lunes, 27 de julio de 2009

Susana Giraudo. Cielo de acuarela, mar de poesía.

CIELO DE ACUARELA
SUSANA GIRAUDO
MAR DE POESÍA


Es una apasionada.
Pintora, poeta, ensayista, traductora… artista en definitiva.
Una mujer que se deja llevar por la niña que habita en su interior y que la provoca a hacer cosas.
Mamó de su madre el gusto por la pintura y escritura. Luego de experimentar con todas las técnicas y materiales se decidió por la acuarela. Ella es así, le gusta el desafío, no busca dominarla porque sabe que esa no es la manera. Como en la vida misma, busca amarla, acompañar la conducta del líquido sobre el papel y lograr así las más bellas creaciones. Muchas veces, mientras pinta, el pájaro de la poesía la picotea y le reclama atención; ella deja el pincel un minuto para grabar en su ordenador la idea de lo que a fuerza de “pico y pala” podrá ser un poema.
Es una amante de la pintura, de la poesía, de la familia, de todos los afectos y de la vida misma como expresión globalizadora.
El mes pasado presentó su sexto libro de poesías titulado “Monedas en el agua de una fuente” matizado por acuarelas solidarias y poemas mañaneros.
Entre el mar y el cielo, entre la pintura y la poesía, entre esos dos mundos, se desarrollará nuestra charla.


—¿Hace mucho que pintás en acuarela?
—Hace veinte años, debo ser la única mujer acuarelista de la ciudad. Es una técnica muy difícil, pero hay que tener un sentimiento poético de la apreciación visual, uno mira… pero hay que mirar a la acuarela con mirada de poeta, es indisoluble la poesía de la acuarela, están unidos los dos mundos.

—¿Creés en la inspiración?
—No, yo creo en la provocación, creo que la inspiración es un eufemismo, un manejo hasta demodé de la inspiración. Más vale creo que estamos viviendo en un mundo que nos provoca de manera permanente, el mundo en el que crecemos, el mundo de la memoria y el mundo del futuro viven provocándonos; ese pegarnos en la cabeza produce el deseo de escribir. Que después uno lo poetice, o lo convierta en prosa, o en un ensayo filosófico, todo depende como uno lo toma, como lo quiere arrojar fuera de sí. Es precioso tener esa compañía, hay personas que no saben convivir consigo mismas, pero si uno descubre que está acompañado de estas cosas, es algo muy bello que produce un profundo agradecimiento.

—¿Por qué esa demora entre tus anteriores libros y el reciente “Monedas en el agua de una fuente”?
—En 2002 salió “La armonía de las desarmonías”, pasaron siete años. La demora es porque los poetas tenemos una vida, respiramos, sufrimos, latimos, disfrutamos; y yo tuve de golpe, en diez años, todas las vivencias por las que puede pasar alguien: sufrí mucho, dejé sedimentar el dolor, lo dejé descansar, me afiancé en un lugar justo para que no duela tanto (valga la redundancia), y me recuperé; fue como una terapia, y el alma y el corazón hicieron un solo, porque es humano hacerlo. Y después tuve un momento de descubrimiento de otras cosas y quise vivirlas para que no se escapen, porque la vida es corta y uno se pone a fabricar libros y se pierde de vivir, se pierde de nutrirse también para seguir creando. Hay que vivir, porque sino se produce una especie de frustración y de amargura muy grande, y todo hay que saberlo armonizar.

—¿Considerás que la literatura local está pasando por un buen momento?
—Sí, cuando terminaron las mesas de lectura que hice el sábado 27 de junio, me di cuenta la cantidad de omisiones que realicé y me sentí muy mortificada, pero muy mortificada. Todavía hoy me siento culpable, porque tendría que haber organizado tres o cuatro mesas más y que no me importara que fuera un emprendimiento que yo lidero con mis amigas; no me atrevo a decir mis alumnas, porque tengo unas poetas extraordinarias.

—Contanos sobre tu tertulia literaria.
—Tertulia es antiguo, son charlas literarias. Le pusimos Paco Urondo, porque tengo una especial admiración por este revolucionario que por pensar como pensaba, vimos como su obra no fue reconocida, no estuvo en el lugar que necesitaba estar Francisco Urondo, uno de los grandes de la poesía argentina. No sé ubicarlo tampoco, porque no lo dejaron ser, en una palabra. Como toda esa generación que sufrió tanto, Jorge Madrazo nos decía que se fue exiliado, Marcos Silber también, son del grupo de Juan Gelman, que a fuerza de estar exiliado ya se quedó directamente afuera, y hay tantos y tantos que tuvieron que irse por pensar. Estos 50 años de la Argentina tan tumultuosa y tan cambiante, tan perseguidora por momentos a la persona que piensa y tiene autonomía de pensamiento y que se atreve a manifestarse. Especialmente se ensañaron con los artistas, porque somos un poco anárquicos, es que necesitamos ser así, sino cómo podríamos crear. La creatividad no tiene reglamentos, ni tiene gobiernos. Por ejemplo en la época del proceso, sí que había artistas, pero había artistas obsecuentes, así no quedaron registrados, había predilectos del poder de los militares que nosotros no reconocíamos, porque ese no era momento de manifestar el arte, era un momento de un tremendo dolor, dolor personal, dolor generacional, dolor histórico… entonces muchos artistas callamos, o hemos escrito lo que luego se dio a conocer.

—Hay muchos textos sobre esa temática que están saliendo ahora, “Videla” de Alejandro Schmidt, “Flores del bien” de Griselda Gómez, Fernando de Zárate también trabaja en esa línea.
—“Videla” es un libro necesario, las personas de la edad de él en adelante, lo consideramos así, creo que ese libro tenía que estar y gracias a Dios, está. Como un montón de trabajos de Alejandro, no todo, porque sería obsecuencia, hay alguno que me llega más que otro, eso depende también de la sensibilidad y el gusto. Fernando es un poetazo y está trabajando con el tema. Es importante decir que el poeta no escribe para que lo demás lo califiquen y lo encasillen, el poeta escribe porque escribe y nada más.

—¿Notás mucho ego en el ambiente literario local?
—Te voy a contestar con algo que te va a dar risa. Yo los comprendo, porque me ha quedado prendida en el alma y el corazón, relacionándolo con la admiración que siento por él, el ego de Federico García Lorca. Era un ego sano, un ego feliz, un ego digno de quedar en la historia de la literatura. Si todos tuviéramos un ego así, mitad niño, mitad hombre, mitad rama, mitad felicidad, ese ego es un buen ego; como todo lo que se relaciona con el revés y el derecho, la oscuridad y la luz de las personas, no es tan malo tener ego; lo es cuando es gigantesco como una figura de Botero, no deja espacios a los demás; hay que tener un ego chiquitito y que se junte con otros egos también, y de ahí salen las cosas buenas. Esa es la magia, a eso apuntaba con las mesas de lectura, a quebrar un poco eso de los ghetos, de los grupos elitistas, ¡¿pero quién es elite?! Pero si de esto no se come, fuera que ganáramos plata y mantuviéramos una familia con la poesía, pero ¡pobre poesía! Es la pariente pobre de la literatura y es la más rica de todas.

