domingo, 25 de mayo de 2008

Luciana Villarreal (Técnica en Grabado)


LUCIANA VILLARREAL




Madera, PVC y plástico
Gubias
Tinta y planchas de papel
Prensa...



Las palabras precedentes no configuran un poema, solo representan un listado posible de algunas de las herramientas y materiales que Luciana Villarreal emplea para inmortalizar sus pensamientos, sus preocupaciones y sus alegrías.
Logra a través del grabado crear conciencia, impulsa conductas solidarias y contribuye al crecimiento de un arte que “está resurgiendo”. Luciana es Técnica en grabado, docente de nivel medio en la vecina localidad de Tío Pujio y profesora en la Licenciatura en Terapia Ocupacional de la UNVM.
Cuando su beba se lo permite, baja a su taller a darle forma y vida a los materiales con los que trabaja. Mediante el empleo de la precisión y la paciencia, diseña, dibuja, pinta, pega y estampa sus mensajes en la sustancia inerte.
EL DIARIO Cultura dialogó con la artista local para interiorizarse sobre este arte que se práctica desde hace siglos y que es tan antiguo como la invención del papel. Le preguntamos sobre sus técnicas, sus procedimientos, la popularidad y demás aristas inherentes a esta tarea.



-¿En qué técnica de grabado te especializás?
-No me especializo en una técnica particular de grabado, sino que la técnica va surgiendo de acuerdo a la imagen y a la necesidad expresiva. En este momento estoy trabajando con una serie de grabados en relieve pero porque la imagen que estoy buscando posibilita esta técnica.

-¿Qué materiales son los que usás generalmente como matriz?
-Los materiales que estoy usando en este momento como matriz son, el clásico de la xilografía: la madera; aunque también estoy utilizando materiales alternativos como el plástico, el pvc, siempre trabajándolos con gubias.

-¿El grabado permite actualización de las técnicas o se usan las mismas de hace tiempo atrás?
-El grabado tiene mucho de laboratorio, permite reformular técnicas como es, por ejemplo, el grabado en hueco que siempre se trabajó con ácidos y barnices que eran nocivos para la salud y el ambiente. Ahora se está empezando a utilizar métodos no tóxicos. Otra alternativa relativamente nueva es el medio digital.

-¿Es costoso dedicarse a esta rama del arte?
-Es costoso como todas las ramas del arte, ocurre que si no estás inserto en el mercado del arte y podés vender obras, el costo es solventado por parte del artista desde la producción de la obra hasta la instalación de la muestra. Además, sucede con el grabado que no es fácil conseguir los materiales en Villa María para trabajar; a veces hay que buscar como remplazar esos materiales por otros que no son específicos, si no se tiene la posibilidad de viajar a Córdoba a comprarlos.

-¿Qué imágenes son las que más te gusta trabajar?
-Las imágenes con las que estoy trabajando son figurativas, trabajo mucho con la figura humana. Las composiciones son bastantes claras en el mensaje. Actualmente estoy trabajando con imágenes referidas a la problemática ambiental.

-¿Es preocupante la situación actual del medio ambiente? ¿Por qué te ves motivada a expresar esta problemática?
-Creo que es preocupante y urgente la situación ambiental, por eso me veo motivada a expresar estas imágenes en mis trabajos. No solamente por los mensajes que nos está mandando constantemente la tierra, sino porque creo que es un tema del que se está hablando mucho pero poco se hace; aparte de que las políticas ambientales llevadas adelantes son pocas y algunas contradictorias con la protección ambiental.
Creo que pasa también por un cambio de mentalidad colectivo, en el que el hombre no se sienta dueño de la tierra, sino como parte de un todo. Nuestros pueblos originarios, sabios en sus creencias, tenían como cosmovisión la naturaleza sagrada y su modo de interactuar con esta, era en equilibrio comunicación e integración. El día que nosotros comprendamos que la naturaleza no es una hectárea, ni un country sino que somos un todo, hay van a producirse los cambios.

-¿Qué lugar ocupa el grabado en el arte local?
-En Villa María el grabado en este ultimo tiempo tuvo un resurgimiento, hay muy buenos artistas que se están dedicando a la obra gráfica, y también se han generado espacios donde se trajeron muestras de artistas de otras localidades que son buenos exponentes y de larga trayectoria en el grabado. Aunque todavía dentro de las ramas del arte, es la menos conocida por el público en general.

-¿A qué se debe el desconocimiento por parte del publico en general?
-Creo que se subestima la multiplicidad que posibilita el grabado, hablando de público en general, no conocedores de todo el proceso que implica. Se tiene una idea errónea de que el grabado es una obra que se repite como “fotocopiadora”, descartando que cada estampa es única, cada estampa tiene la impronta del artista.

-¿Qué se puede hacer para darle mas difusión?
-Quizás desde la educación sería uno de los caminos para difundirla más, también generando o incorporándolo en el circuito artístico; si comparamos la cantidad de concursos y encuentros de pintura y escultura que hay a nivel nacional con los de grabado, este último queda relegado.

