domingo, 11 de marzo de 2012

El río en la voz de nuestros poetas





EL RÍO
En la voz de nuestros poetas



El río es una de las marcas distintivas de la ciudad. Dos ciudades se asentaron a la vera del Ctalamochita y forjaron desde allí sus pujantes presentes.
El río es el lugar de encuentro, de esparcimiento, del amor y la nostalgia… el río ha sido por siempre la musa inspiradora de aquellos que escriben su vida y la de los otros, en versos que se publican en el papel o se cantan a viva voz.
Hoy nuestro suplemento cumple 400 ediciones junto a usted y queremos festejarlo ofreciendo los poemas de aquellos que desde los inicios de nuestra literatura han inmortalizado su palabra evocando el cauce de este río.
Muchas gracias por seguirnos, domingo a domingo.



Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com




[POEMA]
Geremías P. Monti.

Cinco ríos cruzan Córdoba
que son como cinco arterias,
por donde corre la sangre
perfumada de la sierra.
El Tercero presuntuoso
quizás por marinas ansias,
que enjoya a Villa María
como una bincha de plata.

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EMBELESO JUNTO AL RÍO
Primo Miguel Beletti, del libro “¿Dónde hay silencio?...”.

Pelambre lacio y pendulante de los sauzales
sobre la arruga de la epidermis de la tierra
y el peine del agua murmullante
que corre por su cauce
en setiembre le imprime lustre
a sus mechones capilares.
En el brillo de un espejo itinerante
se zambullen cual anfibio
las esmeraldas repetidas por millares
de las horas diminutas que eclosionan
al conjuro de cien flautas animadas
y las alas de mi ensueño desplegadas
se baten sobre el oasis que allí me abriga.

El suave mecedor de la corriente
a mi vera sobre el muelle enarenado
musicaliza con las coplas de su andanza
la evasión que por fisuras de mi alma
arrobada, goteando el zumo amargo
drenan la aspereza que me atrapa
en un navío que boga errante
con las velas hinchadas de mis ansias.

En la alcoba iluminada de mi seno
para ese huésped que deambula vacilante
no hay puertas a su retorno
no hay sitio habitable
que no vuelva!
que sucumba!
que naufrague!


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[POEMA]
Armando H. Fabre.

Mi viejo río, ya no guardas
en tu raleado sauzal,
el silbo de aquel zorzal
que en las mañanas de estío,
te saludaba viejo río
con tu canto sin igual.

Mi viejo río, ya no ofreces
en tu cauce, el torrente
de esas clásicas crecientes
que traías en otrora,
con la fuerza arrobadora
de tu belleza imponente.


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TE CANTO, VILLA MARÍA
Moisés Cabañeros , del libro “Canto y rebeldía”.

Te cantaron los poetas que en tu cielo se inspiraron
volcando en sus sabias rimas el fruto de tu trabajo.
Te canta el niño que juega, el joven con su alegría,
te brinda su algarabía que es poema y también canto.

Te cantan los estudiantes que de tarde o de mañana
se encaminan jubilosos a cumplir con su jornada.
Te canta el hombre maduro, aquel del rostro acerado,
con la canción del martillo o en el surco con su arado.

Te canta el ave canora con sus trinos celestiales,
las flores son como un canto de perfumes virginales.
Vibra el cielo generoso con sus diarias bendiciones,
también te canta la madre en el hijo de sus amores.

Te canta el barrio Sarmiento, las jovencitas del centro,
las del barrio Rivadavia, y también las de Palermo,
por San Martín, hasta el fin, cruzando por Buenos Aires,
y por el barrio Ameghino alegre cantan sus calles.

Lamadrid, San Justo, Belgrano, te cantan con sus labores,
General Paz, Pellegrini, Güemes a tus pies te rinde honores
Avellaneda, Santa Ana, Sáenz Peña, Moreno y Almirante Brown
te ofrecen con su progreso el brindis de una canción.

Desde el barrio de Las Playas hasta el nuevo Trinitarios
acrisolan, hermanados su mensaje veinte barrios,
con su río silencioso, fiel testigo de la historia
que es dolor o es alegría reflejando tu memoria.

Ciudad de mi humilde cuna, ciudad de noches serenas,
porque eres patria argentina, porque eres honrada y buena,
yo también quiero cantarte y rendirte mis honores
en la labor cotidiana, Villa María de mis amores.

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[POEMA]
Horacio E. Roqué

Acodado, en suspenso
sobre la baranda
del puente, oigo
el ritmo del agua.
Luminosa,
sobre las curvas claras
de brillantes hojuelas,
cabrillea el alba.
Un desgarrar de ondas
se multiplica y se agranda.
En la pura emoción
el río me acompaña.
mi verso al igual se ondula
en la corriente mansa
o en oleajes
de espuma bravas.
Está dentro de mí
la vibración del agua.