—Has hecho traducciones literarias, ¿qué particularidades tiene este arte?
—Muchas veces los poetas brasileros, portugueses, algún poeta italiano, me buscan para que con mi condición de poeta interprete y con mis precarios conocimientos de idiomas pueda pasarlos al español. Sucede que a veces, en lugar de ser una traición, (traduttore-traditore, traidor en italiano) en nosotros los poetas no hay traición, hay un aporte, le damos esa cosa que tenemos adentro, esa llama al otro que no se puede expresar en nuestro idioma. Somos respetuosos, yo no me atrevo a traducir a poetas que hayan muerto: más vale hago traducciones de gente con la que pueda tener un coloquio y consultar con enorme respeto y explicarles con otras palabras, hasta que los hago llegar a lo que yo interpreté y si es cierto o no a dónde llegué. Es algo maravilloso, como tomar un rompecabezas y armarlo con la ayuda del otro que está frente de uno. Es muy difícil y enriquecedor.

—¿Cómo podrías definirnos la escritura y la pintura?
—Siempre recupero una imagen de una canción italiana muy bonita que dice algo así como, “cada vez que veo el mar me doy cuenta que a su final se inicia el cielo”, y es el azul contra el azul, y eso me produce una cosa que es como un estado de suspiro hondo, porque no puedo estar ahí donde se une. No hay separación. Justamente elegí esto porque la acuarela es la más poética de las técnicas de la plástica y la poesía es la más transparente de las técnicas de las ramas de la literatura. Yo uní esas dos cosas y me siento que nado pecho y espalda ahí, entre esas dos aguas, que son dos fuentes en la que me nutro, de las que estoy cómoda y feliz. Yo vio unos momentos de felicidad inefables, no los puedo contar, y eso me convierte en la más egoísta de los poetas; en vez de preocuparme por ocupar un espacio muy grande ante los ojos de los demás, yo me preocupo de que la poesía ocupe un lugar muy grande en mi corazón, en mi vida. Vivo en estado de acuarela y vivo en estado de poesía; quiero sentirme húmeda por la acuarela y las posibilidades que ella da, tan bella, tan dúctil y quiero sentirme tan bien como cuando la poesía me fluye. Soy una agradecida.

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PRESENTACIÓN DE LIBRO
“Monedas en el agua de una fuente” se presentó en la Biblioteca Muncipal Mariano Moreno, el viernes 26 de junio.
A su término se remataron cinco acuarelas realizadas a cuatro manos entre Giraudo y el médico Raúl Marcheggiani. El objetivo fue juntar fondos y donarlo a Soles de la ciudad de Córdoba. Dicha asociación brinda ayuda a los niños carenciados que poseen tratamiento oncológico.

LOS INVITADOS DE LUJO
Para la socialización de este nuevo libro, fueron invitados dos grandes poetas amigos de la autora, quienes acompañaron y elogiaron no sólo la capacidad de Giraudo, sino que además se admiraron del “semillero de poetas” que hay en la ciudad.
Reseñamos sucintamente sus exposiciones.

Marcos Silber, tiene 16 libros editos y ha participado en antologías nacionales y extranjeras. Es Faja de Honor de la SADE (1968) y miembro honorable de la misma. Posee en su haber una nutrida cantidad de premios y distinciones. Es el asesor literario de Ediciones El Mono Armando, editorial donde apareció el reciente poemario de Susana Giraudo.
Con voz pausada y tranquila Silber, principió: “No siempre la nobleza de la personalidad concurre al mismo tiempo que el logro creativo, aquí en esta obra la belleza poética hace honor a la condición humana de la autora. En verdad, una obra puede estar maravillosamente escrita y hasta puede ser éticamente justa, pero si le falta el encanto, se automutila. Esta obra ratifica lo que estoy diciendo.”
El autor de “Bajo continuo” (texto que muchos pudimos acceder gracias a una interesante propuesta de una revista de poesía), confesó sentir, no como editor, sino en su condición de lector voraz, “esa cosquillita, esa conmoción que sólo provoca el reposado silencio de la poesía profunda y trascendente.”
“Me voy a permitir repetir, unas palabras que mi ucraniana madre emitía cada vez que tenía ocasión o necesidad de expresar reconocimiento y gratitud; vertidas al castellano quería decir, y lo diría en este momento Susana, ‘que nunca te duelan las manos’.” Y el público lo coronó con aplausos.

Jorge Ariel Madrazo, es un poeta de renombre. Exiliado en Venezuela hasta 1983. Ejerció el periodismo y la crítica cultural, tradujo a numerosos autores norteamericanos e ingleses, fue distinguido en varias oportunidades y obtuvo el premio Fondo Nacional de las Artes por “Para amar una deidad”, tiene muchísimas obras editas y fue publicado en otros países como Cuba, Brasil, Méjico, España, entre otros.
Inició su alocución evocando a Emily Dickinson y resaltó en la poesía de la artista local una verdad interior, que no se encuentra en otros textos. “Hay en Susana Giraudo una voz tan personal, tan verdadera”.
Minutos más adelante aseveró que “un libro de poemas hay que navegarlo y dejarse llevar” y que en este libro hay “muy felices imágenes de Susana Giraudo que tienen una cadencia, un ritmo y una personalidad, que yo quiero resaltar”.
Madrazo, no descartó que el libro pueda ser analizado académicamente, aunque confesó simpatizar más con el acercamiento al poema desde la poesía misma. Sin embargo arrojó en esa tarde alguno de los “leit-motiv” del volumen: el amor (con sus logros, sus frustraciones y dudas), el desasosiego (temor a lo que vendrá, ese miedo que no confesamos pero del que estamos constituidos, dice) y la espiritualización de la naturaleza.
Planteó finalmente “la duda sobre la posibilidad del decir, la pregunta sobre la propia palabra, la duda sobre si esta herramienta que utilizamos sirve para algo o no”; incertidumbre que consideró muy cierta.

DESAYUNO DE LECTURAS
Al frío de la mañana siguiente, la propuesta fue reencontrarse para poder escuchar las voces de los poetas, quienes arrojaron al auditorio sus producciones editas e inéditas.
Se estructuraron dos mesas que fueron coordinadas la propia Susana Giraudo y Susana Zazzetti, respectivamente. La primera ronda fue encabezada por Jorge Madrazo, Alejandro Schmidt, Dolly Pagani y Fabiana León. En la segunda, participaron Marcos Silber, Marina Giménez, Fernando de Zárate y Gustavo Borga.



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CREPUSCULAR

¡Qué importa!
Total, ya giras en las órbitas
de sus constelaciones.

