martes, 29 de septiembre de 2009

Entrevista para Corto Circuito UNVM

Entrevista del Programa
Corto Circuito de la UNVM
sobre
TINTA DE POETAS




lunes, 28 de septiembre de 2009

142º Aniversario de Villa María. Evocación Literaria

142º ANIVERSARIO DE
VILLA MARÍA
EVOCACIÓN LITERARIA


Nuevo aniversario de la ciudad.
Para estar acordes con los festejos y este magnífico suplemento homenaje que hoy les regala EL DIARIO, quisimos realizar nuestro aporte desde la escritura literaria. Pero quisimos hacerlo con textos del pasado, textos que ya no circulan y textos que muchas veces nuestra memoria olvida.
Revolvimos algunos libros y archivos de nuestro diario para rescatar y hacer presentes, aquellos textos donde escritores y músicos, le cantaron a Villa María. Queremos mostrar de qué manera nuestros viejos poetas evocaban a la ciudad que les dio la vida o que fue el espacio donde se pudieron desarrollar y proyectarse.
En las líneas que siguen están impresas la presencia de la ciudad, los barrios, su gente y sobre todo de su río. Ese río que es uno (sino él) elemento constitutivo de nuestra ciudad, y que ha sido musa de nuestros poetas de todos los tiempos.
No queremos extendernos más de lo previsto, dejemos el lugar a quienes desde el sentimiento, el corazón y la palabra nos hablan de la ciudad, nuestra ciudad.
¡Felíz aniversario Villa María!




[POEMA]
Geremías P. Monti.


Cinco ríos cruzan Córdoba
que son como cinco arterias,
por donde corre la sangre
perfumada de la sierra.
El Tercero presuntuoso
quizás por marinas ansias,
que enjoya a Villa María
como una bincha de plata.

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EMBELESO JUNTO AL RÍO
Primo Miguel Beletti, del libro “¿Dónde hay silencio?...”.


Pelambre lacio y pendulante de los sauzales
sobre la arruga de la epidermis de la tierra
y el peine del agua murmullante
que corre por su cauce
en setiembre le imprime lustre
a sus mechones capilares.
En el brillo de un espejo itinerante
se zambullen cual anfibio
las esmeraldas repetidas por millares
de las horas diminutas que eclosionan
al conjuro de cien flautas animadas
y las alas de mi ensueño desplegadas
se baten sobre el oasis que allí me abriga.

El suave mecedor de la corriente
a mi vera sobre el muelle enarenado
musicaliza con las coplas de su andanza
la evasión que por fisuras de mi alma
arrobada, goteando el zumo amargo
drenan la aspereza que me atrapa
en un navío que boga errante
con las velas hinchadas de mis ansias.

En la alcoba iluminada de mi seno
para ese huésped que deambula vacilante
no hay puertas a su retorno
no hay sitio habitable
que no vuelva!
que sucumba!
que naufrague!

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BAJO EL CIELO DE VILLA MARÍA
Olga Fernández Núñez , del libro “Bajo el cielo de Villa María” (1979).

Con imágenes de toda la existencia
los recuerdos uno a uno se desgranan,
como gotas de rocío que cayeran
sobre el cáliz apretado de mi alma…

Cuántas hondas ansiadas contenidas
y deseos que no fueron alcanzados.
Y es nostalgia la ilusión adormecida
evocando los ideales no logrados…

Fue impotencia de volar hacia lo alto,
fue tener el corazón aquí sujeto
a un vivir inexplicable, casi extraño
que ignoró mi otro mundo: el de los sueños..

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[POEMA]
Armando H. Fabre.


Mi viejo río, ya no guardas
en tu raleado sauzal,
el silbo de aquel zorzal
que en las mañanas de estío,
te saludaba viejo río
con tu canto sin igual.

Mi viejo río, ya no ofreces
en tu cauce, el torrente
de esas clásicas crecientes
que traías en otrora,
con la fuerza arrobadora
de tu belleza imponente.


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TE CANTO, VILLA MARÍA
Moisés Cabañeros , del libro “Canto y rebeldía”.


Te cantaron los poetas que en tu cielo se inspiraron
volcando en sus sabias rimas el fruto de tu trabajo.
Te canta el niño que juega, el joven con su alegría,
te brinda su algarabía que es poema y también canto.

Te cantan los estudiantes que de tarde o de mañana
se encaminan jubilosos a cumplir con su jornada.
Te canta el hombre maduro, aquel del rostro acerado,
con la canción del martillo o en el surco con su arado.

Te canta el ave canora con sus trinos celestiales,
las flores son como un canto de perfumes virginales.
Vibra el cielo generoso con sus diarias bendiciones,
también te canta la madre en el hijo de sus amores.

Te canta el barrio Sarmiento, las jovencitas del centro,
las del barrio Rivadavia, y también las de Palermo,
por San Martín, hasta el fin, cruzando por Buenos Aires,
y por el barrio Ameghino alegre cantan sus calles.

Lamadrid, San Justo, Belgrano, te cantan con sus labores,
General Paz, Pellegrini, Güemes a tus pies te rinde honores
Avellaneda, Santa Ana, Sáenz Peña, Moreno y Almirante Brown
te ofrecen con su progreso el brindis de una canción.

Desde el barrio de Las Playas hasta el nuevo Trinitarios
acrisolan, hermanados su mensaje veinte barrios,
con su río silencioso, fiel testigo de la historia
que es dolor o es alegría reflejando tu memoria.

Ciudad de mi humilde cuna, ciudad de noches serenas,
porque eres patria argentina, porque eres honrada y buena,
yo también quiero cantarte y rendirte mis honores
en la labor cotidiana, Villa María de mis amores.

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[POEMA]
Horacio E. Roqué


Acodado, en suspenso
sobre la baranda
del puente, oigo
el ritmo del agua.
Luminosa,
sobre las curvas claras
de brillantes hojuelas,
cabrillea el alba.
Un desgarrar de ondas
se multiplica y se agranda.
En la pura emoción
el río me acompaña.
mi verso al igual se ondula
en la corriente mansa
o en oleajes
de espuma bravas.
Está dentro de mí
la vibración del agua.

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SALUDO A VILLA MARÍA
Horacio E. Roqué, del libro “Canto al Río Tercero y otros poemas”.


En el recogimiento de mi buenaventura,
alejado del tráfico de la insólita urbe,
sin que una sombra hostil mi presencia conturbe,
vine a buscarte, imagen de una calma segura.

Ciudad que besa el río como una enamorada,
no llegué como un náufrago hacia playas desiertas.
Mi amistad fue hacia ti con las manos abiertas,
y tu pasaje fugaz convirtiose en morada.

Y la hallé, y aquí estoy, sin que el tiempo le huya,
ahondando el secreto de una oculta armonía.
No he nacido en tu cuna, que una vez dije mía.

