domingo, 30 de septiembre de 2012

Fuera de este Mundo. Primera parte


 FUERA DE ESTE 
Postales de un lugar diferente

Primera parte


La cosa es más o menos así. En Villa María hace ya unos siete años funciona en un mismo lugar, un reducto de la cultura rock denominado Mundoº. En ese espacio han convivido las expresiones más disímiles, principalmente hablamos del rock como elemento constitutivo, pero la amplitud de criterios ha hecho que, entre esas paredes, se escuche un reggae, una cumbia o los ritmos pegadizos esgrimidos por algún Deejay.
Le sumamos a eso la impronta plasmada por un sinnúmero de artistas villamarienses, que nutrieron aún más la propuesta con el desarrollo de actividades de distinto tipo; así el teatro independiente mostró lo suyo, los pintores embellecieron el lugar y expusieron sus mundos creados a pinceladas, se realizaron ferias de discos independientes difícilmente conseguibles por otros medios, hubo muestras fotográficas y otras tantas empresas realizadas con el mayor de los esfuerzos de jóvenes, que sin un mango, forjaron ese espacio todo este tiempo.
Esa continua dedicación dio frutos estos años, llegaron a la ciudad muchas bandas y artistas del underground; que traducido al castellano básico, serían esos muchachos que hacen música o algún otro tipo de expresión que le gusta a muy poca gente (“los raritos”, póngale el rótulo que usted quiera). Además de ellos vinieron otras grandes agrupaciones musicales que en su paso a Córdoba o Buenos Aires recalaron en esta ciudad para ofrecer excelentes shows. Esto fue constante, como la energía inagotable de estos jóvenes. Villa María se convirtió así, en una parada obligatoria para la música y para el arte más diverso.
Mundoº Bar sufrió en reiteradas ocasiones clausuras por diversos motivos, pero siempre se levantó de esa caída y caminó de nuevo. Recientemente con la sanción de la Ordenanza Municipal 6539/2012 que regula los espectáculos públicos, a Mundoº le cortaron las piernas. Los diversos artículos fueron un hachazo certero que le imposibilitan seguir caminando. Por ese motivo, un grupo de jóvenes se contactaron con nuestro suplemento para manifestarse. Cada opinión se transforma así, en un tirón, en un intento de levantar ese mastodonte de ladrillos, para que vuelva a erguirse… para que siga dando sus pasos… para que no muera.
Esperemos que así sea.


Por Darío Falconi
Fotos de Pablo Costantino Felipe
eldiariocultura@gmail.com




A QUIÉN CORRESPONDA
Por Costanza Rinaldi


Robertino Metral, titular de Mundo
Como una ciudadana más, con derecho a decir lo que pienso, quiero comentar mi inmensa indignación con respecto al cierre de MundOº. Quizás desde la Municipalidad consideren tener “motivos más que suficientes” para darle una vuelta de llave a sus puertas, basándose en sus leyes y en intereses propios que poco tienen que ver con la “promoción de la cultura”; pero hay mucha gente (…y cuando digo mucha, es MUCHA, en serio) a la que más que cerrarles el bar, les cerraron las puertas para poder mostrar lo que más aman hacer, sin tener que pagar por eso.
Más que un bar era un espacio artístico y cultural, donde si tenías una guitarra, un par de temas y algo de ganas, podías sentarte a tocar y que la gente te escuchara. Escuchabas la música que querías, que lamentablemente no es la música de moda, y por lo tanto en ningún otro lado pasaban. Vinieron bandas importantes también… y no es sólo una cuestión musical. Hubo exposiciones de fotos, se pasaron videos, obras de teatro, fiestas, muestras… todo hecho por nosotros.
Mundo era cultura. La cultura verdadera, no la que nos intentan vender con el Costanera Rock y el homenaje a Gustavo Cerati. Está todo bien, pero no me interesa que un mes al año hagan algo más o menos interesante por el rock, por la música y por las bandas (que de hecho siempre hay quejas de las bandas locales por el maltrato de los organizadores), si el resto del año no tenemos donde hacerlo. Me parece bastante hipócrita que sea una cuestión plenamente lucrativa donde son ellos los únicos beneficiados, pero que argumenten que es un apoyo a la cultura local.
Repito, no me interesa comprar nada de eso. Y no soy la única.
Si el problema es una cuestión edilicia, y la Municipalidad de Villa María está “tan interesada en la cultura local”, no estaría mal que nos den un lugar donde podamos conservar todo esto, ¿no? ¿O cuál es el problema? ¿Drogas? ¿Alcohol? ¿Menores de edad? Me gustaría que se den una vuelta por los boliches/bares de Villa María y Villa Nueva, o que recorran los barrios a cualquier hora del día… No es una cuestión de Mundo. Es una cuestión social, que no está buena, pero que no es exclusiva de Mundo. No caigan en el prejuicio, por favor.
Somos muchos los que estamos reclamando por algo que consideramos injusto.
Nos gustaría ser escuchados.



MI MUNDO Y EL DE TANTOS
Por Rodolfo Schmidt

A mis 12 años fui por primera vez, acompañado por un amigo (el Pepo) a Mundo, ahí conocí que la música se sentía más allá de mi pieza con mis discos y alguno que otro gran recital, Ahí conocí gente de primera, amigos, bandas de todo el país con los huevos de los que empiezan desde abajo. Nunca, tuve un problema en ese Mundo.

