ENTREVISTA A
MARIO MORAL
POESÍA: ÚNICA RELIGIÓN POSIBLE
Resulta escaso el tiempo al momento de sentarse a conversar con Mario Moral. Cuando el tema convocante es la literatura, no alcanzan las horas para escuchar todo lo que este poeta tiene para decir. Nos instalamos fuera de los bares del centro, para escucharlo con más tranquilidad. Lo miramos y es como que le viéramos inflar los cachetes, da la impresión como si las palabras se le amontonaran en su boca y pujaran por salir. Nombre de escritores conocidos y no tanto, movimientos literarios, fechas de presentaciones, de concursos, de encuentros, no faltan, las tiene bien presente.
Aunque en la actualidad no es un poeta de los que se ve a diario, creíamos conveniente citarlo, preguntarle algunas cosas y conocer sus impresiones. Está alejado del ambiente, ha dejado de publicar, pero es uno de los escritores más interesantes que ha dado la ciudad.
Su incursión en la literatura puede rastrearse en los libros “Villa María y sus jóvenes poetas” (1982), en “Historia de la literatura villamariense” (1991) y en “Tinta de poetas” (2009). Tiene publicado el poemario “Sol de la sombra”, libro de poesía que auspició la Municipalidad de Córdoba y fue editado por Opoloop Ediciones en 1993. Su obra inédita se contiene en siete libros que desde hace años están sin editarse; alguno de ellos son “Música fenicia”, “Cuatro de carnaval”, “Palabra detenida en vuelo”, “Esas cosas y otros poemas”, “Se dice flor y otros poemas”, entre otros.
Fue colaborador en revistas de la ciudad, de Buenos Aires y Santiago del Estero. Confundó y dirigió la revista cultural “Luna quemada” (1982-1983) y “La araña de carbón” (2002-2003). Obtuvo premios en diversos certámenes, participó de charlas y conferencias. Fue presidente de la SADE Villa María entre 1999-2001 e integró la comisión directiva de la SADE Central en los años 1991-2006.
EL MEJOR ARTESANO
Desde que lo conocemos hemos sabido por él y por otros de sus libros inéditos, como un mito que se transmite de manera verbal… como un secreto que no termina de develarse. De frente en la mesa de café le arrojamos la primera carta que intenta conocer su decisión de no publicar.
Mientras hacemos el pedido a la moza de turno, nos contesta: “seguramente se conspira contra las propias posibilidades en término de publicación. Yo soy un poeta de los setenta, si vamos a esa cosa que se puede llamar generación, soy de los ‘70 y publiqué en el ‘93. Se presentó el 11 de diciembre del 1993 y eso quizás se deba a un explicitado rigor, a una desmedida autoexigencia de no publicar cualquier cosa. Yo respeto a la gente que ejerce el oficio, pero con firmeza digo a la vez que escribir, escribe cualquiera; ser escritor es otra cosa.”
Ante la pregunta que cae como fruto maduro, el poeta busca en su amplio repertorio de lecturas y frases célebres y encuentra las palabras de algunos grandes autores. Dice que “para Thomas Eliot fue: ‘il mayor fabro’, él fue secretario de Ezra Pound, quien fue un poeta que abrió el panorama de la poesía del siglo XX. Pound hablaba de once a catorce lenguas, y podía decir sus opiniones en diferentes idiomas, decía que en la tarea del escritor o del artista es ‘il mayor fabro’ (el mejor hacedor, el mejor artesano) y creo que eso responde a dos vertientes que tienen un común origen para la poesía moderna. En los poetas del Siglo XIX del Simbolismo Francés reconoce dos genios, uno es Arthur Rimbaud y el otro Stéphane Mallarmé. Rimbaud tuvo una vida muy turbulenta, algo conocemos de la vida del poeta; mientras que Mallarmé tuvo una vida sencilla, muy acotada, simple; pero también postuló para sí una visión de la literatura, para el la poesía es la única tarea espiritual para el hombre y eso es algo que yo también podría suscribir.
EL CREDO LITERARIO
Más que escribir nuestro entrevistado prefiere leer, aunque en la actualidad confiesa leer cada vez menos. Desde chico recuerda el interés que le despertaba la palabra impresa, desde libros hasta prospectos de medicamentos. La poesía para él es revelación, es conocimiento, lo ha dicho en reiteradas ocasiones y ha quedado plasmada en una reciente antología sobre escritores locales.