Si parte de mi vida se incorporó a la tuya,
lo que me reste de ella para que en bien concluya,
La quiero bajo el signo de la inmortal Poesía.

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RÍO
Horacio Bianciotto (1984).


Broto de tus dedos de barro
como un poema con hebras de musgo.
Zamba trastocada que canta.
Vendimia de girasoles.

Río. Abierta tu boca a lavanderas.
Se quiebra tu espejo de amaneceres precipitados
quiero ver tu enigma y llegar a tus manos
y desterrar tus soles deshilachados del ocaso.

Mis pies mis manos mi piel toda
te buscan como raíz huérfana.
Quiero adentrarme en tu latido marrón
Y en las abejas zumbonas de la corriente.

Llevas en tus venas una acuarela de hombre que sueña.
Tu agua sacia el silencio cuando es preciso.
Talamochita. Nombre legüero
bombo retumba tiembla tumba
lengua de enero isla emergente
vino guitarra luna a destiempo.

Río del cielo sideral cósmico
dame tu estampa de estatua caída
dame tu garganta de aguaceros.
Voy a volar como la garza
rozando apenas besando agujas
para que mi memoria haga tu perfil
y el olvido se escurra tras las sombras.

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[POEMA]
Bruno Ceballos.


Riberas del viejo río
que levantaba bravío
su murmullo colosal;
poco a poco desoladas
fuiste quedando enterradas
bajo el reseco arenal.

Viejas queridas riberas
también sois como taperas.
En donde el paso llora;
en las visiones de un triste,
ante aquello que no existe
y eternamente lo añora.

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CANTO A MI CIUDAD
Rosa Tejeda Vázquez de Theaux, del libro “Los azules caminos del recuerdo” (1986).


I
Voy por tus calles, mi ciudad querida
recorriendo calzadas y recuerdos,
imágenes y estampas que se avivan
y del olvido rescatar pretendo!

Voy por tus calles y mi pensamiento
ubica en el espacio y en el tiempo
el poema de caros sentimientos!
que yo viví y bebí cual un sediento!

La chiquilla lejana se me acerca…
viene desde el ayer, marcha a mi lado,
luego, la adolescente con sus sueños…

Y la mujer después, recia y altiva,
con floración de luces y de amores
y un ocaso vestido de agonías!


II
Voy por tus calles, mi ciudad querida:
movimiento, frescuras, lejanías,
galopa el viento fustigando recio
o la brisa musita letanías!

Miro tu cuerpo, contemplo tu grandeza,
no eres ya la aldea quinceañera,
las viejas estructuras ya caducas,
hablan de ti, de lo que antaño fueras!

Voy por tus calles con mi fe desnuda
de floraciones cual gajo de nardos
que una tierra reseca no fecunda!

En tu tierra descansan indefensos
los seres que yo amé y que amaron
y en la paz del no ser, viven inmersos!

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PASO DE FERREIRA
Letra: Armando Fabre y Andrés Acheral
Música: Andrés Acheral


Recitado:

Viejo Talamochita del aborigen nómade,
junto a tu margen se levantó
la posta e avanzada de los Ferreira Abad;
te vadearon las carretas y las diligencias
-asombro de progreso en la pampa-
te cruzaron los hijos de esta tierra arisca
en un chapoteo de lunas y estrellas;
te recorrió el Deán Funes
en su fantástico proyecto de hacerte navegable.
Una y otra vez se desbordaron tus aguas,
hasta que los diques le pusieron riendas
a tus ímpetus borradores de huellas…


Canto:

Sobre la herida huella pampeana
sangran los sueños del pajonal,
silban los vientos de la llanura
la sinfonía de algún zorzal.

Como un refugio sobre el paisaje
donde dormita la soledad,
se alza una posta, como esperanza
de los que cruzan la inmensidad.

Un monte y un río que corta la senda,
un vado que lleva por el arenal
rumor de carreteras cruzando el desierto
rumbeando camino a la eternidad.


II

Cantaba el río su cantor eterno
con voz antigua junto al sauzal
que despeinaba su cabellera
en el espejo de su caudal.

Alborozada cantaba el ave
sobre el añoso algarrobal,
mientras el puma se agazapaba
entre las sombras del matorral.

Un monte y un río que corta la senda,
un vado que lleva por el arenal
rumor de carretas cruzando el desierto
rumbeando camino a la eternidad.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 27 de setiembre de 2009.-

lunes, 21 de septiembre de 2009

Matías Atencio. Comunicador alternativo de culturas

ENTREVISTA CON
MATÍAS ATENCIO
COMUNICADOR ALTERNATIVO DE CULTURAS




Quizás lo viste tocando la trompeta en las heladas noches de invierno.
Quizás lo recordás al costado de las calles céntricas, desplegando su tela con aros, collares y pulseras.
Quizás leíste su nombre en alguna revista cultural o en las páginas de alguna reciente antología literaria.
Quizás te pareció verlo revolear las clavas, mientras la luz roja del semáforo te detuvo.
Quizás te pidió un cigarrillo o tal vez lo viste en la universidad.
Pareciera que habláramos de distintos personajes, pero no, es uno solo. En ese cuerpo de muchacho barbado y pelo desprolijo se concentran todas esas imágenes que lo conforman. Algunas parecieran antagónicas, ¡¿un artesano callejero Licenciado en Comunicación?!
Matías Atencio es un joven villamariense, que con sus 31 años tiene muchos más kilómetros recorridos que cualquier joven de su edad. Es que la mitad de su vida la ocupó en conocer a su país (sólo le resta conocer Tierra del Fuego) y países de Latinoamérica como Bolivia, Perú, Ecuador, Brasil y Colombia. Mientras el común de la gente hace “turismo armado”, Matías práctica el turismo de mochilero, conociendo intensamente la idiosincrasia de nuestros pueblos. Aprendió inglés, portugués, quechua, y reproduce (en sus anécdotas) las distintas tonadas y registros idiomáticos de los pueblos que visitó.
Lo encuentro en la universidad, lo invito a que vayamos un aula y gustoso carga sus artesanías, instrumentos musicales y libros.



—¿Qué hacés acá en la universidad?
—Me recibí de Técnico en Comunicación Social, ahora estoy haciendo mi tesis de Licenciatura. Pero…, ¡¿qué te puedo decir, loco?! Es como un engaño, un título, un papel, no sé. Ahora estoy tratando de cerrar círculos para no dejar tantas cosas abiertas en la vida. Quiero terminar de una vez esta vaina y seguir haciendo lo que me gusta, que es tocar música, hacer artesanías y escribir; tratar de enrollar esas tres cosas en las universidades, si se puede de Latinoamérica, sino de acá. Siempre tratando de no trabajar para ningún patrón, intentando lograr una autonomía que, al fin y al cabo, para eso estudiamos; no estudiamos para meternos en una oficina, detrás de un mostrador, o ser un licenciado; porque en definitiva es lo mismo, es ser un esclavo de cuello blanco.

