OLGA CABRERA LADÚ
POETISA CORDOBESA EN LA VILLA
Su llegada a la ciudad estaba planeada con varias semanas de anticipación. Era la invitada especial de un encuentro de poetas. De esas reuniones de antaño, donde la palabra convoca y luego se celebra con un jugoso banquete preparado para la ocasión.
Anduvo por la ciudad Olga Cabrera Ladú, una poetisa cordobesa; aunque llamarla así sería reducirla a una de sus actividades. Su curriculum registra como antecedentes 30 antologías, publicaciones en diarios y revistas. Integró el grupo Cultural “Córdoba Nueva” y realizó talleres con prestigiosos escritores de Córdoba. Es Socia activa de SADE (Córdoba), Vicepresidenta de Escritores Cordobeses Asociados 2008, Co-fundadora de Artistas y Pensadores Independientes (API) e integra la Junta Promotora.
Fue creadora del ciclo “Conversando con Nuestros Escritores” realizando una destacada labor en el quehacer literario, con una continuidad de 20 años ininterrumpidos. Coordina talleres literarios y participó como conferencista en numerosas mesas de lectura en la Feria del Libro Córdoba. También ha sido jurado de distintos certámenes literarios.
En cuanto a libros publicados, Olga tiene en su haber “Pliegues del tiempo” Alción Editora 1990; “Cerca del amor y las palabras” Editorial Argos 1993; Cuadernillo poético “Poemas del cántaro” (compartido) 1995; “Vientos de agosto” Editorial Argos (poesías) 2002 y se encuentra en prensa un nuevo libro compartido que verá la luz muy pronto.
Sentados en el living de la casa anfitriona, Olga repasa su vida. Nos cuenta de sus inicios y de esos clics que podemos reconocer a lo largo del tiempo, cuando nos es posible darnos vuelta y ver el camino que vamos dejando. Resalta a esas personas que dan el aliento, que descubren los potenciales de cada uno o que te empujan a animarte en algún actividad en que nos ven condiciones.
Ella estaba en el secundario, habían realizado la prueba de Castellano y al volver al aula la señorita la llamó con un inesperado “Olga Cabrera, al frente”. Pensó en algún llamado de atención y en cierta forma lo fue. Con sus compañeros ya ubicados en sus respectivos lugares, la docente le pidió a la joven que leyera su redacción. Olga lo hizo y fue puesta de ejemplo para sus pares. La alentó preguntándole “¡¿Por qué no escribís?! Está muy bien”, estaba sorprendida, no se consideró una alumna destacada, pero esa persona le inspiró confianza y le develó antes sus ojos una tarea tan noble como demandante.
Muchas veces, a altas horas de la madrugada la poetisa se encuentra con el papel y lápiz buscando el tan preciado sinónimo que pula la palabra, que aproxime la grafía a lo que realmente quiere decir.
Si bien ya esbozaba sus primeras armas antes de los 20, la escritora dice que a los 30 años fue cuando pudo dedicarse como ha querido, escribir para leer, luego de haber integrado grupos culturales; antes escribía pero para calmar una necesidad interior e íntima.
ELABORACIÓN DE LOS POEMAS
A lo largo del tiempo Olga ha cambiado su manera de producir sus poemas. Años antes, podía sentarse y pasarse horas escribiendo, “hasta lloraba y me ponía en cama como si estuviese enferma. Me costaba, me dolía.”
En la actualidad ese tiempo no lo dispone, las obligaciones de la vida hacen que ella cambiara su método de trabajo. Cuenta que trabaja sus poemas en la cabeza, lo va pensando, lo da vuelta y cuando cree que ya maduró el texto, busca el momento para plasmarlo en el papel. Este entrenamiento mental hace que Olga sepa sus poemas de memoria, que los recuerde en cualquier instante y que no necesite leerlos de ningún soporte. Siempre empieza por el verso final, reniega con los títulos porque dicen que no pueden contener todo lo que ella quiere decir, por eso mucha de su producción se encuentra sin titular.
