MI LENGUAJE DE LIBERTAD
MARÍA EUGENIA PODESTÁ
Sobre una pila de escombros se erige una monstruosa figura verde de pecho escultural. La agresividad se dibuja en su rostro, resaltado por labios gruesos, dientes prominentes y ojos desnivelados que se pierden en el infinito. Tiene el torso inflado y las venas que lo surcan como ríos embravecidos y descontrolados que desembocan en dos extremidades furiosamente cerradas. En una de ellas, la bestia empuña a un pequeño ser de piernas tan largas como descarnadas. Más profundo y sepultados sin escapatoria yacen más seres indefensos que expresan en su rostro el destino irreversible que les toca en gracia.
El párrafo anterior es una posible descripción de “La opresión de las masas”, una metáfora irónica y caricaturezca en la que es factible reflejarse. Una imagen asfixiante que puede servir para ilustrar la dicotomía existente entre aquellos gigantes que aplastan sin piedad a las pequeñas multitudes, para poder seguir alimentando ese monstruo que son.
La autora de este y otros trabajos que exponemos en el presente número de Compartiendo es María Eugenia Podestá. Esta joven artista local es egresada de la Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades con los títulos de Licenciada en Escultura y Licenciada en Grabado (ambas en el 2002).
En la actualidad, “Coqui” dicta clases en la Escuela Superior de Bellas Artes y en la Universidad Nacional de Villa María, donde “el trabajo docente comprometido es igual de complicado como vivir de la plástica”.
Utiliza técnicas de las más diversas, aunque se siente cómoda con las directas o los vaciados. En ellas el uso de resina poliéster fibrada y posteriormente policromada es una de sus constantes. Aprovecha además todos los recursos tecnológicos e informáticos que encuentra a su alcance. El resultado de su trabajo es la conjunción armónica del tiempo, ganas, ideas, motivación, dinero (costos) y de la educación también, ya que ella “te simplifica, te completa, te eleva.”
-¿Como se conciben tus trabajos? ¿Los pensás, los dibujas, jugás con el azar?
-El hecho de realizar una obra artística, personalmente tiene mucho que ver con una necesidad de expresar o comunicar un mensaje a un tercero, por lo que siempre lo primero que surge en mi proceder artístico es la temática que quiero tratar, el contenido ideológico. En función de esto empiezo a traducir el contenido o temática en imágenes mentales plausibles de ser realizadas en manifestaciones artísticas visuales. Luego, comienza generalmente el proceso de realización de bocetos tanto desde el dibujo como maquetas a pequeña escala. De todas formas, a la hora de realizar la obra de arte, el azar siempre entra en escena, ya tenga que ver con posibilidades expresivas posteriores, con eventualidades que surgen propias del material, o bien porque fluyen nuevas ideas en la evolución del trabajo. Pero ese azar no es la base de mi quehacer artístico, sino que puede y suele fluir dentro de una planificación bien establecida. Mi obra ya “está hecha” antes de empezar a construirla materialmente.
-¿Qué importancia se da en la ciudad y en la provincia a la escultura, el dibujo, la pintura y los grabados?
-Dentro de las artes plásticas tradicionales se le da más importancia a la pintura y a la escultura debido a que son las más conocidas en detrimento del grabado y el dibujo. Pero las artes plásticas abarcan más manifestaciones que escapan a estas disciplinas tradicionales que de hecho ni siquiera son conocidas ni difundidas.
La ciudad de Villa María se ve inmersa en un proceso de acelerado crecimiento urbanístico, demográfico y económico, que no se ve reflejado en la actividad artística y cultural. No digo que no haya personas, entidades, funcionarios que no trabajen para este crecimiento, solo que su esfuerzo, si lo hay, se ve diluido en el camino. Por parte de las políticas culturales, noto más bien que existe una tendencia a “figurar” más que un compromiso genuino con el arte y su explosión en la ciudad. Esto sumado a la desvalorización que sufre el arte por parte de la educación, tanto desde la política educativa nacional y provincial, la familia y las instituciones educativas en general, conlleva a una falta de concientización (o mínima) en el imaginario social de la fuerte potencialidad del arte y sus distintas manifestaciones en el crecimiento personal individual de los seres y del grupo social en su conjunto.
