lunes, 30 de marzo de 2009

La editorial universitaria realizó la primera presentación de libros del año
Eduvim presentó antologías de narrativa local y provincial
Se trata de dos trabajos compilatorios "Voces de este río" y "10 Bajstas", presentados el sábado en la medioteca.


“Cuando organizamos esta presentación, en este día y horario, estábamos con Riquelme contra la exclusión de Maradona…” bromea Carlos Gazzera, director de la flamante editorial local. Pese a las dificultades que presenta realizar un evento cultural paralelo a las eliminatorias del deporte rey, una interesante cantidad de público se dio cita a la primera (de muchas) presentaciones que el sello local tiene previsto para 2009. El Auditorio de la Medioteca Municipal, fue el escenario donde se presentaron dos antologías narrativas correspondiente a la colección “Pajarito de agua”.

En un primer momento, se socializó el libro “Voces de este río (antología narrativa: Villa María y Villa Nueva)”, cuya selección y prólogo estuvo bajo el cuidado de Marcelo Dughetti. El autor de “La bicicleta roja” agradeció a la UNVM, a Eduvim, y rescató “en medio de tantas banderas mezquinas, a esta bandera generosa, que es la posibilidad que se le da a la gente, que no está en la academia, de poder trabajar dentro de la editorial, haciendo esta selección y abriendo otras puertas para otros compañeros que escriben y que, sin estos proyectos, se perderían sus voces.”

Autores y obras
“Voces de este río” agrupa a los siguientes escritores y cuentos: Andrés Raúl Velo (Infierno helado), Alicia Elena Giordanino (Grafías), Jorge Rossi (La culpa del perro), Matías Atensio (Cuzco), Marina Beatriz Jiménez (Resquicios), Javier Páez (Cuentos breves), Augusto Daniel Páez (Un día con Ceci), Fabricio Neri Devalis (Esperar, no es tan malo), Natalia Andrea Gea (La visión de Mulambó), Walter Giacomelli (Tormenta), Ilda Mistraletti de Mignola (La princesa), Jesús Chirino (Los salvavacas), Fernando Raúl Ceballos (Monstruos), Eduardo Tadeo Cichy (La migración de los ángeles) y Griselda María Rulfo (Caballo de espadas).

Luego de la lectura por parte de Augusto Páez, Javier Páez y Jorge Rossi; llegaría el turno para presentar el otro volumen intitulado “10 Bajistas. Antología de la nueva narrativa cordobesa.”

Este trabajo estuvo a cargo del poeta cordobés Alejo Carbonell quien expresa en el prólogo que “(…) en estas páginas no se pretende erigir a quienes componen la antología como un selecto grupo de la joven avanzada, sino más bien como parte de un amplio y heterogéneo colectivo que a partir de excelentes plumas y de un impecable manejo de las voces de los personajes dejará una huella que a través del tiempo trascenderá el ámbito de los autores-lectores.”

Habitando esas páginas encontramos a estos autores y textos: Santiago Ramírez (La mesa), Hernán Tejerina (Biografía de león), Diego Vigna (Nos multiplican), Luciano Lamberti (Puertas escondidas), Javier Quintá (Las fiestas había terminado), Diego Fonseca (Bailarina de cabaret), Adrián Savino (Emanuel), Pablo Giordano (Ñandú), Sebastián Pons (Desinteresadamente) y Pablo Dema (Jimmy).

Al finalizar las lecturas por parte de Diego Vigna y Javier Quintá, el Director de la editorial invitó a los presentes, a cerrar la noche con una copa de vino dulce.

Foto grupo (Lautaro Aguirre)
(*) Publicado en EL DIARIO Del Centro del País, el martes 31 de marzo de 2009.-

Entrevista con Juan Bedoian, editor de la Revista de Cultura Ñ

ENTREVISTA CON
JUAN BEDOIAN

Editor de la Revista de Cultura Ñ




Me recuerdo caminando las calles de Río Gallegos. El viento zumbándome los oídos y la urgencia de llegar a destino. Estaba apresurado, pero la vi colgada en la vidriera de un negocio. El primer número de la rimbombante revista.
Había escuchado de su existencia por un profesor de la cátedra de Literatura Argentina. Yo era un simple estudiante de letras que tuvo la suerte de poder asistir al XII Congreso Nacional de Literatura Argentina realizado en la Universidad Nacional de la Patagonia Au
stral (UNPA) entre el 15 y el 17 de octubre de 2003.
Para ese entonces, mi apetito cultural recién empezaba a sentirse aquí dentro, y aún no había debutado en los medios gráficos locales (lo haría dos meses después en este matutino).
La revista cultural costaba cincuenta centavos, precio inimaginable para la situación económica del país o de sus habitantes: un regalo. En ese momento no compré el ejemplar, porque llegaba tarde a una de las exposiciones, pero me quedó haciendo ruido esa publicación.
Al volver a estas tierras, ya con más tiempo, la adquirí y me deleite con un producto de altísima calidad. Una revista que envasa en sus páginas las artes más diversas, entrevistas a los más grandes pensadores de la actualidad, crónicas, críticas, agenda cultural, literatura y una abultada vidriera con las novedades editoriales clasificada y ordenada. A partir de allí no dejé de comprarla.
De la manía de leer los staffs de cada una de las publicaciones que llegan a mis manos, comenzaría a sonarme el nombre de Juan Bedoian. Si bien es cierto que la carrera del editor de la Revista de Cultura Ñ de Clarín tiene un largo recorrido (mucho antes de hacerse responsable del primer número y hasta la actualidad), ese fue el momento en que lo grabé a fuego.
Correría el tiempo y varias serían las ocasiones en la que pensaría intentar contactarlo, para consultarle su visión del mundo cultural editorial y de otros aspectos. No fue fácil. No porque Bedoian se negase, simp
lemente porque las demandas de su gran labor y, a veces la salud, lo impedían.
Finalmente pudimos lograr el contacto con quien tiene a su cargo la revista cultural más importante de Argentina. Esta publicación semanal que va camino a cumplir 300 ediciones en la calle y que, si bien ha logrado sus objetivos, como dice Bedoian, no escatima sus esfuerzos en brindarnos cada vez su mejor producto.
Para que todos los sábados podamos leerla se imprimen entre 60 y 70.000 ejemplares por semana, de las cuales se distribuye el 65% en la Capital Federal y gran Buenos Aires y el resto en los distintos recovecos de nuestro país.



—Con más de cinco años en la calle, ¿considera que Ñ cumplió y está cumpliendo con sus objetivos?
—Sí, creo que los ha cumplido. Nuestro objetivo era, en 2003, crear una revista de cultura masiva, periodística en el buen sentido de la palabra, inteligible, dirigida a distintos universos de lectores y, al mismo tiempo, seria, rigurosa del mejor nivel que pudiéramos alcanzar.

—¿Cuál es la misión de "Ñ"? ¿Quiénes son los destinatarios de la revista? ¿Quiénes colaboran y pueden hacerlo en dicho espacio?
—Más que misión diría propósito. Nuestro propósito es lograr que los contenidos y fenómenos culturales lleguen a un amplio mundo de lectores. Ñ no está dirigida a unos pocos, no es una revista “cerrada” para un grupo de alto nivel cultural. También nos dirigimos a él, pero pensamos en todos los niveles. Por eso mismo, los colaboradores de la revista también admiten esa diversidad. En la revista hemos hecho entrevistas a los principales protagonistas de la cultura (ideas, literatura, arte, escenarios) de la Argentina y del mundo. Y muchas de estas personalidades de la cultura han escrito notas para la revista.

