domingo, 3 de junio de 2007

Raúl Oliva

ENTREVISTA CON
RAÚL OLIVA
EXPRESIÓN, CORAZÓN Y MOVIMIENTO


Cuando escuchamos la palabra manifestación artística, en nuestra mente se idealiza una pintura, un poema o quizás una obra de teatro como primera alternativa de identificación. Pero sin intentar crear una escala de importancia entre las diferentes manifestaciones existentes, piensen nuevamente en cuán importante y cuánto de sí misma posee la danza. Ese arte de expresar con movimientos corporales todas las sensaciones que un ser humano pueda experimentar, un arte que es la manifestación misma de identidad y sentimiento. Cristina Gómez Comini (coreógrafa y profesora de danza en la ciudad de Córdoba) dice que “la creación artística es siempre una experiencia de vida personal y de identidad, la cual es, lejos, más específica que la raza, el idioma o el territorio, y que, en nuestro mundo contemporáneo, es necesariamente una mixtura, un híbrido, una fertilización cruzada de, a menudo, influencias muy diferentes.”
Esta manifestación es la que refleja la imagen de Raúl Oliva, más aún cuando tenemos el privilegio de compartir una extensa charla de hora y media que condensamos en las presentes páginas de EL DIARIO Cultura. Aquí Raúl se expone sin tapujos y nos refleja en sus palabras su sentir y vivir por la danza. Un hombre que ha dedicado sus años al estudio y ejecución de un arte preñado de simbolismo que es tan antiguo y tan actual como la civilización misma.
Más allá de haber recibido diversas distinciones por el Municipio, por la Confederación Interamericana de la Danza y por otras instituciones, es el pueblo de Villa María que debe homenajearlo por el fuego encendido durante décadas dedicadas al aprendizaje, la enseñanza y la ejecución de esta actividad tan noble. Raúl “se retiró” de los escenarios el año pasado, pero como una inagotable cantera, sigue extrayendo de sí su conocimiento y experiencia para encender los corazones de quienes continuarán con la misma pasión este arte.
Esta es la impronta que todo artista debe buscar como meta, sentir la plena satisfacción del deber cumplido y aún así seguir por más.


- ¿Cómo surgió la idea de crear una institución dedicada a la danza?
- Empecé a estudiar acá en Villa María, después en Córdoba en la escuela de Danza del Teatro Libertador, en Buenos Aires en la Escuela Nacional de Danza y en el Instituto de Arte del Teatro Colón, con cursos para la gente del interior que no se podían radicar allá; pero también lo hice con maestros particulares. Yo bailaba en el Ballet de Cámara de Villa María y también lo hacía en diferentes grupos de la zona que me convocaban, ya que la escasez de varones era mucho mayor que en la actualidad. Hoy está más popularizado y los chicos se acercan más. También bailé en Bell Ville y para mí era muy importante, porque cuando se hacían el montaje de las obras traían gente de afuera que enseñaba y esto se aprovechaba como instancia de aprendizaje también. En Córdoba baile en un ballet independiente que dirigía el maestro Jorge Tomín, que era mi maestro de cabecera. Él era ruso de origen y había recalado en la Argentina, trabajó en el Teatro Colón, fue director artístico de ahí y dirigió el ballet del Teatro San Martín entre otros. Un poco retirado de la actividad oficial fundó una compañía independiente y allí me invitó a participar en calidad de primer bailarín en aquellos años. Luego de andar por todos estos lados me tomé un tiempo para pensar en la posibilidad de crear algo así por mi cuenta en Villa María.

- En ese momento, ¿cómo se encontraba esta ciudad en cuanto a la educación de la danza?
- En 1982, hace ya 25 años, había muchas escuelas principalmente de danzas españolas, folklóricas y había el tradicional estudio de la señora Pérez que se dedicaba al ballet clásico. Yo abrí mi estudio dedicado también a ese tipo de ballet como otra alternativa para la gente de la ciudad, pero también para poder trabajar a mi modo, para tener la posibilidad de enseñar lo que había aprendido y lo que iba aprendiendo. Yo siempre tuve la vocación de coreógrafo, de trabajar en el armado y montaje de las obras y el hecho de tener mis propios alumnos, mis propios bailarines y eventualmente poder formar mi propio elenco me daba la posibilidad de trabajar en ese terreno. Cuatro años después de fundar el estudio con la gente que había formado en ese tiempo armé el primer elenco que estrenó su primer espectáculo en 1986. A partir de allí no paramos nunca, siempre estudiando, haciendo cursos, realizando talleres; porque si bien el ballet clásico tiene como su lenguaje ortodoxo de la escuela que no cambia, sí se van adecuando las técnicas de preparación física que permiten que los bailarines, luego de años de formación, hayan logrado un nivel de perfeccionamiento físico y de entrenamiento; por este motivo es realmente importante estar actualizado. Nosotros siempre estamos trabajando y tratando de mantener la compañía en pie que es todo un desafío muy grande, porque poder conservar una compañía, sin sponsors, sin ayuda de ningún tipo es una tarea bastante difícil. Un poco con el esfuerzo compartido y con fuerza que uno sacaba no sé de dónde, íbamos llevando adelante esta tarea. Afortunadamente esta tarea iba recibiendo algún reconocimiento lo que nos permitía viajar a distintos teatros, escenarios y lugares como Buenos Aires, Santa Fe, San Luis, etcétera.

