domingo, 18 de diciembre de 2005

Rocambole

LAS FORMAS DEL ENSUEÑO
Diálogo con el artista platense Rocambole



José Ricardo “Mono” Cohen, más conocido en el ambiente artístico como Rocambole estuvo en una fugaz visita por Villa María. Fue convocado desde la UNVM para conformar un tribunal de concurso en el espacio curricular Animación Computada de la Lic. en Diseño y Producción de Imagen.
Tal vez usted se pregunte quien es Rocambole, si bien sus obras no son conocidas en nuestro interior, es posible que tenga alguna imagen de su autoría muy cerca, quizás de su vecino o hasta en su misma casa. Revise bien, en algún rincón de su inmueble es probable que encuentre algún disco de LOS REDONDITOS DE RICOTA, banda que generalmente ha sido tildada de manera injusta como generadora de disturbios. ¿Qué tiene que ver Rocambole allí? Él fue el responsable del arte de tapa de todos sus discos y escenografía. Pero su obra no comienza ni termina allí, desde muy pequeño tuvo la inclinación por trabajar “con todo aquello que pueda dejar una señal sobre la superficie”. Rocambole es actualmente el vicedecano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, tarea que ejerce junto a la docencia, el dibujo y la plástica en general.
EL DIARIO CULTURA mantuvo un breve pero sustancioso diálogo donde se rozaron temas de su trabajo, sus estudios, su relación con la mítica banda de rock, y hasta quedó flotando la idea de una futura exposición en esta Ciudad que es muy factible se concrete a mediados de 2006. Con ustedes Rocambole.




- Sabemos que es docente, artista, directivo, ¿de qué manera se autodefine?
- Lo de artista entre comillas. Una de las cosas que siempre tengo conflicto es con la palabra artista, más bien me considero como una especie de realizador o trabajador con respecto a las imágenes. Me gusta definirme más bien como dibujante, tengo un especial cariño con esa palabra, porque recuerdo que antiguamente tanto en los medios gráficos como en otro orden existía el dibujante, en un diario antes no existía el diseñador gráfico, había un dibujante, en una imprenta había un dibujante, en una gran tienda tenían un dibujante vidrierita que pintaba los carteles.

- ¿Cómo puede describirnos su trabajo?
- Fundamentalmente trabajo con imágenes porque desde chico, como casi todas las personas, tuve una inclinación por expresarme a través de las imágenes. Siempre digo que hay una especie de divorcio en la educación con respecto a la capacidad del hombre, de la gente, de los niños en cuanto a expresarse por imágenes y la otra expresión que es la verbal. Siempre se prioriza y estimula la verbal, pero nada, o casi nada con respecto a lo que es la expresión de la inteligencia visual; que para mí, es una cualidad innata del hombre que aparece desde muy temprana edad y que probablemente en el curso de la educación formal pareciera que esas capacidades se aquietan porque se desarrollan otras.

- ¿Qué tipo de materiales emplea?
- Trabajo con todo aquello que pueda dejar una señal sobre la superficie. Como ilustrador soy una especie de devorador de técnicas, cuando aparece una nueva técnica o desconocida para mí, inmediatamente quiero aprenderla. He trabajado en acuarela, grabado, pintura al óleo, acrílica, he hecho experimentos con volumen, he trabajado con arcilla, también con serigrafía, otro tanto cuando descubrí por ejemplo el aerógrafo (un pequeño soplete que produce efectos muy interesantes) y por último con las nuevas tecnologías. Empecé a practicarlas al principio tímidamente, hoy día a pesar que soy bastante viejo y me cuesta aprender este tipo de tecnologías algunos programas sencillos puedo usarlos como expresión también.

- ¿Cómo influye esta tecnología en la tarea que usted realiza?
- Al principio como todo el mundo sentí una especie de pequeño temblor pensando que habían inventado la maquina de pensar o de crear, pero todavía falta mucho para eso. Todavía siguen siendo una herramienta en el mismo sentido que lo es una paleta de colores. Son paletas muy eficaces en algún aspecto pero que tienen límites en otro, fundamentalmente lo mejor que tienen es la posibilidad de ver el trabajo en sus infinitas variantes de una manera rápida. Eso con otra técnica como la manual resultaría bastante difícil, por otro lado dan una cantidad de opciones tan gigantescas y tan infinitas que puede perturbar un poco la idea que pueda tener un realizador; más bien hay que entrar a una computadora teniendo ya previamente las ideas bastante clarificadas.

- En ese caso, ¿cuál es su fuente de inspiración?

- Mi fuente de inspiración casi siempre fue el tipo de imagen que da la historieta y la inspiración proviene de los temas naturales del hombre; han dicho algunos escritores que los temas fundamentales son el amor, la locura, la muerte, la justicia, la injusticia; casi todos esos son temas que he tocado.

- Conocemos también que se ha graduado tardíamente, ¿a qué se debió?
- Es que yo fui de ganarme la vida desde muy chico y elegí ganármela con el pincel y el lápiz. Me costó llegar a los estudios superiores, porque toda persona que en un país como éste tenga que estudiar y trabajar le es bastante costoso. Tampoco estaba muy definido en cuanto a lo que quería estudiar, suponía que si yo en algún aspecto podría expresarme en imágenes no necesitaba aprender, pero finalmente terminé recalando en una facultad de una universidad donde tradujeran aquellas formas que yo utilizaba para aprender un poco de vocabulario como si pudiera de alguna manera adquirir criterios conceptuales; o sea, si ya lo práctico lo manejaba la universidad le daba a uno la capacidad de por lo menos conceptualizar.