—¿Cómo te ganas la vida actualmente?
—Con la música, la artesanía, la escritura... Quisiera formar un conglomerado, sería una nueva cátedra en la universidad, pero ¡¿cómo haces loco?!, la única manera es trabajando por las universidades de Latinoamérica. En Bolivia, tendría mucho trabajo, porque con la globalización, con la estabilidad que estamos viviendo, con el fin de las raíces de nuestros pueblos latinoamericanos, la invasión cultura yanqui, los productos importados y todo eso que nos meten desde afuera… yo podía llevarle su propia música, que la dejaron de lado por escuchar reggaeton, dar talleres, hablar con los papachos, con la mamachas, son los dueños de la tierra, nuestros antepasados… (Mientras me dice esto desenvuelve un charango y la samponia, que lo acompañan a todos lados).

—¿Creí que sólo tocabas la trompeta?
—Primero, toco esto porque Krishna me dio un don para tocar; segundo, cuando viví en Bolivia me enamoré tanto de ésta música, que tiene una nostalgia que vas absorbiendo junto a la cultura. Ahora somos jóvenes y escuchamos tangos y decimos ¡paaaaa...! y pensamos en Buenos Aires, y lo que sería haber vivido la juventud del ’40; pero no la vivimos, loco. La música del Altiplano, hasta que no estás allá no sabés de qué te están hablando. Después se presentan grupos como Los Tekis que hacen un comercio con esa música y las chicas bailan como si estuvieran escuchando Juanes o Shakira y no tiene nada que ver, es otra cosa la música del Altiplano. Es el lamento, esa tristeza que sufre ese pueblo constantemente; por eso Evo Morales es como una suerte de Mesías, el primer indio, como ellos, que está en el gobierno y que puede administrar tantas riquezas de un país en el que se están gastando todo, explotando todo, reventando todo… y no están dejando nada para ellos.

—Estás hablando de Bolivia, pero ¿cómo ves a la Argentina?
—Estoy empapado de Argentina, siempre es bueno ver las cosas desde afuera; igual no dejo que los medios de comunicación me metan nada en la cabeza, pienso que está todo en la calle, porque ahí se puede hablar con las personas. Pienso que ellas tienen el conocimiento, pero ¿qué pasa? La opinión pública está influenciada por los medios de comunicación, entonces es lo mismo; siempre es bueno irse a otro país para ver el propio, para que el cardo no te tapa el monte.

—Además de Bolivia, ¿qué otros lugares has recorrido? ¿Siempre de mochilero?
—Siempre, trabajando. Empecé a los 14 yéndome a conocer las Sierras, después seguí conociendo mi país, conozco todas las provincias, me falta Tierra del Fuego. Siempre conociendo amigos, compartiendo con las personas de mi país; en Puerto Pirámides nadaba desnudo y para comer cazaba pescado y vivía en una cueva con una vela para la noche. Para curtirse a full amigo, porque nosotros los humanos tenemos que curtirnos bien, para que ninguna tempestad nos pueda voltear. También viví en la selva de Misiones, sin luz ni agua y era pura selva, había que tener cuidado porque podían andar los bichos, había que dejar fuego prendido de noche, y andaba con un cuchillo así (y hace un gesto rememorando el tamaño), pensaba que tenía que conocer mi país a fondo. Buceaba en el Río Iguazú, buscando piedras, cazaba mariposas de colores para vendérsela a los japoneses… Qué loco, te morfaban los mosquitos, tierra colorada, agua colorada…

—¿Cómo te iniciaste con las artesanías?
—En Río de Janeiro me enseñaron los malucos, son los que viven en la calle, pero son superartistas los tipos. Me enseñaron a manejar la resina y tintura vegetal, las piedras, las semillas, todo eso. Lograban un realismo en una cara con resina, lograban un realismo mágico, como el de García Márquez, pero hecho con dedos, ¡¡guauu!! Yo me quedé asombrado. Los aros los aprendí a hacer en Perú, son las filigranas peruanas, es el arte de atrapar los alambres sin soldarlos, la grampa también la fabricás vos, y le ponés una piedra semipreciosa de tu país, que éstas (me los muestra) son de Catamarca. Las semillas me las traje de la Selva Amazónica, la usan los skaters, los surfistas, porque son como amuletos de protección, tienen la energía de la naturaleza y algunos están bendecidas por papachos chamanes con palo santo, madera santa.

—¿Llegás a zafar vendiendo estas cosas o se pone muy duro?
—Yo pienso que me ayuda mucho Krishna, o llamale como quieras, Buda, Jesús… Lo que yo tengo ahí es un producto… estamos en un pueblo, man, y muy cerrado, de gringos, y esto es un producto nuevo.

—¿Creés que tenés que irte de Villa María para mejorar?
—Siempre pensé eso, pero está todo dentro nuestro. Ese dicho de que nadie es profeta en su tierra es mentira; todo depende de cómo estés por dentro, de cómo veas las cosas. Como dice la canción de Las Pelotas, “si tus ojos quieren negro es todo negro”, esa es la verdad, man. Tampoco podemos vivir positivo todo el día porque no existe, tenemos que tener nuestros bajones y ahí es cuando ves diferente a tu ciudad.

—Estás terminando estudios universitarios y has aprendido muchas cosas de la calle y la gente, ¿qué valorás más, para tu crecimiento personal?
—Cuando estás estudiando te dan apuntes y tenés que leer, y tenés que rendir. Empecé a contrastar la práctica con la teoría, la teoría está dentro de las instituciones, que son los profesores que te dan los libros que vos precisás leer, muchas veces sí, muchas veces no. A veces te dan chingaderas y dije que la práctica está en la calle. Con plata cualquiera viaja, entonces saqué a un pasaje a una provincia que no conocía y llegaba sin un cobre, sólo con mi mochila. Ahora a poner en práctica, decía mi cabeza, y era así. Después tenía que seguir las clases, me iba un mes más o menos. Dormía en los lugares que me encontraba en la ciudad… ahí conocés la idiosincrasia y la cultura de un pueblo porque tenés que hablar con todos, desde el tipo que vende diarios hasta arriba…

—Sos muy extremista, esto es un ejercicio de sobrevivencia constante…
—Sí, es muy loco, pero ya desarrollé tantas estratagemas que me puedo ir a cualquier país sin un mango. En Quito trabajaba y aprendí a hablar inglés, empezás con películas, con canciones, es parte de la culturalización yanqui; cuando sos niño empezás a escuchar música en inglés, ves películas en inglés y vas aprendiendo cuando estás en contacto con el extranjero.

