domingo, 13 de marzo de 2011

Juan Montes. Un kanto a la esperanza

entrevista a
JUAN MONTES
UN KANTO A LA ESPERANZA
(Sobre el libro de Cristina Fernández de Kirchner)


En la esquina de José Ingenieros y bulevar Vélez Sarsfield se emplaza el vivero que buscamos. Entre paredes de plástico, cacharros y un sinnúmero de plantas que esquiva con la cintura de un habilidoso delantero de fútbol, pasa Juan y me saluda. “Ya estoy con vos, Darío”, y carga sobre su hombro una bolsa de tierra o fertilizante que deposita en vehículo de algún cliente.
Vuelve, me invita una gaseosa fresca y me pregunta si vamos a hacer fotos, para cambiarse la remera sudada por una para la ocasión. Se lava las manos cubiertas de tierra, seca su frente y nos disponemos a instalarnos en el bar más cercano. Atrás queda el vivero, con su señora a cargo y sus pequeños hijos que la acompañan.
Juan Carlos Martínez Montes, o más conocido por todos como “el negro Montes” fue docente de teatro, dirigió este diario y las revistas Río de pájaros, El país del interior y Debate. Es “padre tardío” de una familia numerosa y está estudiando el Profesorado en Lengua Castellana en la Universidad Nacional de Villa María (UNVM). Fue un militante activo allá por los ’70 pero se retiró de la política por una sumatoria de desilusiones, hasta hoy en que se convenció que debía retomar la palabra.
Acaba de publicar “Esta mujer. La utopía posible” (Eduvim), referido a la señora presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Un libro que logra conjugar los grandes temas y debates políticos actuales, narrados con una prosa diáfana y contundente. Juan Montes nos dibuja el recorrido realizado por el matrimonio Kirchner desde sus jóvenes años a la actualidad y centra su mirada en el análisis del “conflicto con el campo” y su estrecha relación con la ley de medios. Lo hace desde su mirada de militante, resaltando los grandes pasos dados por el gobierno pero también esbozando sus grietas; lo mueve el deseo de que el pueblo encuentre herramientas cotidianas para entender la realidad que atraviesa el país.



Juan Montes venía pergeñando la idea de articular, en un discurso escrito, el desempeño del kirchnerismo que vive como argentino y militante.

─¿Cuál fue el germen de este libro?
─Hice dos cosas, en abril EL DIARIO me publica una nota que se llamaba “Esta mujer”, esa nota era la síntesis del libro que ya estaba trazando. Se ve que la nota quedó bien porque me llamaron de todos lados. Tenía esta idea cuando sucedió “el conflicto del campo”, ese fue el disparador para que muchos de los que nos consideramos militantes hayamos vuelto a creer, a ver que había un espacio donde se podía pelear por esos ideales que siempre soñamos.
Si bien es Néstor Kirchner quien sienta las bases, establece algunos parámetros muy transformadores; yo soy de la idea que es Cristina Fernández quien reinstala el debate político en la sociedad por dos motivos: por la ley de medios y por el “conflicto del campo”. Éste último, no es más que la excusa que los sectores de poder encontraron para frenar el avance de políticas como la ley de medios y la de Derechos Humanos. En esas dos gestiones de gobierno están implicados tales personas, en DDHH está la investigación de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, principal accionaria de Clarín; y por otro lado la ley de medios, apunta a esta familia. El establishment creía que CFK iba a poner paños fríos a este giro tímido hacia la centro-izquierda que había hecho Néstor Kirschner. Sin embargo, hizo todo lo contrario, fue más a fondo, confrontó, provocó la confrontación… es en ese contexto, cuando yo notaba que empezaba a salir gente, que había algunas manifestaciones, que participábamos en marchas, quizás asustados por tanta violencia manifestada por el sector del campo, no nos animábamos a decir si lo que hacía el gobierno estaba mal o estaba bien, en un momento me dije, “o estamos o no estamos” y tuve la necesidad de pedir la palabra y salió la conferencia que hicimos en el rectorado de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM).

─Mucha gente desetimó la capacidad de Cristina Fernández, no creían en ella.
─No se la entiende a CFK en toda su magnitud, ahora recién se la está comprendiendo, porque el ciudadano común está viendo que el discurso mediático se cae por sí mismo; porque no tiene nada que ver con lo que ve la gente. El tema es que es muy fuerte la instalación de los medios, cuando se habla de Clarín algunos piensan en un diario, pero estamos hablando de un grupo que maneja el 80% de los medios del país (directa o indirectamente).