—¿Cuál es su visión sobre el mundo editorial en Argentina? ¿Cree que hemos crecido en cuanto a producción y calidad de textos y de autores?
—Como se sabe -lo dicen las cifras- el mercado editorial está en una crisis. Cada vez se lee menos y eso también lo sabe cualquiera. Sin embargo, siempre aparecen nuevos autores que enriquecen la literatura y el pensamiento argentinos. El reciente ganador del premio Alfaguara de Novela, Andrés Neuman, es un argentino. También lo fue el año pasado el ganador del Premio Planeta de latinoamérica, Pablo de Santis. Y ya van dos autores argentinos (Alan Pauls y Martín Kohan) que ganan el premio Herralde de España. No puedo dejar de mencionar que varios de los autores que recibieron el Premio Clarín de Novela son muy buenos escritores. O sea que hay, a pesar de la crisis que menciono, un grupo interesante de nuevos autores que forman parte de la buena literatura argentina.

—¿Cómo ve la actualidad de las revistas culturales? ¿Qué opinión le merece las revistas autogestionadas?
—Las revistas culturales son absolutamente necesarias y cada una se dirige a un grupo determinado con intereses editoriales muy marcados. Nosotros elegimos un camino que nos parecen válidos y no me parece pertinente decir cuál es buena o mala. Aunque tengo una opinión al respecto. Me parece loable, por otro lado, la aparición de revistas autogestionadas. Toda publicación cultural que aparece, ayuda -exagerando un poco- a que nuestra sociedad sea mejor, piense más, lea más. Y eso siempre es bueno. ,

—¿Cuáles son los principales inconvenientes con los que se encuentra el editor de una revista como "Ñ"?
—Son muchos pero mencionaría un par de ellos: mantener la independencia de criterio (o dicho de otra manera la libertad de criterio) de los contenidos de la revista respecto de los poderes y tratar de que la revista no pierda su línea de producto serio, accesible pero riguroso, con temas que le interesen a una gran cantidad de lectores.

—¿Están pensando proyectos futuros a partir de Ñ (edición de libros, nuevas secciones, edición de DVD con las ediciones anteriores, etc.)
—Siempre hay proyectos dando vueltas en lo que llamaríamos los opcionales de la revista. En estos cinco años hemos lanzado al mercado por lo menos 10 productos opcionales y centenares de insert (de 4, 8 y 12 páginas) con coleccionables que se distribuían gratuitamente con la revista.

—Aunque parezca un tema trillado siempre está esa cuestión de que la gente del interior no tiene cabida en medios importantes, ¿cree que esto es así? ¿Se deberá a una cuestión de calidad o será necesario afincarse en las grandes urbes para poder desarrollar una carrera literaria y de medios?
—Es así: la gente del interior no tiene demasiada cabida en los medios importantes y esa es una deuda que nosotros, desde la revista Ñ, asumimos. Hemos hecho en su momento 23 suplementos sobre la cultura del interior y Ñ tiene semanalmente una página dedicada a la cultura de las provincias. Pero es insuficiente.
Respecto de los autores, no es una cuestión de calidad. Hay muy buenos autores y pensadores en las provincias que muchas veces no llegan a los medio importantes de la capital porque los que hacen esas revistas desconocen esos mundos. Hay una tremenda falta de comunicación entre la Capital y el resto del país.

—¿Qué tan importante pueden llegar a ser un suplemento cultural o páginas culturales en diarios chicos del interior del país?
—Todos los diarios -los chicos y los grandes- deberían darle más espacio a la cultura en sus páginas. Muchos responsables de esos diarios creen que la cultura “no vende”. Esa es una gran equivocación.

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JUAN BEDOIAN

Es editor responsable de la Revista de Cultura Ñ de Clarín, desde octubre de 2003 hasta la fecha, y editor jefe del suplemento “Viajes” del mismo periódico, desde 1996 hasta la fecha. También fue editor jefe de rediseño de productos del mismo diario (1993–1996), jefe de sección del suplemento “II Sección” (1990–1993), jefe de sección de proyectos especiales (1986–1989), jefe de sección del suplemento cultural (1984-1985), redactor especial de Clarín (1977-1984) y de la revista Primera Plana (1983-1984), crítico de cine del diario El Pueblo de Tucumán (1973-1974), de la revista Generación 83 (1983-1984) y de Canal 10 de la UNT (1973-1974).
Es bachiller humanístico superior, egresado del Gimnasium Universitario de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) en 1966 y profesor en Letras, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras (UNT) en 1974.
Ha sido pro-secretario de redacción del diario Clarín desde 1989; jefe de sección del mismo diario (1984-1989) y redactor especial (1977–1984).
Fue profesor de Literatura Extranjera II de la Escuela Superior de Periodismo del Instituto Grafotécnico, desde 1977 hasta 1980.
Ha realizado seminarios para el Doctorado en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), además de cursos y seminarios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y en otros centros de estudio.
Ha publicado numerosas notas, reportajes, críticas de cine y de libros, columnas de opinión y artículos de diversos géneros en diarios y revistas de Argentina y del exterior desde 1973 hasta la fecha.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, el domingo 29 de marzo de 2009.-

lunes, 23 de marzo de 2009

Adriana Claudeville: El susurro de una poeta

ENTREVISTA CON
ADRIANA CLAUDEVILLE

EL SUSURRO DE UNA POETA


En Río IV, no conocen de sus dotes de poeta. Su ciudad natal, a la que regresa periódicamente, la recibe con los brazos abiertos, pero ella no lleva sus poesías. Villa María, espacio que la cobija, sabe de ella por sus publicaciones: “Setiembre equivocado” (2002), “Magnolias transparentes” (2004) y “La portadora del fuego” (2006). Pero fuera de ello Adriana se mantiene un poco alejada del ambiente literario. No de la literatura, pero sí, de todo lo demás.
No quería entrevistas. No le agradan estas cosas. Sin embargo acepto charlar con nosotros de literatura y de poesía, el género al que siempre vuelve. La práctica de un arte que “ordena la mente”, y donde ella se regodea coqueteando con el absurdo.
Hizo un camino en el taller literario de Susana Zazzetti, donde la convertían en poeta sin que ella se diese cuenta; ahora intenta con el difícil género de la narrativa, de la mano de Mercedes Espinosa (ver EL DIARIO Cultura, del 11 de mayo de 2008).
Adriana, madre de mundos y sensaciones, produce sus escritos alejada del ambiente literario de la ciudad. Sobre ese punto iniciamos nuestra charla.


—¿Por qué razón no se te ve muy seguido en el mundo literario local?
—Porque no me interesa un pepino el ambiente literario. Yo no participo de concursos, ni de presentaciones, ni de actividades similares. Otra de las cosas por la cual no lo frecuento es la cuestión de la temática. Los temas son muy poco abarcativos, está bien, hay hambre, no hay trabajo, ah… que las siete plagas de Egipto, los cuatro jinetes del Apocalipsis, pero… ¿hay que machacar tanto sobre esos temas? Está bien que lo escriban, que machaquen, pero no, cuando vos escribís sobre otro tema. El pueblo no es pavo, no es tonto, tiene sesos, igual que yo y que vos y piensa, y las poesías le gustan o no le gustan; por eso yo siempre digo que hay crítica literaria, no la que consideran los sabios o los ídolos con pies de barro que hay por acá. La verdadera crítica literaria es la que te acepta o no, le gusta o no le gusta lo que hacés; y te dice porqué le gusta o porqué no le gusta.