El ambiente de Villa María es complejo, hipócrita, separatista, individualista. Estamos esperando que alguien haga algo para “meter palos en la rueda” y no para unirnos. Por separado existen grandes potencialidades, tanto en lo personal como en lo creativo, pero creo que no se concibe una cultura artística grupal y unitaria. Los que conformamos el ambiente artístico de la ciudad trabajamos, generalmente en forma individualista. No nos damos cuenta de que el esfuerzo en colectivo es más eficiente, rápido, llevadero, completo, superador.
-¿Qué significado tienen los muchos premios obtenidos por tus obras?
-En cierta forma los premios siempre sirven de estímulo para continuar, aunque el mejor estímulo y el mejor premio es el reconocimiento de la gente, la que no tiene que ver con el círculo de arte. Hay mucha hipocresía dando vuelta por ahí, en este medio como en todos los demás. El tema de conseguir un premio es muy subjetivo, al igual que todo lo que tenga que ver con el arte. Esto no es igual que competir en una carrera de atletismo, donde uno llega primero y es quien recibe el premio. En el arte la carrera la tiene uno con uno mismo. Con el tiempo uno llega a comprender que recibir o no recibir premios no tiene nada que ver con la calidad de tu obra, o la llegada que ésta pueda tener. Casi siempre lo que piensa el jurado no tiene mucho de parecido con lo que piensa el público luego, o a veces sí, pero tampoco importa tanto. Está en vos saber para qué lado vas y cuál es tu finalidad como artistas. Si viene en ese camino un premio… pues mejor. El premio de esa forma se convierte en un incentivo para seguir adelante y en mi caso personal una retribución pública por el tan arduo trabajo y el esfuerzo de mantenerme activa en mi producción. Por otra parte, un premio aumenta el ánimo en los que tengo al lado y que de alguna forma me impulsan y me ayudan a seguir con esto. Aún así, soy consciente que poseer galardones te abre muchos caminos en el círculo artístico, más que la calidad de tu obra… hipocresía pura. Sos, no lo que sos, sino lo que dicen que sos.
-¿En algún momento pensaste que el arte no era para vos?
-Nací con esta vocación. El arte es la forma más fácil que tengo para expresarme y para pensarme individual y socialmente. Desde lo netamente íntimo personal puedo decir que el arte y yo conformamos una simbiosis inseparable. No concibo mi vida sin la posibilidad de expresarme mediante mis obras. De todas formas, me he sentido muy desalentada más de un par de veces respecto al círculo artístico. Me encontré muchas veces desprotegida por quienes de alguna manera me tenían que cuidar como artista, a mí y a mi obra. Me sentí usada, desplazada, minimizada. Esto llevó a replantearme mi actividad. Con el tiempo comprendí que la mala política, la envidia, la corrupción, la hipocresía, son males que habitan en todos los espacios, más allá del círculo artístico. Cuando me pude confrontar con esa realidad y encontrar la esencia y la importancia de mi labor… me olvidé de lo superfluo y abrí nuevamente la posibilidad de seguir en esto que es mi vida artística.
-¿Para que sirve el arte?
-Es una pregunta difícil de contestar, sobre todo cuando no podemos contar con una definición general universal de lo que llamamos arte. Teóricamente, no hay respaldo de qué es o no es arte, como en otros tiempos en donde el artista podía circunscribirse a parámetros que lo guiaban y respaldaban. Las vanguardias plantearon que en el arte todo puede ser válido y todo puede no serlo, y con esto se empezó a cuestionar la definición general del arte y a ampliar los límites de éste. Hoy intuimos qué es lo que hoy llamamos arte, pero no existe un respaldo teórico que nos indique a ciencia cierta qué es lo que debemos realizar para realizar "arte". Demasiada libertad abruma.