Ella sabe que
el crepúsculo es la más bella de las horas,
cuando no es posible inaugurar un día
y otro día.

Hay infinitos crepúsculos que esperan,
hay monedas en el agua de las fuentes,
hay mil amaneceres impensados,
hay flores de castaños escondidas,
hay nieve desleída en las ventanas,
hay dioses con sus himnos silenciados
hay latidos del corazón
que aún no latieron.

Escúchala.
Ella sabe y te lo dice:
el crepúsculo es
la más bella de las horas.


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 26 de julio de 2009.-

domingo, 19 de julio de 2009

Fabián Clementi. Poeta de aguas mágicas y tranquilas

ENTREVISTA CON
FABIÁN CLEMENTI
POETA DE AGUAS MÁGICAS Y TRANQUILAS




Inimaginable podría ser una vida ligada a la literatura.
En su casa, lo único más cercano a un libro, era el cuaderno con el fiado del almacén.
A los siete años empuñó la raqueta por primera vez y no la dejaría nunca más. En su San Francisco natal iniciaría una carrera que cada vez le redoblaría sus exigencias, y que dada su habilidad y talento, lo haría despegar hasta jugar a lo grande en Alemania y Francia.
Pero esa vertiginosidad, la presión y toda esa parafernalia que encerraba estar jugando profesionalmente al tenis a miles de kilómetros de donde nació, quizás lo fue desilusionando. Pero no hay mal que por bien no venga. De vuelta en nuestro país y con tan sólo 20 años colgó la raqueta, aunque no definitivamente, ya que continuó practicando ese deporte pero para enseñarlo y ganarse el sustento.
Esta actividad le permitió más libertad, el tiempo y la posibilidad de plasmar en el papel sus sentimientos, sus pasiones y sus preocupaciones.
Inició un taller con Marcelo di Marco y fruto de su inquietud y dedicación publicó dos libros en menos de un año: “Refractario” (junio de 2008), y “Spectrorum” (febrero de 2009). En el primero, muestra con tono biográfico y crudo las vivencias de ese joven tenista que se busca así mismo; mientras que en éste último, da un volantazo a la línea presentada en su publicación debut y nos muestra poemas con otra temática y con cierta pincelada más literaria. Un libro donde la identidad atraviesa cada página y encuentra eco en sus amigos, sus abuelos (que vivieron aquí, pero que no conoció) y los lugares de la ciudad en la que habita.
De sus libros no realiza presentaciones, simplemente los publica y los hace circular, piensa que “el libro tiene que tener la libertad necesaria para hacer su recorrido solo”.
Sobre la relación de estos textos comenzamos nuestra charla.


—Hay un cierto giro entre tu primer libro y el segundo, ¿en qué creés que se diferencian y cómo has compuestos los versos de cada uno?
—Sí, mi segundo libro realiza un giro si se lo compara con primero. En “Refractario” prevalece una cierta crudeza, sobre todo en la primera parte. También la estructura de los poemas es más contundente. En cambio lo que tengo para decir en el segundo libro es más metafórico, con una temática basada en la imagen y el paseo. Diferente del primero, que es más introspectivo y autobiográfico. “Spectrorum” también es autobiográfico, pero la mirada sale más para los costados. El ojo poético gira hacia los bordes, pero, al igual que en el primero, también para atrás, en dirección a un pasado irresuelto y en el cual se ubica el principal espectro, que son mis ancestros.
Los versos, creo yo, se componen según el estado del alma. En el escarbe, uno descubre el piano con su melodía ocasional. Eso es lo curioso y lindo.

—¿En qué se relacionan la poesía con el tenis? ¿Son complementarios? ¿En qué momentos hacés una y otra cosa?
—La poesía se relaciona con el tenis como con cualquier otra cosa que la pueda hacer resurgir. Me parece que, donde hubo un dolor, algo intenso e interesante que La Maga logre absorber. Ella aparece con la capacidad de hacer resucitar al sapo, que es el poeta (encima de otro pozo). Entonces la felicidad vuelve a mostrar su fondo. Durante gran parte del día doy clases de tenis. Pero en algunos bordes de la jornada yo voy cosiendo mi posible obra con ese hilito tan difícil de enhebrar, que es la palabra.

—“Refractario” y “Spectrorum” se han dividido en tres partes, ¿porqué construís tus libros con esos tres pilares? ¿Cómo pensás el armado de un volumen, qué características debe reunir para vos?
—Escribo tanto que llega un momento en que debo escoger y agrupar el material. Para armar “Refractario” primero opté por unir tres libros de los que luego seleccioné algunos poemas, y así lo creé. Con “Spectrorum” sucedió lo mismo. Creo que sería bueno aclarar que ésto no estaba premeditado. Sólo sucedió así. En un momento, la lámpara se prendió y brotó la idea de la cual estoy más que satisfecho y feliz. En todo lo dicho me ayudaron mucho Gustavo Borga y Marcelo di Marco, a quienes agradecí y agradezco mucho.
Creo que la característica esencial que debe reunir el armado de un libro es la claridad/calidad.

—¿Qué papel juegan los afectos en tu poesía?
—Los afectos son algo clave en mi escritura. Creo que sin ellos no habría mucho para decir. Ahora, ¿qué son los afectos? ¿La familia? ¿Los amigos? ¿La amada? ¿La palomita que pasa y se posa en el limonero? ¿Ves? Hay tantas cosas para decir. Lo no afectivo también puede ser un disparador. La poesía nada en los extremos.

—Si tuvieras que diseccionar tu poesía, ¿qué elementos encontraríamos (música, familia, pintura, escritura, películas, que más...)?
—Pienso que es el lector quien tiene que contestar a esta pregunta. Igual, voy a intentar continuar tus palabras: dolor, colores, fantasmas, abuelos, sangre, agua, tenis, muerte, cielo, Dios…

—En otra entrevista consideraste al ambiente literario local "soberbio y egoísta", ¿seguís pensando lo mismo? ¿Es posible pensar en otro escenario para las letras locales?
—Lamentablemente el ambiente de la poesía no cambia mucho en relación a otros. Donde hay intereses protagónicos, la disputa se vuelve tenaz. Por suerte no hay dinero (creo), pero sí un ego capaz de demoler o fisurar a quien se cruce en el camino con o sin la intención de ocupar su espacio. Pienso que el ser humano es así, más en estos tiempos en que la aceleración venció al ocio, a la contemplación, como bien dijo en un programa Fernando peña. Todos, y por supuesto que me incluyo, deberíamos hacer una gran autocrítica hacia donde vamos o qué carajo estamos haciendo cuando buscamos diseñar una nueva tribu. ¿No sería más productivo un Estado Poético que regule todo ésto? ¿Y quién lo manejaría? Ahí vendría el problema. Opino que el poeta busca no quedar afuera de la vidriera. Ya demasiado lejos quedaron los versos del consumo del pueblo, entonces se desespera por mostrarse. O por recibir una palmeada o los aplausos. ¿Y quién no? Pero que no se vuelva una vedette, por favor. Ya hay demasiadas en programas como el de Tinelli.
Ojalá podamos pensar en otro escenario para las letras locales, pero lo veo cada vez más difícil. Pienso que hay que tener en claro que cuando se hace demasiado bullicio, la poesía se escapa, ya que es un pececito de aguas mágicas y tranquilas.