No comprendo a la política de Villa María, de querer cerrar el único lugar que pone todas sus fuerzas para que el rock crezca y se dé a conocer.
Si recorrieran Córdoba en su totalidad no encontrarían en ningún rincón de la Provincia, un lugar como Mundo. Viviendo en Capital, muchos chicos del palo, me preguntan ¿es cierto que hay muchas bandas y mucha movida de rock en Villa María? Y sí, yo les digo que sí, y eso es posible, porque hay un lugar, que se preocupa y siente la responsabilidad de dar un escenario para difundir y acompañar. La comunidad de mundo no se compara con nada, hay fraternidad y cuidado.
¿Les molesta los menores de edad? Les comento que muchísimas bandas están compuestas por menores. ¿Está mal que un pibe, una piba, quiera escuchar música, conocer, hacer amigos? El Rock no es sinónimo de destrucción, de drogas y esas pelotudeces. Es construcción de una sociedad más justa más armoniosa, más crítica. A lo mejor es eso lo que les molesta, que la juventud crezca en un espacio cultural. (Mejor un Mundo cerca de un colegio, cerca de la Muni, que un casino ¿no?)
Y no vengan a decir que hacen movidas municipales, porque son toda una cagada. Mundo, el único lugar donde se vive el rock. Porque todos sabemos del poco apoyo que les dan a las bandas de la ciudad, si viene una banda grande al costanera rock, woow todo el despliegue ¿y los de acá?
Llevar Mundo a otro lugar, lejos, por qué, en mundo no hay destrucción, la gente va a escuchar música, no a emborracharse, mundo no es un boliche, es un templo, templo de rock.
Siete años en el mismo lugar, un lugar accesible para la gente de todas las edades y que no jode absolutamente a nadie. Un lugar en el que todos a su manera depositamos fuerzas y amor para que creciera.

Un abrazo gigante para todos.
Municipales media pila.


NOS, LOS QUE NOS MOVEMOS EN EL ARTE INDIGENTE
Por José Azocar (ex flogger)

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ORDENANZA Nº 6.539
Art. 29°.- Definición de rubros:

b. BAR: Denomínese como tales a los locales en los que se expendan bebidas calientes y/o frías, alcohólicas y/o analcohólicas, pudiendo expender también emparedados, masas, postres y/o demás productos conexos, en los que se transmita solamente música ambiental y en donde no se permita el baile entre los asistentes. Se entiende por música ambiental aquella que no supere los 50 db. Tipo “A” dentro del local en cuestión y que es propagada por equipos musicales que no necesitan de Disk Jockey para su emisión.
Podrán realizar actividades culturales, debidamente solicitadas y autorizadas por el DEM.

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Villa María te amo, pero… una pregunta: ¿Estás intentando erradicar el arte indigente?
No vendría mal sincerarse… dentro de los bulevares existimos seres que caminamos, algunos tendremos otro tipo de modalidad de transporte, pero preferimos caminar, caminando te contemplamos más detenidamente.
Y a veces pasan cosas impredecibles, a mí criterio hermosas, te cuento por ejemplo lo que pasó el sábado pasado en el bar del pecado.
Pocos materiales: tres tubos fluorescentes de luces de neón, paredes recubiertas con tela negra, nylon flúor (que no sé bien como se llama) hélices voladoras hechas con papel, globos negros, algo de maquillaje y témperas fluorescentes… ¡ah! y mi equipo de música de 30 watts de potencia, modelo 1994 (lo único que funciona de ese equipo es la potencia y la radio).
Con ese poco presupuesto, más los ingredientes humanos de otro planeta como D.J. Braile ambientando con su música y la hermana Sor Rita dándonos su bendición y una charla sobre la educación de eso (educación sexual)… nada más que con eso… un grupo de gente linda, en todo sentido, se divirtió por un rato, se pintó, pintó las paredes, bail…. no no... no bailó… se movió casualmente con algunos movimientos que sincronizaban bastante al ritmo de la música de D.J. Braile. Pero no bailó… eso no está permitido.
A qué voy… a que se ve que ese tipo de cosas que suceden por debajo de lo que vos tenés bien visto como la “correcta cultura”, no te queda bien. Y claro… no combina con el masivo Festival de Peñas… ni con los consagradísimos artistas que puedan venir al Anfi o al Verdi, tampoco combina con los fuegos artificiales de fin de año, no combina con El Casino… en fin, lo que nosotros manejamos es un presupuesto de artistas indigentes al lado de todo ese lujo.
Sin embargo ese arte indigente, que necesita tan poco, es fuerza pura de creación: Juan Pablo (que esta vez fue Sor Rita), es una máquina de crear personajes y compartirlos en cualquier espacio donde le den lugar, incluso en su propio departamento. Iván (esta vez como DJ Braile) es un adicto a la música. Conocedor de la música de siempre pero también de la emergente y con las ganas de transmitir la adrenalina que provoca lo nuevo que se está creando en el mundo (gracias internet).
Junto a seres como Iván y Juan Pablo y artistas con un gusto particular, también existen bandas perdidas en el mundo del rock (muchos menores de edad) que día a día componen canciones propias con el único propósito de liberar lo que les dicta la capacidad de expresión que poseen.
Pero claro, el exceso de libertad de expresión puede provocar desviaciones y hay que controlarlo… con tus ordenanzas lo estás logrando… tal vez algún día maduremos y lleguemos a comprender que lo correcto es lo que vos nos querés imponer como cultura. Tal vez… mientras tanto… Gracias por cuidar nuestra seguridad y nuestra conducta, gracias…. a veces no podemos cumplir tus ordenanzas… y es porque a nosotros nos gusta el riesgo de vivir y caminarte, nos sale así. Sí querés que nos vayamos lejos… no creo que nos movamos en remis, no es lo mismo, pero puede ser una opción, ya que no te quedamos bien.
Éxitos con “tu arte” y “tu cultura”, amada V.M.