- En el imaginario social tenemos a Rocambole como el creador de las tapas de LOS REDONDITOS DE RICOTA, ¿No le molesta o incomoda que lo cataloguen por una parte de su obra?
- No, en un aspecto estoy agradecido al hecho de haberme vinculado a estos amigos míos que se convirtieron en un fenómeno social de masas, esto permitió que mis trabajos se difundieran de una manera que yo jamás hubiera pensado y eso me parece fantástico. Por otro lado, lo negativo de ese asunto es que muchas de estas imágenes se transformaron en íconos, en una especie de estampitas que los chicos idealizaron y yo soy bastante enemigo de todo aquello que tenga que ver con al idolatría. No me gusta el ídolo, no me gusta la estrella de rock and roll que se transforma en ídolo. A mí me gusta un buen músico que hace una buena música y me gusta ver un buen artista que hace una buena imagen; pero muy lejos del concepto de idolatría. El concepto de idolatría no tiene un criterio crítico y a mi me interesa los criterios críticos. Además, lo que yo hice con PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA es prácticamente la última parte de mi vida, yo siempre dibujé y pinté durante muchísimos años, mis imágenes eran bastantes parecidas siempre. Pienso que mucho más importante para mí y mi formación fueron aquellos trabajos que hice con grupos de rock anteriores como por ejemplo LA COFRADÍA DE LA FLOR SOLAR que fue una especie de salto hacia al futuro.

- ¿Se considera un redondo más?
- (Dubita unos segundos y responde) LOS REDONDITOS DE RICOTA ya no existen, existían en cuanto estaban unidos, ahora no hay nadie que sea redondito de ricota, sólo existen cuando están todos. Los que están ahora hacen covers de LOS REDONDOS.

- ¿Con qué otros grupos ha trabajado?

- He tenido muchos amigos vinculados al rock nacional sobre todo de los primeros tiempos, MIGUEL CANTILO, CLAUDIO GABIS; últimamente trabé relaciones con los chicos de ATAQUE 77 que me propusieron hacer una tapa. Hay muchos otros grupos más que no han accedido a la fama con los cuales yo he trabajado. También hice una tapa para un compilado que se lanzó luego de la muerte de FRANK ZAPPA.

- ¿Qué tiene más valor para usted, una exposición en el MALBA o ver a algún fanático vistiendo una remera con algún dibujo suyo?
- Indudablemente la exposición que me permite el hecho de que mis imágenes se difundan sobre cualquier soporte de ese tipo, como remeras, mochilas, calcomanías, me satisface más por el hecho de que tienen mayor penetración, llegan más lejos, se reproducen en mayor cantidad. Una exposición en el MALBA la van a ver personas vinculadas específicamente a las artes plásticas y no todas, solamente las que pueden acceder a Buenos Aires y pagar la entrada que es bastante cara. Prefiero aparecer en la tapa de una revista de historietas que una exposición en el MALBA, porque este último tiene una permanencia a nivel socialmente artístico, pero a mí los pasillos del arte oficial nunca me interesaron, tampoco esa parte del arte se han interesado en mí, yo jamás gané ningún premio; soy invitado a exposiciones por la fama lograda a través del arte popular de la ilustración.

- Además de la pintura y la música, ¿qué otra manifestación artística le interesa o le gustaría incursionar?
- A mí me interesa todo, yo siempre dije que nunca tuve una vocación particular, últimamente me está interesando muchísimo la animación, el cine, la música... de toda la vida; si yo tuviera cuatro o cinco vidas creo que recién ahí comenzaría a alcanzar a hacer las cosas que me gustan.

- ¿Qué música escucha?
- Yo soy bastante ecléctico, me gusta la música buena, me gusta un tango de los buenos como una manifestación étnica de Asia o un folklore argentino; cuando yo digo bueno, digo bueno para mí, no soy quien para juzgar la música de un punto de vista muy excelso; pero me gusta aquella música que tiene buena factura, que expresa emociones, aquella donde el músico realmente pone gran parte o casi todo lo suyo. Particularmente en cuanto a género lo que más escucho obviamente es rock y blues, sobretodo rock nacional de los primeros tiempos, no es como un viejo tanguero que recuerda la música que lo hizo emocionarse en su juventud y siempre la tiene escuchando.

- ¿Tendremos alguna vez el placer de ver a Rocambole exponiendo en Villa María?

- Y sí, si me invitan yo vengo. Yo he expuesto en lugares ignotos, últimamente me invitó una escuela de una localidad que yo jamás había escuchado nombrar, se llama Piedritas, que queda en el límite de la provincia de Buenos Aires con La Pampa, y allá fueron las obras. Yo voy a donde me invitan, es más, me interesa bastante las exposiciones en el interior porque es allí donde hago nuevos amigos, conozco gente que a lo mejor me sería muy difícil conocer sino fuera por esas circunstancias; en cambio, el hecho de exponer en lugares centrales como Buenos Aires, es como que el contacto con la gente es mucho más frío y no se llega a ese nivel de amistad que a veces uno puede lograr en el interior.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 18 de diciembre de 2005.-