—¿Cuál es tu relación con la escritura literaria?
—Empecé a los 8 años, descubrí el mundo de la literatura que me abrió muchas puertas mentales. Comencé con Horacio Quiroga, y fue tal que fui a conocer su casa, quería comprar todos sus libros y todo eso. Quería ser periodista, estudiar y trabajar, hacer lo que me gusta y que me paguen; entonces Fabián Mossello me da el primer taller de escritura y siento que me puedo expresar muy bien, y sigo leyendo, no lo que me daban en la universidad sino lo que yo quería. Después descubrí el nuevo periodismo con Roberto Arlt, y traté de contar mis viajes de una manera similar.

—¿Y de qué tratan tus escritos?
—Tengo algunos cuentos que son muy fuertes, pero que son la realidad. Lo que más hay en la calle son putas, drogas, borrachos escandalosos y niños. Hoy en día, al país que vayas va a haber marihuana, siempre, a donde vayas, acá hay marihuana, en el centro hay marihuana, en los barrios hay marihuana, en todos lados… en Bolivia, Cocaína, ahí van todos a tomar, van y compran una caja de fósforos así llena por 10 pesos; y acá conseguís por 80 pesos un capuchón de lapicera que creo que entra un gramo, pero de la buena. El pobre, el que no tiene un mango, labura para comprar merca y el rico también, vos decís, mirá los locos que diferentes que son pero convergen ahí, si se tienen que “cagar a piñas” por una bolsa de merca, lo hacen. Eso es lo que no tiene asumida nuestra sociedad, vos hablás de esto y todo el mundo se escandaliza; yo probé pero salí, gracias a la educación también. Hay que agradecer que no hay Paco, tampoco ácidos, hay estas dos (marihuana y coca) y el escabio que no parece, pero es una droga fuertísima. Trato de ejercer la literatura y el nuevo periodismo de la onda de Tom Wolfe, ¿te acordás?

—Sí, claro, me hablaste de la música, de las artesanías y la literatura, ¿y los malabares?
—San Juan es una ciudad de tranquila como Villa María pero grande como Córdoba, no sabés que loco. En un momento los malabaristas de todo el país se dieron cuenta que ese lugar era bueno, porque había muchos semáforos para trabajar. Estabas una hora y te juntabas 30 o 40 pesos, cuando estábamos dolarizados, imaginate si te quedás todo el día. Ocupamos un edificio, había tribus, siempre estuve con tribus de artesanos que son más cerrados, como que dominan una plaza y te miran lo que querés vender, siempre con el pelo largo, fumándose una mota ahí, disfrutando de la luna llena, con mucho olor a sahumerio por ahí.

—¿Cómo es ese mundo?
—Conocí a tribus de malabares que tienen sus propios juguetes: clavas y bolas. Siempre tienen un corte exótico, se pintan los ojos. Hay una fusión del punk de los ’70 con Sid Vicious y los Sex Pistols y el arte circense que trajeron los italianos a la pampa gringa. De todo eso sale algo muy raro que vos te parás en un semáforo y no podés no mirarlos. Yo siempre estuve de observador, te comprometés, pero siempre tenés que estar de ahí afuera para poder observar, y te sorprendías de las cosas que hacían. Hay escalafones dentro de ellos.
Apenas llegué no me quisieron, me vieron y me dijeron que no, como un cuento de Jack London en donde el lobo quiere entrar y no puede; pero el lobo siempre ronda, hasta que llega un momento en que hay pelear con el líder para ser líder o ser aceptado en la comunidad. Yo iba con los hippies, con los malabares, frecuentaba un poco con cada uno, no hay que comprometerse mucho, como lo dice la teoría del juego de Pierre Bordieu.
Comíamos juntos, por dos pesos con veinticinco nos daban una docena de empanadas árabes, el vino se vendía suelto, y con lo que te quedaba lo ahorrabas, cuando andás así tenés que tener un pequeño capital.

—Siempre relacionándote con gente excluida.
—Me empecé a juntar con los verdaderos hombres, con los que se juntaba Jesús, porque Él andaba con lo peor de lo peor, con los chorros, con las putas; no es el que pintan en los cuadros, no es el de los ojos celestes. Cuando vos llegás a una ciudad sin un mango, ¿con quién vas?, el único que te va a tirar una mano, es a quién nadie le tira una mano. Son marginados por propia elección. Son libres, pero el precio que hay que pagar es la exclusión.

—¿Cómo te proyectás en un futuro, Matías?
—Me gustaría englobar las tres cosas: la literatura y periodismo, la música y las artesanías y hacer una suerte de comunicación alternativa: dar talleres, charlas, intercambios, trabajar con otras facultades, traer y llevar cultura entre los pueblos y poder crecer como persona, siempre.


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 20 de setiembre de 2009.-

lunes, 14 de septiembre de 2009

Presentación TINTA DE POETAS en Villa María

ATENCIÓN: CAMBIO DE LUGAR

Presentación:
TINTA DE POETAS
en Villa María


Presentan Eduardo Belloccio (SADE Villa María) y Normand Argarate (Universidad Popular)
Viernes 18 de setiembre - 19.30 hs.
Salón Auditorio - Medioteca Municipal
Av. Sabattini 40 - Villa María

Walter Carrera. Imagen de un fotógrafo

ENTREVISTA CON
WALTER CARRERA
IMAGEN DE UN FOTÓGRAFO





Henry Cartier-Bresson dijo alguna vez, “fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje.” Cabeza, ojo y corazón; conjunción de elementos que posibilitan el sueño, el recuerdo y las sensaciones más emotivas.
Walter Carrera es un joven fotógrafo de Villa María, que apuesta a la fotografía social pero con una mirada atenta, capaz de poder inmortalizar, de una vez y para siempre, el momento justo e irrepetible de una gran ocasión.
Fue notero de radio, periodista de las recordadas “La hoja del rock” y “Sr. Rock” y, más allá de estar terminando sus estudios de licenciatura, la capacitación constante y de manera autodidacta son una de sus prioridades. Ama Internet y gracias a esta herramienta agudiza su mirada con el conocimiento mutuo compartido en los foros de discusión con camaradas de toda Latinoamérica.
En su estudio de calle Buenos Aires, nos encontramos para mantener una charla sobre su creciente carrera.

—¿Cómo te iniciaste con la fotografía?
—Empecé con la fotografía luego de abandonar la Licenciatura en Administración. Quería estudiar Comunicación Social, pero como ya estaba en la UNVM, me cambié a Diseño (y Producción Audiovisual) sin saber bien que había ahí dentro. Me engachó Diseño por la fotografía, desconocía todo lo demás, que también me gusta, pero me quedo con la fotografía… podría decir que siempre tuve un punto de vista fotográfico dentro de la carrera. En casa siempre estaba paveando con la fotografía; ahora que soy fotógrafo me acuerdo de algunas cosas, por ejemplo cuando una tía me regaló hace millones de años una cámara que era como una réflex, y yo sacaba fotos con un amigo en blanco y negro que nunca revelé; me gustaría saber qué fueron de esas fotos.
Siempre me tiró la fotografía, pero lo descubrí cuando estaba terminando la carrera, ahí me decidí y me compré la cámara; también por una cuestión de precios, un equipo de fotografía completo, sale mucho más barato que un equipo de video.
En marzo 2006 sale “La hoja del rock” y todos los eventos los cubría con mi camarita. Aunque siempre trataba de ponerle un punto de vista un poco más profesional a las fotos, aunque lejos estaba. Durante todo ese año laburé con la revista. Después sale “Sr. Rock”, me fui afirmando de a poco y pensando que era la fotografía lo que yo quería hacer.
Hace unos años me compré mi primera cámara profesional, y a partir de ahí empecé a informarme sobre fotografía profesional directamente. Porque lo que tiene la carrera de Diseño es muy amplio y propone millones de cosas de lo que se puede hacer dentro de lo audiovisual: sonido, iluminación, fotografía… lo que sea.