—¿Por qué publicás en Córdoba?
—Publiqué mis dos libros en llantodemudo, editorial de Córdoba, porque editor se mostró muy conforme con mis libros. El perfil de la misma encajó muy bien con mi poética. Sobre todo la del primero, que es más underground. Los muchachos se mostraron muy abiertos, y con prolijidad y cuidado los fuimos confeccionando. Al contacto lo hice gracias a Iván Wielikosielek, quien me mostró la edición de su librito de poemas, y me encantó.

—Hay muchos interrogantes en tu poesía, muchas preguntas ¿por qué sos recurrente con este recurso?
—“Vivir no es otra cosa / que arder en preguntas”, como bien dijo Antonin Artaud, epígrafe que muy bien usa Borga en su libro “Patitos degollados”. El día que no sea así, será el día en que nos hayan derrotado. Sucederá el triunfo de los que desean la represión y dictan lo que hay que pensar.

—Otra de las recurrencias de las que aparecen en tus escritos son el empleo de lugares propios de la ciudad, personajes conocidos de Villa María, tu familia... ¿creés que esa actitud convierte a tu poesía en "literatura local"?
—La curiosidad está ligada a la libertad. Al misterio. A la verdad. El segundo libro dispara hacia figuras y lugares de Villa María. En la imagen plástica, que representa al paseo, se dibujan o aparecen mis abuelos, algún héroe, figuras literarias, el río. Así que sí se podría considerar a “Spectrorum” como un libro basado en elementos poéticos locales.

—¿Qué podrías definir como "literatura local"?
—No sé cómo definir “literatura local”. Depende de cómo se mire. Todos los libros escritos en la ciudad pueden conformar la “literatura local”. Después el vuelo que tengan ya no depende del autor o su localia, creo.

—¿Qué escritores o textos considerás fundamentales dentro de las letras de esta ciudad?
—Considero importante y de muy buena calidad el trazo azul e infantil que surca la poesía de Gustavo Borga. El silabeo de colores en esos pianitos que suenan en la poesía de Alejandro Schmidt. En las lucecitas que funcionan como astros en las notas de Iván Wielikosielek. En el esplendor sagrado que se desborda al igual que un río, que es la obra de Edith Vera. En el universo propio que despunta la búsqueda florida de los versos de Silvina Mercadal. También me parecen interesantes la prosa de Normand Argarate y el oficio de Marcelo Dughetti. Lo poco que leí de Carina Sedevich, que es intenso. Un muy buen cuento de Jorge Rossi, que apareció en una antología. Y toda la literatura de la Villa, la cual sospecho que está pasando por un muy buen momento.

—En tus poemas mencionás a escritores universales, pero también a valores más cercanos como Gustavo Borga, Glauce Baldovín o Edith Vera ¿cómo han influido estos escritores en tus escritos? —Todos los escritores que mencionás influyeron de manera positiva en mis escritos. Uno, a medida que escribe, arrastra inconscientemente las influencias. El día que se consiguen desplazar, logramos un estilo puro. Aunque no sé si esto es posible. Es cómo desear borrar de tus conductas todas las influencias de tus padres. Yo no sólo he asimilado las cercanías literarias, sino que las disfruto en el sentido de la lectura. Me hizo y hace muy bien acceder a la obra de estos poetas. A Glauce Baldovín habría que hacerle un párrafo aparte por la originalidad y la pureza en su vida y obra.

—¿Llegaste a conocer a Edith Vera?
—A Edith vera no la conocí personalmente, aunque su esencia prevalece y prevalecerá por los siglos de los siglos. Me hubiese encantado sentarme a conversar con ella para intentar expresarle la ternura que me despierta sus textos. A decirle que la frescura de sus versos me traslada hacia un mundo feliz, libre de maldad. A preguntarle qué desea, en qué podría ayudarla.

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SPECTRORUM
La editorial cordobesa llantodemudo acaba de publicar “Spectrorum”, el segundo libro de poesía de Fabián Clementi. En 2008, la misma editorial editó el primer libro de este escritor, titulado “Refractario”.
Los poesía de “Spectrorum” se remonta al pasado del poeta, a su espectral pasado, arrastrando un presente con figuras literarias (o fantasmas) y ancestrales, como también la de algún prócer que quedó vallado en el río de Villa María, El Talamochita. También hay poemas aislados, funcionando como piedras que completan un paisaje acuático.
Fabián Clementi es profesor de tenis y ha competido en el circuito profesional. Sus vivencias deportivas se reflejan en “Refractario”, obra de la cual se ha dicho:
“Refractario” imprime a las imágenes confusas de esas nebulosas afectivas, que el capitalismo volatiliza constantemente, y cuya fugacidad es el síntoma del nuevo malestar, imprime entonces una presencia, la humanidad en el poema, no como concepto abstracto y general, sino en la singularidad del pequeño gesto o la mirada infantil (Normand Argarate).
Fan de Charles Baudelaire y Raymond Carver; de Nirvana y Led Zeppelin, Fabián Clementi transmutó el grito punk de su alma (y acaso el de muchas almas postergadas) en serenos versos depurados hasta la brevedad zen (Iván Wielikosielek).
Ahora, mediante la música infinita de la poesía, en “Spectrorum” Clementi nos muestra con salvajes pinceladas el universo oculto en un rincón de la llanura cordobesa.


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(Dos poemas de Spectrorum)
FRUTO

Yo he quedado suspendido en un limonero.
Me ven amarillo. Amargo. Veo gente
que se tira con tierra. Abajo. Lucha
como aquella lucha
que formábamos con las filas
de soldaditos. Algunos juegan con barro
y esperan que los demás se hundan
en ese charco ciego.
Después de caer del árbol
todos los días me dirijo pateando piedras
a la cueva donde me aguardan las gatas
y mi amada. Prefiero
la áspera soledad que presienten
los que de a poco se apartan de las ciudades
de sonidos letales. Yo he quedado suspendido
en un limonero. Me ven amarillo. Amargo.

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Desde una parte de la costanera
podemos ver las compuertas. Hace tiempo
un heroico bombero de Villa María
se sumergió a rescatar un cuerpo
y se ahogó. La brazadas naranjas
se dibujan cada tanto
sobre el verde musgo
de las aguas. Ayer un joven
se lanzó por esta zona del río
y casi se ahoga. Como un animal
extraño vimos pasar al espectro
a rescatar a la víctima, que nada recuerda:
al igual que un tronco fue empujado hasta la orilla.
Luego la luz desapareció.