(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
domingo 30 de setiembre de 2012
Villa María, Córdoba, ARGENTINA.



domingo, 23 de septiembre de 2012

Silvana Fornero es Penélope


Teatro
SILVANA FORNERO
Es PENÉLOPE

  

Mitología, humor y teatro. Estos parecerían ser los elementos esenciales en el trabajo de la actriz Silvana Fornero, que nos visitará en el marco de los festejos por un nuevo aniversario de la ciudad. Para esa ocasión la Sociedad Argentina de Escritores filial Villa María presenta una programación ecléctica de música, teatro y palabras (ver aparte).
En ese marco Fornero presentará un unipersonal, un espectáculo teatral que retrata satíricamente el mito de Penélope aparecido en el poema épico de Homero, La Odisea. La trama del mismo se centra en Penélope y la eterna espera de su esposo que se ha ido a la Guerra de Troya. En esos años, diferentes hombres la pretenderán hasta llegar al acoso aduciendo que su esposo ha muerto en combate. La mujer, agobiada por esta continua presión, idea una estrategia que consiste en decirle a sus pretendientes que está tejiendo una manta y cuando la termine se casará con alguno de ellos. “Un día, sus pretendientes descubren que esto es un engaño. Penélope huirá con el deseo de regresar, y formar parte de un gremio que defienda a las mujeres.”
Lo que sigue es una entrevista a la joven actriz que nos aseguró mucho entretenimiento y distención.


Por Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com




Silvana Fornero vive en Córdoba, pero tiene su familia en esta ciudad. Aquí estudió su secundario y fue forjando sus sueños. De joven ya incursionaba en distintas obras que le proponían o que se proponía ella misma. Así nos cuenta sus inicios…

-Empecé en el secundario, aquí en Villa María, -estudié en el colegio Manuel Belgrano. En segundo año colaboré con la lista que ganó el Centro de Estudiantes y una de sus propuestas era iniciar un taller de teatro. Así fue que con la guía de la profesora Silvia Rodríguez, de Literatura, di mis primeros pasos. Entre segundo y quinto año presentamos unas cuatro obras: en el auditorio García Lorca, en el Verdi y en cada acto de fin de curso. Ya de niña, en la escuela rural Fray Chianea, donde hice la primaria, era fija en la lista de todas las actuaciones para los actos.

-¿Por qué tu decisión de irte a Córdoba?
-Siendo adolescente tenía claro que iba a seguir estudiando en la Universidad. Mi hermana vivía en Córdoba, y esa ciudad y la idea de vivir sola me deslumbraban. No estaba segura de hacer teatro a nivel universitario pero sí una carrera que me permitiera expresar mi otra pasión: el fútbol. La meta: ser periodista deportiva; y el hecho que fuera en la Universidad Nacional de Córdoba le daba más vuelo, me abría más puertas. De todos modos seguiría haciendo talleres de teatro.

-Sos egresada en Comunicación Social, ¿qué vinculación tiene tus estudios con el teatro?
-La magia de transmitir, de la exposición frente a público. Aunque para muchas personas exponerse puede ser traumático, a otros nos carga de energía. Hice radio, televisión, cine, y el público y la cámara son grandes incentivos.

-¿Qué representa el teatro para vos? ¿Qué plus aporta el hecho de que sea independiente?
-Una filosofía de vida, una visión del mundo, un alimento. No sé…, creo que lo es todo. Claro, sin dejar de lado los afectos que son los que te hacen más cálido el paso por esta vida, ¿no?
 Y el hecho de que sea independiente, ¡uh! Lo hace visceral, entrañable; sumamente comprometido, porque hay que trabajar muchísimo para crear, producirte y difundirte; y el costo económico que eso tiene –que no se puede dejar de lado- siempre va por cuenta propia. ¡Pero ojo! Así también es la recompensa: incomparable cuando lográs llegarle a la gente.

-¿Cuál creés que es la función del teatro en la sociedad actual?
-Tan seguido se habla de eso. Para Brecht debía poder abrir el espíritu crítico en la gente. Y creo que hay mucho de eso. Pero también le debe permitir encontrarse con la magia, que es fantasía, sí, pero a la vez tiene mucho de verdad. Porque el arte es subjetivo, sí. Te gusta o no te gusta. Pero difícilmente no esté expresando la esencia del ser humano, que es el sentir: sufrir, reír, pelear, vivir. Eso debe lograr: que te sientas vivo para remarla cada día, por vos, por otros; y para poder revelarte contra lo y los que nos dañan.

-¿Qué papel juega el humor en tus performances?
-Es fundamental. Porque es una manera amigable, irónica y creativa de decir todo lo que quiero decir por más duro que sea.

-¿Qué motivaciones te llevaron a indagar en la mitología griega y tomar esta temática para tu espectáculo?
-Debo ser honesta: el que indagó mucho en eso fue Gerardo Luján, un director cordobés que ya no está entre nosotros, y que en una oportunidad me pidió que recreara a Penélope. Bajo su dirección la actué un año más o menos, creo que fue el 2003 o 2004. ¡Se me metió tanto en la piel…! Después hice otras cosas escritas por él, que también sondeaban en la misma temática, y siempre con humor. Un año más tarde decidí escribir mi propio monólogo, y me inspiré en esta mujer, que se bancó mil cosas sola. Además hace ocho años que doy clases de literatura, y si a eso le sumamos que en la carrera de teatro se estudia mucho a los griegos como generadores del arte dramático ahí está la respuesta.

-¿Qué mecanismos o estrategias se ponen en juego a la hora de representar una obra como Penélope? (me refiero a si tenés que investigar, consultar bibliografías, ver películas, etc... como para empaparte del personaje).
-Bueno sí. Como te digo, el haber estudiado, leído y que Gerardo Luján me trasmitiera su admiración por la cultura griega me fue de gran ayuda. Pero cualquier personaje merece estudio, investigación, etc. Aunque más no sea sentarte en una plaza y observar el comportamiento de las personas si tenés que encarnar un personaje realista o costumbrista. A alguna fuente siempre te tenés remitir. A un personaje se lo compone buscando dentro de uno mismo pero también fuera. Porque hasta el mejor actor carece de todas las respuestas, ni lo sabe, ni lo siente todo.