—¿De qué manera te fuiste capacitando sobre la fotografía profesional?
—Estoy suscripto a un foro donde está lleno de fotógrafos latinos que, en su mayoría, trabajan en Estados Unidos y México, y que hacen una fotografía social. Todos los días suben fotos de lo que sacan, y si yo subo algo lo critican, y hay tipos muy grosos y muy dados para nada cerrados; por ahí se cree que el fotógrafo se guarda el secreto del maestro, ¡no! los tipos te cantan la posta. Capaz que sea porque desde este lado no le representamos ningún tipo de competencia para ellos, no lo sé; pero a partir de relacionarme con esa gente empecé a ver cosas de distinta manera en la fotografía en general, de la imagen, del negocio… El error de muchos compañeros míos es el no hacer fotografía social, es lo que nos venden dentro de la universidad, nos dan un estatus de licenciados y donde no podemos rebajarnos a sacar fotos en fiestas… o sea, nunca nos dicen lo contrario, entonces, es lo que se genera a veces. Yo pensaba diferente, yo decía voy a hacer fotografía social, porque es lo que a todo el mundo le rinde económicamente. Lo iba a hacer pero no como algo que me gustara, prefería estar detrás de una cámara aunque sea sacándole a dos locos que se casan, que estar detrás de un mostrador vendiendo ropa y después ir a sacar cualquier pavada. Era mi visión, pero a partir de vincularme con esta gente, me di cuenta de que hay tipos grosos, artistas que se dedican a eso, y es una profesión muy digna y podés crear sacando fotos que son comunes. Ahí está el sentido, en hacer de algo que es común como un casamiento, algo espectacular.

—Es un cambio importante en la mirada de tu profesión.
—Es la influencia de esta gente. Es un desafío de modelo que está buenísimo, o estas en un estudio donde está todo controlado, si sabes medianamente de fotografía, la foto tiene que salir bien. Acá cuando el cura le dijo al novio que puede besar a la novia, y vos no sacaste la mejor foto que podías sacar, ya no la repetís, pierde la esencia; es un desafío poder hacerlo.
Nos estamos empezando a juntar un grupo de argentinos en Rosario y hay un chico que tiene muy buena onda y ha invitado a algunos fotógrafos de estos grosos a venir a acá, ya en noviembre tenemos un workshop que es exclusivo para esta gente, con un brasilero que es Vinicius Matos, quien es considerado uno de los 10 fotógrafos más importantes de los que se dedican a fotografía de bodas. En febrero viene un mejicano que se llama Fer Juaristi que tiene nuestra edad y lo idolatramos porque hace unas cosas increíbles. Va a ser un Workshops para 20 fotógrafos y además se va a quedar tres o cuatro días donde nosotros vamos a estar ahí todo el tiempo, comiendo asado, compartiendo, y eso es muy enriquecedor. Siempre que nos juntamos algunos saben más y otros menos, así salvamos dudas, yo me doy cuenta que mí fotografía cada día tienen un criterio más.

—Además de la fotografía social, ¿qué otro tipo de fotos hacés?
—El zumun de mi trabajo sería hacer fotografías de shows de rock, me estoy dando cuenta que hace fotos de casamientos y 15 años también; pero me encantaría hacer fotos de bandas. Después, dentro del mercado de la boda hay una cosa que me encantaría también que se llama destinantion weddings o bodas en el destino, donde los novios se van a ciertos lugares turísticos para casarse. Todavía en Argentina no existe esa moda, se usa mucho en el Caribe; pero viniendo más a lo terrenal sé que este tipo de bodas suele hacerse, muy casualmente en Bariloche, en Mar del Plata, en Punta del Este, puede hacerse. Todavía no es una moda, pero si llegase a surgir, estaría buenísimo dentro de este ámbito.
También hay un estilo que se llama jornalista de bodas, que es contar la historia de una boda a través de la fotografía donde la presencia del fotógrafo no se hace evidente. Es como una nota periodística donde no se posa, hay que trabajar mucho, hay que contar con cierto equipamiento, hay que saber capturar los gestos, los momentos justos…

—Sobre todo porque no estás trabajando con gente que actúa, la gente no es la misma y es muy difícil, me parece.
—Se puede hacer, pero si no se sabe hacer bien, no sale. A lo que aspiro es a lograr eso, yo saco alrededor de 600 o 700 fotos en una noche, tomo la foto tradicional la que todo el mundo va a querer y el resto lo trato de tirar para ese lado. También hay una cuestión de la gente porque todas esas fotos que yo saco, que me encantan y son las que pongo en blog, la gente nunca me las elije, elije la foto tradicional.

—Sucede que la gente tiene una visión de la fotografía tradicional que está muy arraigada y cuesta aceptar una nueva manera de ver las cosas.
—Por supuesto, es complicado desde muchos puntos de vista, desde lo técnico, desde el fotógrafo, de poder lograrlo y desde el punto de vista de la gente que entienda lo que estás haciendo. He visto trabajos completos, que realmente es como leer un diario, pero cuesta lograrlo y que lo acepten, porque se usa la luz natural, no se usan flashes, las sombras… bueno, es un tema, que por la costumbre choca al principio, pero estaría bueno que se fuera instalando. Me da mucha satisfacción cuando la gente elije estas fotos.
En Rosario, por ejemplo vas a buscar las fotos y te entregan el álbum terminado, no te consultan que fotos querés; no creo que esté bien, está bueno elegir cierta cantidad, pero darle la posibilidad que la gente pueda optar.