- ¿Cuando fue que te decidiste por la danza?
- De chico la danza me atraía bastante, pero no tenía opciones, mi familia no tenía ningún vínculo artístico entonces como que ni se pensaba en el tema. Me anoté de chico en la Escuela de Bellas Artes y aprendí dibujos, grabados, pinturas, etc. Después fui a la Escuela de Arte un tiempo. Posteriormente me metí en una escuela de teatro, que estaba bien estructurada con profesores de historia, maquillaje, técnicas de actuación y más. Tenía 14 años aproximadamente cuando una vez tuvimos que hacer una representación teatral y como éramos chicos y no teníamos idea, el profesor de movimiento nos llevó a una escuela de danza donde aprendimos muchas cosas y yo quedé enganchado y después seguí estudiando. Simultáneamente seguía con la escuela de teatro, después formé algunos grupos independientes y así fui aproximándome más a la danza, hasta que después me dediqué de lleno. No obstante ese paso por el teatro me sirvió para la danza, por toda la cuestión de estudio del personaje, interpretación, etcétera.

- Hablando ya de tu escuela ¿Qué disciplina elige la gente que viene a inscribirse?
- Depende de las edades, los padres para sus hijos prefieren la danza clásica, porque consideran que es una formación bastante integral, de entrenamiento físico y en cuanto a la contribución que hace a la persona para adquirir hábitos de trabajo, de responsabilidad, de precisión, de prolijidad; porque es una disciplina que exige tanto ser tan correctos que una vez que las aprendés esas cosas se trasladan a lo que hacés en la vida. Si hablamos de jóvenes y adolescentes, eligen el hip hop, esta disciplina que se ha puesto tan de moda últimamente. Desde los jóvenes a los adultos optan por el tango, los ritmos latinos; que si bien pueden cultivar una danza en particular le sirven a ellos para un espacio de distensión, de socialización, de compartir con el otro una actividad en una forma amena y divertida. En cuanto a la danza contemporánea la gente interesada es menor porque no está difundida aún y porque la gente que se acerca tiene ya una predisposición a una actividad artística más comprometida, desde lo técnico, desde lo que se puede decir a partir de ello, gente con otra atención.

- ¿Tienen pensado algún evento para celebrar los 25 años?
- Sí, estamos pensando en el tema, pero como nos ocupamos la primera parte del año a todo lo que es formación, estamos abocados a terminar de cohesionar los grupos, no hemos tenido una reunión para coordinar esto, pero seguro lo vamos a hacer. De todos modos ya tenemos la fecha para la gala de fin de año que va ser el 14 de diciembre; no obstante, antes de esa fecha haremos algo. Con el grupo “Endanza” fuimos invitados por la Camerata Amadeus de Córdoba con la cual trabajamos hace unos años, para hacer un trabajo en conjunto. Si podemos terminar todo lo vinculado a eso y como esto es un trabajo importante le daríamos el protagonismo de la celebración de los 25 años, caso contrario pensaremos en otras posibilidades.