Nos cuenta que estuvo tratando de corregir uno de los poemas que publicará prontamente y sentía que le hacía falta agregar un verso pero no lo podía encontrar. Luego de entregar los originales a la editorial pudo dar con él, el libro saldrá sin ese verso, pero ella ya lo tiene internalizado, ya que es un verso necesario. Es que “a veces hay versos que no son necesarios. Tuve un poema casi dos años, sin publicarlo por el primer verso, no me convencía ese primer verso, yo lo tenía hecho al poema. Mis hijos que son mis críticos, me ponen nota con número a cada cosa que escribo, me dijeron que lo sacara. Yo quería hacer la ambientación de la pieza de la casa, y no encontraba esa imagen que quería, y lo saqué sin ese verso y está hermoso, me gusta. Me pregunté ¡¿cómo estuve buscándolo a ese verso?! Es como a veces, que arrancamos con una comparación, una personificación o una metáfora, pero es como para dar pie y después la sacamos, esto me pasaba y no me daba cuenta.”
DEDICACIONES
Olga Cabrera Ladú se dedicó a los talleres literarios y a la gerontología. Cuidar ancianos es otra de las actividades que más el gusta. Su voz acompasada nos dice “me llaman siempre los enfermos, me persiguen; estudié asistente gerontológica y como tengo enfermos crónicos en la familia, quizás eso me despertó; pero siempre me tira mucho el anciano.”
Hoy atiende a su gente, pero en otras oportunidades salía a cuidar ancianos a otras casas. Es una tarea que le gusta y en la que aprendió muchas cosas, rememora: “me tocó cuidar una señora que no caminaba ni hablaba, pero aprendí de las alucinaciones que tenía, del miedo de la noche, ese hablar con la mirada, con los gestos, de pedir cosas, todo eso se aprende. Hay que darle de comer, sentarlos… Uno los va siguiendo y después te desconocen, eso es tremendo. La época de las pérdidas, el amor después de los 60 es otra cosa, son diferentes cosas… y sobre todo prepararse para las pérdidas.” Nos confiesa Olga que es un peso muy grande el sufrimiento por lo que pasado un tiempo recurre a terapia.
RECUERDOS DE EL TÍO
El Tío es el pueblo que está sobre la Ruta 19, pasando por Arroyito. Allí nació nuestra entrevistada, aunque hace desde los 8 que vive en Córdoba. Aún así es un lugar que regresa con frecuencia, ya que allí vive su madre de 86 años, que no quiere abandonar su lugar.
Olga reconoce que el pueblo la marcó, aunque no para bien, las acentuadas diferencias sociales la incomodaron. “Siempre reniego de todos los pueblos con el tema de la diferencia de las clases sociales. Las fiestas patronales donde la gente se iba a comprar ropa en los alrededores, para no estar vestidos iguales, donde se pintaban tanto que después ni te conocías. Todo se sabe, más todo lo que se va creando, que hay que saberlo manejar.” Estaban el farmacéutico que muchas veces oficia de médico, el intendente, la hija del bancario y los demás.
Hay también otras cosas que también han quedado registradas en ella, “he visto el ojo de una vaca bien cerca, y eso es impresionante, todo lo que te dice, la tristeza que tiene; he visto los gallineros, los pájaros, todas esas cosas que no se ven acá. El patio de un pueblo no es lo mismo que el de un departamento; todas esas cosas, me da mucha riqueza. Por supuesto que uno tiene sangre pueblerina, eso no cambia, por ahí tengo un poema que dice ‘ni el adiós ni el olvido / estrangularon aquel tiempo’, o sea que pasarán las cosas, pero siempre vuelve algo porque es lo que marca.”
POEMARIOS
Haciendo pie en el verso que cita la poetisa, retomamos la temática literatura y nos declara su predilección por el primer poemario “Pliegues del tiempo”. Sus producciones están materializadas en tres libros propios, más uno en conjunto y un próximo en conjunto que ya aparecerá a la brevedad. Obviamente que en su recorrido literario los poemas de Olga han hecho eco en diferentes antologías y revistas literarias, más aún con el desarrollo de las publicaciones periódicas digitales.
De todas ellas, las últimas son las que la autora muchas veces piensa muy bien que textos enviar, ya que aquellos poemas que pueden incluirse en libro intenta preservarlos. Piensa que incluir en libros los poemas que ya se publicaron en otro lado pierden cierto encanto , se “queman” al ya haber sido leídos.
Sobre su primer libro, considera que no puede volver a escribir algo más así; ya que uno debe intentar superar la publicación anterior. “Lo publiqué a los 42 años, pero ya estaban muy elaborados, no me arrepiento. ‘Vientos de agosto’ es el segundo que no me agrada tanto como el primero. Me gusta ‘Cerca del amor y las palabras’ hecho con tres personas, mi parte se llama ‘Desde donde el viento arde’. Ahora ando buscando otra cosa, ‘Con la complicidad debida’, es otro que va a salir en conjunto con otras dos mujeres.”