—Es difícil hacer crítica literaria en Villa María, porque te podés ganar un montón de enemigos. Por ahí podés decir algunas cosas y se te pueden enojar…
—¡Y que se enojen! (responde exaltada). Por ejemplo “Setiembre equivocado”, es un libro de catarsis. Los libros de catarsis y algunas autobiografías sirven para uno, no le dan nada al otro. Es decir, lo que ingresa va a ser lo mismo para mí, para vos, para quien lo sienta, pero el motivo no. Entonces como que no va, no sirve, porque lo que me llevó a escribir eso no es lo que pensó el otro que me lee, aunque la poesía tiene eso, ese es el mayor legado de las estéticas del comienzo del Siglo XX.

—Pero está bien que uno interprete lo que quiera y como quiera o como pueda…
—Uno tiene que escribir para el otro, porque para uno mismo casi que no tiene sentido. Eso no es creación, porque si sabés hilar un poquito con las palabras ya está.
Sucede otra cosa con la poesía, el poeta es una persona común, que cultiva su oficio de poeta, no ganamos un cuerno, la realidad la lleva a su mundo de creador, de artista y la expresa en una poesía; es decir, no somos una clase privilegiada. El hecho de tener más o menos talento se puede dar en cualquier etapa del quehacer humano. Mirá el Gustavo Borga, él trabaja en el ferrocarril, hace su poesía…

—¿Te gusta la poesía de Gustavo?
—Sí, pero no acostumbro a decirle nada a ningún poeta, si no me preguntan ellos a mí, porque me cansé, uno nunca te va a decir las cosas con mala leche, ¿para qué?, no sirve, nunca se va a prestar a endiosamientos inútiles, nos tenemos que enriquecer. También me gusta mucho la poesía de Marina Giménez y de Fernando de Zárate, quienes toman temáticas que son jodidas de expresar. Fuera de los talleres, yo escribo sola, me cuesta mucho más. Suelo mostrar mis escritos a Susana de Zazzetti, a Olguita Dominicci y algún otro, pero me las arreglo, aprendo, a los porrazos pero yo sola; aunque no me sale tan mal (se ríe).

—Asististe al taller de Susana de Zazzetti, ¿qué me podés decir al respecto?
—Susana me transformaba en poeta y yo no me daba cuenta, ella me enseñó la fineza de la poesía, la aristocracia de la poesía. Es el género (como decían los griegos) de los aristócratas, de los elegidos. Cuando definieron la democracia, la definieron mal, en realidad no es pueblo, se consideraban 6 o 7 familias de cada polis. A la poesía hay que reverenciarla cuado se la escribe, cuando se la lee y cuando se la presenta; cosa que acá no se hace. Pero quiero resaltar públicamente el valor de lo que Susana me brindó.

—¿Y ahora estás escribiendo cuentos?
—Con Mercedes Espinoza. No es fácil. Ella sabe muchísimo, y te enseña, y a vos te parece que escribiste un cuesto fantástico. Me gusta, pero yo vengo de la poesía y a la poesía vuelvo. No tengo interés, es más, no creo que vuelva a publicar, haré plaquetas, que se yo.

—¿Por qué decís que no vas a volver a publicar?
—¡¿Y quién me ayuda?! Mirá, los tres libros que publiqué me los costeé yo, los hice yo, me los prologué yo, me los corregí yo, y luego los presenté. “Magnolias transparentes” me hice una cena de pizza, vino, cervezas y arrolladitos allá arriba de lo que era “Pizza Café”. En cuanto a “La portadora del fuego” hice un desayuno arriba del “Centro Vasco”.

—¿Pero vos tenías un libro listo para sacar prontamente?
—Tengo las ideas escritas, las poesías las quemé, se salvaron las que te entregué para el libro que estás haciendo vos, pero tampoco es que tenga un afecto por esas poesías, ni predilección, ni que me vea muy reflejada ahí. Justo llegaste en ese momento y bueno, te las llevaste. En ese intermedio se murió mi mamá, pasaron algunas cosas. Lo que sucede es que no me sentía yo en esos poemas que quemé, uno no puede ir contra sí mismo, tratar de moldearse de otra manera que no es la suya, no puede dar otra forma de su decir del que ha encontrado. Es como yo te decía el otro día, los que conocen mis poesías, si leen algún poema aislado por ahí, dirán “Ah, esto lo escribió la Adriana Claudeville”, los que han leído mis poesías te repito, que no son muchos.

—¿Quiénes asistieron a tus presentaciones?
—Para mí, cada vez que presento un libro es mi fiesta. Me encanta que lo vean todos, no es que vengan 300, 400 o 500 personas. Yo invito a la gente que quiero. Por más que se diga que yo selecciono y discrimino, no es que me lo digan directamente, pero se siente. Sucede que el hombre por naturaleza elije. No me podrán decir que yo selecciono porque alguno tiene nombre, ¡no!, yo invito a quien se me canta. Le dediqué “La portadora del fuego” a la “Puqui” Charras. Qué dama que es la Puqui, ella sí que se codeó con los grandes de la literatura contemporánea, pero ella es sencillita así. Y acá la hacen trabajar y no le pagan y yo le digo que los mande al diablo a todos... Cuando me presentó “Magnolias transparentes” le pagué. Ella es intuitiva para escribir. Mi poema más lindo de “Magnolias…” es el de la Puqui, el de Aracilde y el de Edith Vera.
En mi caso no creo en la inspiración, creo en la idea. Bueno, vos tenés una idea, siéntese y escríbala; y ahí empezás a trabajar. Por eso yo digo que mis libros salen a la quinta reencarnación, porque los reescribo una y otra vez.

—¿Sobre que cosas puede escribir un poeta?
—El escritor escribe sobre lo que se le canta. A mí me han dicho que mi poesía es muy clasicista y muy elevada. Nosotros pertenecemos a una generación en la que todos teníamos una biblioteca. Aparte antes en la secundaria, se decía que la enseñanza era enciclopedista, bueno, pero salíamos sabiendo. El que ha hecho un secundario, no puede estar tan alejado de comprender lo que escribo. Entonces me dolió que dijeran eso. No hay que mediocrizar la poesía. Por otro lado, gente que no conozco ni la producción ni sobre su persona, les han gustado tanto y han tenido reflexiones que ni yo he pensado, esos mundos que vos creas en la mente del otro y sobre todo el juego poético. Y bueno, eso es todo… ¡¿Querés escuchar un cuento?¡
—Bueno. Le digo, mientras se va a su cuarto y vuelve con un par de cuadernos cuadriculados y espiralados. Me lee uno de los ejercicios de su taller y el cuento que ella armó en ese momento. Luego pasa las hojas y me deleita con nuevas producciones poéticas:


“A disgusto de la costumbre / arden mandatos ancestrales. / De vez en cuando / es bueno quemar atavismos / como cuando los niños alimentan las hogueras / en la noche de San Juan.”

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“Salgan de los ramos de hierbabuena, del corazón del pan que inaugura el mediodía / olviden túnicas etéreas / vengan envueltas en lenguas de fuego / laven sus trenzas con el llanto de la luna // palabras aviven mi voz.”

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“He tatuado un nombre en la mirada del olvido / entierro invisible / definitivo / no lloro / la muerte es una arcano menor / y el nombre no es tu nombre / el crepúsculo muestra su rostro de meretriz cansada / yo / trenzo la cabellera de los sauces.”