-¿A qué obedece el hecho de utilizar pocos recursos en tu presentación?
-Es más barato (risas). Pero te significa un desafío mayor porque tenés que llenar de vida el espacio. El cuerpo y la voz pasan a ser materia principal indiscutida. Vengo de una formación que enseña que a un personaje hay que darle todo. El actor no debe guardarse nada. Intento hacer eso, ojalá se note… (risas). Y por eso siento que lo poco que tengo en escena me alcanza.

-¿Cuánto tiempo hace que representás esta obra? ¿Qué sentís en cada nueva presentación?
-Como te decía, desde el 2003 con Gerardo. Pero ya reescrito el monólogo -conserva muchas cosas de aquel- con elementos propios y actuales hará más o menos un año y medio que lo pongo en escena en distintos lugares.
Cada presentación es como parirlo de nuevo. Vuelven los nervios, la ansiedad, la adrenalina. Le agrego algún elemento nuevo, por ejemplo algún tema que esté en boga, un comentario poco afortunado de algún político... En definitiva, me hace muy feliz recrear a esta Penélope cada vez.

-¿Cómo invitarías a nuestros lectores para que te acompañen el próximo viernes 28?
-Ah bueno:

¡Oh pueblo villamariense! Debo aconsejaros para soportar la crisis de aburrimiento que estais padeciendo y luego de haber orado a los dioses, os acerquéis a la Medioteca a acompañar a la esposa de Ulises que lleva ya diez años Sola, re sola…, de soledad absoluta.


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SOCIEDAD ARGENTINA DE ESCRITORES FILIAL VILLA MARÍA

Viernes 28 de setiembre de 2012
MEDIOTECA MUNICIPAL a partir de las 21 hs.


PROGRAMA

  • Palabras de apertura del presidente Sr. Eduardo César  Belloccio.
  • Teatro leído a cargo de socios de la S.A.D.E. Se ofrecerá  -“La hijas de Roberto Arlt”,
  • No llores por mí, Argentina” interpretación de Melanie Sol Rocha (13 años).
  • “Entre curdas” recitado de Edgar Méndez.
  • “Penélope” teatro unipersonal de Silvana Fornero.
  • “El último café” y “Color esperanza” canciones interpretados por la soprano Liz Pereyra.


Se encontrará a la venta el segundo número de la revista  “La palabra de la S.A.D.E.”
Servicio de bar: Se podrá degustar café, gaseosas, sándwiches, etc.

Coordinación a cargo de Puqui Charras.
Producción general: SADE Villa 



 (*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 23 de setiembre de 2012
Villa María, Córdoba, ARGENTINA.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Una nota indecorosa II. Apuntes sobre las malas palabras


UNA NOTA INDECOROSA
APUNTE SOBRE LAS “MALAS PALABRAS”
SEGUNDA PARTE




A manera de cierre pero no con la intención de agotar la temática, volvemos sobre las “malas palabras”. Lo hacemos para mostrar algunos aspectos más de esta rica y compleja trama lingüística que envuelven estas construcciones sociales.
Iniciamos esbozando unas cuantas características al respecto, para luego mostrar algunos ejemplos en la literatura tradicional y cómo los mismos aportan verosimilitud a estas obras literarias. Para finalizar, nos preguntamos qué hacer con ellas y ofrecemos una posible solución a este cuestionamiento.



Por Darío Falconi
eldiariocultutra@gmail.com



La característica inmanente e inherente a las “malas palabras” y los insultos son la energía que concentran y que se vacía o se calma cuando uno la descarga al aire libre o contra alguien.
Los insultos cobran vida de acuerdo al contexto en el que se encuentren, ya sea para agredir al otro, para agredirse a uno mismo, o para exteriorizar alguna alegría o admiración por alguien. Cuando uno lanza a viva voz un “hijo de puta” (y lo escribo con todas las letras, siguiendo al recordado Fontanarrosa que decía que poner puntos suspensivos para sugerir una mala palabra era triste y absurdo) esa hermosa construcción que todos usamos alguna vez, podemos significar muchas cosas. Por un lado, la ofensa más grave que a uno se le puede hacer, insultando a la madre que nos dio la vida; por otro, admiración total para un congénere o persona que ha cometido la gran hazaña “¡qué hijo de puta, cómo juega a la pelota!” Y cuando largamos un “hdp” (abreviatura eufemística para decir lo mismo que el párrafo anterior) nos damos cuenta de que no suena con tanta fuerza, tampoco llegaría con la misma intensidad si definiéramos el término al proferirle a alguien “¡Sos un descendiente de un mujer que desarrolla su trabajo en el comercio sexual!”. Pasaríamos a ser un tipo raro, hasta pensarían que no estamos bien de la cabeza. Sintetizando, cuando hay que putear, hay que putear con todas las letras.


OTRAS CARACTERÍSTICAS
También es cierto que las “malas palabras” cambian o significan diferentes cosas, de acuerdo al país, la provincia, la ciudad y hasta el barrio en que uno se encuentre. Me resisto un poco a dar estos ejemplos porque todo el mundo los conoce, el “pelotudo” para España sería aquella persona valiente, que tiene pelotas, cojonudo; mientras que en nuestro país como en varios otros insinúa un insulto equivalente a estúpido.
Debo decir además que generalmente uno expresa un insulto contra alguien, también consigo mismo cuando comete algún error o se golpea física o moralmente; pero en ocasiones también el empleo de “malas palabras” tiene la intención se satisfacer la necesidad de sacar una energía positiva surgida por la obtención de alguna buena noticia, una cuestión emotiva, de alegría inconmensurable que necesita salir de nosotros mismos.
Con el subtítulo de “verdad, mentira y arte del insulto” los citados autores del Diccionario de la injuria, resaltan otras características del insulto. Ellos dicen, con justa verdad, que todos tenemos algunos secretos que no queremos contar o a veces recordar, sucesos que han pasado o ciertas características en nuestra personalidad que no queremos dar a conocer, todos, en cierta forma, tenemos secretos muy bien guardados. Entonces, cuando alguien sale a relucir estos secretos, nos molesta mucho y declaramos no grata a la persona que se ocupó de develarlas. Esto es así cuando lo que se nos dice o se hace vox populi es verdad. Pero también es cierto que el insulto no requiere de verdad, cuando a alguien se le dice “hijo de puta”, esta aseveración puede ser cierta, pero no todos somos hijos de una prostituta. La conclusión de esto es que el insulto no tiene pretensiones de ser verdadero ni falso, sólo quiere incomodar y golpear la moral pública o privada.
Aunque no las definiremos (por cuestión de espacio) estas son algunas formas de las “malas palabras”: adulación, blasfemia, calumnias, falso testimonio y perjurio, frivolidades, hipocresía, insultos, ironías hirientes, juicios temerarios, maledicencia o críticas, mentira, vanagloria o jactancias… y el catálogo se amplía constantemente.