-¿Creés que el grabado debe recibir un mayor apoyo y promoción en comparación con la pintura y la escultura?
-No, no creo que deba recibir “más” apoyo y promoción en comparación con esas ramas del arte; considero que el problema está en la popularidad que carece el grabado con respecto a las otras disciplinas, es muy difícil encontrar salones o encuentros de grabado.

-¿De dónde obtenés el germen de lo que después se transforma en una obra propia?
-Es una pregunta difícil de responder, nunca me puse a analizar de dónde surgen las imágenes que luego se plasman en la estampas. Pensando, las últimas series fueron impulsadas por la incertidumbre que me genera el futuro.

-Hace un tiempo vendías tus xilografías para ayudar a la salud de tu hermano, ¿la gente de Villa María colabora con estas causas?
-Por suerte hubo mucha gente que colaboró, de una u otra manera, gente que no conocía que era una xilografía se acerco a colaborar. Cuando se me ocurrió la idea, no tenía la expectativa que generó; en un primer momento fue destinada para la gente conocida, luego fueron ellos los que difundieron la movida. Hay una lista interminable de gente para agradecer.

-Está en vista una próxima exposición en la ciudad, ¿qué detalle nos podés dar al respecto?
-Está pensada como fecha tentativa de inauguración el 19 de junio. La misma, es de “Estampadas”, un grupo de artistas villamarienses (Liliana Renna, Ivana Árbol, Rosana Rossi, Gisela Svetko, Luciana Villarreal) que nos estamos dedicando al grabado.
Estampadas surge de la necesidad, no solo de mostrar lo que cada una de sus integrantes tiene para decir, sino también como punto de encuentro para poder debatir y compartir problemáticas en torno al grabado. La muestra esta conformada de 25 trabajos de diferentes técnicas, y diferente temática.

-¿Podrías describirnos brevemente las etapas por las que atraviesa la creación de una obra?
-Hay una frase de Ales Krejca que dice que una estampa es la resultante del esfuerzo guiado por la inteligencia, el sentido artístico, y el savoir-faire artesanal; creo que esa es la esencia de la creación de una obra. Comienzo por bocetar imágenes, después se invierte la imagen en espejo para poder dibujarla sobre la matriz, se transfiere la imagen a dicha matriz para poder trabajarla de acuerdo a la técnica (si es xilografía con gubias, si es metal con barniz, punzón y ácido, entre otras) y por último se entinta la matriz y se la pasa por la prensa para así poder obtener la estampa.

-Además de esta rama del arte, ¿qué otras ramas del arte consumís?
-En general consumo casi todas las ramas del arte. Actualmente estoy consumiendo mucha historieta, sobre todo argentina es un género que me interesa y el cual en algún momento me gustaría desarrollar.

-¿Alguna tira o autor en particular?
-No hay un autor en particular que me interese, en estos momentos estoy viendo mucho los trabajos de Breccia, El Tomi, Nocturno de Salvador Sanz, entre otros. Lo que me atrae del género de la historieta es como la palabra y la imagen se conjugan y se necesitan una de la otra.

Palabra e imagen configuran una perfecta simbiosis que atraen a Luciana. Una afinidad comparable entre el hombre y arte; dos términos necesarios el uno del otro, en el que el primero se complementa y se completa practicando el segundo.
El arte enriquece al hombre como individuo social y cultural que es... como si éste fuese un trozo de madera que se perfecciona al tallarlo con las gubias del arte.

(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 25 de mayo de 2008.-

domingo, 18 de mayo de 2008

Carlos "Pity" Pereyra

REPORTAJE
CARLOS “PITY” PEREYRA
DOSIS CHAPLIN



Habíamos planeado nuestro encuentro para las 14.15 en un café de los más céntricos que posee la ciudad; sin embargo, desde el primer momento estimaba que por alguna razón no nos encontraríamos. Cuando uno realiza entrevista a ciertos artistas y personajes, sabe que corre con el riesgo de que se olviden de la cita, se equivoquen de lugar o de fecha. Por esa razón cuando entre al café y no vi a mi entrevistado, no me encolericé, busqué un lugar tranquilo y me dispuse a almorzar una buena milanesa a la napolitana con la infaltable gaseosa de cola.
Hojeé los diarios y me puse al día con las noticias del momento. A los pocos minutos, la moza se acercó y la pequeña mesa fue recubierta con un mantel. Sobre él, la panera con grisines y rodajas de pan francés, la gaseosa, los cubiertos abrigados con servilletas de papel y el enorme plato con el caliente trozo de carne recubierto de un blanquísimo queso rodeado de papas fritas y algunas verduras varias.
Corría con el riesgo de que mi entrevistado llegase y me encontrase con semejante despliegue culinario, pero estaba convencido de que no aparecía. De vez en cuando me levantaba para tener un panorama completo del lugar, por si en algún instante de distracción nos encontrábamos desencontrados en el mismo lugar.
El joven de 26 años trabaja en una fábrica de lampazos y es el showman de una de las bandas de rock más jóvenes y originales de nuestra ciudad: “Dosis Chaplin”. El grupo de Carlos Pereyra o “Pity” (supongo que por el parecido fónico y actitudinal con el cantante de Intoxicados), viene ganando seguidores en cada presentación que realiza en la ciudad y me inquietaba conocer algunas cosas, antes de su próximo show previsto para el viernes en un pub de calle Corrientes.
Comí tranquilo, miraba la gente pasar, pensaba, observaba las personas del café, pensaba... me desconectaba del mundo. Cuando mi plato estaba casi totalmente libre y a punto de pagar la cuenta, lo veo pasar. Rodeaba la esquina mirando por las ventanas, hasta que logramos hacer contacto visual y raudamente se sentó en frente mío. Lo saludo y de manera automática le consulto por la génesis de su proyecto...