Con respecto a lo referente al artista, este tiene y ha tenido deferentes intencionalidad a la hora de crear una obra, como por ejemplo expresar sentimientos propios, entendido como representación de los sentimientos internos o vivencias personales del artista; representar la realidad exterior o el mundo que lo rodea en su esfera próxima o distante, una actitud de choque o repulsa hacia su entorno social, geográfico o histórico; o una intención netamente estética. Aclarando que estas son sólo algunas posibilidades, me bastaría plantear que el arte, en general, tiene una función liberadora, y he aquí donde encuentro su importancia. Función liberadora tanto para el artista como para el espectador, dos de los tres requerimientos primordiales para lo que denominamos arte. Para el artista, cumple la función de liberación en tanto que al ser el eje en donde se centra la obra (es concebida, planificada y/o elaborada por él) siempre pone algo de sí mismo, tanto en su actitud de creación o en el enfoque único y propio que le da al tema o en la elección de tal o cual elemento material o ideológico, o en su caso más extremo: en un arte en donde se exprese únicamente su automatismo o su catarsis. Y función liberadora para el espectador, en cuanto tiene la libertad de interpretar, de pensar o de sentir en forma propia e individual lo que la obra le sugiere, le inspira o le motiva.
-Si tuvieras que describir tu estilo, ¿cómo lo harías?
-La palabra poética es utilizada comúnmente para referirnos al proyecto operativo que tienen uno o varios artistas. Al conjunto de ideas que sustentan su proceder artístico. Una poética nos sirve para entender qué quería hacer un artista o un conjunto de ellos. La poética hace referencia al estilo. Puede ser, en este caso, personal o grupal. El estilo personal hace alusión a la identidad individual. A lo que distingue y diferencia a un artista de los demás y lo hace por consiguiente “personal”. La poética o estilo grupal corresponde a una identidad colectiva. Se refiere al conjunto de rasgos que caracterizan unitariamente la obra de múltiples artistas. Es por lo tanto “impersonal”, ya que estos rasgos comunes a un movimiento artístico significa amalgamarse, parecerse, compartir propiedades. No sabría decirte si estoy ligada a algún estilo o poética grupal, pero sí puedo hablar sobre mi poética personal.
Existen elementos formales y características ideológicas que me parecen personalmente importantes de destacar en una obra de arte. Ellos son rescatados para la elaboración de mi producción artística. Hablando de mi poética personal, puedo decir que básicamente trabajo con un arte social o de representación del mundo exterior (en la que estoy inmersa como individuo), figurativo, con imágenes satírico-caricaturezcas.
Como dije, la forma que elijo para la representación del mundo exterior es la figurativa. La obra abstracta lleva consigo un hermetismo que no concuerda con mi intencionalidad de llegar a la gente en general, que suele desconocer su lenguaje. Cabe aclarar que, a pesar de que toda representación es una abstracción de la realidad, al referirme al término abstracción hago una simplificación. Lo utilizo, como lo hace la mayoría, para hacer mención a aquellas imágenes que poseen el menor grado de iconicidad con la realidad. O no lo tienen. Entonces, una imagen “demasiado abstracta” puede conllevar la desventaja de, primero, no ser “entendida”. En segundo lugar, pero no por eso menos importante en mi proceder artístico, abrir demasiado las posibilidades interpretativas. Desorientando al espectador en cuanto al contenido específico que intento transmitir.
-Coqui, ¿qué cosas son las que te llena la vida?
-Básicamente el amor y la sensación de avance o progreso personal. El amor de mi hija. La sonrisa de mi madre. El recuerdo de mi padre. El apoyo de mis amigos. Un trabajo concluido y el proyecto de uno por venir. La esperanza de un futuro mejor. La certeza de que existe una meta a seguir y que voy en camino, directa o titubeante. Con palabras de Benedetti… “no quedarme inmóvil al borde del camino.”
-¿Qué te gusta hacer cuando no estás creando?
-La cabeza mía siempre está funcionando. Siempre estoy creando de alguna forma, aunque no pueda materializar mis ideas en forma escultórica. De todas maneras, me gusta mucho el cine. No tengo muchas posibilidades de poder concurrir actualmente a las salas de proyección de la ciudad porque no me dan los tiempos y no me puedo organizar, ni dispongo de la tecnología para poder ver películas de alquiler en casa, por lo que suelo ver películas en la televisión. Me atrae mucho todo lo que tenga que ver con lo visual por lo que me gustan todas aquellas películas relacionadas con la ciencia ficción o de efectos especiales. Me gusta también mucho Internet, buscar artículos interesantes para la escuela y ver cosas e imágenes novedosas. Referido a lo netamente personal me gusta mucho estar con mi familia, ya que ellos son los que me dan su amor, la fuerza de avance que me mueve en la vida.