No nos sorprende escuchar que no encuentre en la actualidad muchos poemas que deslumbren e inviten a releerlos; sus años de lectura, de escritura, de taller la llevaron a ser muy crítica, “y eso quizás está tapando a la escritora. Yo escucho un poema y si una palabra no me sonó, me limita y ya no puedo seguir escuchándolo. Quizás sea mejor correctora ahora, pero se deja un poco de lado la poesía. Me gusta mucho escuchar, pero voy haciendo correcciones y me corta el disfrutar. Sí he escuchado algunos escritores de Villa María muy buenos, que llaman a volverlos a leer, tal es así que vengo con una propuesta de API (Artistas y Pensadores Independientes); para este año, en la Feria del Libro de Córdoba realizará el ciclo ‘Los elegidos’ y hemos elegido dos de Villa María, que son Susana Zazzetti y Fernando de Zárate. Completarán la lista Alicia Quiroga y Claudia Tejeda.”
RELACIÓN CON LOS LIBROS
Esa noticia, de que dos poetas de la ciudad fueron seleccionados por un grupo cultural de Córdoba nos pone contentos, agrada saber que de a poco otras voces locales van llegando a la capital, se van haciendo escuchar.
Seguramente Olga ha leído muchos poemas de ambos poetas en publicaciones virtuales, por lo que retomamos el tema de la virtualidad para saber que opina. “Yo creo que el libro empieza a entrar por el tacto, yo no puedo estar sentado delante de una pantalla y leerme todo un volumen. Creo que el libro papel no va a desaparecer nunca. Es como el cine, que ahora dicen que se van a cerrar porque todas las películas se ven en casa, no es lo mismo, el cine es desde el ruido de la gente, el olor, el prepararse para ir, el disponerse a ir… es todo. El cine no es la película, como el libro… no es que yo abro la pantalla y leo algo que va pasando y desapareciendo y que no lo tengo, es esto (y palpa con sus manos el libro de Zazzetti), es tocar el libro, el buscar el lugar para el leerlo, es ponerlo debajo de la cama, arriba de la mesa de luz, es el que está ahí, no el que yo me tengo que ir a aquella pieza donde está la computadora.”
SALVARTE VOS MISMO
Una de las preguntas que siempre hacemos a nuestros poetas, es la relacionada sobre la definición de la poesía. Un interrogante que busca conocer de qué manera la piensan los poetas, cómo la viven, qué quieren que sea, para qué les sirve ser poetas…
La poetisa nos da su punto de vista: “la poesía es un poco como el amor, decía que es como el amante, porque uno se prepara para la poesía. En una época me aparecía el amante, me esperaba, ese que con un toquecito me hacía volar y esa euforia cuando uno dice y la necesidad de transmitirlo ahí nomás: ¡esto hice! No hay una definición, lo bueno es que la poesía es eso que está en todos lados y es la que nos salva, por lo menos a los que escribimos. Interiormente nos libera la palabra, y la palabra en un poema. Del arte no se vive, no se vive económicamente, pero yo creo que el arte salva. A veces grito mis poemas, son oraciones, súplicas, el refugio que no tiene. Lo mío, lo verdadero es el arte, lo demás no.”
Y vamos cerrando la charla y Olga nos expone un deseo para los hombres del hoy y del mañana: “yo quisiera que todos los jóvenes tuvieran algo, aunque sea coleccionar cajitas; la pintura, la música, el canto, el teatro…, ese tiene que ser el refugio, no el alcohol, ni la droga. Yo digo siempre que hagamos algo. Están las puertas abiertas y no se tienen horarios para hacerlo.”
* * * * *
[POEMA]
de “Vientos de agosto”
Se sentó en la plaza
bebió todas las copas de los árboles
embriagó el engaño.
Tambaleante
remontó con los barriletes.
[POEMA]
de “Pliegues del tiempo”
El mago
En la vigilia de mis sueños
soy utilería de tus magias
galera
pañuelos
cartas
A veces escapo de tu varita
trepo los cordeles del trapecio
y arrojándome a la jaula de las fieras
domo el tigre de tu mirada.
Ráfagas de amor y odio me dardean.
Soy un papel en tus manos
lo doblas en cuadrados
y me guardas
para la próxima función.
AUSENCIA
de “Pliegues del tiempo”
Enredada en la bruma de tu aureola
arde la piel que me llevaste.
Soy sombra de silencio
transpirando tu ausencia.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, Domingo 11 de julio de 2010.-
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