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“Estoy sentada y espero / en la orilla del río / quizás venga Edith Vera cabalgando los rumores / a contarme su pena legendaria / a la muerte no le interesan las penas de los muertos / gran caballo de Troya es Edith Vera, la negra / abre su vientre y alumbra poemas / a todos los muertos que están muertos por nosotros / y perdona las afrentas.”


—¿Vos eras amiga de Edith Vera?
—Muy amiga. Es decir, nos hicimos amigas en la desgracia de ella. Estaba en el Cruz Azul. Yo iba todos los sábados y los domingos, las últimas fiestas las pasó acá. A ella no le gustaba escuchar los textos de los otros y opinar, pero a mí me escuchaba. Si estaba bien asentía, y sino me decía “miralo un poco esta noche, cuando tengas tiempo”, pero hasta ahí nomás. Nunca se metía más que eso. Como todas las personas que están solas, que las abandonan y que les sirve de vez en cuando para hacer un corto para la TV o para hablar de ella, o para colgarse de los rulos de Edith, yo les daría tal patada (…), que me tendrían que llevar juntos para sacarme el zapato de adentro.

—Mientras ella estaba viva, poca gente se le acercaba, pero después…
—Nunca nadie iba a visitarla. Yo les preguntaba a las enfermeras. Les llevaba vajilla o cosas que ella le gustaban como la Seven Up Light, porque era diabética… La noche en que se murió, yo me quedé como hasta las 24 más o menos, y me preguntaban las enfermeras si yo era pariente y yo les respondía que no. No podía darle de comer porque estaba toda entubada. Las enfermeras me decían que nadie iba a verla. Yo me enteré en Río IV, y llamé y me preguntaban quien hablaba. “Soy Adriana Claudeville, la única que la va ver, así que si está internada dígame” (rememora enérgicamente). Me dijeron que estaba en el Cruz Azul, que se había descompensado; no era así, estaba inaugurando el camino de ida o de vuelta, según se vea. La dejaron sola, sola, sola (y lo dice cada vez con más fuerza y con una pincelada de bronca). Cuando presentaron el documental, no buscaron a las personas que debieran estar. Hay alguien que tiene la obra de Edith Vera, pero esa obra le pertenece a Villa María. Edith me decía que le llevara el libro negro donde ella escribía sus cosas, pero después, las cosas desaparecieron. Lo importantes es que Edith quedó en el imaginario popular, por más que le guste a algunos o no, quedó. Ella fue coherente con su pensamiento, no mintió, se las aguantó, es más, se aguantó que la gente le diera la espalda, ahí fue cuando ella se encerró en su casa. Que es muy distinta a la versión idílica que circula por ahí. Hablábamos mucho, me contó mucho de su vida, sobre algunos personajes de Villa María, etcétera… cuando me quiera hacer rica me voy a poner a escribirlas (risas).

—Pero es cierto, una vez que falleció mucha gente se prendió de allí, ¿no?
—Yo no hablo de lo que me contó, simplemente le hago recordar a todo el mundo, que la dejaron morir sola. Ella tenía mucho para dar, mucho para decir, pero si tuviera un amanuense, como se usa ahora hubiera podido dejar mucho más, pero ella no quería, sufría mucho la soledad. Yo al velorio no fui, porque a echarle tierra no podés ir, ¿para qué? En vida tenés que estar con la persona. A mí me cansan los ritos mortuorios, porque se basan en la falsedad y la hipocresía. Por eso mi mamá cuando murió no quiso ni velatorio, ni cortejo fúnebre; y yo le di la razón. Y me gustaría que conmigo hicieran lo mismo.


Los mates se acabaron y el ventilador vuelve a delatar su presencia. El constante sonido de las aspas rompiendo el aire en la pesada tarde del martes 6 de enero. Adriana, me agradece la visita y nos deja la invitación para otra oportunidad.
Ya volveremos poeta. Hasta entonces.
(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del País, el domingo 22 de marzo de 2009.-