LA “MALAS PALABRAS” EN LA LITERATURA
El aporte que ha realizado la literatura a la cuestión de las “malas palabras” o “voces malsonantes”, según Amado Alonso, ha sido valiosísimo, se trata de alguna manera de suavizar (si se quiere) estas expresiones que al ser dichas por escritores de prestigio o personajes de sus textos, le dan un toque de anestesia al escándalo. Reproducimos tres aportes (tomados del libro de Bufano/Perednik) para ejemplificar, téngase en cuenta el tiempo en que fueron escritos y el contexto en cuestión:

“El farmacéutico se levantó, extendió el brazo y haciendo chasquear la yema de los dedos, exclamó ante el mozo del café que miraba asombrado la escena:
—Rajá, turrito, rajá.
Erdosain, rojo de vergüenza, se alejó. Cuando en la esquina volvió la cabeza, vio que Ergueta movía los brazos hablando con el camarero”.
(Roberto Arlt, Los siete locos).

“—Por Dios –dijo Sancho- que vuesa merced me trae por testigo de lo que dice a una gentil persona, puto y gafo, con la añadidura de meón, o meo, o no sé cómo.”
(Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha).

“A un oficial nietzscheano que gritó: ‘¡Primero morir que entregar el barco!’, lo tiraron por sobre la borda después de largarle un insulto que, en idioma teutón, debía significar algo así como ‘la puta que te parió’.”
(Alejo Carpentier, El recurso del método).


¿QUÉ HACER CON LAS “MALAS PALABRAS”?
En varias oportunidades, nos encontramos en la situación de resolver que hacemos con estos términos, nos lo planteamos como educadores, como periodistas, como padres de familia, como usantes de un idioma que nos liga a una sociedad cada vez más desinhibida.
Al respecto, reproduzco un fragmento de una entrevista que le hiciese al Lic. Enrique Doerflinger sobre el tema en cuestión, “hay que procurar que los chicos las eviten, pero no ponerse en una perspectiva moralista, de escandalizarse; se debe incentivar desde el hogar, la escuela y los medios de comunicación (tema aparte porque estos, en especial la TV, son los principales productores de malas palabras)… De algún modo hay que procurar de que nuestro lenguaje se enriquezca con todo lo maravilloso que tiene la lengua, y no me refiero a que debamos hablar con un lenguaje florido o cargado de imágenes barrocas; hay que hacer el uso de otros recursos lingüísticos, que cuando una persona no está lo suficientemente educada lingüísticamente no los maneja, como la ironía. Al mismo tiempo en que son efectos comunicativos determinados sería bueno que puedan ser juegos ingeniosos del lenguaje, esto tiene que ver con el desarrollo de otras potencialidades con el lenguaje, antes que recurrir al recurso fácil del improperio reiterado.”
Hay que destacar también, que la inventiva en materia de forjar “malas palabras” no se detiene y nos sorprende ver/escuchar (más en Córdoba donde el humor es una vertiente de complejos vitamínicos para el lenguaje) cuán pensado son los términos que se crean con este fin. Los apodos a políticos, de amigos y demás son de una inventiva notable, al punto tal que más de uno diría que, si fuéramos igual de buenos para el trabajo, Argentina sería un país del primer mundo.
Las “malas palabras”, como fenómeno de la lengua que es, crece día a día y eso es positivo, porque da cuenta que la sociedad está cambiando y el lenguaje se va enriqueciendo; lo importante no es eliminarlas; sino simplemente, adecuarlas al contexto en el que nos encontremos. 


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
 Domingo 16 de setiembre de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Una nota indecorosa. Apunte sobre las malas palabras



UNA NOTA INDECOROSA
APUNTE SOBRE LAS “MALAS PALABRAS”
PRIMERA PARTE



Son el mejor ejemplo de cómo funciona el sistema de la lengua. Se crean, se reproducen y mueren con tanta rapidez que nos asombra. Las utilizamos para descargar nuestras energías, para demostrar admiraciones, como apelativo para comunicarnos con amigos, para expresar la inmensa felicidad o para insultar nuestra mala suerte.
En esta nota intentamos despuntar el tema, acercarnos a sus orígenes, los usos, la riqueza de su inventiva y hasta nos preguntamos qué hacer con ellas; son esas expresiones que no conocen de raza, posición social, edad, ni sexo, con ustedes las “malas palabras.”
  