Moral le da más valor a la literatura que cualquier religión que el hombre pueda practicar, “la poesía para mí y por extensión la literatura, es un discurso que me ha explicado mucho más que cualquier confesión o credo religioso de los que no suscribo a ninguno; porque remedando a Luis Buñuel, el genial de director de cine español, ‘soy ateo, gracias a Dios’; es lo que ha abierto más la lente, el horizonte. Modestamente, el arte y por extensión la poesía, me han dado más respuestas que cualquier explicación religiosa.”
El autor de “Sol de la sombra” asevera con fuerza que cantidad no es calidad. Sus preocupaciones literarias han pasado más por la lectura que por cierta desesperación de creer que se pasa el tiempo y no se ha escrito todo lo que se tenía que escribir.
SOL DE LA SOMBRA
Bajo la Ordenanza Municipal N°8808 la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba auspició la publicación del primer poemario de Moral. El Fondo estímulo a la actividad editorial cordobesa se le otorgó a un escritor villamariense quien plasmó en un libro más de treinta poemas que se movieron por distintos motores y temáticas.
Cuenta su autor que “es un libro que de una manera resume una época en lo personal y en lo histórico también tiene que ver con el alrededor. Por lo tanto no parte de un programa unívoco; hay cruces, hay juegos lingüísticos, hay cruces estilísticos, hay temáticas, en ese afán, en ese delirio utópico del poeta de querer registrarlo todo; está la veta intimista, lo que llamo ‘encargo de conciencia histórica’, lo que te llama, te golpea la puerta y el corazón y la conciencia; por eso que además de ver las cosas hay que testimoniarlas. En ese sentido está el poema sobre Las Madres (Ronda heroica), está la matanza de civiles palestinos en Sabra y Chatila el ’82 (Grano de luz, grano de polvo, río de sangre), hay dos versiones de poemas de las Islas Malvinas (Dos poemas insulares), donde doy testimonio de la muerte de un veterano de Malvinas, Daniel Reyna, hay una calle en Villa Nueva que se llama así. Eso pasó después de la guerra y lo escribo a propósito porque Malvinas no se puede olvidar, más allá de que algunos gobiernos, más allá de la dictadura que no acepta la derrota, la política alfonsinista fue de un absoluto silenciamiento. Es un libro político también, los griegos me enseñaron eso, es una opinión, no una rememoración…”
POETA INÉDITO
Entre sus inéditos hay uno que está pujando por salir, su nombre es “Música fenicia”, al que su autor considera el libro donde el poeta dice esas cosas que normalmente no se pueden decir. Es uno de los libros cerrados, la mayoría del resto sigue permeable a la incorporación de algunos poemas que en los últimos años lo han hecho.
El ex presidente de la SADE expresa que “Música fenicia” va al terreno de lo inefable, “muchos han dicho, entre ellos Gelman, que la poesía es más importante en eso que calla cuando dice, y yo he tenido una particular obsesión en el trabajo con la lengua. Me reconozco deudor de grandes maestros empezando por Rubén Darío.
Rubén Darío fue un adelantado, pero el que profundiza, indudablemente el mejor poeta americano es César Vallejo; desde mis modestos recursos reconozco los simbolistas, el surrealismo y ésta línea que abre Darío con Vallejo, con Neruda, porqué no algo de Huidobro, después lo que sería poesía iberoamericana con Carlos Drummond de Andrade, Vinicius de Moraes, los prosistas, Arguedas…”
POETAS DE ACÁ
Cuando el tema convocante es de los que gustan el tiempo no pareciese estar, pero avanza quizás más rápido que lo previsto. Mario Moral habla de literatura y no puede evitar citar a sus maestros, estirarle la mano a otro e irse para donde ellos los lleven.
Nosotros intentamos traerlo a nuestro lugar, al espacio local y regional en el que nos movemos. Le consultamos si hay algunas plumas que le hayan interesado y nos dice que una de las pocas escritoras que lo sedujo es una mujer llamada María Eda Nicola, quien ganó el premio provincial para autores inéditos en poesía Glauce Baldovín allá por 2003, “es la manifestación más potentes en estos 15 años de las letras regionales”. En ese concurso un villanovense (Gustavo Borga) y un villamariense (Marcelo Dughetti) obtuvieron el mismo galardón y salieron publicados en una antología.