—¿Existen grandes cambios en la fotografía que dificulten la tarea de estar actualizados?
—Yo creo que el cambio más grande ya está hecho, que es la del pase de lo analógico a lo digital. Creo que lo importante es estar avanzado de criterio, estar a la vanguardia en cuanto a conocimiento o intentar estarlo, investigar, investigar, investigar... Me doy cuenta que tengo que aprender cosas que no tienen que ver con la acción de sacar fotos, pero se relacionan con la fotografía, con el tema del blog, de Internet por ejemplo. Creo que la exigencia es estar al tanto de todo lo que la tecnología ofrece. En Villa María si querés buenas fotos sabés con quien tenés que ir, o el “Pili” (Juan José Odino), Facundo (Costa) y tantos otros… ya la gente sabe quien saca buenas fotos, y si no querés gastar plata, también sabés a donde podés ir; pero Internet está cada vez está metida más. Me puse a investigar como optimizar el blog para lograr mejores resultados con los buscadores, que se llama SEO (Search Engine Optimization); entonces vos buscás “fotógrafos de Villa María” y mi blog sale dentro de las primeras tres entradas. Es necesario estar actualizado en este sentido. Y en equipamiento, nunca vas a tener todo lo que necesitás, es lo que siempre charlamos con los demás fotógrafos; pero creo que lo importante es el fotógrafo, el criterio que uno tenga.

—Hay mucha gente que hace fotografía en Villa María,
—Está muy bueno el mercado en Villa María, porque la gente es exigente y paga. En realidad no sé si esta ciudad está sobrevaluada o los demás están para abajo, me parece que está bien, la gente no sabe lo que es hacer fotografía; no es que sea un trabajo pesadísimo, pero yo estudié para esto y le dedico de lunes a sábado, todos los días me levanto a las 8 de la mañana a editar fotos que saqué de la fiesta que pasó, a preparar la que viene… Después llega el fin de semana y me quedan cosas por hacer y por ahí la jornada del viernes en vez de ser de 8 horas, pasa a ser de 16 o lo que fuere. Además el sábado hay que trabajar. La gente a veces se asombra del precio, pero cualquier profesional y que trabaje 8 horas por día todas las semanas, tiene un sueldo bien, entonces, porqué un fotógrafo, que somos profesionales, que invertimos en equipamiento que son re-caros, que invertimos tiempo frente a la pc investigando, gastos en workshops, ¿por qué vamos a regalar nuestro trabajo?

—En la ciudad está la carrera de la UNVM (que no es una carrera de fotografía), las capacitaciones que se dictan en Foto/Espacio F5 y algún otro emprendimiento más, ¿cómo ves la influencia de estos lugares de capacitación?
—Me parece que el F5 está dando más fotógrafos que la UNVM, están los chicos de Ojo de Pez y hay varios más. Está bueno que haya la competencia, porque eso eleva el nivel, nos obliga a elevarnos a todos. Lo que veo de la universidad, que siempre lo vi, es que como universitarios en otro nivel, estamos muy lejos de la realidad. Llegamos a un punto que terminamos nuestra carrera y no sentimos vacíos; realmente el equipamiento que hay es buenísimo pero salimos a la calle y nos encontramos con nada. Ahí te preguntás ¿qué hago? Me duele un montón, pero es así. Creo que la cosa pronto va a cambiar. También con la televisión, estuve leyendo la nueva Ley de Radiodifusión, que está buena porque va a exigir que el 70% de la programación sea propio, entre tantas otras cosas. Eso va a obligar que haya más programación y, aunque sea mala, de a poco va a ayudar a que se vaya mejorando.

—¿Qué representa la fotografía para vos?
—Te digo una definición propia que yo tengo, me doy cuenta que la mejor fotografía es la que captura de la manera más sutil algún momento de la realidad. Esas son las mejores fotografías, un gesto que puedas capturar con tu cámara es la mejor fotografía, aunque esté un poquito quemada, aunque técnicamente no llegue a estar perfecta… Aldo Sessa, un reconocido fotógrafo, salió en una nota del Clarín donde decía que los fotógrafos dependemos de Dios para sacar la mejor fotografía, justamente eso, el momento del clic es mucho más que un segundo, y el poder capturar el momento justo, esa es la mejor fotografía.
Yo me levanto y me acuesto pensando que más puedo hacer para mejorar mi fotografía, estoy ideando, estoy buscando, todo el tiempo, no sé si es una obsesión, un vicio o una boludez, pero es así.

—¿Y la música como se complementa con este arte?
—La música es buenísima, porque en todos esos momentos, salvo cuando duermo, siempre está sonando en mis oídos un rock and roll.


Parafraseando a Cartier-Bresson, podríamos decir que Walter puso en su mismo eje la imagen y la música, grandes pasiones que le encantaría conjugar. En sus sueños sigue presente la utopía de fotografiar a las grandes bandas del rock nacional; tuvo dos posibilidades que no pudo concretar. Quizás la tercera sea la vencida.
Esta es la foto de un joven profesional de la ciudad… la imagen de un fotógrafo.-



INFO DE CONTACTO
Walter Carrera Fotógrafo
Movil: (0353) 154017089
e-mail: walteriovm@hotmail.com
http://waltercarrera.blogspot.com
http://www.waltercarrera.showitsite.com/
http://www.feboasomavisual.blogspot.com/
http://www.virularock.blogspot.com/



(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 13 de setiembre de 2009.-

domingo, 6 de septiembre de 2009

Américo Pablo Tissera. Viajero del conocimiento

ENTREVISTA CON
AMÉRICO PABLO TISSERA
VIAJERO DEL CONOCIMIENTO


Si el recuerdo y la memoria de un pueblo se construyera con piezas de un rompecabezas, Américo Tissera ya tendría sobre la mesa, varios conjuntos armados de esa gran figura.
Su deseo más urgente es mantener vivo el recuerdo de su Carrilobo natal, quiere contribuir con su saber y su inventiva a dejar testimonios de un pasado que construyó el presente y que proyectará el futuro.
Publicó en conjunto con Julio Arnauk el libro “Retazos de recuerdos de Carrilobo”, trabajo que se compilaría y conformaría en la obra del centenario de la ciudad. Participó de las “Historias populares de Carrilobo” que editó el Gobierno de Córdoba. En 2007 una empresa cerealera le publicaría el libro “Calchines, ranchos y gauchos. Relatos de la pedanía Calchín y alrededores de Río Segundo”. Recientemente apareció “Lanzas rabiosas” cuyos textos histórico-literarios versan sobre hechos y personajes de Villa Nueva y Quebracho Herrado.
Meco, como le gusta que lo llamen, ha dedicado su vida a conocer, a tratar de alimentarse con el conocimiento más diverso. Si bien su predilección por la historia está entre sus platos principales, no descarta otros conocimientos que lo hacen un consumidor omnívoro. Es profesor de letras, de historia y geografía, aunque ha estudiado las ciencias más diversas. Hay en él un voraz deseo de conocer, una incontenible necesidad de saber que sacia con más conocimiento. Años atrás esa necesidad lo impulso, en varias oportunidades, a cargar su mochila y viajar por el mundo. Dice en un pasaje de la entrevista “andar de mochilero no es lo mismo que viajar en avión, tenés otra visión y te vinculás con otra gente”. Y cuanta verdad hay en su enunciado, cuanto conocimiento en las espaldas.
Durante muchos años siguió el ejemplo de un erudito profesor de griego, quien le confesó no escribir porque la literatura había que respetarla. Meco, celebro tus libros, celebro tus historias, celebro tu “osadía literaria”.