Por Darío Falconi
eldiariocultutra@gmail.com


Siempre recuerdo el anecdótico momento en que una de mis sobrinas de Río Tercero le decía a su madre, “—Vamos a la casa de la abuela Ana y del abuelo Ano”. Y todos reíamos a carcajadas.
En esa construcción armada sobre la base de asociar la “a” final como letra que define a lo femenino y la “o” como la que se ocupa del género masculino, Ruth resolvió la necesidad de expresar sus ganas de venir a casa mis padres. Mi madre se llama Ana, pero mi papá Jorge… ¡¿?!
De estos ejemplos hay montones en los niños que comienzan a manejarse con el lenguaje, ese sistema de símbolos y signos que le permitirán poder saciar sus necesidades más pronto cuando los adultos comprendan lo que requieren, logrando de esta manera, como dice John Austin, hacer cosas con palabras. Y mientras van aprendiendo a pasos agigantados el uso del lenguaje, los pequeños son permeables de adquirir todo lo que la sociedad considera bueno, pero también lo que se considera malo. Allí ingresan las denominadas “malas palabras”, ese compendio tan amplio de expresiones, poderosamente reproducible (en el sentido de creación constante de nuevos términos) y que la comunidad lingüística considera tabú, por lo tanto prohibido, reprochable, censurable...
Sucede a menudo que todo aquello prohibido genera curiosidad (¿sino, pregúntese por qué razón usted está aquí?), esto por un lado; y por el otro, el deseo de rebelarse, de trasgredir ciertas normas establecidas. Existen sobrados ejemplos en distintos ámbitos que certifican esta aseveración.
Pero volviendo a los niños, es interesante ver/escuchar como ellos recurrirán a esta estrategia para hacerse notar. Aunque no sepan el significado de las palabras que expresan les resulta poderosamente llamativo decirlas, ya que les encanta el efecto que producen en los demás. Cuando mi sobrina llamó a su abuelo “Ano” en vez de “Jorge” y descubrió que todo el auditorio familiar se desternillaba de la risa, supo que había encontrado sus minutos de fama. También supo que cuando fuese la responsable de alguna travesura, la emisión de esa palabra mágica de tan sólo tres letras, la haría salir ilesa de recibir los retos, las penitencias o algún chirlo bien merecido. Créame lector que fue así.


¿CÚANDO UNA PALABRA ES MALA?
Lingüísticamente, las “malas palabras” son el mejor ejemplo de mostrar en carne viva cómo funciona el lenguaje y también son las que se producen en mayor cantidad.
Sergio Bufano y Jorge Perednik, diferencian en su “Diccionario de la injuria” (Losada, 2006) las “malas palabras” del “insulto”, caracterizando a las primeras como obscenidades, aquellas que están destinadas al ámbito público y ofenden a la moral y el buen gusto; en cambio, el segundo término está ligado al uso, ofende a alguien en particular y está gestado en el ámbito privado, aunque después pueda pasar al ámbito público, su intención nació allí.
Según estos autores el nacimiento de una palabra tiene dos orígenes, uno popular y otro erudito, en ambos casos el ingreso de una palabra al lenguaje, su permanencia y egreso depende nada más de la comunidad; es ella la que decide consciente e inconscientemente que término se queda, que término se va o si se otorgan nuevos valores semánticos (significados) a los mismos.
Nótese que hay ciertas palabras que han persistido al paso del tiempo y hay otras que sólo nacieron y vivieron por una temporada.


PALABRAS MALAS O CONSTRUCCIONES PELIGROSAS
Es interesante ver y saber que las palabras en sí mismas no son buenas, ni malas, son amorales; el mejor ejemplo de ello lo encontramos en el lexicón o comúnmente llamado diccionario. Si leemos del mismo “planta herbácea anual, de hojas grandes y enteras, flores pequeñas y amarillas y raíz carnosa comestible”, lo que se está haciendo es describir un “nabo”; pero cuando alguien nos dice, “tu hermano es un nabo”, ya esa palabra toma otra connotación y se ejecuta como un insulto. Peor aún si se lo adereza y se lo enriquece logrando otras construcciones como “tu hermano es un reverendo nabo”, a esta altura convendría preguntarse ¡¿qué tiene ver la religión, con la planta y con mi hermano?! No sé, pero que uno se ofendería al recibir estas palabras seguro que sí, porque sabe que lo están agrediendo.
Muchas veces, se convierten en insulto palabras que no fueron creados con esa intención, ahí reside la versatilidad de la palabra: “sos un negro”, “bolita” (por boliviano), etcétera… cuando negro ni boliviano en sí no son insultos. Debería ser un orgullo ser de tal color de piel o hijo de cualquier país de este mundo.
Los insultos se abren ampliamente como un abanico y toman elementos de los más diversos para nutrirse. Mencionaremos a continuación algunos ejemplos que vienen al caso:
Verduras: dijimos recién “nabo” que es una planta, pero también una manera de decir que alguien es un inútil, bueno para nada o connotaciones similares; zapallo, más pesado que “collar de sandías”…
Animales: es muy común vincular a alguna persona con la características propias de algún animal; cerdo (“comiste como un cerdo”), vaca (“estás gorda como una vaca”), perro (“sos un perro, jugando al fútbol”), venado (“Germán es un venado”), burro (“¡no podés ser tan burro!), etcétera.
Características físicas o defectos: cuando alguien quiere agredir, un clásico es resaltar los defectos físicos de la persona en cuestión; narigón, enano, flaco, rengo, ojudo, pelado…
Preferencias sexuales: todo aquello que tenga que ver con la sexualidad y el tabú son materia prima para el escándalo y la ofensa; maricón, traga balas, torta, proxeneta, etcétera.
Religión, nacionalidad o color de piel: judío, bolita, chinaca…
Enfermedades, desastres y afines: cuando se emplea el uso de alguna enfermedad para referirse a un individuo o colectivo de individuos que causan inconvenientes o molestan de alguna manera; “sos el cáncer de esta fábrica”, “esos críos son una plaga de langostas”, “Graciela es un terremoto”…
Diminutivo: el empleo del diminutivo, tan común entre nosotros los cordobeses, muchas veces empleado para referirse a alguien con cariño, también sirve para que la palabra suene más cruel; sirvientita, mariconsito, pendejito…
Ironía: la ironía es uno de los recursos que se emplea muchísimo y hay que estar con cierta preparación para saber cuando son irónicos con nosotros mismos. Es un arma muy efectiva y se consiguen los efectos más memorables con ella; su empleo está reservado a personas más ricas y desenvueltas de vocabulario que hacen uso de esta forma inteligente. Si bien el empleo de insultos, improperios, y otras atrocidades no es aconsejable, la ironía está un paso más adelante y se rescata de ella la preparación que se tiene para emplearla, en comparación con el insulto fácil, recurrente y chabacano.
Creación de pseudopalabras o decir palabras en otros idiomas sin que el receptor de la misma las comprenda, se transforma en una burla.