─Es la lucha por la palabra.
─En este país, por primera vez en 200 años se están tocando intereses que nadie tocó. La sociedad está asistiendo a pequeños procesos que están en debate; uno dice la pelea con Clarín, pero en realidad lo que se está discutiendo es el rol de los medios de comunicación, la ética, la profesionalidad, el rol del periodista, el rol del estado respecto a los medios de comunicación. Fijate el poder de los medios que tienen, que aún hoy cuando se dice que el gobierno es autoritario, que no respeta las leyes y demás; fijate vos que la ley de medios no la pueden aplicar, no le pueden sacar dos pelos a los hijos de Noble. El gobierno, a pesar del poder que le atribuyen los medios, aún no puede revertir todavía, la influencia que tiene el Grupo Clarín sobre la justicia.
Cuando uno se encuentra un gobierno que por primera vez, por lo menos en mis 53 años, hay 7 u 8 años de estabilidad, que en muchísimos aspectos se ha ido hacia delante, en la educación se ha aumentado el presupuesto de un 3% a un 7% en 4 años, se han jubilado millones de personas más, la asignación familiar por hijo que es un acto revolucionario de alto alcance, porque implica no sólo que alguien vaya y cobre 200 mangos y nada más, es un subsidio controlado, si vos no tenés el hijo vacunado o el certificado de estudio, no te dan la plata. Esto implica que dentro de 10 años va a haber chicos con menos posibilidades de tener enfermedades y va a haber cierta cantidad de chicos que estén escolarizados; implicará que va a haber menos gente en la calle. Este gobierno tiene muchas fisuras, pero no sé si es el momento de detenerse ahí cuando uno ve que en muchísimos otros aspectos se avanzó.

─Vos hablás en tu libro de una transición, ¿cómo se fue dando este proceso?
─Esto es una transición. Los primeros años lo acompañaron a Kirchner porque había que sacar el país del infierno, pero en los próximos años Kirchner ya había definido hacia donde iba el modelo. Si uno se remite al discurso de asunción en la Cámara Legislativa del 25 de mayo de 2003, Kirchner anunció hacia donde iría el país, está escrito; pero pensaron que era un discurso más.
Un tipo que sube cuando no era nadie, era un pobre electoral, 22% de los votos asumiendo porque el contrincante renuncia; sin embargo sube de la mano de los representantes del Neoliberalismo y de la derecha peronista, necesitaron hacer alianzas. ¿Pero qué pasó? Néstor Kirchner llega de la mano de Duhalde, incorpora funcionarios con conceptos neoliberales como Lavagna, como condicionamientos de esa alianza; pero cuando Kirchner se afianza empezó a renovar su entorno y rompe con Duhalde y se saca a Lavagna. No se quedó ahí como se han quedado algunos gobiernos provinciales y municipales.
Kirchner pone la política por sobre la economía, al contrario de lo que se hizo siempre, un tipo que aplica políticas que son piantavotos, pero que realmente eran necesarias para reestablecer la dignidad, para sentir que se estaba haciendo justicia. Subir a las Madres de Plaza de Mayo al escenario, ponerlas en primera fila, por primera vez en nuestro país, más que sumarle le restaba. Entonces yo me dije “este tipo no está haciendo negocio político, está haciendo política en serio”. Hay muchos ejemplos: ¿no era más fácil arreglar con Clarín? ¿No era más fácil arreglar con el campo? ¿no era más fácil arreglar con Duhalde? Entonces estos tipos dijeron que “es más fácil pero no es lo que necesitamos, sino vamos a caer en los mismo errores.”

─¿Cuáles son los problemas con los que se puede encontrar Cristina Fernández en adelante?
─El problema mayor que tiene CFK es hacia adentro del peronismo, porque confluyen a este modelo, tantas expresiones diferentes, donde los peronistas históricos no quieren reconocer nuevas formas de construcción política, están los peronistas progresistas; pero por otro lado, todos los movimientos que aparecen, el Frente Grande, la gente de Sabbatella, la Cámpora… cientos de agrupaciones que a su vez no coinciden con las estructuras partidarias, eso le conforma a CFK un escenario interno tan complejo, que el verdadero desafío es articular todas esas voces.
Hasta este momento CFK está sola, si ella logra articular estas voces, si los dirigentes que están “comandando” las estructuras pejotistas, que son las que van a garantizar la elección, no tienen un grado de sensatez; si tienen la grandeza heroica de desprenderse de la ambición personal y poner por sobre sus intereses el proyecto nacional… Por otro lado ver si tienen la grandeza de ver que esta mujer no puede sola y la humildad de abrir los espacios para que todas estas voces emergentes tengan cabida y puedan darle contenido a estructuras. Es demasiado pedirle un cambio a los dirigentes que vienen de 20 o 30 años construyendo de la misma manera. Esta elección de octubre la gana CFK sola; no me preocupa la elección, si me preocuparía si después de eso, no se logra cierto grado de convivencia en función de un objetivo superior, que es el país.