- Estuviste durante muchos años en Cultura de la Municipalidad, ¿cómo ves la movida cultural de Villa María y en particular en la danza?
- Si hablamos desde la promoción de lo cultural desde lo oficial, obviamente tiene un perfil y orientación diferente al que le habíamos dado en la ocasión que yo estuve trabajando allí. En virtud de esta orientación ha generado que los grupos artísticos de Villa María opten más por trabajar de manera independiente que de manera conjunta con el organismo oficial. De hecho ha surgido con mucha fuerza la gente del “El Estilóbato” con todo lo que hacen con el teatro, música, etc., que admiro muchísimo por la fuerza que le han puesto, se han consolidado desde lo particular; nosotros también, que trabajamos independientemente.
En cuanto a la danza, Villa María está un poco pobre, si bien hay escuelas de danzas con trayectoria de varios años, con muchos alumnos como “Agrupación Folklórica Villa María, “Agrupación El Tala” y otros. Lo que es notorio es la falta de producciones artísticas de parte de los grupos en general, si bien realizan actividades en el Festival de Peñas, con las peñas y demás, como producciones artísticas propias y genuinas es muy poco lo que se ve. Creo que en materia de danza a la ciudad le está haciendo falta propuestas, pero propuestas comprometidas, hablamos de una producción, hablamos de un montaje del espectáculo con todo un perfil profesional o por lo menos semi-profesional. Creo que hace falta de estas propuestas comprometidas que lleguen al público que gusta de la danza y que pretenden ver algún espectáculo con un sustento desde el punto de vista artístico, ético, de mensaje. También entiendo que es muy difícil hacerlo, por los costos artísticos y por los riesgos que son muy grandes; pero hasta que no haya una buena cantidad de producciones que atraen a la atención del público y que este responda coherente a las propuestas no se puede financiar. Sí creo que para mantener la vigencia de la danza como espectáculo en sí misma hay que arriesgar.

- ¿Crees que Villa María se muestra reticente a las producciones artísticas de este tipo?
- Es así, pero hay varios puntos para analizar en ese plano: uno es la falta de propuestas, nosotros hacemos una producción al año porque más no podemos, porque si por nosotros fuera haríamos muchas más; entonces es como que hay poca propuesta, el público no puede decir, “esta semana voy a optar entre una obra de teatro, otra obra de teatro, un espectáculo de danza, otro de tango y una proyección por el otro lado”. Por otra parte han desaparecido muchas escuelas que tenían cantidad de alumnos impresionantes, que se mantuvieron muchos años, etc.; sucede que muchos maestros se quedaron en recibirse, en que ya estudiaron, ya abrieron su carrera y tienen su grupo de alumnos; pero nunca más se actualizaron ni estuvieron expectantes de lo que pasaba en el mundo y es así como sus propuestas se reciclan, se reciclan y se reciclan. El público necesita que vos le brindés una propuesta renovadora y sorprenderte cada vez, no siempre mostrar lo mismo. Esto implica que vos estudiés, que investigués, que te muevas. Si bien es cierto que las disciplinas tienen su esencia que no cambia, hay gente que innova y la adorna presentando nuevas propuestas. Nosotros lo vemos en “Danzart”, cuando en la competencia de coreografía, los participantes traen propuestas muy lindas y que le dan una vuelta de rosca a las diferentes disciplinas; eso es muy importante porque permite el contacto con la gente que está haciendo lo mismo y aprender también sobre el otro.

- Si tuvieras que decirle algo a la gente de la ciudad, ¿que sería?
- Yo creo que de todo un poco. Un agradecimiento porque hay ser agradecido de las cosas que ha recibido. Villa María en alguna medida siempre ha respondido a lo que hemos hecho, nunca ha sido indiferente. A nosotros nos queda la tranquilidad de que hemos trabajado con esfuerzo, con dedicación, de sentirnos representantes de esta ciudad y estamos agradecidos por ese reconocimiento con cada cosa que hacíamos. Yo lo pude percibir cuando el año pasado hice la gala para mi retiro del escenario llegaron muchos reconocimientos, palabras, regalos... y hasta de gente que ni lo esperaba. Si tuviera que hacerle un pedido, le diría a las autoridades que prestaran un poquito más de atención a lo que los artistas de la ciudad hacen, porque es incoherente que muchos artistas de acá seamos reconocidos en otra ciudad y no tanto en nuestra ciudad. Les pido que piensen en que proyectos o que programas de acción cultural en el que nosotros podamos participar, porque estoy seguro que si hubiera de parte del Gobierno una apertura hacia nosotros (actores, bailarines, artesanos, escritores y demás), estaríamos todos allí, porque todo lo hacemos para que se vea, que se conozca, para que llegue a la gente. Al público le pido lo que siempre le pedimos, que nos apoyen, que nos vayan a ver, que nos hagan notar las cosas que les gustan, las que no; porque más allá de cualquier susceptibilidad esta devolución crítica nos ayuda a crecer.
(*) Publicado en EL DIARIO DEL CENTRO DEL PAÍS, el domingo 3 de junio de 2007.-

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