Nos cuenta además que no pertenece a cenáculos literarios y que lo que lee de escritores de la región es lo que le llega o se publica en diarios y revistas.
“En los últimos años surgió Gustavo Borga. También hay otros que están convencidos que trabajar con rigor, seriedad, hasta con una intención estoica como es el caso de Fernando de Zárate; que leer a Fernando en sus inicios y leerlo ahora es posible percibir una gran evolución.
Algo que quiero dejar bien presente es que no se puede pensar en la historia de la literatura local de los últimos 40 años, sin mencionar la figura consular de Dolly Pagani. Su condición de poeta, crítica y docente de las letras en el ámbito local y regional ha sido y es de una prodigalidad y trascendencia que los tiempos futuros justipreciarán en su real dimensión. Su principal virtud es éste verbo: dar. Dar la palabra.
Tengo el defecto de que soy sanguíneo, soy terrestre, la especulación filosófica, ideológica, surge porque uno es urbícola, vive en la polis; sino seria un ermitaño y no estaría contagiado de nada. Los poetas un tanto crítico me gustan, los que pueden opinar sobre los otros. En general, en Villa María no reconozco ni una vocación, ni una actitud, no tengo registro serios, cuando no han sido muy parciales, fueron malintencionados, arbitrarios y nadie espera que hablen bien o mal de su poesía, pero sí hay que hacerlo en profundidad y extensión, hay que tener parámetros, contextos, cuando vos trabajas con ciertos lobbys del mercadeo literario entonces es ominoso. Frente a eso cuesta callarme, tengo una actitud beligerante frente a esas manifestaciones.
No puedo negar mi condición de poeta del ’70, los grandes relatos y yo pertenezco a ese universo, no por autopostulación, sino que vengo, pienso y afirmo que el arte es un reflejo del desarrollo histórico, entonces la a-historicidad del arte me parece una cosa banal propio de un programa de entretenimiento y no a un debate serio.”
COCINA LITERARIA
Como hemos dicho el poeta escribe poco, pero recuerda otras épocas en la que en dos meses podía escribir más de 50 poemas.
“Los poemas se construyen desde adentro del poeta y luego alcanzan la forma, hay un amasijo. Coincido con Gelman, la poesía es un lenguaje calcinado dice, como si fueran capas, eso se va macerando, es un trabajo de emoción, tienen que atravesarle cosas, mas allá de lo personal de su propia biografía; cuando eso sucede, frente a la hoja hay que escribirlo y buscarle el recurso más acertado para que se parezca a la poesía. Respeto a los colegas que están todo el día a ver si les sale algo. Yo tengo un amigo, Jorge Torriglia que me ha mostrado muchas versiones de un mismo poema… son formas de trabajarlo.”
Mario Moral no es un poeta de los que saca muchas astillas del poema escrito, cree férreamente que deben tocarse lo menos posible, “no se puede tocar demasiado lo que ha salido, Antonio Gamoneda, premio Cervantes 2006 antes de Gelman, dice que la poesía en comparación con los demás recursos humanos, es ritmo. Hay algo que bulle, la palabra está cargada de cosas, esa cosa dinámica, viva, uno trata de tocarla, acariciarla, seducirla, de domesticarla y luego volcarla; otras veces hay que retorcerla para que diga más, porque cuando las cosas alcanzan la convención deja de ser poético. Una pregunta clave es ¿cómo nombrar lo que la poesía te dice?”
DEFINICIONES
Y en ese acto de nombrar le pedimos al poeta que nos resuma en dos o tres palabras, qué significa la poesía para Mario Moral y luego de pensarlo escasos segundos nos responde: “la poesía es el corazón del universo”. Y lo vemos pensar porque imaginamos cuantas palabras y sentimientos se le presentaron a Mario en ese instante de nuestra pregunta, difícil interrogante que el poeta pudo condensar en esas hermosas y certeras palabras.
Este ha sido un breve resumen de una larga charla con un escritor de la ciudad que aún tiene mucho para decir. Él es Mario Moral, o como lo llamara Francisco Madariaga alguna vez: el “poeta de tempestades sociales, pero también del sueño y del amor”.