─Vos hablás de que este es el Tercer movimiento histórico del país, lo fue el Yrigoyenismo, el peronismo y ahora el kirchnerismo.
─Esto se va a dar si le permiten a CFK profundizar el gran paradigma del peronismo, el que nunca Perón pudo concretar. Hablo del “trasvasamiento generacional”, que es lograr tener dirigentes nacidos en el mismo movimiento. Si logramos construir nuevos dirigentes, nuevos cuadros, CFK va a estar en posibilidad, de trasvasar espacios a una dirigencia nueva, nacida en el proyecto, no mimetizada como somos nosotros.

─¿Cuál es uno de los mayores aciertos de CFK?
─El grado de politización que hay en la sociedad, que no la teníamos desde Alfonsín; después del proceso hubo una explosión de participación juvenil y cuando Alfonsín fracasa, la sociedad entró a un terreno de canalización, que la acentuó Menem, donde la política era mala palabra. Yo voy a disfrutar todo lo que se está haciendo y voy a reclamar más profundización y vamos por los temas que aún están pendientes.



“Esta mujer. La utopía posible” es un libro político, pero no de los textos donde el aire muchas veces denso de la temática, asfixia a los lectores menos preparados. El libro de Juan brinda a un lector medio el placer de la lectura y la posibilidad de encontrarse con varias visiones de nuestra realidad. Su condición de periodista, de profesor de teatro y de estudiantes de letras confluye en este texto, le da aire y sensibiliza por su prosa literaria. Con fragmentos novelados de situaciones claves en la vida de Cristina y Néstor, que harán lagrimear a más de uno, incluso a quienes no llevamos la política adentro.



─Juan, es un gran acierto el lenguaje que has utilizado para este relato, te acerca más al ciudadano común, al de todos los días.
─Al libro lo escribí pensando a mi hija (18), intento explicarle lo que pasa. Le doy argumentos al militante y también a otras personas que no son kirchneristas, me dirijo a un lector que no llega a análisis como los que hace (Ricardo) Forster, que no hace análisis políticos, que no lee asiduamente libros. Esto no sé si es un ensayo, pero no me preocupa; el hecho de que el libro esté siendo útil, que se lea en secundarios, que se discuta, que me lleguen cartas emotivas, eso es un halago.
Mi vivero es muy sui generis, es una trinchera, muchos saben que si me tocan voy a hablar de política y no paro más. Esa relación con la gente me permite encontrar que cosa no les gusta de CFK, yo hablo con el sojero, con el laburante, con el docente... y me he dado cuenta que la única muletilla que les ha quedado a los opositores es el tema de la inseguridad.

─Te encontraste en dos oportunidades con la presidenta, ¿qué rescatás de esas visitas?
─Fue de casualidad, al hablar con algunos funcionarios para decir que salía el libros y para invitarlos. Estaba charlando con el Dr. Carlos Zanini, que es una de las personas más maravillosas que conocí en mi vida y sobre todo en mi vida política; y luego de un rato me dijo “bueno, vamos a ver a Cristina”.

─¿Y ahí que sucedió?
─Tuve que pedir un vaso de agua. Hablamos una hora y media de muchas cosas, no coincidimos en algunas cosas. Ella me hablaba de rupturas, yo le decía que no, que si tenía reuniones con la mesa de enlace, es porque se estaba discutiendo. Hablamos de su dolor, de las aspiraciones, de muchas cosas.

─¿La mayor virtud de Cristina?
─Ser mujer. Porque si a ese ser mujer le agregás todo lo que estuvimos hablando nos vamos a dar cuenta que es la reivindicación del género. La mayor antipatía a CFK proviene de las mujeres de clase media que son lindas, se creen lindas, o que les gusta vestir bien. Una cuestión de competencia, que me resulta una imbecilidad; es una mujer elegante, con buen gusto, inteligente, con coraje, con ideas, una mujer que es capaz de dirigir un país en un lago llenos de pirañas políticas, y está plantada ahí, se las saca de encima y navega. Esto habla de una reivindicación del género, las mujeres de Argentina tendrían que rendirle homenaje a diario, porque está dejando a la mujer en uno de los lugares más altos de la historia de la participación social del género femenino.

(*) Publicado en EL DIARIo del Centro del País, domingo 13 de marzo de 2011.-