(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 19 de julio de 2009.-

domingo, 12 de julio de 2009

Germán Galdeano. Hacedor de canciones

ENTREVISTA CON
GERMÁN GALDEANO
HACEDOR DE CANCIONES



Primer piso de calle Buenos Aires.
Acabamos de subir por una estrecha y empinada escalera.
Me acomodo en un pequeño y envidiable living, mientras espero el café que me prometió. Digo envidiable, porque en tan sólo unos pocos metros cuadrados está casi todo lo que uno siempre quisiera tener cerca: libros por todo el cuarto (sobre todo los de Eduardo, ese uruguayo que de no ser por una letra, sería de la familia), unas guitarras en el suelo, pinturas en la pared, pilas de discos de los más diversos géneros y autores, muchos conciertos para ver, un reproductor de DVD con su respectivo home theater y en la pantalla del televisor Enrique Bunbury cantándonos bajo un cielo de circo. En esa atmósfera donde la música rebota por las paredes y se nos mete dentro, allí mantenemos esta charla de poco más de dos horas.

De Germán Galdeano puedo decir muchas cosas.
Decir tal vez que es un cantautor villamariense, que nació bajo el signo de Escorpio el 25 de octubre de 1980, ó que sus primeros acercamientos con la música los tuvo con la interpretación en guitarra de temas de Silvio Rodríguez, Luis Aute, Pedro Guerra o León Gieco.
Un muchacho que se acercó a la música por los “pinchazos” que le dio su hermano Aníbal, quien le obsequió el disco “Mano a Mano” de Rodríguez con Aute y a quien pudo ver en Córdoba gracias a que sus padres le obsequiaron la entrada cuando tenía unos 16: “ahí se dispara todo, ahí empieza el quilombo acá dentro”, rememora.
Podría arriesgar, sin temor a equivocarme, que Germán es un tipo fuerte, de empuje, perseverante en sus proyectos y sincero en sus palabras. Puedo decir que habla mucho y que habla con el corazón, le encanta los vínculos con las personas, es alguien que ama las cosas que hace y las disfruta a pleno.
Debo mencionar que fue estudiante de la Lic. en Composición Musical (UNVM), que cursó estudios en el Conservatorio Felipe Boero, además de asistir a un popurrí de cursos, seminarios y clínicas. No olvidar también que egresó de una escuela técnica, que debió optar (por propio interés) entre estudiar Relaciones Públicas y Composición Musical, y que la carrera de Letras es una materia pendiente entre sus búsquedas.


—¿Por qué hace canciones, Germán?
—Hago canciones porque no puedo escribir un libro. Siento que uno debe estar empapado de muchas cosas para escribir, y la canción es un formato que permite todo. Yo escucho canciones muy malas y otras que me sirven para decir, eso es la belleza. Es un género literario que en algún punto se lo ha tomado como un género menor, siempre se lo asocia a la música, pero para mí un disco de canciones es primero la letra, después la música. Mi trascendencia depende, no de que yo haga grandes inventos o grandes cambios; sino de que las pocas conclusiones de la vida que yo pueda sacar, las pueda transmitir de una manera clara. Para ser claro, debo saber comunicarse, por eso para mí es importante la lengua. Tengo un mambo grande con la literatura. (…) Yo soy una persona con mucha constancia en casi todos los aspectos de la vida, soy muy terco… muy terco (lo enfatiza). Me cuesta mucho entender que el límite de las cosas que uno desea la pongan agentes externos. Trato de ir a donde me lleva la convicción y no frenarme, prefiero el error mil veces, pero también es real que yo disfruto más de los trayectos de los viajes, que de las llegadas, es una constante en mi vida. (…) Empecé a dar algunas clases particulares porque quería ganarme una moneda y tuve un gran descubrimiento que fue la docencia. Hoy yo vivo de eso…

—¿Te gusta la enseñanza?
—¡Me encanta! Como todo, lo voy a hacer mientras lo disfrute, porque en la docencia si vos das clases sin ganas, lo único que hacés es joderle la cabeza a los pibes. Trabajo en una escuela agro-técnica de James Craik, en un campo donde hay invernaderos, cría de conejos, pollos, tambo. Viajo de lunes a jueves, trabajo con los agrónomos, y yo doy las prácticas. Me descubrí en un lugar muy lindo. Allá hay dos colegios, el público y el privado, y al público van los pibes que tienen ganas de ir y los que van porque no pueden ir al privado, hay muchas realidades distintas.
Yo trabajé en un colegio privado donde estaba todo bien, y después lo hice en un público, y me di cuenta que yo no vuelvo más a un colegio privado. No vuelvo más porque la gente como yo, que quizás tengamos más voluntad que formación, hacemos falta en los lugares donde la voluntad se hace más necesaria. Me gusta el feedback, porque los changuitos no lo saben pero todos los días te meten fichas y te enseñan cosas, porque ellos ven las realidades desde su lugar y yo voy creciendo y voy perdiendo la inocencia, cosas que son vitales, y los locos sí tienen eso. He logrado encontrar un balance entre el respeto, el buen trato, pero también el buen código y eso es muy lindo.

Germán Galdeano incursionó desde temprana edad en la gestión cultural organizando y coordinado La Visagra, espacio pluriartístico donde se presentaron alrededor de un centenar de artistas de diversas latitudes. Fue el responsable del ciclo Jueves de Varieté que se realizó en un teatro/concert de la costanera y ha producido y participado de otros eventos culturales, principalmente relacionados con la música.