-El grupo surge de hablarlo con Lucas Gómez, somos muy amigos y él siempre tuvo la idea de que yo hiciera algo. Me pidió que escribiera un par de letras y que él se encargaría de ponerle la música. Así que escribí lo que más o menos quería hacer yo y allí empezó todo. El grupo lo conforma Lucas Gómez y Valentín Pardo en guitarras, Lorenzo Soria en la batería, Ezequiel Fenández Boo (Zeta) en el bajo y yo en la voz. Lo que me gusta de ellos es la onda que le ponen, así como yo, estamos todos contagiados de la misma onda y eso te da más pila para hacer las cosas mejor.

-¿Cómo realizan sus ensayos?
-Nos juntamos cuando tenemos alguna presentación cerca, nunca disponemos bien de los tiempos para ensayar, porque los chicos estudian, yo trabajo, no dan los horarios, de noche no se puede porque molestas a los vecinos y bueno, más o menos se juntan los chicos a ensayar a full Yo confío plenamente en que suenen. Tengo suerte de estar con ellos, porque es un flash. Sabemos ensayar en la casa de Zeta o sino en un campo bien alejado, pero igual fue la policía a molestarnos (risas), es todo una aventura.

-Contame un poco acerca del demo que tenés grabado.
-Ya tengo un demo y quiero seguir grabando, tengo que hablar con Cacho Aiello, él le puso un ondón bárbaro cuando fuimos para grabar “Las sirenas”; él le metió muchas cosas, igual que Lucas Gómez también. La idea de grabar un disco está medio lejos, pero quiero seguir grabando de a poco, dos o tres temas, yo todo esto lo hago a pulmón, no hay sponsors ni publicidad, quiero ir haciendo las cosas de abajo, de a poco, como tiene que ser, ¿no? Como un trabajo/hobby.

-¿Considerás que le dás la importancia que tiene o tendrías que ponerle más pilas a la banda?
-Se le tendría que poner más pilas pero no hay tiempo ni dinero. Ahora todo se mueve por la plata, eso te corta mucho, más que el tiempo; pero hay que ir haciendo lo que se puede.

-¿Hay algún contacto con las demás bandas de la zona?
-Está todo bien con las demás bandas, siempre he zapado con muchos músicos, eso de la envidia entre las bandas yo creo que no existe, sino no seríamos del rock. Bandas locales me gusta mucho Motorblues, todo bien con Titina; Pachamama también.

-¿Cómo ves la práctica de que las bandas de rock toquen en confiterías bailables?
-Creo que deberían llevarlo al ambiente que es, nunca pegaría en un boliche “punchi-punchi” que antes esté una banda de rock, pero se hace, se ve que los organizadores no la tienen clara, simplemente piensan en el negocio para ellos. No pasa con las bandas de Villa María pero con las nacionales, las están volcando toda al comercio, y bueno, todo se mueve por el mercado. Pero bueno, si no existiera eso, tampoco existiría lo que le llaman el éxito.

-¿Y a vos te interesa el éxito?
-Estaría bueno para dejar de laburar, pero no, porque me cambiaría, me conozco; a todos nos cambia. Todos sabemos que dejamos de ser el mismo, yo ya no podría andar con la bicicleta, dar una vuelta o ir a jugar al fútbol, si sería el éxito rotundo... Creo que si uno hace música lo tiene que hacer por el lado de que lo siente, más que por el lado de triunfar, o le voy a tocar al Papa, o le voy a tocar a Mohamed Alí. Uno tiene que ser siempre el mismo, pero te cambia en una etapa Stone, no esos músicos que se fueron para allá a tocar con Valeria Lynch.

-¿Cómo ves al rock de Villa María?
-Veo que ahora hemos salido unos cuantos grupos nuevos... Yo empecé con Pachamama, cantaba dos o tres temas y salió lo que Lucas fue haciendo. No sé si esto es tocar para hacernos famosos y todo eso, lo bueno es que hacemos lo que nos gusta y listo.

-¿Crees que la Municipalidad o alguna otra institución debería apoyar a las bandas?
-Sí, porque con dos meses que toquen nueve bandas y después esperar hasta el otro verano no sirve, debería tener continuidad, aunque sea debería hacerse para que con lo que se recauda se lo den al Hogar de Ancianos, Patronato u otros lugares similares; creo que hay que pensarlo por ese lado. No es tan fácil tocar, porque se abusa con el tema de SADAIC, se exigen cosas que por ahí está bien, pero a veces piden cosas innecesarias que generan sólo más gastos. Uno no quiere hacer esto para sacar provecho de todo esto, pero tampoco uno lo hace para perder plata.