MARIO MORAL
POESÍA: ÚNICA RELIGIÓN POSIBLE
Resulta escaso el tiempo al momento de sentarse a conversar con Mario Moral. Cuando el tema convocante es la literatura, no alcanzan las horas para escuchar todo lo que este poeta tiene para decir. Nos instalamos fuera de los bares del centro, para escucharlo con más tranquilidad. Lo miramos y es como que le viéramos inflar los cachetes, da la impresión como si las palabras se le amontonaran en su boca y pujaran por salir. Nombre de escritores conocidos y no tanto, movimientos literarios, fechas de presentaciones, de concursos, de encuentros, no faltan, las tiene bien presente.
Aunque en la actualidad no es un poeta de los que se ve a diario, creíamos conveniente citarlo, preguntarle algunas cosas y conocer sus impresiones. Está alejado del ambiente, ha dejado de publicar, pero es uno de los escritores más interesantes que ha dado la ciudad.
Su incursión en la literatura puede rastrearse en los libros “Villa María y sus jóvenes poetas” (1982), en “Historia de la literatura villamariense” (1991) y en “Tinta de poetas” (2009). Tiene publicado el poemario “Sol de la sombra”, libro de poesía que auspició la Municipalidad de Córdoba y fue editado por Opoloop Ediciones en 1993. Su obra inédita se contiene en siete libros que desde hace años están sin editarse; alguno de ellos son “Música fenicia”, “Cuatro de carnaval”, “Palabra detenida en vuelo”, “Esas cosas y otros poemas”, “Se dice flor y otros poemas”, entre otros.
Fue colaborador en revistas de la ciudad, de Buenos Aires y Santiago del Estero. Confundó y dirigió la revista cultural “Luna quemada” (1982-1983) y “La araña de carbón” (2002-2003). Obtuvo premios en diversos certámenes, participó de charlas y conferencias. Fue presidente de la SADE Villa María entre 1999-2001 e integró la comisión directiva de la SADE Central en los años 1991-2006.
EL MEJOR ARTESANO
Desde que lo conocemos hemos sabido por él y por otros de sus libros inéditos, como un mito que se transmite de manera verbal… como un secreto que no termina de develarse. De frente en la mesa de café le arrojamos la primera carta que intenta conocer su decisión de no publicar.
Mientras hacemos el pedido a la moza de turno, nos contesta: “seguramente se conspira contra las propias posibilidades en término de publicación. Yo soy un poeta de los setenta, si vamos a esa cosa que se puede llamar generación, soy de los ‘70 y publiqué en el ‘93. Se presentó el 11 de diciembre del 1993 y eso quizás se deba a un explicitado rigor, a una desmedida autoexigencia de no publicar cualquier cosa. Yo respeto a la gente que ejerce el oficio, pero con firmeza digo a la vez que escribir, escribe cualquiera; ser escritor es otra cosa.”
Ante la pregunta que cae como fruto maduro, el poeta busca en su amplio repertorio de lecturas y frases célebres y encuentra las palabras de algunos grandes autores. Dice que “para Thomas Eliot fue: ‘il mayor fabro’, él fue secretario de Ezra Pound, quien fue un poeta que abrió el panorama de la poesía del siglo XX. Pound hablaba de once a catorce lenguas, y podía decir sus opiniones en diferentes idiomas, decía que en la tarea del escritor o del artista es ‘il mayor fabro’ (el mejor hacedor, el mejor artesano) y creo que eso responde a dos vertientes que tienen un común origen para la poesía moderna. En los poetas del Siglo XIX del Simbolismo Francés reconoce dos genios, uno es Arthur Rimbaud y el otro Stéphane Mallarmé. Rimbaud tuvo una vida muy turbulenta, algo conocemos de la vida del poeta; mientras que Mallarmé tuvo una vida sencilla, muy acotada, simple; pero también postuló para sí una visión de la literatura, para el la poesía es la única tarea espiritual para el hombre y eso es algo que yo también podría suscribir.
EL CREDO LITERARIO
Más que escribir nuestro entrevistado prefiere leer, aunque en la actualidad confiesa leer cada vez menos. Desde chico recuerda el interés que le despertaba la palabra impresa, desde libros hasta prospectos de medicamentos. La poesía para él es revelación, es conocimiento, lo ha dicho en reiteradas ocasiones y ha quedado plasmada en una reciente antología sobre escritores locales.