MARÍA EUGENIA PODESTÁ
Sobre una pila de escombros se erige una monstruosa figura verde de pecho escultural. La agresividad se dibuja en su rostro, resaltado por labios gruesos, dientes prominentes y ojos desnivelados que se pierden en el infinito. Tiene el torso inflado y las venas que lo surcan como ríos embravecidos y descontrolados que desembocan en dos extremidades furiosamente cerradas. En una de ellas, la bestia empuña a un pequeño ser de piernas tan largas como descarnadas. Más profundo y sepultados sin escapatoria yacen más seres indefensos que expresan en su rostro el destino irreversible que les toca en gracia.
El párrafo anterior es una posible descripción de “La opresión de las masas”, una metáfora irónica y caricaturezca en la que es factible reflejarse. Una imagen asfixiante que puede servir para ilustrar la dicotomía existente entre aquellos gigantes que aplastan sin piedad a las pequeñas multitudes, para poder seguir alimentando ese monstruo que son.
La autora de este y otros trabajos que exponemos en el presente número de Compartiendo es María Eugenia Podestá. Esta joven artista local es egresada de la Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades con los títulos de Licenciada en Escultura y Licenciada en Grabado (ambas en el 2002).
En la actualidad, “Coqui” dicta clases en la Escuela Superior de Bellas Artes y en la Universidad Nacional de Villa María, donde “el trabajo docente comprometido es igual de complicado como vivir de la plástica”.
Utiliza técnicas de las más diversas, aunque se siente cómoda con las directas o los vaciados. En ellas el uso de resina poliéster fibrada y posteriormente policromada es una de sus constantes. Aprovecha además todos los recursos tecnológicos e informáticos que encuentra a su alcance. El resultado de su trabajo es la conjunción armónica del tiempo, ganas, ideas, motivación, dinero (costos) y de la educación también, ya que ella “te simplifica, te completa, te eleva.”
-¿Como se conciben tus trabajos? ¿Los pensás, los dibujas, jugás con el azar?
-El hecho de realizar una obra artística, personalmente tiene mucho que ver con una necesidad de expresar o comunicar un mensaje a un tercero, por lo que siempre lo primero que surge en mi proceder artístico es la temática que quiero tratar, el contenido ideológico. En función de esto empiezo a traducir el contenido o temática en imágenes mentales plausibles de ser realizadas en manifestaciones artísticas visuales. Luego, comienza generalmente el proceso de realización de bocetos tanto desde el dibujo como maquetas a pequeña escala. De todas formas, a la hora de realizar la obra de arte, el azar siempre entra en escena, ya tenga que ver con posibilidades expresivas posteriores, con eventualidades que surgen propias del material, o bien porque fluyen nuevas ideas en la evolución del trabajo. Pero ese azar no es la base de mi quehacer artístico, sino que puede y suele fluir dentro de una planificación bien establecida. Mi obra ya “está hecha” antes de empezar a construirla materialmente.
-¿Qué importancia se da en la ciudad y en la provincia a la escultura, el dibujo, la pintura y los grabados?
-Dentro de las artes plásticas tradicionales se le da más importancia a la pintura y a la escultura debido a que son las más conocidas en detrimento del grabado y el dibujo. Pero las artes plásticas abarcan más manifestaciones que escapan a estas disciplinas tradicionales que de hecho ni siquiera son conocidas ni difundidas.
La ciudad de Villa María se ve inmersa en un proceso de acelerado crecimiento urbanístico, demográfico y económico, que no se ve reflejado en la actividad artística y cultural. No digo que no haya personas, entidades, funcionarios que no trabajen para este crecimiento, solo que su esfuerzo, si lo hay, se ve diluido en el camino. Por parte de las políticas culturales, noto más bien que existe una tendencia a “figurar” más que un compromiso genuino con el arte y su explosión en la ciudad. Esto sumado a la desvalorización que sufre el arte por parte de la educación, tanto desde la política educativa nacional y provincial, la familia y las instituciones educativas en general, conlleva a una falta de concientización (o mínima) en el imaginario social de la fuerte potencialidad del arte y sus distintas manifestaciones en el crecimiento personal individual de los seres y del grupo social en su conjunto.