LOS PRIMEROS INSULTOS
Las “malas palabras” y los insultos son tan antiguos como la sociedad misma. Su primer registro, según Bufano/Perednik vine de las Santas Escrituras. Aunque parezca irónico, el primero que insultó fue el mismísimo Dios al decirle directamente a la serpiente “maldito”, palabra que emplearía contra Adán y Eva, luego contra Caín por asesinar a su hermano Abel y el eco de ese insulto se escuchará en todos los textos que le siguen. También la serpiente insultaría a Dios diciéndole que los motivos por los cuales les prohibió comer los frutos de cierto árbol “no son ciertos”, por lo que lo estaría llamando, en definitiva, mentiroso.
De esta manera se convertirían en los primeros insultos registrados de Occidente. De allí en adelante son muchísimos los textos donde se reproducirán estos insultos y se crearían nuevos.

(Continúa el domingo que viene)…



(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 9 de setiembre de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Marcelo Luque. Operador de cine



Entrevista
MARCELO LUQUE
OPERADOR DE CINE
  


Anoche volví a ver “Cinema paradiso”, la inolvidable película de Giuseppe Tornatore. La producción de 1988 retrata la vida de un niño que crece de la mano del cinematógrafo y de un viejo operador que le enseña sus trucos. Un homenaje al cine, su oficio y su función social. La vi porque quería revivir los momentos y las sensaciones que esta historia despertó en mí la primera vez.
La nostalgia por el cine que está presente en toda la película, seguramente es la misma que tienen aquellos que han tenido la suerte de vivir, en la época en que en Villa María había más de cinco salas funcionando simultáneamente. Ellos, usted lector, que fue partícipe de ver cómo fueron cerrándose las salas una a una como fichas de dominó, seguro que es algo que aún lamenta.
El desarrollo tecnológico y el acceso masivo a los televisores, videocaseteras, DVD, ha contribuido, junto a otros aspectos, a que los espectadores del séptimo arte fueran migrando de la sala cinematográfica, hacia el refugio de las cuatro paredes de su casa. Sin embargo, usted sabe que no es lo mismo, que la experiencia de vivir una película en un cine nunca será igualada por otra cosa más que por el cine mismo. Por ese motivo hoy le propongo un recorrido por la única propuesta de cine que ha quedado en la ciudad y contarles con la voz de uno de sus operadores, cómo es este trabajo de ofrecer historias a través de una pantalla.


Por Darío Falconi
eldiariocultutra@gmail.com


La puerta se abre y crece ante mí la extensa escalera en caracol que se dispara hacia arriba. Dos o tres vueltas en sí mismo y ya estoy en la cabina donde amablemente Marcelo Luque me recibe. Él es de Villa María. Se dedica a este oficio desde 1998 con la misma empresa que hoy ha desplegado cuatro cómodas salas insertas dentro de un hipermercado. Hace ya varios años el titular del cine local, Fernando Ateca, le propuso la tarea que Marcelo emprendió luego de ser operador en las recordadas Radio Río 101.1 en Villa Nueva y la emisora del Obispado.
Sus inicios los recuerda en la calle Corrientes cuando reemplazaba a quienes, por aquel entonces, eran los operadores del momento. Hoy esas personas de las que aprendió se han jubilado y le toca jugar de titular. Define a su tarea de apasionante, pero aclara que la condición indispensable es que a uno le guste; porque el trabajo de operador es muy solitario. Son seis días a la semana, que durante siete horas debe convivir entre el “claqueteo” de las máquinas y la soledad propia de esta actividad. En su gran cabina de trabajo están instalados tres proyectores de 35 mm, que han sido heredados de cuando el cine se encontraba en pleno centro; más un nuevo proyector de última generación, que se utiliza para ofrecer las películas digitales en 2D y 3D.


EL LEGENDARIO FORMATO: 35 MM
Las películas de 35 mm tomaron ese nombre porque las tiras en las que vienen grabadas tienen ese ancho, un formato que con algunos cambios y agregados continúa utilizándose desde los albores de la cinematografía.
Marcelo tira varias veces de la punta de un rollo para encontrar la parte donde está plasmada la clasificación de la película, luego la arruga y dado el material con el que se fabrica ahora, la cinta recobra su forma, se vuelve indestructible e ignifuga. El celuloide en ese sentido era un gran problema, dado que la gran temperatura que generaban los proyectores y la propiedad combustible del celuloide podrían provocar incendios y causar accidentes como el que sufrió Alfredo, recordarán, en “Cine paradiso”.
La explicación del entrevistado continúa diciendo que la frecuencia de trabajo son 24 cuadros por segundo, esto significa que en un segundo se pasan 24 fotogramas (o fotos si lo prefiere); por ello es que los rollos de cinta son muy extensos. Aproximadamente en una hora hay 6000 metros de cinta. Es esta la que pasa de una gran bobina superior donde está cargada a una vacía inferior, que se va llenando a medida que el filme transcurre. Pero antes, la cinta atraviesa por una gran cantidad de rodillos y cabezales que transportan las historias que se decodifican en imagen sonido.
Marcelo me guía, me muestra los proyectores y me cuenta de qué manera se han ido armando, dado que algunos poseen cabezal alemán, bases norteamericanas, otras partes de industria nacional y nos aclara que en la actualidad se hace complicado conseguir algunos materiales o repuestos; por lo que se debe apelar a la inventiva, para solucionar los inconvenientes que se vayan apareciendo. La tapa de uno de los proyectores se abre ante mí y la lámpara ofrece su luz brillante, los haces se reflectan en espejos que generan así la magia que ha cautivado a grandes y chicos durante muchas décadas.