Moral le da más valor a la literatura que cualquier religión que el hombre pueda practicar, “la poesía para mí y por extensión la literatura, es un discurso que me ha explicado mucho más que cualquier confesión o credo religioso de los que no suscribo a ninguno; porque remedando a Luis Buñuel, el genial de director de cine español, ‘soy ateo, gracias a Dios’; es lo que ha abierto más la lente, el horizonte. Modestamente, el arte y por extensión la poesía, me han dado más respuestas que cualquier explicación religiosa.”
El autor de “Sol de la sombra” asevera con fuerza que cantidad no es calidad. Sus preocupaciones literarias han pasado más por la lectura que por cierta desesperación de creer que se pasa el tiempo y no se ha escrito todo lo que se tenía que escribir.
SOL DE LA SOMBRA
Bajo la Ordenanza Municipal N°8808 la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba auspició la publicación del primer poemario de Moral. El Fondo estímulo a la actividad editorial cordobesa se le otorgó a un escritor villamariense quien plasmó en un libro más de treinta poemas que se movieron por distintos motores y temáticas.
Cuenta su autor que “es un libro que de una manera resume una época en lo personal y en lo histórico también tiene que ver con el alrededor. Por lo tanto no parte de un programa unívoco; hay cruces, hay juegos lingüísticos, hay cruces estilísticos, hay temáticas, en ese afán, en ese delirio utópico del poeta de querer registrarlo todo; está la veta intimista, lo que llamo ‘encargo de conciencia histórica’, lo que te llama, te golpea la puerta y el corazón y la conciencia; por eso que además de ver las cosas hay que testimoniarlas. En ese sentido está el poema sobre Las Madres (Ronda heroica), está la matanza de civiles palestinos en Sabra y Chatila el ’82 (Grano de luz, grano de polvo, río de sangre), hay dos versiones de poemas de las Islas Malvinas (Dos poemas insulares), donde doy testimonio de la muerte de un veterano de Malvinas, Daniel Reyna, hay una calle en Villa Nueva que se llama así. Eso pasó después de la guerra y lo escribo a propósito porque Malvinas no se puede olvidar, más allá de que algunos gobiernos, más allá de la dictadura que no acepta la derrota, la política alfonsinista fue de un absoluto silenciamiento. Es un libro político también, los griegos me enseñaron eso, es una opinión, no una rememoración…”
POETA INÉDITO
Entre sus inéditos hay uno que está pujando por salir, su nombre es “Música fenicia”, al que su autor considera el libro donde el poeta dice esas cosas que normalmente no se pueden decir. Es uno de los libros cerrados, la mayoría del resto sigue permeable a la incorporación de algunos poemas que en los últimos años lo han hecho.
El ex presidente de la SADE expresa que “Música fenicia” va al terreno de lo inefable, “muchos han dicho, entre ellos Gelman, que la poesía es más importante en eso que calla cuando dice, y yo he tenido una particular obsesión en el trabajo con la lengua. Me reconozco deudor de grandes maestros empezando por Rubén Darío.
Rubén Darío fue un adelantado, pero el que profundiza, indudablemente el mejor poeta americano es César Vallejo; desde mis modestos recursos reconozco los simbolistas, el surrealismo y ésta línea que abre Darío con Vallejo, con Neruda, porqué no algo de Huidobro, después lo que sería poesía iberoamericana con Carlos Drummond de Andrade, Vinicius de Moraes, los prosistas, Arguedas…”
POETAS DE ACÁ
Cuando el tema convocante es de los que gustan el tiempo no pareciese estar, pero avanza quizás más rápido que lo previsto. Mario Moral habla de literatura y no puede evitar citar a sus maestros, estirarle la mano a otro e irse para donde ellos los lleven.
Nosotros intentamos traerlo a nuestro lugar, al espacio local y regional en el que nos movemos. Le consultamos si hay algunas plumas que le hayan interesado y nos dice que una de las pocas escritoras que lo sedujo es una mujer llamada María Eda Nicola, quien ganó el premio provincial para autores inéditos en poesía Glauce Baldovín allá por 2003, “es la manifestación más potentes en estos 15 años de las letras regionales”. En ese concurso un villanovense (Gustavo Borga) y un villamariense (Marcelo Dughetti) obtuvieron el mismo galardón y salieron publicados en una antología.
Nos cuenta además que no pertenece a cenáculos literarios y que lo que lee de escritores de la región es lo que le llega o se publica en diarios y revistas.
“En los últimos años surgió Gustavo Borga. También hay otros que están convencidos que trabajar con rigor, seriedad, hasta con una intención estoica como es el caso de Fernando de Zárate; que leer a Fernando en sus inicios y leerlo ahora es posible percibir una gran evolución.