miércoles, 11 de marzo de 2009

Fernando de Zárate. Poeta de tempestades

FERNANDO de ZÁRATE
Poeta de tempestades





No recuerdo como lo conocí.
Puedo retrotraerme en el tiempo hasta el momento que creo fue el primero.
Me encontraba en la planta alta de la vieja Biblioteca Mariano Moreno sobre calle Santiago del Estero. Allí presentaba su segundo libro de poesías que decidió llamar Entre el Fuego y la Sed (2006).
Tampoco sé (a ciencia cierta) si me invitó, si sólo fui porque me gusta la literatura o porque quería algo de material para alguna nota. Me inclino por la segunda opción. El caso es que estaba allí una tarde, en los últimos meses de 2006. Él se rodeaba de amigos, de poetas, de público ávido de poesía. Con toda la humildad que lo caracteriza, socializó su poesía y la regaló al público presente.
Recuerdo que lo saludé y me invitó a bajar porque su familia había preparado un ágape para celebrar, yo estuve un momento y después abandoné el lugar por mi característica poco sociable.
Ese fue el primer encuentro con el poeta, después no sé cómo, pero ya nos juntábamos de vez en cuando en algún café para hablar sobre las cuestiones que nos interesaban. El café, un segundo hogar para Fernando o el espacio propicio para motivar su escritura. Ese lugar que desde antaño se ha convertido en el punto de encuentro de aquellos que ejercen la literatura. El ambiente propicio para el diálogo, para la creación, para la crítica más despiadada y veraz también. Álvaro Yunque dice que “la crítica de la mesa de café, es la única sincera, la única en absoluto independiente”. Y cuánta razón tiene, es allí donde nos reunimos para comentar los nuevos lanzamientos literarios, los comentarios elogiosos y despectivos de aquellos que escriben en la ciudad y alrededores, y donde también disfrutamos de esta genial infusión oscura.
No estoy reunido con Fernando, pero me lo imagino sentado a mi lado en una de las mesas de algún costado o del fondo… mira a los transeúntes y desgaja parte de su vida ante mí.
Bebe su café liviano mientras me confiesa plañidamente no escribir como lo demás poetas de la ciudad, sin percatarse de que eso es aún más valioso. En dos años que lo conozco escribió poemas extensos, cortos, micros, intentó con el cuento y sigue probando otras formas, está continuamente buscando el cambio. Un cambio que le permita estar un poco más cómodo con su poesía y consigo mismo, digo esto mientras recuerdo el final de un poema que confiesa “soy un hombre / arrodillado / tratando de encontrarse”.
Encontrar su lugar, como cuando se trasladaba varios kilómetros en su Citroën amarillo hasta Arroyo Algodón para dictar clases en la escuelita Dean Funes. Un trabajo que lo reconfortaba, el encuentro con los niños de primero a séptimo grado. Durante 18 años realizó esta actividad y luego se jubiló, pero su gusto por los chiquitines aún sigue intacto. Lo noto en su rostro cuando ve algún niño por ahí, lo noto cuando es capaz de viajar a jardines de infantes de localidades vecinas para leerles poemas, para contarles como es esta actividad mágica de crear sentidos con la palabra, lo noto cuando con su amiga Lelia Frías se ofrecen en cuanta actividad los inviten…
Pero Fernando no siempre escribió; lo hacía en el colegio secundario impulsado por un amigo con más experiencia, hasta que años después, por cuestiones laborales debió suspender su escritura. Hace ya casi 20 años atrás la poeta Susana Zazzetti dictó un taller de poesía en el que Fernando se inscribió; en ese espacio reactivó su compromiso con las letras hasta tomar la determinación de sacar a luz su primera publicación personal: Brújula y Viento (2003), del cual le deben quedar un par de copias nada más.
Este primer libro (al igual de los que vendrán) los imprimió en ediciones de autor por una cuestión ideológica. Fernando disfruta del dulce sabor que le deja publicar sus libros con el dinero ahorrado los meses previos y se da el gusto de repartir los ejemplares a la gente que aprecia. Considera además, que publicar en este tipo de ediciones, lo mantiene más libre de decir, de decidir y de hacer.
Después de su primer libro edito, debieron pasar tres años más para que nos regalase un nuevo texto llamado Entre el fuego y la Sed; allí desarrolla y desenrolla a manera de alfombra una poesía intimista y confesional. En palabras de Carlos Gazzera, “es un poemario contundente para delimitar lo que significa una subjetividad arrojada a la intemperie. Una inclemencia que traspasa los límites de la mera poesía y se inmiscuye en las gritas del Yo, en los intersticios de una sociedad que, indefectiblemente, se olvida de que los hombres que no alcanzan a ser felices, son el pasto de esa historia que se escribe con silencios.”
Pocos meses después y sin previo aviso, nos sorprende con una nueva publicación que editó sólo para su círculo de amistad; no hubo presentaciones, no hubo gran tirada, pero sí hubo el impulso de crear algo nuevo en lo que venía haciendo. Peón Caballo Rey (2006), apostó a la brevedad y concisión, y por qué no también a lo lúdico, nos dejó 28 pequeñas piezas para que cada lector las mueva a discreción y realice con ellas las jugadas que más le apetezcan. Su poesía, preñada de múltiples temáticas y preocupaciones se movió entre el infaltable amor, el dolor, el sueño, la soledad, el otoño y demás sensaciones y remembranzas. Están presentes además cuestiones tan trascendentales como la existencia, Dios, el hombre y los interrogantes universales sobre la vida misma. Un dato no menor es el saber que éste es su libro favorito.
Su última publicación es la más íntima, es su confesión de búsqueda mientras todo cambia y los recuerdos y la realidad inalterable consumen al hombre, al poeta. Escrito en la Tempestad (2007), no es sólo el nombre de este volumen, sino que es la frase con la que se podría definir la vida de un hombre buscando refugio, el refugio de la palabra.
Son cerca de las seis de la tarde. Creo tenerlo a Fernando a mi lado, pero mi imaginación viaja un poco más, lo sigo a él, caminando despaciosamente por las veredas de la ciudad, lleva un bolsito con sus apuntes y algún que otro libro sacado de la biblioteca. Pueden ser poemas, quizás cuentos o algún libro de jazz; es un lector desordenado de tiempos, estéticas, géneros… Sus anteojos redondos se reflejan en los grandes ventanales de los locales comerciales que atraviesa para llegar a uno de los cafés que frecuenta. Como ya dije es allí donde piensa, donde brota la mínima semilla de lo que luego será un poema o porqué no, un cuento, género que lo hace sudar, pero que le puede traer satisfacciones. Estira su pierna izquierda y mira a su alrededor, hace lo propio con la derecha y continúa su observación. Ve el centro diferente y se congoja al pensar en su ciudad natal, en la que transcurrieron todas las etapas de su vida. Se siente diferente, cada vez más un extraño o quizás en otro pueblo, porque los puntos de referencia con los que antes le hacían saber que estaba en Villa María, van desapareciendo. La vertiginosidad de los cambios, la embravecida construcción que no para de crecer y deglutir las antiguas casas y edificios, no hacen más que confirmar lo que piensa.
Llega. Se quita las gafas y me contacta visualmente.
Me saluda. Tomamos el café, hablamos y ya nos vamos.

—Dejá Fernando, ésta vez el café lo pago yo.



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De Zárate, BREVE
Nació y vive en Villa María. Fue maestro rural. Participó en Antología plural (Sade, 2002) en forma conjunta con otros escritores. Publicó en revistas locales y en las páginas de El diario del centro del país y “Corredor mediterráneo” del diario Puntal. Es autor de los poemarios Brújula y viento (2003), Entre el fuego y la sed (2006), Peón caballo rey (2006) y Escrito en la tempestad (2007). Se encuentra seleccionando poemas de lo que sería su próximo libro.




(*) Publicado en revista cultural Nativa, Villa María. Año 5, Edición Nº28, marzo de 2009.-

martes, 10 de marzo de 2009

Festival de Rock Solidario en Oliva

FESTIVAL DE ROCK SOLIDARIO EN OLIVA
ENTREVISTA A MARIO CENA Y JUAN ALBERA



Podrían ser el dúo dinámico de la solidaridad.
Un comunicador social de una de las emisoras radiales más importantes de la ciudad de Oliva (FM Joven Oliva 107.5) y un corredor inmobiliario que se define como “padre de Mauricio, Sol, Luna, Simón, Siro y esposo de Claudia”. El primero es el batero de 1.000 Bueyes y el segundo es un personaje que dedica sus ratos libres a tocar y cantar en su banda Carlito Rocanroll y los Revólveres de Cebita.
Amigos de años, rockeros de siempre y con los bolsillos cargados de ganas de ayudar, pudieron conjugarlo todo en un festival de rock solidario que dio inicio un 6 de marzo de 2004 y que no se detiene.
Durante los cinco años de presencia y los 10 festivales han podido ayudar con alimentos y vestimenta a niños que concurren a distintos comedores, desfilaron por Oliva gran cantidad de bandas locales, regionales, provinciales y de otros destinos del país. Publicaron dos discos en vivo, poseen su propia página web y hasta un DVD mostrando todo lo que realizan “a guevo”. En cuatro años han hecho mucho y han tirado por la borda, la excusa facilista de que siendo del interior del interior y de una ciudad con alma de pueblo no se puede hacer nada.
En medio de los preparativos de lo que será el 11º Festival Oliva Rock (17 de abril), nos comunicamos vía correo electrónico con los dos mentores de esta gesta solidaria, para que nos comentaran las motivaciones y los detalles de esta actividad que se desarrolla dos veces al año a 50 kilómetros de nuestra ciudad.
Sin ninguna reserva responden a todas nuestras preguntas, no escatiman detalles ni vacilan a la hora de manifestar lo que piensan, lo que ven y lo que desean. Lo que sigue es un extracto de una larga entrevista sobre el universo que encierra la realización de un festival de rock solidario. Una ardua tarea, cuya satisfacción más grande, es la sensación de bienestar que se les aloja en el pecho, al saber que han colaborado con quienes más lo necesitan.