-¿Qué canciones son las que ustedes tocan?
-Ahora hacemos muchos covers, porque tenemos pocos temas propios, pero cada vez que tocamos voy metiendo uno o dos temas nuevos y veo que pega en algunos pibes, y los chicos lo piden. Hay onda y eso es lo bueno.

-¿De qué hablan tus temas?
-“El lucero” habla de que yo quiero viajar al lucero que todos vemos en la vía láctea. Cuando vos ves el cielo bien estrellado, hay una estrella bien grande, bueno, ese es el lucero. Quiero llegar hasta allá arriba y despertar al lado de la luna para mirar lo que está pasando acá abajo; es increíble, como lo del volcán, terremotos en Asia, las peleas por el poder por ejemplo entre la gente del campo y la presidenta. A mi esto me parece muy feo, muy caótico y el tema termina con alguna referencia de que la gente tiene que tratar de aprender a vivir y que no consumamos tanto eso porque nos hace mal a todos. “Las sirenas” (risas) cuenta de que salgo de mi casa con una piba y veo a otros chicos fumando en la esquina y los cargo diciendo “guarda que andan dando vueltas”. Al ratito cae la policía y me llevan a mí y a la piba. Termino con un tanguito del aroma que yo sentía en la celda. “El camaleón” es un consejo para que los chicos se lo pongan (preservativo), yo lo robo de un tema en inglés... Es un tema medio choto pero tiene onda, es un rock-country. Y después tenemos a “H... de p...”, que comienza con una parte de un tema de Chiquititas...

-¿De donde tomás las ideas para hacerlos?
-Más por lo que me pasa. Se me van apareciendo cosas, trato de anotar para no olvidarme y después lo laburo. Pero no escribo siempre, sino cuando me tiene que pasar, cuando se me ocurre algo y veo que me puede ser útil para la música, lo escribo.

-¿Qué tipo de influencias tenés?
-Lucas Gómez hizo mucho por lo que soy ahora, él me llevaba con Pachamama y yo me prendía a todas. De los grandes, están Los Rolling Stones, Sumo, Las Manos de Filippi, Divididos, Miguel Abuelo, Pappo, Jim Morrison... El tango me gusta muchísimo, me atrapa. Me gustaría hacer algo más con el tango, me gusta mucho la música, es como que te sumerge, el folclore también, pero más el tango. Será porque soy rosarino, vine acá a los tres años.

-¿Y qué opinás del cuarteto?
-Todo bien, yo arranqué en el cuarteto tocando los bongó, después toqué en otras dos banditas. Es divertido el cuarteto, estamos en Córdoba, y ¿qué músico de Villa María no bailó cuarteto? Con la cumbia villera está todo mal, no me gusta el mensaje que dan, es un mensaje mal educado, tampoco tanta intelectualidad pero se pasan por ahí.

-¿Te importa que califiquen a tu banda de pop, de rock o de lo que fuere?
-Mirá lo que está pasando con Miranda, que para mí es una banda pop y la mandan al Cosquín Rock, y también lo califican como rock, y yo no le veo rock. Las bandas de rock son cuatro pibes, batería, bajo, viola y la voz... que tocan y suenan como tienen que sonar, eso es rock.

-¿Te interesaría dejar algún mensaje a quienes lean esta nota?
-Sí, dos cosas. Una de ellas, es que no se olviden del mensaje que quiero transmitir en “El lucero”: se tiene que vivir más, no tanto consumir lo malo. Aprender a vivir, a disfrutar, a tener más-bue-na-on-da, es la única forma que se puede tranquilizar las cosas. Los que se están peleando por el poder, nosotros los estamos mirando de abajo y ellos van a ser los que van a terminar ganando o perdiendo; entonces, hay que disfrutar de muchas cosas buenas que hay. Otra de las cosas es que la gente vaya a ver a todas las bandas, que nos apoyen, que es bueno, que de ahí se puede hacer algo bien. Tiene que haber más respuesta para mejorar las propuestas, pero también debería haber más publicidad, en la radio, que pasen los demos, que ayuden. Hay poco y nada de difusión. Pero si hay apoyo se va creciendo. Y si se cobra cinco pesos es para ayudar a la banda a pagar el sonido, y hoy, cinco pesos no es nada... no te alcanza ni para la cerveza.

(*) Publicado en EL DIARIO DEL C ENTRO DEL PAÍS, el domingo 18 de mayo de 2008.-

domingo, 11 de mayo de 2008

Mercedes Espinosa

REPORTAJE
MERCEDES ESPINOSA
FORJADORA DE PALABRA

Quiere convencer a los chicos que sus héroes o anti-héroes pueden comer pan con manteca. Se pregunta retóricamente el porqué de que no puedan comer fideos, ni les duela la panza. Propone a esos héroes con abrelatas y no con espadas como estamos acostumbrados...
Ella, docente jubilada, realiza una vez por semana encuentros con niños y adultos para seguir trabajando la palabra, esa que nos hace felices, esa que nos hace libres.
Mercedes Espinosa nos invita a su taller, al lugar donde la palabra se forja todas las semanas sin excusas ni feriados. Entre las cuatro paredes los libros se inclinan en la biblioteca, se acuestan arriba del escritorio o se amontonan uno arriba de otros por tratarse de material de uso frecuente. En esa habitación, donde tanta sabiduría se cobija en miles de páginas, dialogamos sobre su oficio, el de generar la palabra escrita y sobre todo bella.