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RÍO
Horacio Bianciotto (1984).

Broto de tus dedos de barro
como un poema con hebras de musgo.
Zamba trastocada que canta.
Vendimia de girasoles.

Río. Abierta tu boca a lavanderas.
Se quiebra tu espejo de amaneceres precipitados
quiero ver tu enigma y llegar a tus manos
y desterrar tus soles deshilachados del ocaso.

Mis pies mis manos mi piel toda
te buscan como raíz huérfana.
Quiero adentrarme en tu latido marrón
Y en las abejas zumbonas de la corriente.

Llevas en tus venas una acuarela de hombre que sueña.
Tu agua sacia el silencio cuando es preciso.
Talamochita. Nombre legüero
bombo retumba tiembla tumba
lengua de enero isla emergente
vino guitarra luna a destiempo.

Río del cielo sideral cósmico
dame tu estampa de estatua caída
dame tu garganta de aguaceros.
Voy a volar como la garza
rozando apenas besando agujas
para que mi memoria haga tu perfil
y el olvido se escurra tras las sombras.

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[POEMA]
Bruno Ceballos.

Riberas del viejo río
que levantaba bravío
su murmullo colosal;
poco a poco desoladas
fuiste quedando enterradas
bajo el reseco arenal.

Viejas queridas riberas
también sois como taperas.
En donde el paso llora;
en las visiones de un triste,
ante aquello que no existe
y eternamente lo añora.

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PASO DE FERREIRA
Letra: Armando Fabre y Andrés Acheral
Música: Andrés Acheral

Recitado:

Viejo Talamochita del aborigen nómade,
junto a tu margen se levantó
la posta e avanzada de los Ferreira Abad;
te vadearon las carretas y las diligencias
-asombro de progreso en la pampa-
te cruzaron los hijos de esta tierra arisca
en un chapoteo de lunas y estrellas;
te recorrió el Deán Funes
en su fantástico proyecto de hacerte navegable.
Una y otra vez se desbordaron tus aguas,
hasta que los diques le pusieron riendas
a tus ímpetus borradores de huellas…


Canto:

Sobre la herida huella pampeana
sangran los sueños del pajonal,
silban los vientos de la llanura
la sinfonía de algún zorzal.

Como un refugio sobre el paisaje
donde dormita la soledad,
se alza una posta, como esperanza
de los que cruzan la inmensidad.

Un monte y un río que corta la senda,
un vado que lleva por el arenal
rumor de carreteras cruzando el desierto
rumbeando camino a la eternidad.


II

Cantaba el río su cantor eterno
con voz antigua junto al sauzal
que despeinaba su cabellera
en el espejo de su caudal.

Alborozada cantaba el ave
sobre el añoso algarrobal,
mientras el puma se agazapaba
entre las sombras del matorral.

Un monte y un río que corta la senda,
un vado que lleva por el arenal
rumor de carretas cruzando el desierto
rumbeando camino a la eternidad.


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RÍO CTALAMOCHITA
Ilda Mistraletti Mignola

Llegas a Villa María con cadereo acuoso,
clara vorágine de peces.
En señal de bienvenida los sauces te rozan con sus ramas.
Asombrado por tanta belleza, desbrozas tréboles. Coronando tu testa.
¡Río napoleónico!
Raíces de eucaliptos que engrosa la barranca, quieren atraparte…
Sigues entre playas doradas donde juegan los niños traviesos.
Cuando cae la tarde, con tibieza de estío, tu cuerpo adormece.
Tus costas se ennovian con pescadores expectantes en tensar la caña justo a tiempo para atrapar su presa.
Los enamorados intercambian caricias de aguadulce.
Un picor frío aprieta tu cuerpo
Lágrimas de cielo llegan a ti arrastrando
Dolores terrenales que ahogarás presuroso
al primer beso de luna que trae la noche.



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EN EL ESPEJO DEL RÍO
Por Olga Bruera

No quiero ser…
Como ese sauce
Que por verse reflejado
En el espejo del río
Llora allí su condena
Por el tiempo pasado
A la vera de aquel río…
Pensó tanto en él,
Que solo, triste y encorvado
Con sus mismos recuerdos
Sigue su pena llorando…
Por eso todos dicen
Cuando hablan de él
Que a la orilla de aquel río
Hay un sauce llorón
Que se mira eternamente
En el espejo del río.


(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País,
domingo 11 de marzo de 2012
Villa María, Córdoba. Argentina.