas sus fuerzas contra los miedos, la vergüenza, la timidez, la sofocación que nos arrasan como un vendaval cada vez que contamos. No es fácil, pero es necesario ese bendito miedo. Dicen los experimentados que si no fuera así, nadie progresaría en estos asuntos, que no pertenecen al teatro, pero que se parecen a él.
Este año tuvimos nuevas amazonas… ¡Tan valientes!
Cabalgaron, y sus cabriolas de jinetes nos llenaron de alegría. Es la cobija que necesitamos, porque no hay como el calor del grupo entero para hacernos sentir bien.
Mis palabras de hoy apuntan en especial a las que todavía no.
Alguien me dijo hace poco. ¡Pero esa narradora es un monstruo! Lo dijo con cierta angustia, o timidez, vaya a saber… Sí. Tiene razón. Es muy buena. Pero al principio se la veía con tanto miedo como a ustedes, las que ahora son “innarrantes”. No debemos pensar. NO DEBEMOS PENSAR: “buenas” o “malas”; “mejores”, o “peores”. Eso origina la competencia. Y la competencia corroe el alma, como la vida nos lo ha demostrado reiteradas veces. Nunca seremos la “peor”, tampoco “la mejor”. Somos “la que se anima” o “la que no se anima”; “la que disfruta contando” o “la que no puede disfrutar” (¡Ay!).
Queremos que nuestras amazonas (las que cuentan), sean cada vez más. Que nos acompañen a beber el viento, a mover las cortinas para que el aire se llene de perfumes y se apreste a soportar nuestro vuelo hacia el “país de las estrellas. Regalémosle un cuento a esa compañera que tanto nos hizo disfrutar. No pudo negarle lo que hizo por mí. ¿Qué no lo voy a contar tan bien? Pero… ¿Quién m asegura que ella no disfrutará el mío más que yo el suyo? No debo juzgar cantidades ni calidades. Sólo sentir. Sólo ofrecerle mi palabra, mi regalo, mi propio y único “don de amor” Después lo empaquetaré con papel de los sueños y lo ceñiré un moño de maravillas, para regalarlo también a los niños… a los jóvenes… a la humanidad entera, que con él se hará más grande, más justa, más buena cada día.
Todo mi cariño y
¡¡¡Feliz día del estudiante!!!
Marta
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 04 de marzo de 2007.-
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