-¿Desde cuándo hace que realiza este tipo de talleres?
-Para chicos siempre, he trabajado cuando daba clases en el secundario, hacía talleres para adolescentes y también para docentes; porque el problema es que la mayoría de la gente piensa que la materia de lengua no se puede dar con las técnicas y las estrategias de un taller literario. Justamente se pueden dar preposiciones, adjetivos, instructivos con esta modalidad, pero hay que trabajar. El chico va creando y va produciendo lo que él escribe, y por esa razón lo valora más. Sucede que generalmente les dicen “hagan un instructivo siguiendo las técnicas de talleres” y le hacen hacer un instructivo de una bruja que hizo un mejunje y que pone cosas disparatadas; ¡no!, háganlo de una bruja pero que cocine milanesas, que haga un puchero; entonces ahí tienen que hacer una receta. Esto es llevar lo cotidiano a la imaginación. Por ejemplo yo les digo a los chicos que tienen un héroe o un anti-héroe, ¿por qué no puede comer pan con manteca? ¿Por qué no puede comer fideos? ¿Por qué no le puede doler la panza? ¿Por qué no tiene un arma que es un abrelatas y no una espada? Entonces yo les llevo el humor, se entusiasman y empiezan a escribir. Siempre trato de acercar el chico al libro, siempre... siempre comienzo con un libro, un cuento breve que sea estéticamente bello, siempre hay que buscar eso. No importa la edad, porque no hay edad para lo bello, el grande va a decir “qué hermoso” y el chico va a decir “¡ay, qué lindo!” Entonces, para elegir un libro tiene que ser lindo de donde yo puedo sacar muchas cosas, como palabras, saco rocío, nube, sueños, y con eso el chico está preparado para armar una poesía, un cuento... Empiezo yo y después siguen ellos. Hay que motivarlos para que construyan, para que a ellos les guste. Puedo empezar los colores, después los personajes...

-¿De qué manera se estructuran los grupos con que trabaja?
-De chicos y de adultos. Pero los adultos escriben bajo consignas. Acá no vienen a escribir, pero aprenden a escribir; porque sin que ellas se den cuenta empiezan a corregir y corregirse. Empezamos con un libro o vamos directamente a la consigna, un ejemplo es darle “todo sucedió tan de pronto que...” y ahí planteamos un conflicto. Otro ejemplo “mi hermano me prestó el auto y acabo de chocarlo” ¿y entonces qué pasó?, “al bajarme sobresalían debajo del mismo dos larguísimas piernas”, entonces alguien observaba como testigo. Yo aprovecho inmediatamente y les doy el texto donde tenemos los narradores, les digo “tenemos el narrador omnisciente, protagonista y vamos a utilizar el narrador testigo”. Los adultos saben quienes son los narradores, cómo actúan, dónde actúan, qué es, qué observa a diferencia de los otros. Como el narrador omnisciente se usa mucho, les propongo el testigo. Y, por ejemplo, para el narrador protagonista usamos a Fontanarrosa, y les digo que se animen a transgredir, se ríen y gozan escribiendo.

-¿Cada cuánto se realizan los encuentros?
-Trabajamos dos horas por semana y lo cumplimos a rajatabla, por más que haya feriado, pero siempre hay que hacer. Es todo el año. Tengo un esquema de trabajo donde se trabaja la descripción, el diálogo, el tiempo, los narradores... les voy acercando fragmentos de distintos autores para ver estos elementos, ya sea de Roberto Arlt, García Márquez, Cortázar, Borges y vamos viendo. Ellos aprenden a ver la estructura, que es lo más importante en todo cuento para escribir, ¿cómo hago para escribir una novela? ¿Cómo hago para escribir una tesina? Hay que tener un esquema, porque sino no se sabe a donde ir. Entonces se van dando cuenta que sí pueden escribir una novela, pero hay que aprovechar todos los momentos que ellas mismas me dan o que el mismo libro me da para seguir trabajando. Y con los chicos lo mismo.

-¿Trabajan distintos géneros o generalmente narrativa?
-Ahora trabajamos narrativa, porque la poesía no les gusta, aunque vemos algo con un grupo; pero prefieren la narrativa porque es más amplia y da para tantas cosas, no terminamos nuca. Este trabajo es infinito, interminable.

-Sin embargo Villa María se caracteriza más por la poesía que por la narrativa.
- Ellas tienen esas preferencias, piensan en la rima, pero hoy se utiliza mucho el verso libre. Yo trabajo lo que ellos pidan, si quieren poesía les doy poesía.