LA HOJA: —¿Cómo surgió la idea de hacer un festival de rock en Oliva?Mario Cena: ­—Creíamos que había un espacio vacío y había que meter el rockanroll en Oliva.
Juan Albera: —La idea la tuvimos siempre con Mario cada uno en su lugar, lo que pasa es que era difícil para mí poder realizar un festival de rock en mi ciudad natal (Oliva), ya que resido en Córdoba Capital desde hace 25 años, y no es fácil encontrar a la persona de Oliva que sea responsable y solidario, que le guste el rock y que tenga muchas ganas de laburar para realizar el festival. Con el tiempo nos volvimos encontrar con Mario, un amigo de muchos años, quien ya había hecho varias cosas solidarias en Oliva en su radio. Empezamos a hablar del tema de un festival de rock en Oliva y solidario. Así comenzó. Yo viajo para allá el 30 de diciembre de 2003, a comer un asado de despedida de año con amigos (donde también estaba Mario) y allí comenzamos a darle forma. Primero hablar con los comedores que no fue fácil, y recuerdo que Hilda Brizuela (jefa del comedor “21 de abril”) estaba muy molesta, porque un tiempo atrás se había realizado un festival solidario de folclore a beneficio del comedor y pasó lo que no tiene que pasar, gente inescrupulosa que utilizó el buen nombre del comedor como bandera de presentación y que termino guardándose el dinero de lo recaudado para ellos y al comedor ni las gracias. Entonces Hilda estaba que bramaba y empezó preguntando ¿quién va pagar el salón, el sonido, las luces, los músicos, etcétera? Respondimos ahí nomás, la fecha es el 5 marzo y salón ya esta cedido gratuitamente por el club Vélez Sarsfield, el sonido y las luces se hace cargo la Municipalidad de Oliva y las bandas vienen sin cachet, o sea gratis, por ser un evento solidario… Y así se gestó el primer Oliva Rock Solidario y cabe decir que en cada festival se han juntado más de 400 Kg. de alimentos no perecederos.

LA HOJA: —¿La idea de que fuese solidario, surgió desde el primer momento?
Mario: ­—Sí... por la realidad social en Oliva, debido a las políticas neoliberales que llevaron a esta situación...
Juan: —Totalmente, en eso hubo coincidencia desde el primer momento con Mario, y la idea también fue que colaboraran entidades como comercios amigos y gente de la ciudad. Queríamos que ese día fuese un día pleno de solidaridad, pero eso no lo hemos podido lograr desgraciadamente y es materia pendiente para nosotros. Contamos con la colaboración de los clubes tanto Vélez como Independiente que siempre cedieron los salones gratuitamente, la Muni, la mutual de Vélez, el ACA, el Ministerio de la Solidaridad de la ciudad de Córdoba y amigos que laburan un montón para que esto se realice. Soy sincero en decir, que esto me duele y mucho, que la gente no colabore con los que más lo necesitan y mucha gente no lo hace aunque le sobre un paquete de arroz, fideos, polenta... para llevar ese día. Si no lo hacen ellos tendrán su respuesta y yo realmente nos los entiendo. Siempre reflexiono sobre lo mismo, qué jodido debe ser que un niño se acueste a dormir una siestita sin nada en la pancita, esa es la realidad y la responsabilidad de todos para con nuestros semejantes y ojalá fueran al festival los que tiene algún prejuicio y vean el laburo, lo ordenado y bien trabajado que es: escenario de primera, luces, sonido de Córdoba de gente que labura en el Cosquín Rock… Les comento que yo al vivir en Córdoba no hay festivales como en Oliva con 10 bandas en vivo de distintos géneros ni a palos vas a encontrar algún espectáculo así en la Capital.

LA HOJA: —¿Por qué les interesa ser solidarios?
Mario: ­—No es por interés, es un compromiso con los que menos tienen y con los que laburan en eso.

Juan: —Me interesa ser solidario por respeto a mí mismo, por convicción, por voluntad, por ganas y guevos; y ojalá que algún día lo que hacemos no se llame más solidario y que pase a ser un festival más de rock. Sería bueno que los padres de esos niños de nuestro bendito país, que van a los comedores a almorzar y cenar, pronto tengan trabajo, para poder almorzar y cenar todos juntos en su casa como debe ser. Cuando yo me fui hace 25 años de Oliva recuerdo que no existían, me pregunto, ¿por qué esto?, y la respuesta es simple: será que les conviene a los políticos para tener votos cautivos de gente con necesidades como los que van a los comedores, los piqueteros, la dádiva, bolsones, etc.

LA HOJA: —¿Hay muchos chicos que asisten a comedores en Oliva?
Mario: ­—En la actualidad concurren 85 chicos diariamente al comedor “21 de abril”.
Juan: —Ojalá no existieran los comedores solidarios pero la realidad ésta y es irrefutable y real, la gente que va a los comedores son como 90 personas todos los días y más las mamás que se llevan una vianda a su casa. Que triste debe ser no poder alimentar a tus hijos con laburo propio y que dependas de otros para tener un plato de comida.

LA HOJA: —¿Le ven alguna solución a esta problemática?
Mario: ­—Creo que la solución es la redistribución de la riqueza.
Juan: —Desgraciadamente yo no, por que el hambre y las necesidades de la gente se negocia con guantes blancos y con políticos sin escrúpulos que lo único que les importa es el poder por el poder mismo y el enriquecimiento personal, y acuden a un comedor o a visitar barrios carenciados cuando necesitan votos y llevan mercaderías, chapas, bolsas de portland, el fotógrafo y el periodista de algún diario y la televisión para que los pongan ese día en un noticiero o diario local, haciendo de solidarios. Qué caraduras estos tipos, pero es así el sistema corrupto y de esa forma se mueven estos políticos con el hambre y la necesidad de la gente, ah… eso sí, cuando pierden las elecciones no aparecen nunca más y si ganan las elecciones tampoco.

LA HOJA: —¿No les parece excesiva la cantidad de bandas que se presentan en una noche?
Mario: ­—Siempre decimos que sí, pero son tantas las bandas que quieren participar que se nos escapa el número...
Juan: —¡Qué tema! Sí, nos parece excesivo 10 bandas en una noche y siempre con Mario cuando terminamos el Festival decimos, el próximo festival ponemos siete como máximo, pero es tan difícil decir que no a tantas bandas que quieren participar del Festival. Te comento que tengo demos de bandas de todos lados de la provincia de Córdoba, Rosario, Buenos Aires pidiéndome por favor que los lleve a tocar y sabemos que tendrían que ser menos bandas pero tratamos de hacer la gamba a todas las bandas y pido mil perdón si alguna queda afuera, es por falta de tiempo.

LA HOJA: —En cada edición del Festival Solidario han ido perfeccionando y agregando algunas novedades como los CD's, el DVD, la página Web ¿qué tienen pensado para el tiempo que se viene?
Mario: ­—Eso es a partir de ideas de quienes somos los organizadores, de amigos, de músicos y son ideas de las que vemos la posibilidad de materializarlas.
Juan: —Todo ha sido un gran laburo de amigos y de gente que no conocía y que da una mano de onda, para que se hayan realizado dos discos en vivo editados en Córdoba con un tema por banda, con arte de tapa de primera. El primero se llama VIVO EN OLIVA, lo laburamos y editamos con Darío Pozzi y yo. En estos disco participan dos bandas de Villa María, Motorblues y Sopló el Fantasma. El segundo disco se llama VAMOS VENGAN TODOS. Con el DVD fue raro porque aparecieron dos personajes de onda, uno de Oliva, Darío Falconi y el otro de Villa María, Robinson Ríos de DyG Realizaciones diciéndome que querían hacer un DVD del Festival. Lo primero que dijimos no hay drama, pero no tenemos un mango para esto. La respuesta no se hizo esperar por parte de ellos, nosotros ponemos todo lo que hace falta y así se hizo, un muy buen DVD de una hora reflejando todo el Festival, música, gente laburando y las bandas; ya lo presentamos en Oliva hace un año. Con la página WEB www.olivarocksolidario.com.ar también apareció de Córdoba. Marche Ábalos que es el fotógrafo del Festival me dijo que podía hacer la página, se puso y hoy es una realidad donde la gente escucha los dos discos editados, ve fotos y toda la información de pasados festivales y del próximo festival que es tentativamente el 7 noviembre de 2008. También están las remeras del festival a precio de costo, si algo no nos ha faltado es guevos, voluntad y laburo. La idea es seguir ya que el próximo es el 10 Oliva Rock y queremos traer en algún momento alguien de renombre; pero el Oliva Rock es un lugar que tiene bandas para expresarse y para dar una mano.