—¿Cómo se inició en la tarea de escribir y publicar libros?
—Yo no quería escribir nada hasta que no me jubilara. Iba juntando material. Había un proyecto nacido con una feria de ciencia y surgió ahí la idea de hacer la historia del pueblo. Lo que quería un amigo era tomar algunas historias, anécdotas y pasarlas a una versión más literaria, y yo no me animaba. Hicimos un primer librito. Después entusiasmados hicimos un segundo. Luego publicamos anécdotas. Lo que ocurrió es que a la gente le gustaban más las anécdotas que la historia en sí. Las historias contadas, decía mi amigo, van a gustar más que lo que vos querés hacer citando documentos, bibliografías… Hicimos tres libros, después no pudimos, porque salía muy cara la edición: Yo empecé con algunos problemas en la escuela, pero seguimos juntando material. Eso fue en 1996 con motivo de los 90 años de la fundación del pueblo. Ocurre que cuando se cumple el centenario, la municipalidad nos pidió colaboración y decidí hacer anécdotas en forma de cuento. Buscaba sucesos reales y le daba una forma literaria, hice bastantes, con la intención de ser publicada por la provincia. La sorpresa nuestra es que habían juntado nuestros tres libros y con ellos harían el libro del centenario, teníamos que dar los originales y vaya a saber donde estaban… modifiqué una parte y así se publico “Retazos…”.
Después que me entusiasmé, hice “Calchines, ranchos y gauchos”, traté de estar bien documentado para ello.

—Y después “Lanzas rabiosas”, ¿por qué estos relatos están inspirados en Villa Nueva y de Quebracho Herrado?
—Los textos de Villa Nueva llegaron por casualidad. Pablo Granado estaba en un geriátrico y yo tenía una hermana en el mismo lugar; un día fui a visitarla y me dijo que había conocido a un hombre que es escritor y que le había vendido un libro (“Villa Nueva. Un pueblo con historia”) para regalármelo. Cuando lo leí, fue una maravilla, un trabajo muy bueno. En el caso de Quebracho Herrado, porque de parte de padre soy criollo y por parte de madre soy gringo; mi primer antepasado vino de Portugal. Por tradición familiar me contaron que cuando pasaron las tropas de Lavalle incorporaron a todos los hombres para llevarlos a pelear en la guerra civil. Mi tatarabuela, con todas las mujeres que había en el campo, quedarían solas a merced de los indios y las fuerzas federales que venían por detrás; como no sabían qué hacer siguieron las tropas de Lavalle. Eso decían, aunque no lo creía cierto, pude corroborarlo en un encuentro en Carrilobo donde una expositora (Stella Oliva) habló de su investigación sobre la batalla y me facilitó mucha información al respecto.

—¿Dónde se documentaba?
—El archivo nuestro viene de 1925. Hay actas de defunción desde 1919. Tomé alguna cosa de “Una excursión a los indios Ranqueles” de Mansilla; y sobre todo un libro de un escritor de Villa del Rosario que se llama Vidal Ferreyra Videla, que tiene varios libros inhallables. Después de publicar “Retazos…” apareció un libro muy bien escrito: “De Calchín: orígenes históricos y apuntes de su pasado”, de Sergio Marchetti. Muy rico su trabajo, muy minucioso, muy lindo. Y después de otros como las “Memorias del General Paz”. En este momento estoy yendo a la Biblioteca Mayor, trato de buscar información de la guerra civil año 1829-1831 en esta región, pero me está costado mucho trabajo.

—Tengo entendido que ha realizado varios viajes al exterior del país, ¿qué nos puede contar al respecto?
—Me apasiona mucho el tema indígena y la cuestión de la lengua, había un lingüista paraguayo que decía que el guaraní se parecía al griego y tenía razón. En el vocabulario y en muchos aspectos del idioma hay similitudes. En un valle de Paraguay, en Pedro Juan Caballero, hay unas ruinas muy antiguas que se han encontrado runas grabadas en las piedras, posiblemente anduvieron los vikingos; hay unos indígenas, los Guayaquíes con ojos azules; hay muchas cosas extrañas. Llevado por esa curiosidad empecé a viajar de mochilero en las vacaciones de verano, porque no tenía como hacerlo si no era de esa forma. Me fui a Bolivia, Perú, Chile y Ecuador, quería a pasar a Colombia, pero me quedé sin dinero. Ahora es más fácil, pero en aquella época se complicaba. Después visité los indios Uru en el centro del Titicaca, fui en una piragua, con un guía.

—¿Todas estas travesías motivadas por el tema del lenguaje?
—Sí, conseguí en Perú una gramática Quechua, después en Bolivia la de Aimará, pero era una tarea muy grande, hacía falta más que buena voluntad, capacidad, preparación…
En esa época era profesor de letras pero estudiaba historia, mi último viaje lo hice a los 27 años. En uno de estos viajes conocí un hombre que me dio una clase y me hizo perder un poco mis veleidades de investigador, me hizo caer a la realidad. Esta persona es el doctor Esteban Laureano Maradona, que había escrito varios libros y fue candidato a premio Nobel de la Paz. “Mire, me dijo, lo que usted quiere está muy bien, muy lindo; pero lo que tendría que hacer es llevar un mensaje, mire la parte humana y social de esta gente, fíjese en el estado de abandono que viven; eso es importante.” Y tenía razón. Nos escribimos en varias oportunidades. Él había sido veterano de la guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay. Este hombre era una persona notable y vivía ahí en un ranchito y atendía a la gente de manera muy precaria. En otros países la presencia indígena es muy fuerte que se va perdiendo por todas las atrocidades que se están cometiendo, la explotación indígena, la tortura y la muerte. Andando con mi carpa para todos lados me encontré con un tipo que me contó como anécdota que cuando estaban en el servicio militar les propusieron dar la baja a quien matara a un indígena, lo trajeron herido y él no quiso recibir ninguna ayuda, se dejó morir de hambre… ahí está la dignidad del hombre, no cedió.