—¿Creés que en los últimos años se ha dado en Villa María una explosión cultural, un acontecimiento importante que está pasando ahora y que no se había dado nunca?
—Cuando yo empecé a ver a bandas de rock y a tocar algunas cosas con mi guitarra, me juntaba con gente que le gustaba mucho el heavy, yo no me identificaba mucho con eso, ellos tenían su banda y yo iba a sus ensayos. Tendría quizás, 14 años e íbamos al bar Tino, que ya no existe más. Ahí ya tocaban Fuck’n Flanders, Abelardo y los Pordioseros y otros… todo lo que podías ver de rock en sus variantes o blues; no era como ahora que vos te metés a un bar a escuchar música y podés escuchar rock, tango, blues, jazz, bossa, fusión, electrónica, y más allá de la cuestión de género, ahora vos podés ir y chocarte con una puesta no sólo de música, sino audiovisual. Está bien que la tecnología avanzó, pero hoy por hoy, las generaciones que están haciendo música se lo tomaron de otra forma, entendieron que es un hecho artístico pero también un producto. El hecho de que yo miré para allá y 50 miren para acá no es una coincidencia, ellos están esperando algo de mí, mientras mejor yo se los pueda dar, más satisfechos estarán y yo también. Creo que eso se entendió, creo que la gente de la música cada vez exige más, se instaló algo que antes no existía que es la cultura de la banda en vivo. Hay muchos lugares donde hay bandas en vivo, hay cineclubs, muestras artísticas...
Otra demostración, cuando yo hacía La Visagra, presentamos alguna vez, además de la música, una muestra de fotografía, un libro… ideas como esas siguieron naciendo después con chicos posteriores a mi generación, como el Destilarte. Lugares donde hay mucha concentración de cultura. Y cuando vos te ponés a pensar que todo eso se hizo con 10 pesos, es raro. Arrancamos cobrando un peso, al cuarto año cobrábamos 4 o 5 pesos. Ahora creo que estamos cobrando entradas más decentes, 8 mangos… En el 2000 más o menos, lo conocí a José Azocar y el loco me dijo algo que era cierto, porque yo me acuerdo que en ese entonces, todavía pintaba tocar gratis, y José un día, tomando un cerveza me dijo, “es gratis porque no hay cultura de pagar, no porque la gente no tenga la guita, hay que cobrar” y se puso muy terco en esa postura. Yo empecé a seguir esa postura, porque a José en algunas cosas le reconozco mucha cabeza. Creo que la gente se fue acostumbrando. Estoy seguro de que los pibes que hoy tienen 16 y que empiezan a hacer sus primeras armas tienen un panorama distinto al que tuve yo, que no voy a decir que fue hostil, pero se encuentran con los lugares abiertos, la gente acostumbrada…

—En la música hay muchas bandas, de muy buena calidad y que hacen sus propias canciones y escriben sus propias letras; eso demuestra un crecimiento importante.
—Ese es otro punto donde quería pararme, creo que si hoy formamos una banda de covers no me va a ver ni Dios, porque ya está instalado la música original. Ya no es raro que uno en su casa tenga un disco del loco que vive a dos cuadras, porque se produce, hay un montón de discos de Villa María. Es muy loco porque el cover ha quedado relegado a los lugares del centro.
Yo creo que toda la movida que se hace en Villa María, que se hace muy a pulmón, habla de que hay una voluntad muy fuerte de parte de los artistas y estoy convencido de que hay que ser muy ciego para no verlo, para no darse cuenta desde arriba, desde las instituciones. Si a eso lo inyectaran como lo hacen con tantas otras cosas, si le facilitaran espacio, si los ayudaran con las producciones, ganarían las bandas y las instituciones. Yo no quiero que me pongan una luca para hacer un show, pero sí me encantaría que generaran espacios reales, no una vez al año en verano, porque nosotros tocamos todo el año.
Nosotros ensuciamos las paredes del centro con nuestros afiches y eso es algo que lo podés ver de muchas formas, hace poco veía un video de Cortázar en París que decía que un afiche encimado de otro y arrancado termina formando una collage, que es algo muy urbano, y es una visión artística; pero la realidad también es que también ensucia. Yo me pregunto, ¿no estaría bueno que la Municipalidad genere un espacio visible donde todos los artistas que quieran promocionar algo puedan hacerlo? Entonces en vez de hacer 200 afiches y repartirlos por todo el centro, que haya en ciertas articulaciones ese espacio donde se pueda encontrar esa información. Esas cosas que son simples, a mí me encantarían que pasaran. Estaría buena un publicación, solventada, para que tenga una calidad copada, donde se de a conocer todo lo que pasa culturalmente, porque hay interés, y yo no conozco de presupuesto, pero sé que con muy poca plata armo shows, entonces también sé que la Municipalidad o quién sea con un poco podría.
Me encanta la Medioteca, los arreglos de los bulevares, muy bonito el subnivel; pero también me gustaría que como hacen eso, miren otros lugares. En este momento el que hable de Villa María y no ponga dentro de sus características el arte, no está mirando bien.

Además de la docencia y la gestión cultural, Germán Galdeano es, ante todo, un músico, un artista; junto a su banda La Fanfarria se encuentran próximos a editar su primer disco compacto. “Contame algunas cosas…” es el título de esta producción en la que convivirán 10 canciones de los más diversos géneros cuyo gen es el amor como máxima expresión, “como sentimiento pasionario, que nos mueve a hacer”.

—¿Qué significa este primer disco a punto de lanzarse?
—Es una locura hermosa, que es de los cuatro, no mío. Tendrá 10 temas que se seleccionaron, cinco son pensando en la banda, los otros cinco son una recopilación de canciones que yo escribí entre los 16 y 26 más o menos. En el disco está metido un pedazo de mi vida, de mi quehacer musical. Después todo creció con los músicos, los chavalitos, como les digo, son seres humanos grandiosos, porque se juntaron muchas veces a ensayar sabiendo que yo no iba a ir cuando estuve enfermo. Mi planteo era ir detrás de la letra, los locos lo entendieron, lo adoptaron y como si fuera poco aprendieron a disfrutarlo. Hoy por hoy, La Fanfarria es, y esto sin poesía, una extensión familiar, porque he tenido momentos maravillosos con ellos y grandes desencuentros; pero seguimos juntos. Yo sé que mucha modestia pasa a ser soberbia, pero hay muchas cosas que las quiero rescatar porque son importantísimas, estoy con gente de la que yo me hice amigos después de empezar a tocar… Hay muchos bateristas que me gustan en Villa María, pero te digo la verdad, no hay ninguno mejor para mi banda que el “negro” Mondino, porque es muy especial y es una persona que me entiende y compone canciones muy lindas, entonces él sabe de qué estamos hablando, y técnicamente es un monstruo. El “Mati” Sánchez, es un bajista de la ostia, muy sensible, un tipo que te presta mucha atención, sabe escuchar en la música y en la vida; entonces cuando le mostrás una canción se interesa por el qué quiere decir esa canción, mete su bajo y es como un sostén. Es un laburador de la música, tiene muchas bandas, se levanta temprano a estudiar, el loco me encanta como músico y como humano. El “Sam” Maciel es mi amigo de muchos años, para mí es un soldado que viene peleando conmigo desde hace rato, con él hemos tenido los mayores desencuentros. Hizo una experiencia muy fuerte en este disco, porque no sólo toca sino que graba, edita y masteriza; es la primera vez que produce un disco solo. El loco se clavó muchas horas en el estudio que nosotros no. Hoy tomo el disco y está todo lo bien que podía estar.

—Mencionaste tres de los cuatro integrantes, te faltó decir ¿quién es Germán Galdeano en ese proyecto?
—A la hora de tocar soy la cara visible del proyecto, el que sostiene la letra. Mi función en esta familia es sostenerla, porque los demás chicos tienen varias bandas, hay cosas de la gestión que las sostengo yo; primero porque me parece justo ya que a ellos no les pago por ensayar, solo cuando tocamos; entonces hago todo lo que es prensa, difusión, pegar afiches, busco la fecha y todo eso. Yo vengo a ser como el compositor, pero como con esa palabra yo no me llevo bien, yo creo que en la banda soy el hacedor de canciones, un laburador de la canción, un tipo que busca.