El ambiente de Villa María es complejo, hipócrita, separatista, individualista. Estamos esperando que alguien haga algo para “meter palos en la rueda” y no para unirnos. Por separado existen grandes potencialidades, tanto en lo personal como en lo creativo, pero creo que no se concibe una cultura artística grupal y unitaria. Los que conformamos el ambiente artístico de la ciudad trabajamos, generalmente en forma individualista. No nos damos cuenta de que el esfuerzo en colectivo es más eficiente, rápido, llevadero, completo, superador.
-¿Qué significado tienen los muchos premios obtenidos por tus obras?
-En cierta forma los premios siempre sirven de estímulo para continuar, aunque el mejor estímulo y el mejor premio es el reconocimiento de la gente, la que no tiene que ver con el círculo de arte. Hay mucha hipocresía dando vuelta por ahí, en este medio como en todos los demás. El tema de conseguir un premio es muy subjetivo, al igual que todo lo que tenga que ver con el arte. Esto no es igual que competir en una carrera de atletismo, donde uno llega primero y es quien recibe el premio. En el arte la carrera la tiene uno con uno mismo. Con el tiempo uno llega a comprender que recibir o no recibir premios no tiene nada que ver con la calidad de tu obra, o la llegada que ésta pueda tener. Casi siempre lo que piensa el jurado no tiene mucho de parecido con lo que piensa el público luego, o a veces sí, pero tampoco importa tanto. Está en vos saber para qué lado vas y cuál es tu finalidad como artistas. Si viene en ese camino un premio… pues mejor. El premio de esa forma se convierte en un incentivo para seguir adelante y en mi caso personal una retribución pública por el tan arduo trabajo y el esfuerzo de mantenerme activa en mi producción. Por otra parte, un premio aumenta el ánimo en los que tengo al lado y que de alguna forma me impulsan y me ayudan a seguir con esto. Aún así, soy consciente que poseer galardones te abre muchos caminos en el círculo artístico, más que la calidad de tu obra… hipocresía pura. Sos, no lo que sos, sino lo que dicen que sos.
-¿En algún momento pensaste que el arte no era para vos?
-Nací con esta vocación. El arte es la forma más fácil que tengo para expresarme y para pensarme individual y socialmente. Desde lo netamente íntimo personal puedo decir que el arte y yo conformamos una simbiosis inseparable. No concibo mi vida sin la posibilidad de expresarme mediante mis obras. De todas formas, me he sentido muy desalentada más de un par de veces respecto al círculo artístico. Me encontré muchas veces desprotegida por quienes de alguna manera me tenían que cuidar como artista, a mí y a mi obra. Me sentí usada, desplazada, minimizada. Esto llevó a replantearme mi actividad. Con el tiempo comprendí que la mala política, la envidia, la corrupción, la hipocresía, son males que habitan en todos los espacios, más allá del círculo artístico. Cuando me pude confrontar con esa realidad y encontrar la esencia y la importancia de mi labor… me olvidé de lo superfluo y abrí nuevamente la posibilidad de seguir en esto que es mi vida artística.
-¿Para que sirve el arte?
-Es una pregunta difícil de contestar, sobre todo cuando no podemos contar con una definición general universal de lo que llamamos arte. Teóricamente, no hay respaldo de qué es o no es arte, como en otros tiempos en donde el artista podía circunscribirse a parámetros que lo guiaban y respaldaban. Las vanguardias plantearon que en el arte todo puede ser válido y todo puede no serlo, y con esto se empezó a cuestionar la definición general del arte y a ampliar los límites de éste. Hoy intuimos qué es lo que hoy llamamos arte, pero no existe un respaldo teórico que nos indique a ciencia cierta qué es lo que debemos realizar para realizar "arte". Demasiada libertad abruma.