-Ahora con este tema del verso libre, no le parece que los límites están difusos para diferenciar lo que es poesía de lo que no lo es?
-Mientras haya belleza habrá literatura, te llega el sentimiento. Es como dice Bécquer, “poesía eres tú”. Es como un rompecabezas, se hace tanta la síntesis de lo que siente el poeta, que muchas veces no se llega a entenderle, entonces hay que trabajarlo mucho, hay que trabajarlo más para saber que quiere decir, ya habría que incursionar hasta la semiótica, que son los signos para conocer lo que quiso decir, pero hay que trabajarlo mucho.

-¿Qué piensa de la inspiración a la hora de escribir?
-A veces no estamos dispuestos, a veces no nos sale, pero a veces sin pensar empezamos a escribir; eso es inspiración, pero también mucha lectura. Necesitamos leer mucho, mucho, lo que sea, pero leer mucho. Lo que vienen para los chicos hoy (y se levanta de la silla para mostrarme una pila de libros para niños que tiene en su biblioteca) casi todos traen mucha ilustración. Muchos tienen muy poco contenido, pero es lo que los chicos quieren, porque lo leen rápido, el chico pide estos libros con muchos dibujos. De todo esto que estoy trabajando yo tengo en mente hacer uno porque los docentes me piden mucho sobre el cómo hacer para trabajar, un libro de actividades, pero también debe ir ilustrado, para que tenga cierto atractivo.

-¿Ha publicado libros?
-No, libros míos no, tengo ensayos. Tengo cuando fui a Perú para exponer sobre Enrique Anderson Imbert, después de otros congresos en Córdoba, sobre trabajos que hacía con los chicos de fotonovelas. Después hicimos un libro sobre el agua (se refiere a “El agua. Un valor social”, 2000), también publiqué algunos cuentos. Me encanta escribir cuentos pero para chicos. Tengo un montón, pero debo hablar con una editorial para ver como podemos publicarlos.

-En el taller realizan lecturas de cuentos y poesías para motivar la escritura, en esas lecturas ¿leen sólo a los autores consagrados o también a escritores locales y de la zona?
-Sí, todo aquello que me sirva a mí para motivarlos yo lo utilizo. Ellas me acercan textos que han escrito en el PEUAM (Programa de Extensión Universitaria para Adultos Mayores, de la UNVM) y aquí los leemos. También cuentos breves que les gusta todo lo relacionado con el género de la mujer. Escribimos de todo, hasta tarjetas de felicitaciones o de cumpleaños que no saben; hay que motivarlos y que vean que ellas pueden escribirlo, se sueltan, y las cosas que van sacando ni ellas mismas creen lo que hicieron.

-¿Cómo ve la literatura de Villa María y Villa Nueva?
-La de Villa Nueva no la conozco mucho; la de Villa María la veo bien, hay muchos talentos acá, tenemos a Dolly Pagani, Alejandro Schmidt, Griselda Rulfo que también viene acá al taller; y hay otros que conozco pero no recuerdo bien el nombre.

-¿Es posible reconocer alguna influencia en su estilo de escritura?
-Elsa Bonermann y Laura Devetach, me gustan mucho y me han influido en mi manera de escribir y después he leído muchas cosas, mi tesis fue sobre Borges y el budismo. Uno va a aprendiendo a seleccionar los libros yendo a cursos, hay que estar actualizado permanentemente, no te podés quedar, tengo que saber que salió nuevo, porque ahora viene otra camada que la que tengo en biblioteca y debo saber que está saliendo. Hay que actualizarse con los cursos, porque por más malo que sea un curso siempre aprendés algo nuevo, siempre te da la pauta para que vayas buscando lo nuevo. Yo tengo los libros de todos los libros de secundario de todos los años, pero todos los años tengo que estar viendo que hay de nuevo. Leo mucho las columnas de opinión, las cartas de lectores, de política... porque tenés que dar ejemplos de la realidad para escribir literatura, no se puede no dar ejemplos en literatura porque la literatura no es estupidez ni simple imaginación.

(*) Publicado en EL DIARIO DEL C ENTRO DEL PAÍS, el domingo 11 de mayo de 2008.-

domingo, 4 de mayo de 2008

Eduardo Elía Jazz

REPORTAJE
EDUARDO ELÍA
AIRES DE JAZZ CORDOBÉS


Nos sentamos en las gradas del Teatrino, ubicado en las instalaciones del Campus Universitario de la UNVM. Allí, en ese espacio, es donde decidimos ubicarnos para emprender una charla que veníamos postergando semanas atrás.
Queríamos un espacio donde el bullicio de los alumnos transeúntes amalgamado con las notas de los distintos instrumentos que se colaban por las endijas de las aulas, no nos molestara.
Allí, sentado en posición india sobre la alfombra bordó, Eduardo Elía nos comenta de sus proyectos. Sus estudios transitaron desde el Conservatorio de nuestra ciudad, pasando por La Colmena en Córdoba, hasta la extensión áulica de la Universidad Berkley en Buenos Aires, donde fue becado por un año para viajar a Boston a la sede central.
Posee en la actualidad un cuarteto de jazz integrado con músicos locales y de otras ciudades. Grabaron un disco con nueve temas que saldrá a la calle después de la segunda mitad del año. Alguno de esos temas se pueden escuchar en el sitio de internet www.myspace.com/eduardoelia, donde además puede ampliarse la información sobre este proyecto musical.