—Qué terrible la actitud del hombre.
—Historias así he escuchado muchas. Augusto Roa Bastos creo que en “Hijo de Hombre”, muestra la explotación del obrero, del mensú, es una novela de ficción pero puede ser cierta, hay muchas historias así, en uno de los capítulos castigan a la peonada a uno estaqueándolo y dejándolo que los devore las hormigas, te da una muerte lenta. Terrible. ¿Cómo un ser humano puede hacer eso a otro ser humano? Lo mismo leyendo los libros de Alicia (Peressutti). El problema está que quienes hacen estas barbaridades, no son ni marcianos, ni nada por el estilo, son seres humanos como nosotros. ¿Qué es lo que tiene que darse para que el ser humano no llegue a eso? ¿Qué fue lo que pasó en la matanza de la Segunda Guerra Mundial? Cuando se hizo el juicio de Nuremberg, había gente culta ¿Cuál fue el disparador que hizo que esta gente llegara a cometer semejantes monstruosidades? Y sin ir más lejos nosotros mismos en la época del proceso.
Como mochilero llegué hasta Ecuador, y una noche en Quito, me encontró un señor joven que cuando se dio cuenta que era argentino me invitó a cenar, este muchacho de apellido Carrión era ecuatoriano pero trabajaba en Colombia. Me contó las barbaridades que pasaban con las guerrillas, me habló de una tortura que conseguía en abrirle la garganta y sacarle la lengua por ahí y dejarlos vivos, para que vieran lo que le pasaba a los soplones. En un momento dado, hablamos de la situación socio-política de ese momento (1971 aproximadamente). Yo le preguntaba por qué sucedían esas cosas y él me dijo que en mi país iba a pasar algo similar. No, le respondí. Me dijo que se ocupó de escribir carta al gobierno argentino porque la forma en que se estaban dando los hechos políticos, había guerrilla y todo iba a degenerar en eso. No, usted se equivoca le dije porque mi pueblo es un pueblo culto; con eso le estaba diciendo que ellos eran uno salvajes... Cuando regresé se incendió Chile con el gobierno de Pinochet, eso fue una salvajada terrible. Después acá, que nunca creí que pasara lo que pasó. Tuve que esconder libros, hacía pozos y los enterraba con cemento. El espionaje y las barbaridades que pasaron no tienen explicaciones.

—¿En ese momento se enteraba de las cosas que estaban pasando?
—Nos enterábamos bajo cuerda. Yo leía mucho, leía mucho de izquierda y además conocía algo de ruso por estudiar con un amigo que quería ir a Rusia como alternativa de estudio. Tenía la visita de un señor que me traía libros, me mostraba un listado y los conseguía. Luego hubo alguien que me dijo, “vos recibís la visita de un fulano así, así y así… bueno, tené cuidado porque ese fulano trabaja para el ejército.” Se pasaba la lista al Tercer Cuerpo, no encargué más. Después empezaba a desaparecer gente, me acuerdo de Requena. Yo trataba de actualizarme para dar clases, recuerdo que nos prohibieron dar gramática estructural, no sé porqué, también estaba prohibido el trabajo en equipo. Yo exponía teorías de izquierda, pero cuando vi las cosas como venían, quemé el material y enterré. No obstante eso llegó un señor de la policía y a puerta cerrada me interrogó, fue correctísimo, pero me dijo que me cuidara. Me mostró un sobre que decía “confidencial y secreto” y tenía que pasar un informe de mi actividad. Me dijo que me investigaba y que le habían hecho tantas preguntas que decidió preguntármelas directamente. “Yo creo en vos (me dijo), sé que no estás metido en nada, pero hay gente que no quiere creer y gente que te ha denunciado como sospechoso.” Entonces, me pidió que le dijera la verdad e hizo un informe favorable. Tuve suerte de que esa persona me interrogó y ese fue un llamado.

—¿Conserva alguno de esos libros que enterró en aquel momento?
—Tengo todavía un paquete, con cemento y todo, para el recuerdo. Muchos no los pude recobrar más. Era libros que causarían risa ahora. El problema había venido porque para ilustrar una clase había hecho escuchar un disco, que venía con una revista que se conseguía en cualquier quisco, con las voces de Roosvelt, Mussolini, Lenin, Stalin, Hitler y un pedacito de la voz de Fidel Castro. Ese fue el detonante, un alumno contó y de ahí se conoció. Pasaron los años y quedó ese hecho grabado y siempre me lo recuerdan.

—Por lo que escucho, es una persona de mucha lectura y estudio.
—Me gusta mucho estudiar, estudie Profesorado en Historia en el Víctor Mercante, después cerraron por falta de alumnos, entonces estudie Letras; paralelamente a eso estudié Química, pero se me superponían los horarios, así que seguí letras y terminé. Después seguí historia, también Derecho en Córdoba, porque me gustaba la parte del derecho romano y demás, que es historia, y me di cuenta que me gustaba historia así que la retomé. Luego me fui a trabajar al sur y cuando regresé me recibí. Más adelante llegaron las épocas malas, quería independizarme un poco de la docencia y me hice pedicura, trabaje en Pozo del Molle, me había puesto de novio con una alumna y me casé después con ella. Poco después me gustó la fotografía, lo hice y ejercí como fotógrafo. Hice Psicografología. Tuve gran pasión por la Arqueología, hice las materias en los profesorados, en el Victor Mercante tuve de profesor a un bioquímico que además se dedicaba a la arqueología, el doctor Zandrino, sabía muchísimo. Cuando hablaba este hombre a mi se me encendía la imaginación y me daban las ganas de agarrar una pala y salir a cavar y a buscar cosas.

—Y la arqueología es fascinante, genera esa cosa de ponerte a pensar qué es lo que esconden cada uno de los misterios…
—Es fascinante, genera esa fantasía… Cuando anduve por Perú pasé por Ica y Nazca por ejemplo, algunas cuevas del Ecuador, también las famosas piedras de Nazca que se presta mucho para el macaneo y que se mezcla con la realidad… esta es una colección de piedras que un tipo le fue comprando a un indio, comenzó con una, el indio le dijo que tenía más y siguió vendiéndole hasta que junto unas 5000 piedras, que las fue clasificando por temas, astronomía, medicina, etc. En esas piedras aparecen dibujos de animales extinguidos con seres humanos que tienen tres dedos, hay aparatos y elementos que son desconocidos, mapas del cielo como era hace miles de años atrás; entonces muchos arqueólogos dicen que son falsas y otros verdaderas. El indio cuando lo apuraron dijo que eran falsas, ahora ¿qué pasa?, el indio tiene que mentir porque el tráfico de este tipo de elementos está prohibido y podía ir a la cárcel. Se han escrito muchos libros al respecto. Muy interesante. Eso es fascinante, incita a la fantasía, y en la vida si no tenés una fantasía, si no tenés una ilusión, si no hay un misterio, se nos termina todo; ¿qué hacemos? Porque no se trata de vivir sólo para hacer dinero; la fantasía y el misterio son lo que da vida al hombre.


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, domingo 6 de setiembre de2009.-

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Presentación TINTA DE POETAS en la Feria del Libro de Córdoba

Feria del Libro Córdoba - Sábado 5 setiembre de 2009 19:30 hs.


Mesa debate. La literatura de Villa María en el nuevo milenio.
Participan: Darío Falconi y Eduardo Belloccio. Coordina: Normand Argaratte.
Presentación del libro "Tinta de poetas. Una encuesta a la literatura de este río"
Sala Blanca Sarrat - Cabildo - Planta Alta


Todos invitados.
Muchas gracias

Darío Falconi