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NADIE SE SALVA DE ESTAR VIVO
(Letra: Germán Galdeano)

En la cartera tus billetes
viven haciendo huelga por espacio reducido y malos tratos,
el hombre que te pide una moneda en el metro de Santiago
es menos paria que tu pobre corazón.

Los Ángeles son esos bichos que revolotean
cerca de la mano tiesa cuando empiezas a tomar,
y el que te juzga por perder la cabeza
es un pobre tipo que no puede perderla tan seguido como vos.

Para las cenas tus banquetes
te contestan las preguntas a tu modo y desconfían de tu buena educación,
para las chicas tus carteles
de 24 horas abierto son un delirio de la compasión.

Serán los credos esas terribles ideas
que se te aparecen por la cama cuando asoma peligrosa una conclusión,
y el que te mira sólo espera por la suerte
de cruzar las cosas y vivir al modo que más odia de vos.

Nadie se salva de estar vivo
al menos mientras late el corazón
nadie se escapa de sí mismo
y de las garras propias no se sale, no, no, no, no.


En la mirada de la gente
sos la que más premios gana tus excesos son delirios de autosatisfacción,
para que suelten sus billetes
los tipos de traje tienen que pensar que no dormirán en casa hoy.

Será el amor eso que vos nunca encontraste
tanto cuerpo suelto no da tiempo de afinar la percepción,
por cada cama que habitaste
deja de correr la sangre que circulaba por el colchón.

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GERMÁN GALDEANO Y LA FANFARRIA SON:

Matías Sánchez - Bajos
Gustavo “Sam” Maciel - Guitarras eléctricas
Fernando “Negro” Mondino - Batería / percusión / coros
Germán Galdeano - Voz / coros / guitarras nylon y acero (6 y 12 cuerdas)


Participan en el disco:

Ángel Rodríguez - Pianos / Hammond / acordeón
Laura Rodríguez - Coros
Laura Alberti - Tambores uruguayos
Marcelo Suárez - Tambores uruguayos
Solana Cortéz - Tambores uruguayos
Ezequiel D’agliano - Percusión
Mateo Oviedo - Saxo

Más info en: http://www.germangaldeano.com.ar/

© La Púa 2008 - 2009

(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 12 de julio de 2009.-

domingo, 5 de julio de 2009

Panorama Local: Literatura en tapas duras. Catálogo 2008-2009 (cuarta parte)

PANORAMA LOCAL
LITERATURA EN TAPAS DURAS
CATÁLOGO 2008 - 2009

Cuarta entrega



Diez textos literarios cierran la edición de hoy. Nuestro panorama local de publicaciones literarias sigue acrecentándose tanto en cantidad como calidad. En esta oportunidad aportamos frescas novedades en tapas duras, como los libros de Susana Giraudo, Alejandro Schmidt, Carlos Santunione y Fabián Clementi.
Seguiremos receptando todas aquellas publicaciones que vayan apareciendo a lo largo del año, para seguir aproximándonos al trazado de este mapa literario local que nos venimos proponiendo.
En próximas ediciones les ofreceremos entrevistas a varios de los escritores, autores de muchos textos de los que venimos recopilando en estas páginas.





Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
EL DIARIO del Centro del País
Sección: “EL DIARIO Cultura”
Av. Hipólito Yrigoyen 355 (5900)


Del medio rural (y otro cuento…), por Pablo Durán, Eduvim, Villa María, [junio de 2008], 24 páginas.
“El río no dejaba de pasar y de repente se vio encajonado por dos ciudades. Así fue en un principio. El río de hoy es el olvido hecho agua. Es el lugar para no ir. Lo supo siempre el viento. Esta es la queja de un viento de las pampas.” Así comienza uno de los cuentos de este libro en el que Pablo Durán describe y reflexiona sobre lugares y personas que los habitan. Otro texto más de la colección “Pajarito de agua” que circuló gratuitamente con el objeto de difundir la literatura de Villa María y de Córdoba. Otro fragmento del libro estampa: “Los puentes son burlas al río. Es que el río ya estaba andando, pero las ciudades se ubicaron una de un lado y otra en el de enfrente y de tan separadas quisieron comunicarse. Y de tan juntas la gente pudo unir las villas cruzando a pie el río. Pero el progreso trajo los puentes y a no mojarse que no hace falta. Así es que es difícil tener presente al río.”

Videla, por Alejandro Schmidt, Ediciones Recovecos, Córdoba, abril de 2009, 54 páginas.
¿Cuántas sensaciones y emociones pueden despertarnos una palabra? Con tres sílabas y seis letras, Alejandro Schmidt da nombre a uno de sus últimos libros; logra compilar en un solo volumen, una serie de 18 poemas urdidos en torno a la última dictadura argentina. En “Videla”, Schmidt da a conocer textos que tenía escritos desde 1976 en adelante y que algunos salieron publicados en folletos, Internet, libros; pero que la gran mayoría permanecía inédito. Un libro de muchos interrogantes, un texto que cuestiona, cuenta y que a la vez despierta sensaciones encontradas entre los lectores.

Cosas de perros (y otros cuentos), por Normand Argarate, Eduvim, Villa María, [junio de 2008], 23 páginas.
Siete cuentos son los que el autor de “Punga de bondi” nos ofrece en este libro. Una historia de perros, las excursiones a un vivero, un fantasma que da vueltas por la ciudad, la visión de unos chicos sobre un hecho en épocas difíciles, la situación de un reconocido escritor en una noche de invierno… son algunas de esas historias que tienen como escenario la topografía local. En una de estas piezas Villa Nueva aparece pintada así: “Así es Villa Nueva, una ciudad que durante las noches de verano emana olores dulzones, promesas de amores clandestinos en las sombras del parque, violencias adolescentes y rapiñas de niños con la alegre malicia de los que tempranamente se buscan la vida.”

Cuando todo el silencio era mío, por Susana Zazzetti, Ediciones CC, Villa Nueva, noviembre de 2008, 72 páginas.
El segundo libro de poesías de Susana Zazzetti compendia los sentimientos y las sensaciones de una mujer que busca, que interroga y que se interroga, una poeta que canta su lamento, alguien que puede contarnos, en una pila de palabras, algunos de los ribetes que tiene esta vida. A veces el silencio escribe sus poemas, en otras los cierra de manera contundente; pero siempre con la delicadeza con que vuela una gaviota. Dice en el poema Urgencia, “Escribo. / Ahora escribo / porque / mañana no estaré. / Caerá mi voz, / mi liturgia. / Serán mis gestos / un diagrama inconcluso / en el espejo. / El viento / arrastrará mi sangre / a los desiertos / y se congelará / el poema entre mis dedos. / Mi vientre se abrirá / como amapolas. / Y un surtidor de nombres / silenciarán su voz / en mi garganta.” Como en la imagen de portada, la inmensidad se cuela por la ventana y Zazzetti nos la traduce en palabras.