- ¿De qué manera se gestó “Eduardo Elía Cuarteto”?
-Más que del grupo, yo voy haciendo diferentes cosas a medida que me van surgiendo las necesidades. Me formé más como instrumentista, como pianista y desde el principio tuve más la inquietud de escribir mi música. A medida que voy necesitando, voy formando mis grupos para llevar a cabo mis proyectos. En algún momento tuve formación de trío, también depende de las ganas de la gente de la que me estoy rodeando, del tipo de jazz que quiero hacer... voy cambiando o voy viendo con quien voy armando mis grupos.

-¿La gente que está con vos es de esta ciudad?
-Mezclado. En el del cuarteto, el grupo que tengo ahora, hay un villamariense que es Martín Dellavedova que toca el saxo, hay un contrabajista que es de Río Ceballos llamado Cristian Andrada y el baterista que es Luis Barzola. Pero toco con mucha gente, tengo varios proyectos. Con esta gente estamos por sacar el disco en setiembre para un sello de Rosario que se llama BlueArt y que editó a gente como Ernesto Jodos, Gandini, Paula Shocron, que es una pianista rosarina muy buena... La productora nos respalda, porque si bien la gente no sabe quienes somos, sabe que al estar grabando allí hay un piso de calidad. También es muy importante el tema de la distribución en todo el país y por Internet al mundo. Los montos se ponen a medias y después se recupera todo a medias.
Con el grupo que te mencioné sigo ese proyecto. En Villa María tengo mi trío, porque con ellos tocamos otra música, ellos son Luciano Cuviello que es el baterista y Federico Lomonaco que es el bajista. En Buenos Aires también tengo alguna gente la que conocí hace unos años y con las cuales tenemos un trío, toco solo también, son todos repertorios distintos que estoy haciendo al mismo tiempo.

-Ustedes fueron convocados para uno de los eventos más importantes sobre el jazz que hay en el país, ¿cómo fue esa experiencia?
-El año pasado nos invitaron a participar del Festival de Jazz de Rosario, que ya lleva 11 años de existir. Fuimos el único grupo de Córdoba y uno de los pocos del interior del país. Es muy importante porque participan muchos buenos músicos. Se hace en Setiembre y dura casi todo un mes, donde tocan los grupos locales y tocan excelentes músicos de Buenos Aires.

-¿Cómo ves a Villa María? ¿Hay público para el jazz?
- Público para el jazz hay en todos lados, sólo hay que hacer docencia. Hay que tocar y todo contribuye. En Villa María hay un montón de chicos que se están acercando al jazz más puro o a fusiones, muchas veces el jazz se infiltra en distintos tipos de música. Muchos se acercan al funk o al rock, incluso al tango y al folklore, géneros que incorporan elementos que vienen del jazz. Y para el jazz propiamente dicho también, hay que empezar a salir a tocar, y la gente lo escucha y al que no entiende le atrae otra parte del jazz, hay una cosa de comunicación muy fuerte que no hace falta entender los códigos para darse cuenta. En el jazz los músicos se miran mucho entonces suceden cosas que a ellos mismos les parecen graciosas y entonces se ríen unos con otros. El que entiende un poco más por ahí disfruta de porque se están riendo el otro, disfruta de la misma química que tiene eso, hay mucho de espontáneo porque una de las características es la improvisación. Entonces la gente, sin saber incluso, ve un montón de cosas que están pasando en el momento y que a los músicos los hace disfrutar mucho, cuando la gente ve eso también lo disfruta. Resulta que a medida que vas viendo no es complicado entender un montón de cosas.

-Vos decís que muchos chicos se están arrimando al jazz. Uno por ahí tiene la idea de que este tipo de música la escucha gente más adulta...
-Sucede que hay muchos tipos de jazz. La historia del jazz no es larga, tiene un poco más de 60 años, pero hay para todos los gustos, y todo se mezcló con todo, hay un montón de estilos. La juventud son los músicos, cada vez hay más porque ven elementos del jazz que son susceptibles de ser usados en cualquier tipo de música. Muchas veces entran así y luego se ponen a ver cual era el jazz más puro. Hay músicos jóvenes que me van a ver, mis alumnos son gente joven y por ahí me van a ver. El jazz más típico quizás es más relacionado con la gente mayor; pero es un tipo, porque hay un montón de música influida por el jazz y son lenguajes que la juventud consume.

-¿Cómo son los lugares donde se ejecuta jazz?
-Con el jazz pasa una cosa que con otros lugares no pasa, el rock, el folklore o el tango tienen lugares específicos donde uno ya sabe que va a ir a escuchar esa música. En una época pasaba con el jazz, pero ahora no; en Córdoba o en Villa María no hay un lugar donde vos digas “en ese bar se toca jazz”. El jazz va buscando lugares, y le dan un día por ejemplo. Acá lo mismo, la gente que toca jazz que son algunos alumnos o gente que fusiona su estilo con el jazz va buscando bares. Como ahora hay pocos lugares buscamos espacios como centros culturales, o salas de algún sindicato, por ejemplo. Cualquier lugar sirve, porque el lugar no lleva la gente, sino que la lleva el músico.