Algo que quiero dejar bien presente es que no se puede pensar en la historia de la literatura local de los últimos 40 años, sin mencionar la figura consular de Dolly Pagani. Su condición de poeta, crítica y docente de las letras en el ámbito local y regional ha sido y es de una prodigalidad y trascendencia que los tiempos futuros justipreciarán en su real dimensión. Su principal virtud es éste verbo: dar. Dar la palabra.
Tengo el defecto de que soy sanguíneo, soy terrestre, la especulación filosófica, ideológica, surge porque uno es urbícola, vive en la polis; sino seria un ermitaño y no estaría contagiado de nada. Los poetas un tanto crítico me gustan, los que pueden opinar sobre los otros. En general, en Villa María no reconozco ni una vocación, ni una actitud, no tengo registro serios, cuando no han sido muy parciales, fueron malintencionados, arbitrarios y nadie espera que hablen bien o mal de su poesía, pero sí hay que hacerlo en profundidad y extensión, hay que tener parámetros, contextos, cuando vos trabajas con ciertos lobbys del mercadeo literario entonces es ominoso. Frente a eso cuesta callarme, tengo una actitud beligerante frente a esas manifestaciones.
No puedo negar mi condición de poeta del ’70, los grandes relatos y yo pertenezco a ese universo, no por autopostulación, sino que vengo, pienso y afirmo que el arte es un reflejo del desarrollo histórico, entonces la a-historicidad del arte me parece una cosa banal propio de un programa de entretenimiento y no a un debate serio.”
COCINA LITERARIA
Como hemos dicho el poeta escribe poco, pero recuerda otras épocas en la que en dos meses podía escribir más de 50 poemas.
“Los poemas se construyen desde adentro del poeta y luego alcanzan la forma, hay un amasijo. Coincido con Gelman, la poesía es un lenguaje calcinado dice, como si fueran capas, eso se va macerando, es un trabajo de emoción, tienen que atravesarle cosas, mas allá de lo personal de su propia biografía; cuando eso sucede, frente a la hoja hay que escribirlo y buscarle el recurso más acertado para que se parezca a la poesía. Respeto a los colegas que están todo el día a ver si les sale algo. Yo tengo un amigo, Jorge Torriglia que me ha mostrado muchas versiones de un mismo poema… son formas de trabajarlo.”
Mario Moral no es un poeta de los que saca muchas astillas del poema escrito, cree férreamente que deben tocarse lo menos posible, “no se puede tocar demasiado lo que ha salido, Antonio Gamoneda, premio Cervantes 2006 antes de Gelman, dice que la poesía en comparación con los demás recursos humanos, es ritmo. Hay algo que bulle, la palabra está cargada de cosas, esa cosa dinámica, viva, uno trata de tocarla, acariciarla, seducirla, de domesticarla y luego volcarla; otras veces hay que retorcerla para que diga más, porque cuando las cosas alcanzan la convención deja de ser poético. Una pregunta clave es ¿cómo nombrar lo que la poesía te dice?”
DEFINICIONES
Y en ese acto de nombrar le pedimos al poeta que nos resuma en dos o tres palabras, qué significa la poesía para Mario Moral y luego de pensarlo escasos segundos nos responde: “la poesía es el corazón del universo”. Y lo vemos pensar porque imaginamos cuantas palabras y sentimientos se le presentaron a Mario en ese instante de nuestra pregunta, difícil interrogante que el poeta pudo condensar en esas hermosas y certeras palabras.
Este ha sido un breve resumen de una larga charla con un escritor de la ciudad que aún tiene mucho para decir. Él es Mario Moral, o como lo llamara Francisco Madariaga alguna vez: el “poeta de tempestades sociales, pero también del sueño y del amor”.
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DOS MOTIVOS
Por Mario Moral
Si hay un caballo
tiene que haber dos jinetes:
el deseoso
y el de la espera.
Si alguien danza
bajo el diamante estelar
tienen que sonar dos músicas:
el son del aire
en el arco de la piel
y la del corazón
besando los abismos.
Si amanece el rocío
entre las rosas
tiene que haber dos motivos:
alguien hundido
en las ciénagas del amor
y el faro de los ojos
mirando
cómo crece
desbocado el mar.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, 18 de julio de 2010.-
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