LA HOJA: —¿De dónde son las bandas que se presentan?
Mario: ­—Las bandas son principalmente de Oliva, zona y Córdoba Capital.
Juan: —Te menciono las bandas que han participado de los distintos festivales: Lavidalabal, Los Gusanos, Dale Mecha, Sabio Regresor, La 25, La Javie, Takikardia, éstas de Oliva; Motorblues y Sopló el Fantasma de Villa María; Kaskote y Cruzados de Oncativo; Síndrome Carpeano de Colazo; Tismo de La Cumbre; Terraplén Blues de Balnearia; Vortex de Manfredi; Cristalito de Laguna Larga; Loctava; Los Búfalos Sedientos; 250 Centavos, La Pata de la Tuerta, Praxis, La Reserva, La Burleta, La Peluca Rabiosa, Rey Garufa, Carmen, Abismal, Ultranza, Fierro, Al Rolazo, 3dv, Volt, Pitucho Villela y Amigo con Pol Castillo, Black Oliva, Jorge Invertí, todas éstas son de Córdoba, Malpaso de Catamarca y tantas otras.

LA HOJA: —¿Cómo ven al rock de la ciudad? ¿Hay bandas? ¿Hay movida?
Mario: ­—Siempre hubo movida en Oliva con bandas de rock, pero creo que a partir de la realización de los festivales solidarios, es como que surgieron muchas más.

LA HOJA: —¿Qué deseo quisieran cumplir a través del festival?
Mario: ­—No sé si deseo a cumplir, pero lo cierto es que por lo menos, se hace algo para poder cambiar un poco esto y los músicos de las bandas están comprometidos con eso también...
Juan: —Que el Oliva Rock no sea más solidario, que sea un festival donde los músicos toquen y cobren por su presentación, que la gente pueda pagar una entrada sin tener que ayudar a nadie. Eso sería una señal de que todo está bien en este país y que cada cosa esta en su lugar. Mil agradecimientos a mi familia por bancarme ya que con esto les robo bastante tiempo para estar juntos, pero no me puedo quedar con los brazos cruzados y si hacer nada…
Esto va para la gente de Villa María y de buena onda che, me pregunto ¿no hay rock o seguidores en Villa María que acompañe las bandas? ¿qué pasa?, apoyen a las bandas under que son las únicas bandas que van a poder ser parte de algo como su resurgimiento si se da en el arte nacional, y si no pásala bien escuchándolas que no es poca cosa, vieja. En esa ciudad hay dos pedazos de bandas que vinieron a distintos festivales y a las que conozco muy bien como Motorblues y Sopló el Fantasma y los pibes vinieron solos.
También agradezco a las bandas que han participado en las diez ediciones sin cobrar un mango, por que sin ellas el Festival no arranca. Mario vamos para adelante como siempre y para aquel que tenga una idea o más para aportar, acá estamos para escuchar, envíanos tu mensaje a la página http://www.olivarocksolidario.com.ar/



(*) Publicado en revista La Hoja, Villa María.

martes, 3 de marzo de 2009

Sopló el fantasma: Rajando la tierra

ENTREVISTA CON
SOPLÓ EL FANTASMA
RAJANDO LA TIERRA




El cielo ya se está cubriendo y las nubes se tornan violáceas.
Pronto oiremos el sonido gutural de las masas gaseosas chocándose entre sí.
Cuando el reloj pegue sus agujas hacia arriba, los relámpagos se sucederán y se escuchará el primer estruendo. Un rayo seco abrirá la tierra y será el momento en que Sopló el fantasma aparecerá en escena.
El sábado 7 de marzo en un conocido pub de la ciudad de Villa Nueva, el poderoso trío de rock, integrado por Pablo Fassi y los hermanos Darío y Gustavo Vasconi, presentarán en sociedad “Tierra eléctrica”.
La placa que faltaba para confirmar que el rock local tiene mucho para decir acá y en cualquier lugar. Es el segundo trabajo discográfico de la banda, pero el primero de manera profesional. Si su disco anterior “Transauntes” (2004) nos impresionó por la calidad compositiva y de sonido; “Tierra eléctrica” (2009) nos maravilló por la profesionalidad y el cuidado de cada detalle. En esta oportunidad han logrado darle unidad a su disco compacto, se nota a primera vista con la cuestión gráfica (fotografía y diseño), la calidad de impresión del book (tríptico), contratapa y estampado de CD. El sonido, es impecable, grabado en sus propios estudios y masterizado por el genial Mario Breuer (técnico de Calamaro, Charly García, Los Redondos y de una larga lista de grupos reconocidos). Editado por el sello de la UMI (Unión de Músicos Independientes), signo de que la banda continúa en el merecido ascenso. Si bien la distribución por el momento es “casera”, el disco tiene todos los ingredientes que posibilitarán ampliar los horizontes, el soplido del fantasma es cada vez más fuerte y de seguro llegará a tierras hasta ahora ignoradas.
Motivados por la inminente presentación del disco, nos comunicamos con Darío Vasconi para que nos cuente algunos detalles de esta nueva producción que, desde hace unas semanas, se puede conseguir en las disquerías locales.


—¿Cuándo comenzaron a trabajar en “Tierra eléctrica”?
—Comenzamos a armar los temas en 2006 más o menos, aunque hubo dentro de la lista inicial, algunos que venían de antes de “Transauntes”. Básicamente “Coco” compuso con la guitarra los hilos principales, riffs y melodías. Y el trabajo más intenso se dio a lo largo de 2008, cerrando temas en lo musical y sobre todo las letras que fue lo que por ahí se encimó con el trabajo de grabación. Hubo muchas canciones que ya estaban prácticamente grabadas en su totalidad y la letra terminó de cerrar en últimas instancias. Para “Tierra eléctrica” grabamos 17 bases en dos sesiones de 8 horas, luego se vino el laburo de regrabar algunos bajos, la mayoría de las guitarras y overdubs de guitarras y por último voces, que fue hecho en sesiones cortas y en horarios rebuscados dado que nunca tuvimos “todo” el tiempo para dedicar ahí… Con el tiempo se fue decantando en la lista de 11 temas ya para ser metidos en la producción final.

—Se tomaron dos años en sacar el primer disco y cuatro en editar el segundo, ¿Qué beneficios y qué puntos en contra tiene hacer discos “sin apuros”?
—El apuro de producir siempre está, pero los requerimientos de la vida para subsistir son los que dictan qué tiempos vamos a poder dedicar. No te olvides que lo que nosotros hacemos es un trabajo muy independiente por el momento. Todo se consigue como “minorista” en éste mercado de vida. Pero a nosotros igual nos llena el asunto de poder producir shows piolas con bastante gente que te permite bancar todo e ir generando para producciones más completas cada vez. Por ejemplo ahora el 7 de marzo presentamos el disco en “Quinoto” en Villa Nueva, que tiene un salón importante, en donde podremos sonar acorde a lo que queremos con Santiago Doglioli en los controles, que es un operador de sonido de la ostia. Allí podremos proyectar unas imágenes durante el show y un video de presentación muy lindo con la historia sintética de las etapas de la producción del disco, que fue hecho por los chicos de DyG realizaciones. Ellos están trabajando con nosotros por intercambio de oficios que hicimos tanto para producciones nuestras como de ellos. En las luces estará GG Del Río que también se suma con la onda de ir trabajando y armando un grupo de trabajo que es necesario para realizar un show. Creo que esto que va pasando es “el” camino, nos atrapa esto y no otras formas de conseguir “gancheo” en el mercado. La gente va a ver a Sopló y se lleva algo genuino.