LOS ACTOS
Las películas llegan al cine en diferentes latas resguardadas por bolsas que las protegen. El ex operador de radio nos cuenta al respecto que, cada título no viene en un solo rollo, sino que se divide en actos. “Lo que hacemos nosotros es unirlos en un rollo más grande”. Para ello utilizan una tabla que contiene unos clavitos que encajan perfectamente con los orificios que la cinta dispone en cada uno de los lados. De esta manera esa parte se mantiene rígida hasta que se le une la otra, se hacen coincidir los cuadros, y con acetona o con cinta se ensamblan los actos. “Sucede que antes se proyectaba en actos. El operador cuando veía que en la esquina superior derecha se hacía un círculo, estaba la señal de que debía encender el otro proyector para continuar con el siguiente acto. Había que tratar de que el público no lo notara.”
“Las películas vienen en dos formatos que son los más conocidos en cine, que son el full screen o pantalla completa y el formato cinescope o 16.9 que se ve alargado. Usamos un tipo de lente que es grande, que es una secuencia de 6 ó 7 lentes que hacen que la película se achate y la veamos en toda la pantalla. Eso trabaja con la distancia, con la apertura del lente, la apertura focal y con muchas otras cosas que se ponen en juego.”
Tal como si fuera el corte transversal de un árbol, los distintos cambios de colores en el rollo que contiene una película completa, marcan aproximadamente los diferentes actos. Un acto puede durar unos 15 minutos y ostentan un gran peso. Sería una cuestión matemática saber que una película de una hora y media lleva alrededor de seis actos.
Retomando la cuestión del material con el que se han construido le consultamos a Marcelo, si el hecho de que ahora las cintas se construyan en un tipo de plástico modifican la imagen y el sonido. Nuestro interlocutor dice que no, “incluso la banda de sonido que vimos recién era cian, antes venía en negro; pero esto sucede porque ahora se le hacen dos o tres procesos menos con el fin de abaratar costos.” Consultado por quienes son las grandes distribuidoras de la actualidad, la Sony, Distribution Company, Primer Plano, Disney, son las primeras que se le vienen en mente.
Desde que subí a la cabina de proyección el sonido de los proyectores funcionando se ha metido en mis oídos, pero ya no lo escucho hasta ahora en que revivo este momento desgravando la nota. Al respecto Marcelo me dijo que aún sigue apasionado con la profesión, “a ese sonido ya me acostumbré”. Le pregunto por qué razón están encendidos los proyectores si varios de ellos no están proyectando nada. Simple, “los cabezales trabajan con aceite y deben calentarse para responder satisfactoriamente. “


LA REVOLUCIÓN DIGITAL
Como frutilla del postre, Marcelo nos lleva al final de la cabina. Allí en un cuarto excesivamente refrigerado está instalado un proyector de grandes dimensiones. Desde allí se controla la sala de cine digital que es lo más novedoso en esto de mostrar las producciones del séptimo arte.
Aquí un servidor controla todo digitalmente. Intrigados con este nuevo sistema de proyección de películas, Marcelo, se nos adelanta y nos cuenta al respecto. “La película viene en una valija de plástico precintada, es un disco rígido que se inserta acá (nos muestra un rack que contiene varios controles y el lugar para colocar ese disco rígido externo), allí se copia la película. Una vez que se descargó, se coloca un código de seguridad, que de acuerdo a lo que hayas contratado con la compañía te habilitará para proyectarla tantas veces en un período de tiempo determinado.” De esa manera se evita la piratería, pero además el sistema tiene multiplicidad de funciones que optimizan y facilitan la proyección de las películas. Con este sistema es posible programar a qué hora queremos que comience, o cuándo queremos que se apaguen las luces; además en pantalla se puede ver en qué momento de la película se encuentra y cuánto falta para culminar, entre otras funciones. Todo es programable.
La posibilidad de que se generen problemas con este tipo de aparatos, son mucho menor y en caso de suceder, una luz roja y un silbato alertará al operador que acudirá para solucionarlo. Pero a pesar de que todo parece tan fácil, la tecnología es importada, por lo tanto en inglés, con lo que le exigió al operador aprender un sistema diferente, con funciones y manuales en un idioma diferente (inglés).


EL CINE NACIONAL
Mis últimas preguntas radican en saber si ha notado cambio en el público de cine en estos años. ¿De qué manera lo experimentó en su trabajo? Al respecto, el entrevistado dice “cuando hicimos el cambio de lugar, toda la gente decía que no iba a venir nadie acá; pero finalmente no fue así, la mejor inversión está hecha, hay mejor sonido, la salas son más cómodas. Viene la gente, los fines de semana se llena, porque además forma parte de venir a visitar el hipermercado.” “En la calle Corrientes iba la gente, pero el factor determinante de que vayan o no, era el tema de las películas.”
¿Y en el caso de las películas argentinas?, le consulto: “después de ‘El secreto de sus ojos’ la gente se vuelca más a ver cine nacional.”


Y a veces sucede que, gracias a un excelente filme, que recoge excelentes críticas y obtiene el galardón del ‘Óscar a la mejor película extranjera’, se genera la posibilidad de que (además de las propuestas extranjeras) mucha gente vuelva a creer en el cine nacional. Y eso está muy bien y es algo que no dejamos de celebrar.
Lo saludo a Marcelo y caracoleo la escalera hasta el final. Empujo las barras y salgo hacia el estacionamiento. Allá arriba quedó él preparando quién sabe qué detalle, para que podamos seguir disfrutando las historias, que como en la vida misma, no culminan jamás.


*Publicado en EL DIARIO del Centro del País
Domingo 2 de setiembre de 2012
Villa María, Córdoba, Argentina.