Con respecto a lo referente al artista, este tiene y ha tenido deferentes intencionalidad a la hora de crear una obra, como por ejemplo expresar sentimientos propios, entendido como representación de los sentimientos internos o vivencias personales del artista; representar la realidad exterior o el mundo que lo rodea en su esfera próxima o distante, una actitud de choque o repulsa hacia su entorno social, geográfico o histórico; o una intención netamente estética. Aclarando que estas son sólo algunas posibilidades, me bastaría plantear que el arte, en general, tiene una función liberadora, y he aquí donde encuentro su importancia. Función liberadora tanto para el artista como para el espectador, dos de los tres requerimientos primordiales para lo que denominamos arte. Para el artista, cumple la función de liberación en tanto que al ser el eje en donde se centra la obra (es concebida, planificada y/o elaborada por él) siempre pone algo de sí mismo, tanto en su actitud de creación o en el enfoque único y propio que le da al tema o en la elección de tal o cual elemento material o ideológico, o en su caso más extremo: en un arte en donde se exprese únicamente su automatismo o su catarsis. Y función liberadora para el espectador, en cuanto tiene la libertad de interpretar, de pensar o de sentir en forma propia e individual lo que la obra le sugiere, le inspira o le motiva.
-Si tuvieras que describir tu estilo, ¿cómo lo harías?
-La palabra poética es utilizada comúnmente para referirnos al proyecto operativo que tienen uno o varios artistas. Al conjunto de ideas que sustentan su proceder artístico. Una poética nos sirve para entender qué quería hacer un artista o un conjunto de ellos. La poética hace referencia al estilo. Puede ser, en este caso, personal o grupal. El estilo personal hace alusión a la identidad individual. A lo que distingue y diferencia a un artista de los demás y lo hace por consiguiente “personal”. La poética o estilo grupal corresponde a una identidad colectiva. Se refiere al conjunto de rasgos que caracterizan unitariamente la obra de múltiples artistas. Es por lo tanto “impersonal”, ya que estos rasgos comunes a un movimiento artístico significa amalgamarse, parecerse, compartir propiedades. No sabría decirte si estoy ligada a algún estilo o poética grupal, pero sí puedo hablar sobre mi poética personal.
Existen elementos formales y características ideológicas que me parecen personalmente importantes de destacar en una obra de arte. Ellos son rescatados para la elaboración de mi producción artística. Hablando de mi poética personal, puedo decir que básicamente trabajo con un arte social o de representación del mundo exterior (en la que estoy inmersa como individuo), figurativo, con imágenes satírico-caricaturezcas.
Como dije, la forma que elijo para la representación del mundo exterior es la figurativa. La obra abstracta lleva consigo un hermetismo que no concuerda con mi intencionalidad de llegar a la gente en general, que suele desconocer su lenguaje. Cabe aclarar que, a pesar de que toda representación es una abstracción de la realidad, al referirme al término abstracción hago una simplificación. Lo utilizo, como lo hace la mayoría, para hacer mención a aquellas imágenes que poseen el menor grado de iconicidad con la realidad. O no lo tienen. Entonces, una imagen “demasiado abstracta” puede conllevar la desventaja de, primero, no ser “entendida”. En segundo lugar, pero no por eso menos importante en mi proceder artístico, abrir demasiado las posibilidades interpretativas. Desorientando al espectador en cuanto al contenido específico que intento transmitir.
-Coqui, ¿qué cosas son las que te llena la vida?
-Básicamente el amor y la sensación de avance o progreso personal. El amor de mi hija. La sonrisa de mi madre. El recuerdo de mi padre. El apoyo de mis amigos. Un trabajo concluido y el proyecto de uno por venir. La esperanza de un futuro mejor. La certeza de que existe una meta a seguir y que voy en camino, directa o titubeante. Con palabras de Benedetti… “no quedarme inmóvil al borde del camino.”
-¿Qué te gusta hacer cuando no estás creando?
-La cabeza mía siempre está funcionando. Siempre estoy creando de alguna forma, aunque no pueda materializar mis ideas en forma escultórica. De todas maneras, me gusta mucho el cine. No tengo muchas posibilidades de poder concurrir actualmente a las salas de proyección de la ciudad porque no me dan los tiempos y no me puedo organizar, ni dispongo de la tecnología para poder ver películas de alquiler en casa, por lo que suelo ver películas en la televisión. Me atrae mucho todo lo que tenga que ver con lo visual por lo que me gustan todas aquellas películas relacionadas con la ciencia ficción o de efectos especiales. Me gusta también mucho Internet, buscar artículos interesantes para la escuela y ver cosas e imágenes novedosas. Referido a lo netamente personal me gusta mucho estar con mi familia, ya que ellos son los que me dan su amor, la fuerza de avance que me mueve en la vida.
(*) Publicado en revista COMPARTIENDO CULTURA (Villa María), 2007.-
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