Spectrorum, por Fabián Clementi, llantodemudo Ediciones, Córdoba, febrero de 2009, 44 páginas.
“Creo que esta selección forma un libro, un viento huracanado con materiales extraños arrastrados hacia el cielo, y devueltos a la tierra, al río. Pasa como un aluvión, una tormenta.” Esta es una poesía inédita en la ciudad, espacio demográfico que Clementi poetiza, colocando en sus escritos, a personajes que viven o vivieron en Villa María. De esa manera podremos sentir la presencia permanente y atenta de Mulinetti surcando las aguas de nuestro río, las palabras de Edith Vera, una postal mágica de Gustavo Borga en su casa o el llamado de los abuelos y la presencia de la madre del poeta. Los poemas de Clementi se preparan con la mezcla de ingredientes que forman parte de la historia del autor, ya sean afectos o las vivencias de su actividad profesional. Se cuecen a fuego lento en la cocina de este escritor, para quien “la literatura se transformó en algo sustancial. La puedo palpar, abrazar, besar. Aunque su cuerpo es difuso, logra seducirme con su fugaz belleza. Entonces, cuando se ausenta (o la ausento), la necesidad de reencontrarla es brutal.”

Los secretos de la dentadura (y otros relatos…), por Miguel Andreis, Eduvim, Villa María, [junio de 2008], 20 páginas.
La colección de cuentos ‘Pajarito de agua’ está dirigida a estimular la lectura de autores cordobeses vivos. Forma parte de un Programa de Promoción de la Lectura que, desde la Universidad Nacional de Villa María se busca efectuar conjuntamente con el Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Su implementación con las inspecciones Zonales del Ministerio de Educación provincial en esta primera etapa buscará consolidar la relación Educación Media y la Universidad Nacional de Villa María. Los cuentos de Andreis están teñidos con el recuerdo de hechos funestos ocurridos en la Argentina, pero también con la memoria popular de personajes pintorescos que este libro enmarca como si fuesen retratos.

La cautiva, por Carlos Santunione, Ediciones CC, Villa Nueva, junio de 2009, 92 páginas.
“Roberto Cunninghame Graham dice que la historia e Lincomilla y el Belga es cierta. Que ocurrió y hasta aventura haberla oído de los labios de un protagonista y la dejó por escrito. El relato forma parte de una de las obras del proficuo y destacadísimo escritor inglés que, editado en la Gran Bretaña, tituló “La conquista del Río de la Plata”. El tema de esta novela recorre las huellas de esta leyenda.” Dice Santunione en el colofón, “la trama de mi novela –si bien tiene otros antecedentes- es producto de mi imaginaria, que se suelta a galopar por las dilatadas extensiones de inacabables verdor, grande tanta como grande mi ambición de echar a volar fantasías, queriendo plasmar estampas de cosas, de costumbres y de hombres de nuestro pasado nacional.”

60 poemas breves, por Alejandro Schmidt, Ediciones Recovecos, Córdoba, abril de 2009, 76 páginas.
Simultáneamente a la aparición de “Videla”, el prolífico poeta y referente de las letras locales publicó esta compilación de textos de distintas tonalidades. “60 poemas breves” condensa en casi 80 páginas de un hermoso volumen, tanto por el brillo de sus poemas como por el cuidado de la edición, las producciones que escribió desde 1990 en adelante. Alejandro Schmidt, demuestra (si es que algo debe demostrar) como sus textos van camino a la perfección, una escritura tan sintética como contundente. Tiene el talento y ejercicio literario para decirnos tanto con tan poco. En el poema “La abnegación”, el poeta villamariense talla en el papel, “Si yo supiera ciertamente que / sin mí / tendrías otra vida / feroz o fervorosa pero / completa aún / podría darte entonces / con un tajo / esto que tuvo / tantos nombres y formas y distancias / y quedarme sin mí // y descansar.”

121, por Pablo Durán, Ediciones Recovecos, Córdoba, 2008, 221 páginas.
“121” retrata en 221 páginas la inundación que devastó el barrio de Tierra Aislada por tercera vez, el lugar más desfavorecido del poblado de Más Ciudad. Amanda Fuentes, una inspectora de catástrofes, será la encargada de introducirnos en la historia de este desastre previsible. Con la decepción a cuestas por su desagradable trabajo, que consistía en generar inútilmente toneladas de informes de cualquier tipo, sin que sirviesen estos como elementos para evitar lo que ella sabía se avecinaba. En un gesto de arrepentimiento y bronca decidió contar los hechos tal como sucedieron, a manera de explicación para ella misma y sobre todo para la gente de esa población. En palabras de Fuentes: “Me decidí a contar los hechos cuando las aguas que arrastraban todo tipo de objetos de Tierra Aislada se llevaron también mi máscara. Me decidí a gritar cuando me desembaracé del traje de inspectora y me reencontré con la mujer llana que fui de joven. Yo había perdido mi expresión fresca de aquellos tiempos y también las ganas de decir. Hoy me doy cuenta que quiero gritar. Estoy madura para gritar y sentir la frescura que me permite llorar frente al dolorido. Hoy puedo llorar.” La novela se sostiene en tres pilares que se exponen de una manera audaz, barajadas de cierta forma que puede despistar a los lectores más desprevenidos. Dolly Pagani se refirió al texto así: “Se trata de una obra literaria anti-género, sobre la problemática escritural, que involucra: escritor-texto-lector. A pesar de la aparente casticidad formal, plantea puntualmente esa ecuación, pero enmascarada en una originalísima estructura numérica, en apariencia ‘desestructurada’, en el límite de la audacia intelectual, más allá de los juegos de Cortázar, rozando las extravagancias y las cargas de humor de Macedonio.”

Monedas en el agua de una fuente, por Susana Giraudo, Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, abril de 2009, 67 páginas.
Recientemente presentado en la ciudad, el nuevo poemario de la escritora y artista plástica local, viene a satisfacer el apetito de una poesía nueva. Otra etapa en la escritura de Susana Giraudo, que ya se encuentra retocando su próxima publicación. Con cuarenta poemas, “Monedas…” muestra a la poeta empapada con el agua de la sensualidad, del amor, de la tristeza… de la sensibilidad. Cual si fuesen las caras de una moneda, la autora estructuró su libro en dos partes, “mensajes al cielo” con un registro más sensitivo, más intimo y personal; y “ne me quitte pas…”, donde lo cotidiano aflora con más fuerza. Jorge Ariel Madrazo plasmó en la contratapa, “Giraudo pertenece al raro escuadrón de las voces femeninas que, abjurando del sentimentalismo, no temen ofrendar la llaga abierta de su hipersensibilidad, unida al diamante de la inteligencia. Esto le augura el mucho sufrir. Esta es la matriz de su poesía”.


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 5 de julio de 2009.-