-¿Y en cuanto a la acústica del lugar?
-Eso se acomoda, porque por lo menos la música que yo hago es acústica, no hay mucha cosa amplificada; podés tener algún problema de retumbe o demás, pero no es un grupo amplificado que necesite que la acústica sea buenísima. Uno se acomoda, hay veces que el lugar no tiene la mejor acústica, pero los músicos van siempre y es un lugar de reunión.

-¿El estilo que ustedes hacen se puede definir de alguna manera?
-Sí, en el jazz la forma más fácil de definirlo es por las épocas, el jazz fue como evolucionando mucho a través de la historia, entonces lo que uno hace es decir más o menos las influencias que ha tenido. Lo que yo hago, en el disco que va a salir a mediados de año, hay influencia del “hard-bop” y el “post-bop” que tiene que ver con la música que se hizo en los años ’60 y ’70. Pero yo no soy de esa época, entonces, hay cosas como más modernas, o guiños a cosas más viejas; es lo que está pasando hoy, cada uno le da su impronta. En este caso es el jazz puro pero mezclando varias épocas.

-¿Siempre te inclinaste por este género?
-Me interesan todos los géneros, de toda la música siempre hay cosas buenas. Cuando entré a la secundaria me pasaron unos discos, sobre todo los de un pianista en particular que me mató, que se llama Keith Jarrett. De ahí fui de a poco interesándome y buscando cosas.

-Recién mencionaste a Jarrett, ¿podrías decirnos algunos referentes para que la gente que no escucha jazz se acerque a este género?
-Lo que siempre se recomienda es Miles Davis, sobre todo porque desde que empezó el vivió todas las épocas e inventó algunos de esos cambios. El vivió el “bepop”, que fue como una de las manifestaciones más artísticas del jazz, el “hard-bop”, el “free-jazz”, cuando se empezó a fusionar con el rock y se hizo “jazz-rock”; todas esas cosas él las vivó. Entonces, si vos escuchás discos cada cinco años desde el ’45 hasta que se murió, podés tener un panorama de toda la historia del jazz. Si por allí te gusta más el funk o la electrónica podés escuchar cosas del ’80 y para atrás podés ir buscando más cosas. A mi me gusta mucho Dexter Gordon, que es más de una época determinada, un saxofonista que me gustó muchísimo. Hay un montón, Charlie Parker, Bud Power, Thelonious Monk, Herbie Hancock... pero para introducirse está bien comenzar por Miles Davis.

-En general, ¿cómo ves la calidad de los músicos de Villa María?
-Está creciendo bastante, la universidad está haciendo mucho, va creciendo la comunidad de músicos y yo veo chicos que son buenos y van camino a ser muy buenos. Esa gente pide pista y eso crea un circuito también, entonces empiezan a armar sus proyectos y piden lugares en los bares para tocar y todo esto motiva a los chicos que entran al año que viene y se va haciendo una bola que va creciendo.

-¿Crees que los músicos deben recibir el apoyo oficial?
-No sólo que creo, sino que estamos en una época en que es la única salida que tenemos, porque hay pocos lugares para tocar. Antes había en los bares y pubs un tipo que le gustaba algún tipo de música y entonces si vos ibas a ese bar sabías que allí habría jazz y no sabías quien tocaba, pero sabías que allí había buen jazz. Hoy por hoy, los bares cuando llaman un músico para tocar, es para que le lleve la gente; es el músico quien debe llevar la gente, es una cuestión más que todo económica.

-Sobre todo en el jazz que es menos popular que otros géneros.
-Yo creo que no hay música no comercial, el tema es venderla. Pongámosle al jazz toda la plata de publicidad que se le pone al pop o al cuarteto y vemos que pasa. Hay que poner la plata antes, nada más. Ahí debe estar el Estado, para apoyar gente que no es conocida, para permitir que se muestren proyectos que no son comerciales, promover un ámbito donde se puedan mover las cosas y a vender lo que uno tiene. Los dirigentes no se dan cuenta que cualquier cosa puede dar rédito político. Hay que pagar lo que se corresponde, hay que dignificar el trabajo del músico. Vos fijate, hace poco recibí una lista de Cosquín con la gente que trabaja allí: plomos, seguridad, mozos, acomodadores, estacionamiento, más o menos 200 personas, ¿Quiénes son los únicos que no cobran? ¡Los músicos! Que son los que convocan toda esa movida.

-Finalmente, ¿cómo podría definir al jazz, Eduardo Elía?
-Para mí es un lenguaje con el que me siento más cómodo. Es un filtro a través donde paso toda la música que yo hago. En una época reversionaba algún tango, una zamba... ahora estoy haciendo una jazz más puro, pero en definitiva es un lenguaje.

(*) Publicado en EL DIARIO DEL C ENTRO DEL PAÍS, el domingo 04 de mayo de 2008.-