—¿Qué sensaciones tienen luego de haber sacado un disco masterizado por Mario Breuer? ¿Cómo lo conocieron?
—Y… la simple sensación de estar trabajando con una persona muy agradable más allá que es un groso como productor y técnico. Mario, digamos, es lo que le quedó “grande” a esta producción austera. Pero, al fin, la pasamos muy bien e hizo un trabajo muy bueno. Cuando lo conocimos hicimos un ensayo sólo para él, y dijo “¡suena ajustado che!”. Al disco lo mezclamos los tres con dirección mía en La Nube Record y para masterizar se lo llevamos a quien sabe de verdad de estas cosas.

—“Transauntes” nos pareció un muy buen disco, “Tierra eléctrica” nos parece excelente, ¿Cuánto han crecido desde entonces?
—Creo que principalmente estamos más apasionados que antes con esta tarea y lo normal es que se vaya creciendo de un trabajo a otro, cuando las cosas se toman cada vez más en serias y se puede ver un poquito más allá.

—¿Cuántos discos sacaron? ¿Dónde lo están distribuyendo? ¿Cómo es laburar con la UMI?
—Hicimos una tirada de mil discos a través de la UMI, quien te avala para la replica y garantiza obtener precios para la edición. Es una nueva organización que trabaja para los músicos independientes. Por el momento distribuimos nosotros artesanalmente, pero se está viendo la posibilidad de una distribución más amplia.

—Siguen cultivando un rock duro, compacto, sin grietas, ¿cuál es el próximo proyecto de la banda?
—Lo que viene es presentar éste disco ahora el 7 de marzo y armar una agenda con presentaciones que están apareciendo por la ciudad de Córdoba y provincia. También queremos retomar la actividad en el estudio para ya pensar en grabar un tercer disco, delineando temas y trabajando sin apuros.

—Siempre participaron a sus amigos en las placas que han grabado y en los show realizados, eso manifiesta una actitud de camaradería entre los músicos de la ciudad. ¿Quiénes participaron en esta oportunidad?
—En éste disco invitamos a Pablo Basso en armónica y Mauro Toro en teclados, es un placer y en algún punto la banda necesita abrir campo en lo musical y las interpretaciones de amigos en instrumentos que no ejecutamos, dan un toque a la cosa.

—¿Cuál es el camino para crecer musicalmente en Villa María como banda que son?
—Hacer cosas, producir. Ir fuera y volver. Vivir. Igual que si fuera en cualquier lugar. Si no te ayudan los municipios, seguir. Lo principal es mostrarle a la gente, ofrecerle lo que hacemos que es música, no “figureteo”, y creemos totalmente en lo que hacemos.

—En algún momento tenían pensado publicar un disco con presentaciones en vivo, ¿qué sucedió con ese proyecto?
—Vamos a ir grabando shows en la medida de lo posible, pero no hay nada en marcha con eso.

—¿Cuáles son las necesidades actuales de Sopló el fantasma?
—Lograr un desarrollo más amplio de lo que hacemos, de lo que queremos decir con esto. De poder llevarlo a otros lugares más fácilmente, salir a tocar y mostrar lo que hemos hecho en casa.

—La Nube Record es el punto de encuentro de ensayos, grabación y reunión de la banda, ¿se imaginan qué sería de Sopló sin ella?
—Tenemos la gran ventaja de que si no tenemos para ir a grabar y gastar 20.000 mangos en un estudio profesional, podemos grabar en calidad piola con nuestros equipos y dejar un trabajo oíble.


Y vaya si es oíble… “Tierra eléctrica” es, a mi juicio, uno de los mejores discos de la historia del rock villamariense.
Un álbum guitarrero, que combina poderosos riffs acunados por un swing de inevitable cabeceo. Once canciones que no tienen desperdicio. Desde los primeros segundos del disco se percibe en el aire una dulce sensación de calidad.
Cuando escucho un CD por primera vez, siempre busco aquella pista que me permita penetrar en esa nueva experiencia, para luego así poder conocer –paulatinamente- el resto de las canciones. Pero este no es el caso. En este trabajo, el primer corte irrumpió sin dubitaciones y rajó la tierra tragándome en una experiencia de 55 minutos sin respiros. La fuerza y la vitalidad de un trío están inmortalizadas ahí.
Si gustas del rock puro y duro, este disco es indispensable en tu discoteca.

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Tierra eléctrica (2009)
Grabado y mezclado entre abril y octubre de 2008 en La Nube Record (Villa María), por Darío Vasconi y Sopló el fantasma. Masterizado por Mario Breuer en Villa Urquiza (Buenos Aires) en noviembre de 2008.

Lista de canciones:
Tierra eléctrica (5:22)
Viaja por cable (5:01)
La era gris (3:37)
… Y no al samurai (5:07)
Quién marca el pulso (6:10)
Gracias al sol (4:19)
Canción del Multiclub (4:15)
Aparecerás (3:58)
¿Y dónde está? (4:07)
Caminar sobre espaldas (4:33)
Vaciar (+ hidden track) (7:41)

Sopló el fantasma es:
Gustavo “Coco” Vasconi – voz, guitarras y letras
Pablo “Pipo” Fassi – Bajo y coros
Darío Vasconi – Batería y congas

soploelfantasma@hotmail.com
www.myspace.com/soploelfantasma
Tel.: (0353) 4535807 - 4534536




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TIERRA ELÉCTRICA
Letra: Gustavo Vasconi
Música: Sopló el fantasma

Sentí la vibración de la esfera envuelta
Caos y esplendor
Tierra eléctrica y los refugiados
Pinta en su color
Crecimos con dolor de penas sociales
Fabricándonos
Tierra eléctrica vibra en su color
Algo se ve turbio de ambición
Y no queda un buen recuerdo
Sin amor el surco desespera
Tierra eléctrica y los refugiados
Salta en su color
Llegará a tu piel una nueva estampa
Y así te amoldarán
Este día es nuevo igual que vos
Sé que podrás convencerlo
Y en la tierra eléctrica grito.


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LA ERA GRIS
Letra: Gustavo Vasconi
Música: Sopló el fantasma

Voy cortando clavos con un bisturí
Aceitando a golpes el motor sin fin
Este fue el oeste cuando estalla así
Una endemoniada encrucijada
Y en la ruina entendés que
El asunto es algo enredado
No te dejés caer,
Todavía te ves armado
Con una botella yo me siento bien
Por una moneda yo me porto bien
Y ya no importará si
A la selva la están quemando
Esta es la era gris,
Felizmente vive el esclavo.



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APARECERÁS
Letra: Gustavo Vasconi
Música: Sopló el fantasma

Sabés que el amor te busca
Lo sentís, sé muy bien que vas a llegar
Suelta
La estación será la que sea
Esa flor algún día aparecerá
Sola
Oh! oh!
Quién sabe en qué lugar el frío se irá?
Aparecerás! Sé que llegarás!




(*) Publicado en EL DIARIO del Centro del país, el domingo 01 de marzo de 2009.-